CAPÍTULO 37 🎃
Lo pensé. Hay poco tiempo. Nate y sus amigos ya van tras Caleb.
—Ya te dije que no— escucho a alguien.
En la esquina del sofá esta Amber, mandando manotazos a un chico que intenta levantarla. Ruedo los ojos, es que ella siempre intenta ser como su hermana. No puede ser algo menos Katherine. Siempre quiere imitarla.
—Por favor debes querer bailar— su cabeza niega bruscamente, su cuerpo va hacia abajo como si realmente la estuviera forzando.
Algo está ocurriendo. —Oye— llamo.
La cara de Amber forma una mueca de desagrado, tampoco es un gusto verla.
—¿Que... quieres?— sus palabras se alargan mas de lo necesario. La examino, no puede ni mantenerse de pie y su ojos no paran de moverse.
—Yo me encargo— me dice el chico que tiene la cara pintada de calavera, no se quien es.
—Mejor vete ya— digo parándome a un lado de Amber. Ella se resiste a que la toque por lo que termina cayendo de nuevo al sofá. —¿Qué tomaste?
—Quete— alargo la e. Y empieza a reise.
Esta drogada. ¿Donde esta Katherine cuando se la necesita?. No la veo por ningún lado. Pero encuentro a otra persona, Caleb esta del otro lado de salón, reconozco el gorro sobre su cabeza, pasando entre las personas. Abro los ojos, esta muy lejos y no puedo dejar sola a Amber.
—¡Sky!— grito viéndola esperando algo en la barra.
No sé cómo es posible, pero logra escucharme. Primero me sonrie, no puedo hacer lo mismo. Entonces sabe que ocurre algo. Los ojos de Amber han empezado a cerrarse.
—¿Esta borracha?
—No lo creo. Debes sacarla de aquí— la cara de Sky se va a negación una y otra vez. No la dejo protestar. —Luego te explico.
Corro hacia la puerta por donde vi salir a Caleb. Es la cocina donde solo un par de chicas conversan sentadas sobre la mesa de mármol. Digiero mi frustración cuando veo que revisa su teléfono a un lado del refrigerador.
—¡No respondas!— le grito y miro a las chicas. —¿Les importa?.
Ellas salen sin decir nada. Coloco el seguro en la puerta. Caleb ha dejado de teclear. Sus ojos me silencian un segundo. —¿Que te pasa loca....?
—¿Estas por venderle a alguien?— su expresión se vuelve neutra. —¡Responde!
—Si.
—Es Nate y los chicos. Te estan buscando— su mandíbula se marca aun más de lo normal. Es tarde. Su mirada va a parar en la puerta de la cocina. Alguien esta intentando abrirla. —Son ellos.
Caleb guarda su teléfono en su bolsillo. —Escóndete— no hay otra salida.
—Entra— lo miro horrorizada. Es la alacena vertical de Archie, no hay casi nada de espacio. —¿Quieres que te encuentre aquí?.
Aprieto los dientes, esto me pasa por querer ayudarlo. Caleb quita algunas cosas para que pueda entrar. Los golpes en la puerta se hacen más fuerte, se que en cualquier momento la abrirán. —¿Y tu?—pregunto viendo que intenta cerrar las puertas.
El se quita la gorra y la coloca en mi cabeza —No te preocupes por mi— su boca tienta a una sonrisa con seguridad. Y cierra.
No te muevas, no te muevas.
Escucho como el ruido de la casa se hace mas fuerte unos segundos, han abierto o Caleb lo hizo. Me muevo solo un poco para ver por las franjas de luz.
—Revisenlo— ordena Nate. Su rostro esta serio, no hace mejor que se trate de Caleb.
El chico levanta las manos, como si ya fuera rutinario el que tanteen su cuerpo. El jugador de béisbol que me había dicho de las drogas lo revisa, Archie observa con cuidado y sujeta a otro del brazo.
—¿Puedo saber cual es mi crimen?— pregunta sin preocupación, la sonrisa que sigue teniendo en la cara hace que quiera darle un golpe.
—Veremos si sonries cuando llegue la policía.
—Aquí— la bolsa que reconozco de la mañana es lanzada a las manos de Nate. No se cuantas hay ahi, pero no son pocas.
—Solo es hierba...
—¿Donde estan las pastillas?— Caleb deja de sonreir.
—¿Que pastillas?.
Nate suelta una risa sin gracia. Ya dejaron de revisarlo. —¿Dices que solo vendes esto?
—Si.
—¿Entonces ese chico miente?— lo señala. El chico salta en su lugar cuando nota que lo han señalado. Archie lo sigue sin soltar, a manera que no escape. —¿Jay, el fue quien te dio las pastillas?.
El tal Jay asiente. —¿Quien diablos eres? Ni te conozco— Caleb va hacia el, pero el otro jugador vuelve se lo impide.
—Estas en problemas Lodge— si no conociera a Nate diria que solo esta molesto, pero no es asi. Esta disfrutando esto.
—La policía llego— Justin entra a la cocina.
—Vamos.
Maldición. Que hago.
—Espera— dice el tal Jay. Todos vuelven a verlo. —No fue él ¿bien?. Me pagaron para acusarlo...
—¿De que estas hablando?¿Quién te pago?— Archie lo sacude para que hable.
—Nose, estaba con una máscara de la Casa de Papel. Solo soy de primer año... Yo no le iba hacer nada, me dijeron que era parte del plan.
—Ve si pueden encontrarlo— Archie obedece llevandose al chico.
—¿Que fue lo que hizo?— pregunto Caleb con interés.
—No te importa— la respuesta tajante de Nate provoca a Caleb.
—Tú me metiste en esto— Nate se aproximó a él. Agradezco a Justin mentalmente por tomarlo del hombro.
—Vámonos— le sugiere. —Las chicas deben estar esperandonos, y ya casi es media noche.
—Aléjate de Harriet— lo apunto.
Me removi al escuchar mi nombre, y lo olvidé. Algo cayó provocando un hueco en el silencio, mi cuerpo entero se tensó. —¿Qué fue eso?— escuche a Archie.
No me moví. Podían dejarlo pasar, no darle importancia.—¿No debes ir a pedir disculpas a unos policías?
No soy capaz de volver a ver la franja, por lo que me esfuerzo en escuchar. Silencio. Los latidos de mi corazón se empiezan a acelerar. Mi respiración se corta cuando lo oigo de nuevo. —Abre la puerta.
Respiro hondo, como si estuviera a punto de meterme a una piscina sin fondo. La luz ingresa por completo y ya no hay nada que pueda hacer. Nate es el único es demostrar furor en su mirada, el que hace que me vea a mi y a Caleb.
—Nate...
—Esto es lo que quieres— sostiene con firmeza, señala a Caleb y tirando la bolsa de hierba al suelo.
La desesperación empezó a sentirse. —No es lo que parece...
—Solo vino a ...
Sus puños se apretaron, escuchar a Caleb no mejoraría nada. —No lo hagas— dije viendo sus intenciones de pelear.
—Tanto te importa— suena herido.
—De verdad... Hablemos en privado— pedí viendo todos esos pares de ojos en mí.
Archie habia pasado a verme con desagrado absoluto. La mirada de Nate se posó en mi cabeza.
—No es necesario— di un paso a la vez que retrocedió. —Se acabó.
Mi corazón palpitó, con dolor al verlo voltear. Es como sentirlo rajarse por dentro, formando un nudo en la garganta. —Espera...
Los chicos se interpusieron, Justin fue el principal. Su mirada era el cargo de consciencia para cualquiera. —Harriet... Déjalo.
Al diablo. Eso es lo que uno aconseja, pero no puedo hacerlo. Los aparto, miro hacia todos lados, la poca visibilidad y los cuerpos que van de un lado a otro me desorientan.
—Muy bien, muy bien— habla un chico con micrófono. —¿Alguien me dice la hora?— alza el brazo. —¡Es la hora de jugar!.
Los gritos de euforia se escuchan junto a silbidos. No obstante, las luces blancas se encienden. Todos quedamos cegados por el abrupto cambio. —Calma, es parte de todo—tranquiliza el anfitrión. Cuando veo sobre mi hombro me doy cuenta que los chicos están empezando a cerrar las puertas. Todas.
Al menos ahora puedo buscar a Nathaniel. —Esto se llama Cita perpetua— tan solo con el nombre las personas se emocionan. —Todos tendran... escuchen bien, 5 minutos, para encontrar a su próxima cita. Ahora, lo de todo la vida no es posible, pero si una hora. Pero completa y esposados.
La sorpresa cae como la mejor noticia para algunos. La mayoria ya empezo a buscar a la victima a la que podrian tener a su lado por toda una hora. El anfitrion sonrie complacido y burlon. —No se adelanten... hay una cosa mas— eleva un dedo, sigo la mirada que le da a otro chico. —No puede ser tan sencillo o no seria divertido— todos asintieron. —Tenemos una ambulancia y policias en la entrada, solo digo... — comenta, es una broma o eso espero. —Ok, encontrar a su media naranja nunca es sencillo señores... ¡Apaguen las luces!
Mis hombros se elevaron al no ver nada, absolutamente todas las luces estan apagadas, nos han dejado en completa oscuridad. Mis sentidos se ponen en alerta sintiendo algunos empujones, muchas personas estan empezando a moverse, puedo sentirlo. Retrocedo intentando encontrar la pared de antes. Mi espalda tropieza con alguien y no se como pedirle disculpas porque no tengo idea si sigue aquí. Sigo caminando, despacio y a la defensiva con otros cuerpos que pueden tumbarme. Puedo escuchar a chicas gritando cuidado y otros maldiciendo.
Suspiro encontrando la pared. Estoy decidida en no moverme hasta que las luces vuelvan a encenderse. Es la segunda vez esta noche que prefiero que no me encuentren, no necesito estar esposada con un desconocido. Grito cuando las manos de alguien tocan mi seno izquierdo. —¡No me toques!— empujo lo mas fuerte que puedo. Escucho a alguien mas quejarse, quizas ha chocado con otra persona.
Me cubro con mis brazos, protegiendo mi cuerpo, al que se le ocurrio este maldito juego se sobrepaso. —¿Hola?— salto en mi lugar. Es la voz de un chico, se escucha cerca. —Lo siento mucho, no quise... mi nombre es Mattiu. Solo queria pedirte...
—¿Matt?— reconozco la voz. Es el compañero de Archie.
—¿Harriet?—pregunta. Extiendo los brazos, solo encuentro aire cerca. —Harriet lo siento mucho no quise...
—Oye bonita— alguien me tomo de la cintura mandando un escalofrío en todo el cuerpo. Apesta a alcohol.
—¡Suéltame!¡Matt!
—¡Oye!—esta a mi lado.
—¿Es tu cita?— pregunta y aprovecho a alejarme.
—Si— dice Matt.
—Suerte. Tiene garras— siento ganas de vomitar.
—¿Estas bien?—se que esta frente a mi. —Tranquila...— las luces se volvieron a encender y tuve que cubrir mis ojos con mi antebrazo. Mattiu apareció en mi campo de visión, lleva traje a rayas, negro y blanco. Solo la mitad de su rostro esta pintada. Si es el.
—¿No hay ningún herido verdad?— pregunta el anfitrión volviendo a tomar el micrófono.
De un momento a otro siento algo helado en mi muñeca, es un hombre que va colocando las esposas. Alzó mi mano derecha, por consecuencia la mano izquierda de Mattiu se alza.
—Creo que estaremos así una hora— lo que me faltaba. —¿Estas bien?
—Si... — empiezo a buscar cerca.
—¿Buscas a Archer?— Matt se gana mi atención. —Esta allá.
En el área VIP, esta sentado tomando una cerveza. Katherine está a su lado, pero no están esposados.
—¿Hay llave para esto?— veo la cosa metálica. ¿De dónde demonios sacaron esto? Parecen reales.
—Sí... Lo tiene él— el anfitrión.
—¿Crees que nos pueda...
Mattiu asintió. —¿Qué hay amigo?— se saludan con golpe de puños. El chico me ve. Y nuestras manos. —Tu eres...
—La novia de Nate— completa Mattiu.
Un pinchazo se sintió en mi pecho. Ya no.
—¿Crees que puedas?— alce mi muñeca.
El chico dio una mirada a Matt. —Está bien— sacó una llave pequeña y la metió a al cerradura diminuta. Un minuto después ya estoy libre.
—Gracias— el chico solo le da una palmadita a su amigo. Sobo mi muñeca. —¿A dónde se fue?
Nate ya no está en el área VIP.
—Te ayudaré a buscarlo.
Ambos recorremos juntos la sala, las puertas ya se han abierto y las parejas van y vienen. El juego es divertido para algunos, han encontrado una cita después de todo.
No está aquí. —No está en el patio— avisa Matt. —Quizás subió o se fue.
—No, su auto sigue ahí— ya he ido a revisar.
—Mattiu— Archie me ignora por completo. —Necesito que muevas tu auto.
—Voy— el moreno se va. —Espérame y subimos juntos.
Aunque aceptó, subo las escaleras sin esperarlo. Hay varias puertas y una sala de estar. Las parejas salen y entran de dormitorios. Si yo fuera Archie cambiará los colchones.
Abro la primera puerta, una sala de juegos con mesa de billar. Está vacía. Voy a la segunda, tiene seguro. La tercera.
Joder que les costaba poner el seguro.
Paso al cuarto pomo. Todo pasa muy rápido. Me quedo totalmente petrificada. El chico que veo esta sin camisa sobre la cama, sus pantalones han desaparecido y ni siquiera se percata de mi presencia. Está ocupado, sosteniendo las caderas de la chica que está sobre él, la falda a cuadras se mueve de adelante hacia arriba. Desde que subí tuve la idea de como hallarlo eran, que le cayó mal el alcohol o que hubiera decidido dormir aquí. Pero esto no. No así.
De pronto, alguien cubre mis ojos, es una mano que no presiona, solo está ahí, de barrera. Impide que vea. Pero no es suficiente. Escucho, las respiraciones agitadas y el jadeo de la persona que era mi novio es lo que termina de romper mi estabilidad y mi corazón.
011121
ASCP
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