CAPÍTULO 32
Ciao mamma. ¿Tutto a posto?
<<Hola mamá. ¿Todo está bien?>>
¿Io?.. Sto con Harriet
<<¿Yo?.. estoy con Harriet>>
Gli dico. Bene
<<Yo le digo. bien>>
¿Si la conversación habia logrado interesarme? Claro que si, desde que dijo mamma. Tiro los desechos al pequeño tacho antes de volver al mueble donde él yace mirando a la nada. Me pregunto que es lo que lo dejó así.
—Colócalo antes que se vea peor— señalo el aplicador que ha dejado de lado. El hematoma de su mejilla se ha tornado un color un poco oscuro.
Caleb sale de su trance para tomar el tubo cremoso. —Dice que no olvides ir a verla.
Desvío la mirada de sus ojos intensos, me ha tomado por sorpresa. Busco algo que podría interesarme y lo único que llegó a encontrar es el reloj colgado en la pared, marca las 10:25.
—Lo haré.
—Puedo llevarte.
—Primero debo hacer algunas cosas.
—¿Como ir a buscarlo?
Eso me hace volver a él, pero me arrepiento al notar de nuevo sus ojos. Sus manos han tomado sus rodillas, como si estuviera listo para salir de aquí con una respuesta.
Buscar a Nate, si, no puedo mentir, es lo que pienso hacer. —Sí.
Y como lo predije, se impulsa hacia arriba. No hace falta una despedida, su ligero roce ya me hace saber que se marcha cerrando la puerta por el mismo. Por un segundo creo sentir que mi corazón ha dado un latido doloroso, solo uno.
Después de una hora término por invadir la nevera de Sky, ella no se preocupó en volver, se fue con Justin y es la razón por la que evito llamarla. No quiero estropear su reconciliación.
Así que me toca tomar decisiones que quizás luego me arrepienta, como lo es conducir sola hasta la mansión que no he visto desde ya un tiempo, Nate no estaba en su departamento, solo pudo quedarse con sus padres.
—Srta. Harriet.
—Hola Barl— saludo adentrándome al hogar Archer. —¿Esta Nate?
Doy una mirada rápida a las gradas.
—Señorita, lo siento mucho, pero debo pedirle que se vaya— todo mi cuerpo se tensa al escucharlo.
Entonces me doy cuenta que el hombre de uniforme me mira con pena, logrando debilitarme de alguna manera.
—Barl...— susurro.
—¿Quién era?— la aparición de Beatriz inundan mis oídos, solo debo voltear para verla bajar del segundo nivel.
—Señora...
—Te dije que no la hagas entrar— si sus tacones no la hicieran bajar lentamente seguro ella misma ya me hubiera echado.
—Debes tener muchas agallas para venir a nuestra casa.
—No vengo a discutir...
—Claro que no, solo vienes a humillar más a mi hijo.
—Beatriz...
—Él no esta.— me corta. —Llevo a Katherine a su casa y por lo que sé...— su sonrisa socarrona me hace apretar los dientes para guardar calma. —pasaron la noche aquí... juntos.
La noticia impacta como una picada en el pecho, secándome la boca y olvidando como respirar los tres segundos después.
Él no lo haría.
—No te sientas mal— finge querer darme ánimos con sus manos entrelazas sobre su vientre. —Sabíamos que no eran el uno para el otro.
Puedo escucharla, pero no moverme, mi cuerpo ha quedado sin movilidad y me siento estúpida por eso, la veo hacerle una seña a Barl antes de irse a algún lugar de la casa.
—Señorita— la mano en mi hombro provoca que tambalee retrocediendo un paso. Sé que Barl se ha quedado para llevarme de vuelta a la entrada.
En este instante me fijo en que no esta su jeep por ningún lado, debí darme cuenta de eso antes. —Él se fue— la voz del mayordomo me hace girar hacia la puerta, sigue ahí, con las manos a sus costados. Confirmándome las sospechas.
—¿Él...—me cuesta preguntar. —llevo a Katherine?.
No es la pregunta que quiero hacer, y creo que él lo sabe. De todos modos, su silencio me confirma la respuesta. La verdad que Beatriz habia dicho. Nate pudo decidir igual que yo y estoy por creer cuál fue. Pero entonces Barl dice: La Srta. Collins se quedó en el cuarto de huéspedes.
He vuelto a conducir sintiéndome peor que antes. Estuve a punto de creer a Beatriz, en realidad creo que lo hice por unos minutos y si no fuera por Barl ahora estaría tan perdida. No puedo decir que estoy bien, lo cierto es que estoy llena de remordimiento, el de herir a la persona que más he querido, el que ha estado para mí y me conoce mejor que nadie, Nathaniel. Yo lo lastimé. Y aun así, me culpo por no poder dejar claro las cosas a Caleb, porque pude decirle que olvide todo, pude alejarme y también tuve la oportunidad de decirle que amo a Nate, dos veces, y no lo hice. Mi mente me reprocha, me castiga al punto de creer algo que temo, no merecerlo.
Cuando las puertas del elevador se abren vuelvo a pisar la realidad, me encuentro un gran personal con vestuario verde oscuro y unos pocos de blanco, todos van a diferentes direcciones sin prestarme atención. Evito hacer contacto visual con cualquier persona hasta que ingreso a la habitación de Alessia, Jack, el enfermero que cuidaba el tráfico de comida, se encarga de revisar sus signos vitales en la máquina que emite los continuos pic más tranquilizantes para un familiar.
—Hola.— saludo viendo como él rodea la cama para tomar la carpeta de información. Hace un movimiento de cabeza y empieza a observar con su ceño fruncido lo que sea que tenga escrito. —¿Está todo bien?.
Ella está con los ojos cerrados y sus manos en su estómago. Tengo que preocuparme cuando cierra los ojos y luego vuelve a abrirlos. Esta por explicarme en el momento que la puerta de mi lado es abierta.
—¿Qué paso?.
Le doy una rápida mirada cuando se acerca a la cama de su madre dejando una bolsa de papel a un lado. Ya no lleva la misma ropa de la mañana.
—Fue una recaída— revela el chico de vestimenta verde.
—¿Es por el nuevo tratamiento?.
Jack deja de escribir para observarlo con genuina duda.
Un susurro que no logro entender es lanzado por el pelinegro antes de dar la vuelta saliendo de la habitación.
Le doy una mirada de disculpas viendo la forma en la que ha salido, la idea de seguirlo atraviesa mi mente, pero la quito al recordar los últimos eventos.
—¿Le ha pasado seguido?— preguntó acercándome a la mujer que reposa.
—Sí, suele suceder en esta etapa, su fuerza es débil.
Asiento dejándolo hacer su trabajo mientras recorro la habitación. El libro que le di esta en la mesilla de su lado, lo tomó viendo que su marcador resulta ser un hilo de lana blanco, como con el que teje.
Su rostro está más pálido que la última vez que la vi, su pañoleta sigue ocultando su cabellera y sus labios están resecos.
—¿Puedo hablar con la Doctora?— giro sobre mis talones viendo que Caleb a regresado.
—No se encuentra de guardia.
Caleb gira dando un paso lejos pero regresa.
—Entonces llama a quien este de...
—Caleb— lo corto en modo de advertencia. Su enojo estaba siendo dirigido a alguien que no lo merecia.
El gira hacia mi como si quisiera matar a la persona que tuvo la osadia de interrumpirlo. Dejo el libro y me dirijo a Jack.
—Gracias— le doy una sonrisa que el recibe antes de salir de la habitación.
Caleb fruncio el ceño aun mas molesto. Bien, esta furioso ya lo note.
—Alterarte no ayudara en nada a tu madre— mis palabras causan impacto en él, lo se porque su rostro completo se relaja viendo a la mujer en la cama.
Sus manos toman el final de la camilla. —Ella estaba bien cuando me fui.
—Esto puede pasar...
—Lo se. Por eso hago lo que hago.
Sus ojos penetrantes e intensos me silencian ante lo extraño que suena, ¿Hace lo que hace?, puede referirse a molestarse o quizas fumar para olvidar un rato la realidad. Su seguridad me deja sin querer contradecir.
Carraspeo en mi intento de salir de lo incómodo que se vuelve nuestro al rededor de solo miradas. No pienso hacer caso a suposiciones, es la razón por la que la mayoría de personas cometen errores, asi que decido preguntar.
—¿A que te refieres?— parpadeo a lo que el evita mis ojos. No dira nada.—¿Que sucede con el tratamiento que mencionaste?
—Es una prueba experimental.
Miro a la camilla donde Alessia aún duerme pacíficamente, o eso parece. No necesito de experiencias para saber que son más arriesgadas, nunca se sabe lo que puede pasar. Tienen mas tendencia al fracaso, por lo que llevan años hasta una efectividad. Pensar que ella puede ser una objeto de prueba me deja un sabor agrio, pero a estas alturas creo entenderlo, lo mas probable es que yo tambien haria lo mismo.
—Ehi— <<Hey>>.
Me acerco tan rápido como su hijo a ella. Ambos la vemos desde cada lado. El le sostiene su mano mientras que ella estira su cuello para acomodarse.
—Cuidado, no te muevas tanto— le sugiere. Sus ojos ruedan ante su preocupación y pasa a verme a mi.
—Creí que te habías olvidado de mí— este sería un buen momento para desaparecer. Pero se por su tono que no lo dice como un reclamo.
De todas modos me disculpo por mi descuido, se que no tengo una obligación como Caleb, sin embargo, no es que no hubiera podido visitarla antes.
—¿Como te sientes?— Caleb vuelve a asegurar su estado.
—Como una enferma podría sentirse hijo— su tono es de burla.
Su rostro no se ve mejor pero ella actúa de tal manera que fuera asi. O puede que solo finja para tranquilizarnos.
—¿Te duele algo?
—Por dios. Y se supone que yo soy la madre— sus propias palabras causan que se le escape una risa, debo oprimir los labios para no hacer lo mismo. Todo está bien, hasta que eso le continúa una tos que parece nunca acabar.
Busco a mis lados, hay una pequeña jarra con agua y un vaso vacío. Actuó rápido y me acerco viendo como Caleb intenta calmar su repetida tos.
Luego de dar unos tragos puedo relajarme viéndola respirar sin problema.
—Uff eso estuvo cerca— Caleb le hace mala cara. —Gracias— recibo el vaso dejándolo de nuevo en su lugar.
En la mesilla sigue la bolsa de papel que Caleb ha traído antes.
—Mi hai preoccupato— <<Me has preocupado>>.
—È scortese parlare in un'altra lingua— <<Es de mala educación hablar en otro idioma>>.
Giro mostrando una sonrisa. Creo que es momento de irme y dejarlos hablar.
—Es tarde, debería volver...
—Tonterías. Caleb estaba diciendo para que cenemos juntos— el nombrado levanta ambas cejas viendo a su madre, aunque ella no lo ve. —¿Verdad hijo?
—bugiardo—<<mentirosa>>.
Alessia le muestra una sonrisa, de manera que aparenta que fuera algo bueno lo que acaba de escuchar.
—Solo si no te molesta la comida de la cafetería. No es tan mala.
Lo que había en aquella bolsa era comida, Alessia pidio una sopa estricta por su dieta y aunque el hospital diera cenas, ella decía que la del restaurante era mucho mejor y económico. Por otro lado, Caleb había traído dos sandwiches gigantes que muestran una dieta casi tan balanceada como el de ella, no pongo objeción , si alguien me enseño a comer cualquier cosa que se colocara en mi plato era mi madre.
Ambos nos sentamos en el sillón de dos plazas, no contamos con mesas pero tampoco es que resulte tan incómodo, se puede comer hasta estando de pie y debo admitir que yo si soy de esas personas que se detienen en puestos si ve algo de su gusto. Alessia se queda en cama por obvias razones, no se contiene de encender el televisor para buscar algo que pueda entretenernos, o sacarnos del silencio que hay mientras damos bocados.
Sin embargo, no puedo concentrarme tanto en la comida si lo tengo cerca de mi, percibo su olor, ese perfume de nuevo. Me acabo de dar cuenta que solo lo usa cuando viene al hospital, es eso o olvida colcocarselo en clase, o en cualquier otro lugar. Lo se porque usualmente lleva el cannabis con el. ¿Alessia sabra que el aun fuma?.
—¿Que sucede?
Quiero darme un golpe en la frente, me he quedado viendolo estando en mi mundo.
—Nada— miento dando una mordida.
Ayer por la noche se celebró la XV Gala de...
Estoy segura que si mis orejas pudieran alzarse lo harian. Por la televisión, Alessia ha encontrado algo que nos deja perplejos a todos. Es un programa, lo he visto antes, donde una mujer y un hombre se dedican a hablar sobre cualquier tipo de farandula o chisme picante que puedan tener. Solo crean caos, o entretenimiento. No me da una buena espina.
¿No es increíble que la competencia siga despues de varios años?
Bueno Dimitri, son la claro demostración que las cosas no se olvidan.
Ya lo creo. Para lo que no saben de quienes hablamos, nos referimos a la familia Archer y Lodge.
Amigos que se volvieron rivales.
Pero ellos no fueron lo que llamaron la atención.
No, claro que no. Mi atencion la llamo un chico tatuado bastante guapo.
Controlate Dimitri, puede estar escuchandote.
El guiño que lanza a la camara hace reir a Alessia. Yo no puedo hacer lo mismo.
Mejor veamos al apuesto hijo de Richard Lodge.
Debo comprobar con mi tacto que mi comida no caiga de mis manos cuando me veo a mi misma en la pantalla. Soy yo quien aparece en las fotos del ingreso al evento anual. Con Caleb. Una foto donde ambos nos vemos a los ojos, donde sus dedos sostienen mis espalda baja. Y maldicion cualquier persona pensaria...
La chica que me robo a mi nuevo amor platónico
Harriet Moore. Hija de Lilian, la famosa diseñadora.
¿Ella no era la novia del guapo Archer?
—Sera mejor que cambies eso— escucho decir a Caleb.
Me tomo un minuto para darme cuenta que esto ya se hizo público, y no tengo idea de cuanta información puedan tener. Mi madre siempre intento mantenerme alejada del escándalo, las difamaciones son lo que arruinan una reputación, hablo la de la marca LiMo. Si ella ve esto pronto estara...
Y ahí esta. El timbre conocido de una llamada entrante.
061021
Atte.ASCP
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top