CAPÍTULO 3
—Y ¿Cómo les va en la universidad?— pregunta Gregory mientras corta su trozo de res.
—Estupendo. Somos los favoritos de la clase ¿Cierto?.
Katherine se apresura en responder, finjo no ver los ojitos que le hace mi novio. Barl la coloco al frente de nosotros, pero debo admitir que es mejor que tenerla al costado.
Por supuesto, ellos estaban en las mismas clases. Y por si no fuera suficiente es la hermana mayor de Amber, la misma que hizo insoportable mi años de kinder, verla a ella es ver la doble de la chica que me detesta, aunque bueno ambas lo hacen ahora.
—No es así— revela Nate.
—No seas modesto pastelito— muerdo mi lengua.
Pastelitos es con lo que quiero llenar tu cara.
Me concentro en mover mi tenedor de un lado a otro, aunque no de ningún bocado.
—Kate, querida. ¿Tu ya tienes pasantía en alguna Editorial?.
La falsa tristeza de la rubia causa un repentino ofrecimiento. Aunque no se que tan inesperado fuera ese acto. Decido dar un bocado para pasar el mal rato.
—A nosotros nos encantaría que formes parte de ABC.
Esa es Beatriz, mostrando su preferencia y la aun viva posibilidad de la unión de ambas empresas, una empresa Cinematográfica y la Editorial.
—Claro que si. Es decir, si Gregory me acepta.
—No digas tonterías, te va aceptar.
En la cabeza de la mesa, Gregory mueve la cabeza de arriba a abajo aunque sus ojos solo ven su comida. Indiferente al resto.
—Y tu Harriet. ¿Ya has conocido a mi amigo Potter? — pregunta el padre de Nate de repente.
Me toma por sorpresa que se dirija a mi, por lo que tardó en responder.
—Hoy tuve el honor— Gregory tiene los cubiertos ligeramente alzados y ese ceño fruncido parecido al de su hijo.
Sus ojos se entrecierran un poco al verme decir esas palabras. Esto no es bueno.
—¿Potter? Hace mucho que no escuchaba de él— comenta Beatriz mirando a su marido.
—Hoy me llamo— me congeló. Creo que entiendo lo que trata de decir. —Me comentó algo interesante.
No soy la única que parece prestar atención a sus palabras, Nate a mi lado ha quedado igual que yo.
—¿Interesante?— repite Beatriz y su hijo al unísono.
—Hay un nuevo alumno en su clase. En tu clase Harriet— dice despacio.
—¿Harriet?.
Solo puedo ver a Nate y sus ojos confundidos.
Se que su padre espera que yo misma lo confirme, y eso hago.
—Es de intercambio. Caleb Lodge— digo finalmente. Beatriz estalla en risa obteniendo una mirada severa de su esposo.
Nate me observa unos segundos, estoy segura que quiere saber porque no se lo conté pero no lo haría en frente de su familia.
—Querido. Richard Lodge no tiene hijos. ¿Acaso crees que es su hijo?
—No seas ingenua Beatriz. Todos saben como es Richard, lo mande a investigar. Es un bastardo pero sigue siendo su hijo.
—Bueno un Lodge. ¿Y eso que?— pregunta el hijo de Gregory.
Doy un recorrido rápido a la mesa, Beatriz y Katherine parecen sorprendidas.
—Si lo reconoció es por algo. Debes empezar a tomar el cargo Nathan.
El chico de mi lado se tensa, dejando los cubiertos en su plato.
—Aún tengo un año.
—¿Y mientras tanto dejaras que el tal Caleb se te adelante?.
—Va en un año menos padre— gruñe.
Su mano poco a poco ha formado un puño sobre la mesa, coloco mi mano encima de la suya aunque no se si ahora pueda calmarlo.
Tanto su madre como su ex novia guardan silencio.
—Eso solo ocurrió por su traslado.
—¿Crees que tomará el cargo ahora?.
—No lo sé pero tu si lo harás. O piensas que competiré con un niño.
Nate suspira.
—Teníamos un trato.
—Queda cancelado. Es momento que dejes la estupidez del fútbol y empieces a ser un hombre.
—No lo haré.
—¡No te estoy preguntando! — Beatriz da un brinco en su asiento. El ambiente se vuelve mas tenso con la cabecera de la mesa.
Mi acompañante se pone de pie y me extiende una mano.
—Harriet vámonos.
Trago saliva dejando mi plato casi intacto. Esta cena no pudo terminar de otra forma, Nate y su padre no tienen una buena relación, nuestras vidas aunque fueran cómodas nunca han sido fáciles.
En el camino de regreso solo hay silencio. Pienso en como empezar una conversación, no se me ocurre nada.
—¿Por qué no me lo has dicho?— me pregunta después de minutos de camino.
—Creí que era una coincidencia— era cierto.
—Por dios Harriet. Sabes como es mi padre.
—Como iba a saber que Potter era su amigo— me defiendo.
—Tienes razón. Lo siento.
Me entretengo viendo por la ventana. —¿Tomaras el cargo?.
—Para hacerlo debería dejar al equipo, y cuentan conmigo.
Asiento de acuerdo. Se suponía que el podría jugar lo que restara de los años de universidad, Nate ama el futbol americano y aunque le vaya bien en su carrera no era lo que lo apasionaba. Al ser el único hijo debía seguir su legado por dictadura de Gregory. Como dije antes, no todos podíamos elegir que estudiar.
—Tu padre hará lo que esté a su alcance para que cambies de opinión.
—Lo sé.
Veo sus nudillos apretar más de lo necesario el volante y no se que más puedo decirle. Guardo silencio.
Después, lo escucho expulsar todo el aire de sus pulmones, me mira y toma una de mis manos mientras que con la otra sigue conduciendo.
—Mi padre podrá quitarme todo menos a ti— deja un beso en mis nudillos.
—Cuenta con ello.— sonrió.
Minutos después nos encontramos en el estacionamiento de mi edificio.
—¿Te quedas hoy?—pregunto viendo por la ventana.
—Me encantaría.
Esta noche me quedo dormida junto con Nate, abrazados, y agotados de la mala noche. Extrañaba dormir con él, pegada a su cuerpo, recibiendo su calor y sintiendo que nada podría pasarme a su lado.
(...)
Los días pasan con normalidad, acompañó a Nate en su entrenamiento cada vez que puedo, un juego se aproxima por lo cual esta más ocupado. No ha vuelto a mencionar el tema con su padre y no es algo que quiero tocar pues se que traerá un momento de tensión.
—¿Qué te parece este?— Sky me muestra una blusa beige, tirantes de gran escote.
—El beige te queda bien— digo antes de seguir recorriendo una de nuestras tiendas favoritas.
Es viernes, los chicos entrenan hasta tarde por lo que decidimos venir al centro comercial.
—Me lo llevo— no me sorprende que compre en exceso. Sus seis bolsas mostraban lo estresada que estaba. Y eso sería solo por una persona. —¿Compramos batidos?.
—Claro.
Sigo buscando mientras Sky va a la caja registradora. Aunque realmente solo paso de prenda en prenda para no quedarme parada sin nada que hacer. Eso sería aburrido. Hasta que algo mas llama mi atención.
Detrás de los percheros, y el enorme ventanal hay una figura que ya vi antes.
Él camina junto a una chica, morena de curvas marcadas, lo sujeta del brazo, y sonríe pero él se dedica a ver su teléfono.
—¿Qué ves?— pego un brinco.
—Nada.
Digo caminando lejos de la tienda. Y posibles preguntas de Sky.
Ambas pedimos dos batidos de fresa con chocolate. Una combinación que quizás a pocos les guste.
—Justin va volverme loca— mi amiga revisa su teléfono por las constantes vibraciones que produce el artefacto.
Como dije su estrés debía ser por una persona. Justin.
—¿Por qué intenta algo contigo? — digo cogiendo una pajita y guiando a un lugar libre.
—Si. Quiere formalidad y no lo soporto.
—Sabes que algún día se cansara de insistir.
—Eso espero.
—Eso es lo que dices.
Se que la he dejado pensando y aunque casi siempre finja ser fuerte no lo es. Sky tiene su propia historia, una donde es todo lo opuesto que es ahora.
—Harriet, Justin no es Nate. No es el tipo de chico que pueda quedarse con una sola chica.
—Solo se que desde hace medio año que no lo veo con otra chica.
—Te aseguro que se las ingenia.
Relamo mis labios antes de responder. El batido está exquisito.
—Tienes una respuesta para todo.
—No todo— elevó una ceja. Doy otro sorbo. —Por ejemplo no se que hace aquí el nuevo — señala. No tengo más que voltear.
Caleb tiene a la chica sobre él, bueno sentada en sus piernas. Ruedo los ojos cuando veo como le susurra en el oído.
—Conquistando— digo restándole importancia.
—¿Crees que quiera conquistarme también?— dice en tono coqueta.
—Mejor vámonos— recojo mis cosas.
—Tan temprano— para tu sondeo de Caleb Lodge, si.
—Ya son las 8— hemos estado más de cuatro horas aquí. Y sólo compré una malteada.
Además, tenía que hacer un ensayo.
Sky no tiene otra opción que levantarse a regañadientes, no era mi culpa que el Sr. Potter dejara ese ensayo.
Estoy por encender el motor de mi auto cuando el típico sonido de llamada aparece.
—Adelántate— le digo a mi amiga cuando la veo en su auto, saliendo del estacionamiento.
—¿Todo bien?.
—Es nonna— le muestro la pantalla, antes de verla marcharse.
Nonna — llamada
Ciao piccola
Ciao nonna
¿Cómo estás?
¿Todo bien en tu primera semana?
Tan normal como mi vida
Que entusiasmo.
Adivina quién está aquí
Uhm.. Dame una pista.
Eso es trampa
Me niego a creerlo. Dime nonna.
Tu madre.
Un nudo se me forma en el estómago. No la he visto desde hace más de medio año. Y cada vez que la llamo, su asistente dice que esta ocupada o que me llamara después, eso nunca pasa.
¿Harriet?
Sigo aquí nonna
¿Qué hace allá?
Lanzara su nueva colección.
Eso es increíble.
Felicítala por mí.
Podrás hacerlo tú misma piccola.
¿Qué?
Tu madre irá para allá.
¿Estás segura?
Claro que si
Irá la semana que viene
No puedo creerlo
Tenía que darte la noticia
Gracias. Yo espero verla.
Lo harás. Hablamos luego.
Cuídate mucho.
Cuelgo.
Me toma un tiempo reaccionar. Con suerte muy pronto vería a mi madre, la exitosa empresaria y diseñadora que siempre salía en las noticias. Sonrió y me toma un segundo terminar por jalar mi cinturón de seguridad cuando suelto un grito, por mi ventana alguien me observa.
—Pero que demonios— digo bajando la ventanilla.
Automáticamente inhalo cierto olor extraño, es una mezcla de tabaco o quizás otra cosa, algo ya he olido antes y que no logro identificar.
—Me estas acosando— vuelvo a la realidad.
Claro. Caleb Lodge.
—¿Qué? .
—En clase, en el estacionamiento y ahora en el centro comercial.
Entonces se había dado cuenta. Admito que lo miraba, pero para eso está los ojos o no.
—No se de que estás hablando, vine a comprar.
Sus ojos grises están como el primer día que lo vi, cansados pero con suficiente energía para bromear, no entendía como era eso posible. Se fija en el asiento de lado, y luego atrás.
—Y ¿Qué compraste?.
Resoplo.
—Corrección acompañe a mi amiga a comprar.
Alza ambas cejas.
—¿No eres muy grande para tener amigas imaginarias?— casi jadeo por su atrevimiento.
—Mira, no te acoso. Mi amiga se fue y yo estaba en... No tengo porque explicarte nada.
—Claro loca.
—No me digas así.
—No me has dicho tu nombre. ¿Cómo podría llamarte?
Esta vez abro y cierro la boca como un pez. Es un buen punto.
—Harriet— digo seria. Me sorprendo cuando Caleb sonríe de boca cerrada.
Algo me dice que el ya lo sabia, y aun así me hizo decirlo.
—¿Seguirás llamándome loca verdad?— Asintió. Sentí la rabia recorrerme el cuerpo hasta las manos, yo caí.—Adiós Caleb.
Alzo la ventanilla. Él da un paso atrás, alejándose de mi auto, creo que por fin va marcharse pero antes se inclina hacia adelante, tal cual a una reverencia, alza la mirada y termina guiñándome un ojo.
—Buona notte pazzo.
280421
Atte. ASP
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top