CAPÍTULO 31

—¿Acabas de pedir esa canción?— pregunto intrigada.

Nate toma mis manos colocándolas en sus hombros y pasa a dejar las suyas en mi cintura.

—Si— dice esta vez con una sonrisa traviesa.

Me dejo llevar en sus movimientos pero no dejo de verlo.

—Ahí viene— alza la barbilla.

Sky venía saliendo de los servicios, tomando su collar, cabizbajo. Verla me origina una sentimiento de culpa, quizás debí comprar mucho helado de chocolate y quedarnos en su habitación.

—Debo ir...

—No— me sujeta dejándome confundida. Otra señal.

—Solo espera un poco...

—¿De qué...?

—Mira— señala.

Quedó con los ojos bien abiertos al verlo. ¡Justin esta aquí! caminando hacia mi mejor amiga, acomodando el cuello de su camisa. Estoy segura que ni siquiera es de tu talla. Sonrio cuando estan a solo un metro de distancia y sus miradas se cruzan, Sky no cree lo que ve, ella esta ahi, sin moverse, sin palabras, temo que reaccione mal hasta es él quien toma su barbilla y la besa, se unen para jalar más de una mirada en todo el lugar.

Tengo que juntar mis manos para no emocionarme demás.

—Te dije que volvería— dice Nate abrazándome por atrás.

Ambos se separan y lo último que puedo ver es como Justin toma su mano para llevarla a algún lugar.

—¡Tú lo sabías!— lo acusé volviendo a verlo.

Nate dibujo su sonrisa angelical.

—Me entere cuando llegue— lo fulminocon los ojos. —¿Aún quieres bailar conmigo?— dice fingiendo temor.

Niego con la cabeza pero lo que digo es:

—Si— volviendo a colocar mis manos en sus hombros.

—¿Sabías que tenían una historia con esta canción?— lo miro ceñuda. 

Por eso ella se puso así...

El carraspeo inesperado nos hace detener nuestro ritmo. ¡Es que no podemos tener mas de cinco minutos solos!.

—Nate, Gregory me mando a llamarte— Nate suelta un largo suspiro mansajeandose sus cienes.

—¿Todo bien?.

—No es tu asunto— dijo tajante Amber.

—No le hables así— le reprende él. Luego gira hacia mí. —El inversionista que te conté, requiere mi presencia porque manejare ABC el próximo año. Quiere saber en quién está dejando su dinero.

—En el mejor— le digo segura de mis palabras.

Nate sonrie antes de aproximarse a querer darme un beso en los labios, pero nota el labial.

—Cuando vuelva quiero mis besos de felicitaciones— su pulgar barrio mi labial. —Te ves mas hermosa sin el—termina dejando un beso en mi cabeza y se va.

—Tienes cara para decirle eso trabajando para Fiore— apreté los labios antes de enfrentarla.

—Como tú dijiste, no es tu asunto— solté regresando a mi mesa.

—Eres igual que zorra que tu amiga, crees que no sabemos...— detuve mis pasos al ver que no me librare de ella.

—¿Y tú crees que no sabemos que fuiste tú quien envió ese video?

Amber cerro su boca tan pronto dije la última palabra. No parece asustada, ni afectada, sino... sorprendida.

—¿De qué estás hablando?.

—Por favor Amber, lo sabemos. Y agradece que Sky no, porque el día que se entere entonces si tendrás verdaderos problemas— la señale.— Más te vale dejar en paz su relación y la mía.

No dejo que responda, y llego a sentarme. Estaba feliz por Sky y ahora una Collins tuvo que hacerme enojar.

—¿Harriet?

—¿Si Sra. Lodge?— relaje mi expresión.

—No, por favor solo Susan. ¿Él era tu novio?

Me fijo en el piso, seguro lo reconoció por ser un Archer.

—Si.

—Por que te pones asi. Es muy apuesto ¿su nombre es Nathan?

—Prefiere que lo llamen Nate— digo cohibida.

—Nate Archer, parece un buen muchacho— intente buscarlo con la mirada y logre localizarlo subiendo las escaleras.

—Lo es— afirme. 

—No te molestes, pero crei que tenias algo con Caleb— mi cabeza dio un giro de noventa grados. Pero si le dije que... mejor le pregunto.

—¿Por que?.

—Creo que siente algo por ti

—Eso no es posible...

Y por cierto, donde se ha metido.

—Él venía a sentarse cuando te vio ir con Nate a la pista de baile, dio media vuelta y se fue por allá.

Sus uñas bien pintadas señalaron un pasillo de los lados.

—Harriet— la voz fuerte del Sr. Lodge nos sorprendió. —¿Has visto a Caleb?.

—Ah— balbuceé mirando a Susan. —Creo que...

—Asegúrate que no se vaya— me pidió, ordeno.

Me puse de pie antes de seguir el camino donde su mujer había señalado, todo está menos iluminado por aquí. Doy una cuantas revisadas a las habitaciones, pero no hay nada. Estoy por creer que ya se ha marchado, escabulléndose de todos, pero entonces me doy cuenta de que los grandes ventanales dan a un balcón.

Entro haciéndome paso entre las telas colgadas. Nunca antes habia visto algo así, me acerco al tener una vista desde cumbre de la colina.

—Si te caes creerán que yo te empuje.

En el rincón más oscuro logro ver a Caleb, fumando un porro y recostado en la pared de bastantes años. 

—No planeo morir— dije girando hacia él.

—Yo no planeaba vivir, pero aquí me ves.

¿Qué?

—¿Cuántos de esos has fumado?

—¿Por qué? ¿Eres policía?

Ok...

Me acerco viendo que nos encontramos en un balcón a unos siete metros de altura.

—Caleb ¿Podemos entrar?.

—No estoy tan drogado loca— su voz completamente ronca provoca que me relaje. Hasta que recuerdo que volvió a llamarme de esa estúpida forma. Pero bueno, no se escucha tan fuera de sí.

—Ya estaba planeando una salida de escape.

—Ni que te importara tanto. ¿No deberías estar con tu novio?— dijo saliendo de la oscuridad de su esquina. 

—Tú... Richard me pidió que viera que no te fueras— estaba segura de que diría algo como no necesito una niñera, pero en vez de eso frunció sus cejas, no molesto, es como si comprendiera algo. El porqué estoy aquí.

—¿Puedo preguntar algo?— ya lo estás haciendo.

—Si vuelves a la mesa, si.

—¿Eres feliz?— mi seguridad cayó al suelo. 

—¿Feliz?.

—Con él.

—No entiendo por qué preguntas eso— es una extraña pregunta. —pero sí. Lo soy.

Caleb tiró el resto de lo que quedaba en su envuelto y lo piso.

—Ahora vamonos— pero no se mueve.

—No me respondiste ese día— dice dando otro paso hacia mí. —¿Lo amas?

Todo mis sentidos se ponen en alerta al recordar esa noche, esa pregunta, no puedo creer que esté repitiéndola. Insistiendo por una respuesta.

—Caleb a que estás jugando.

—Responde.

—No tengo por que hacerlo— le digo confundida por su insistencia.

—Responde o no podre resistirme más.

Paso mis ojos por los suyos una y otra vez. ¿Qué está pasando?.

—¿Resistirte a ...?

Y pasa. En un momento hay un espacio entre nuestros rostros, y en otro no. Caleb me agarra de la nuca y sin pensarlo más me atrae hacia él.

Sus labios separan los míos con facilidad, invadiéndome el sabor de whisky y algo más, el cannabis que ahora mismo no me disgusta. Al contrario, siento que mi cuerpo completo desea esto, lo sigo sin poner resistencia, mientras que siento como una de sus manos ha bajado a mi cintura vacilando en pegar nuestras caderas. 

Me siento tan hipnotizada con sus labios que cuando nos separamos no soy consciente de lo que hay a nuestro alrededor. Caleb toma mis mejillas con un gesto que no logro descifrar, no dice nada, solo me ve como si contemplara mi rostro. 

Hasta que todo explota. Alguien toma mi muñeca alejándome de él, de sus manos y de sus ojos grisáceos. Caigo en la realidad, Nate está aquí y va por él.

Mi cuerpo se queda helado al notar que Nate ha empujado a Caleb haciéndolo caer al suelo. 

—¡Nathan!— Gregory atraviesa las cortinas deteniéndose a un metro de ellos.

Nate esta encima de Caleb, golpeándolo una y otra vez.

Al darse cuenta de que no lo oye Gregory toma otra medida, se acerca hasta jalarlo de su brazo y revisando que nadie más esté cerca. Debo reaccionar.

—Nate...— titubeo deteniéndolo antes de que se lo lleve su padre.

—¡No me toques!— su grito me provoca un brinco. —¡Creí que eras diferente! Creí en ti y...—sus ojos verdes me hacen temblar ante su decepción. Mi pecho duele. —¡Pueden irse al infierno, ambos!

—Dejame expli...

Gregory se interpone sin dejarme acabar.

—Ya has hecho suficiente— me cuesta darme cuenta de su señal disimulada.

Al ver que sucede quiero desaparecer, el segundo nivel tenía una vista directa al balcón, con ventanas completas, ahí están algunas personas, como Katherine, Beatriz y Harold, la reunión que tenia Nate.

Palidezco notando tantos ojos en mi. Nate y su padre se marchan sin decir más, mis manos cubren mi rostro y de pronto siento las lágrimas recorrer mis mejillas.

—¿Harriet?

La voz de Cassie me hace querer salir corriendo, pero ella es más rápida que yo. Me sujeta y aprovecho en ocultar mi rostro empapadado en lágrimas.

—Te sacare de aquí— me abraza pero antes de cruzar el umbral se detiene. —Volveré por ti.

Olvide a Caleb, el pelinegro estaba ahí, parado, viendo donde yo antes me encontraba. Parece una momia.

Nose que sucedera con él, pero es lo que menos puedo pensar ahora, salí por unos de los corredores de limpieza, Cassie se encargo de hacérselo saber a la familia Lodge. El taxi que me pidió se aseguró dejarme llegar a mi departamento. El camino fue una tortura, mis ojos se hincharon y empezaron arder por el rimel corrido.  Cuando llegué, tire todo, zapatos, vestido, sujetador, solté mi cabello y me coloque mi pijama.

Todo lo que puedo pensar es, debo hablar con Nate, debo disculparme, debo saber que esta bien, pero cada vez que lo intento va directo a buzón. Entonces, el timbre suena y yo salto de mi cama para abrir enseguida.

—Vete— intento cerrar pero es más rápido, coloca su pie y con su mano empuja la puerta para ingresar.

Caleb lleva las mismas heridas, no se curado ni cambiado.

—Harriet, yo no..

—¡Que te vayas!— grito con aun más fuerza.

Caleb se detuvo observandome, tengo mis dientes apretados y  le señalo la puerta empujandolo hacia ella. El se deja mover, hasta que finalmente puedo cerrar la puerta. Mi espalda resbala por la puerta hasta caer en el suelo, ahí flexiono mis rodillas y las abrazo ocultando mi cabeza en ese pequeño hueco. No sé cuanto tiempo pasa, pero en algún punto el sueño me vence.

A la mañana siguiente puedo ver el desastre que soy por el espejo, mis ojos siguen hinchados y se que sería así por unas cuantas horas más. No tengo ninguna llamada de Nate, ni mensajes, podía seguir dormido, o podía no querer verme nunca más.

—Genial—digo viendo la nevera vacía.

Pienso en ir al supermercado, pero prefiero allanar el departamento de Sky. No obstante, cuando abro mi puerta, un cuerpo cae a mis pies, corrección, Caleb cae a mis pies. 

—Buenos días — bosteza sobandose la nuca.

El acaso a...

—¿Has pasado aquí la noche?

—Si. Yo tengo que.. Auch— se queja tomando su mejilla. Sigue sin curar esos golpes.

Suspiro sabiendo lo que debo hacer.

—Pasa— aunque disimula que no se sorprende, se que si lo hace. Y siendo sincera, yo también. —Traeré un botiquín.

La pequeña caja que había conseguido para Nate será oficialmente estrenada por Caleb.

—Sientate— le ordenó al verlo parado cuando vuelvo. El hace lo que le digo. Y yo jalo uno de mis sillones indiduales pequeños para posicionarme en frente de él.

Escojo lo que usare para limpiarlo, agua oxigenada y alcohol serviran.

—No te muevas— me aproximó y con toques lentos lo limpio. Caleb ni se mueve, solo se dedica a observarme como si su cuerpo no sintiera nada.

—Harriet...

—Shh.

—De verdad lo siento—detengo mis movimiento. Y paso a verlo a los ojos. Había tenido tiempo suficiente para saber que Caleb no era el único culpable.

—Yo también pude hacer algo— digo con honestidad. —Debí detenerte.

—Pero no lo hiciste.

Asentí lentamente sin apartar la mirada. Su labio tiene un pequeño corte y en la esquina de su boca una mancha oscura está impregnada igual que una en su mejilla.

—Me lo merecia. Yo hubiera matado al tipo que te besara si fueras mi novia.

Fingo pasarlo por alto y me dedico a buscar la pomada. No se porque lo pienso, ni se porque me atrevo a abrir la boca y decir:

—No funcionaria.

Mis neuronas me dan una respuesta muy tarde, Caleb ya lo oyo y no lo dejara pasar.

—¿Como lo sabes?

Yo y mi bocota. Le doy la crema para moretones y cierro el botiquín. Caleb me toma una muñeca para no dejarme ir.

—Se que tambien sentiste algo.

—Que estas haciendo— siseo soltandome de su agarre. —Estabas disculpandote hace...

—Me disculpe porque no era el momento— no. —No porque me arrepienta de hacerlo.

Su cuerpo se alza mostrando la diferencia de tamaños.

—Pero si quieres que lo olvide, lo hare.

Achico los ojos, no hay pizca de broma en su rostro. Quiero responder, decirle que si, olvidarlo será lo mejor, pero algo también es cierto. Yo también sentí algo y quiero deshacer esa idea hasta que un sonido irrumpe cualquier respuesta.

2/2

180921

Atte.ASP

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