CAPÍTULO 19

Las paredes blancas me traen un poco de tranquilidad, pero los cuadros con figuras de formas geométricas son inquietantes. ¿Por qué tenían esos colores sombríos? Ya ubique tres animales con solo verlo unos segundos.

—¿Tengo tu atención?.

—Si— digo volviendo mi ojos a él.

Es el doctor Harry, psicólogo del hospital, el mismo que me asignaron como parte del procedimiento.

—¿Cómo te sientes?.

—Bien.

—¿Necesito decirte que esta sesión es confidencial?.

Como si eso fuera cierto. 

Mi rostro plasmado en los diarios como la nueva comidilla de todos no está lejos de lo posible, no para mi.

—¿Tuviste algún desmayo?.

Arquee una ceja.

¿Es una prueba?

—¿Aparte del que está en mi registro? — pregunto con la intención de no sonar tan grosera pero fallo.

El Dr. Harry sonríe y deja las hojas sobre su escritorio. Luego entrelazo sus dedos, encima de ellas.

—Solo quiero ayudarte. Dices que no tienes ningún desorden alimenticio ¿cierto?.

—Cierto.

—¿Quieres contarme porque dejaste de comer?

Solo si me hará salir rápido de aquí.

—Tenía un desfile y hubo cambios en el vestuario.

No pienso acusar a mi madre. Sería otra chisme para la prensa, la caída de LiMo.

—¿Quieres ser modelo?.

—No. Solo hacia un favor.

Empieza a escribir en un hoja.

Aprovecho en darle una mirada, tiene el cabello castaño oscuro y una camisa celeste abotonada hasta el cuello y una corbata que a simple vista es asfixiante, todo debajo de su bata blanca. Me fijo en lo que hay detrás de él, su estante lleno de libros, la mayoría son de gran volumen y tapas duras. Supongo que no tiene nada interesante para mi.

—¿Ya lo hiciste antes?— deslice mi mirada.

—No.

—Y ¿Fue buena idea?.

Suspiré bajando la cabeza y mirando mi regazo.

¿Intenta ser mi conciencia?.

—No.

—¿Por qué?

—Estoy aquí.

—¿Aquí?.

Tengo un pasado con doctores así. Casi nadie sabe hubo un tiempo donde empecé a tartamudear, mi madre enloqueció por la vergüenza que era que su única hija no hablara correctamente, era su condena según ella, me llevó de psicólogo en psicólogo para que solucionará mi problema, ninguno lograba nada, y se desquitaba conmigo. Puedo recordar sus golpes y mi llanto en las esquinas de mi habitación, acorralada como un animal indefenso. Pero fue nonna quien pudo ayudarme, me metió en el mundo de la lectura, los libros fueron mi salvación, leer en voz alta, articular y diccionar, eso logro que volviera hablar sin dificultad.

Es por eso que me cuesta tener una buena comunicación con los psicólogos, porque cada que volvía a casa y mi madre me preguntaba algo, sabía lo que se aproximaba. Ellos no pudieron ayudarme, solo querían averiguar porque la hija de Lilian Moore tenia ese problema.

—En el hospital—respondo en general.

El parece dudar un poco pero asiente conforme a mi respuesta.

—¿Sabes cual es tu peso ideal Harriet?

Lo pienso un poco, se que hay variables como de acuerdo a la estatura. ¿Pero si no es eso lo que trata de preguntar?.

—No me enfocó en un peso ideal.

—¿Qué peso te gustaría tener?

Nuevamente no se si es una pregunta que entiendo como debería.

—No se, no suelo pesarme— digo sincera.

—¿Qué desayunaste?

—Avena con yogurt.

—¿Sueles comer eso?.

—Si. Cereales, tortillas o waffles.

Es lo que suele ser fácil de preparar.

—Muy bien.

Empezó a escribir nuevamente. 

¿Muy bien? Que significa eso.

—Claramente no tienes ningún trastorno alimenticio— dijo antes de subir su mirada. Arrugue mis cejas. —¿Te gustaría saber como lo se?

Asentí confusa.

—No te has inmutado ni un poco por el olor del pollo asado— oh. Ese olor es el que hizo examinar mejor el lugar, solo quería ver donde lo había dejado. Pensé en comprar uno saliendo de aquí.—Tienes acné en la frente, lo que me dice que comes comida chatarra y quizás no bebes tanta agua— mi mejillas empezaron a sonrojarse ante la acusación asertiva. — Y no has tenido problema en hablar sobre tu peso, comida o talla.

Bien, es un buen doctor lo admito. Siento que caí en trampas preparadas sin darme cuenta. Me prepare solo para una, y es mi  intento de decir la verdad, porque se que estos hombres pueden saber hasta si mientes o intentar averiguarlo, pero ¿Qué sería la verdad distorsionada si no la usas? Mi problema iría a que quisiera ver más allá del porque decidí no comer en varios días. Llegando a la única oscuridad de mi vida, mi madre.

Me hice aun mas pequeña en mi lugar de tan solo pensarlo, el doctor cerro lo que estoy segura que es mi expediente y puso los codos sobre la mesa.

—¿Todo esta bien?— me tense.

—Si. ¿Ya puedo irme?— me puse de pie sin esperar su respuesta.

Camine a la puerta.

—Puedes irte como volver cuando estés lista— no dije nada.

Estoy a salvo de la prensa y eso debería de hacerme sentir bien, pero las palabras del psicólogo regresan a mi dejándome azorada. Tomo la liga de mi muñeca y alzo mi cabello para hacer una coleta mientras espero el ascensor.

—¿Harriet?— giro al escuchar esa voz conocida.

Es la mujer que ayude con su tráfico de hamburguesa. ¿Sigue en el hospital?.

—Alessia— digo sonriendo.

Ella toma mis manos jalando hacia un lado y sentándonos en las sillas del costado.

Tiene la misma gorra que la otra vez y un cárdigan encima de los trajes de hospital.

—Creí que no volverías ¿Te has puesto mal?— me pregunta viendo mis mejillas y luego mi cuerpo.

—No, nada de eso. Solo vine por una sesión..

—Sra. Conte— se acerco una enferma. —Ya colocamos el proyector— Alessia mostro una sonrisa genuina antes de levantarse.

—Voy— me miro. —¿Harriet quieres venir?

—Que..

—Veremos Titanic...

Parpadee perpleja.

—No creo que..

—Por favor, siempre veo sola y no es divertido.

Una tristeza me inundo al imaginar que no tiene familiares pendientes.

—Esta bien. 

De todas formas me vendrían bien distraerme.

—Ella suele dormirse rápido— susurra la enferma que camina unos pasos mas atrás.

Lentamente seguimos hasta llegar a su habitación, tiene una igual a la mía cuando desperté aquí el día que la conocí.

El proyector esta encendido y muestra el filme en pausa mientras ella se acuesta, la ayudo a subir tomando su mano, sus brazos están un poco mas delgados desde la ultima vez que la vi.

—Llámeme si necesita algo— dijo la enfermera desde el umbral, justo al salir apago las luces. Me tomo un minuto entender que mejor era en la oscuridad, dado que era un proyector.

Alessia acomoda su almohada y yo me quedo parada sin saber que hacer.

—No seas tímida linda, toma asiento— dijo apuntando el sillón doble de un lado.

Hay una almohada y una pequeña colcha doblada en cuatro, allano asegurándome de no tocarlo.

—Seguro ya viste esta película.

—Solo algunas veces— digo cuando le da click para reproducirse.

—Es de mi favoritas— dice ella en un tono bajo.

Puedo ver su perfil, tiene una nariz muy bonita y sus pómulos mas marcados, esta mas delgada. También noto el gorro que recoge su cabello, me pregunto de color será.

—¿Le gusta las películas?

—Me encantan. Antes era divertido analizarlas.

—¿Analizarlas?—repito.

—Encontrar errores de la filmación.

Pestañee viéndola, es la segunda persona que me habla sobre errores de escenas.

—¿No es bien guapo?— me fijo en Leonardo DeCaprio.

Se ve joven, pero si. Es apuesto.

—Si, eso creo.

—¿Te gustan rebeldes como Jack?.

—Ahm.. creo que..

La puerta es abierta dejando a la vista una silueta alta, seguidamente se enciendo la luz.

¿Caleb?

—¡Hijo!.

¿Hijo?

Mire a Alessia, luego a Caleb. 

Sus ojos grises se abrieron solo un poco como si empezara a creer que era real. Ella tendió sus manos hacia el y dio pasos lentos hacia ella, le tomo la mano y vi como ella le dio un apretón.

—Harriet el es mi hijo..— nuestras miradas se volvieron a conectar, se notaba su recuperación, Caleb se agacho acercándose a su oído sin apartar su mirada de mi, susurro algo que no alcance a oír pero sonrió, disfrutándolo.

Alessia reacciono agrandando sus ojos  girando hacia mi.

¿Cuál es el porcentaje de que le dijera algo bueno?

—Van a la misma universidad— dice con maravilla. 

—Ah.. si— digo con calma.

—Y ¿Le tiraste un plumón?— mi mandíbula tiembla por caer al suelo, muerta de vergüenza.

—Se emociono de conocerme— dice el divertido.

Lo fulmino con la mirada. 

—Seguro fuiste grosero— recrimino y el fingió estar ofendido. —¿Crees eso de mi?

—Si— dijimos al unísono, su madre y yo.

—Dos contra uno, me parece injusto— sonrió olvidando todo lo que acaba de suceder.

El vio hacia sus espaldas, el proyector seguía reproduciendo en silencio.

—Veo que estaban ocupadas— su madre alzo el control remoto.

—Acompaña a Harriet, esta en ese sillón sola— no por favor.

—Madre, sabes que las películas no son lo mío— dice él. 

Le creo, quien se duerme en el cine.

—A decir verdad, creo que debo...— me alzo fingiendo ver la hora.

—Sentada señorita— me quedo inmóvil al tener un mando en mi mira. —Y tu también— señala a Caleb, quien se dirigía a la salida silenciosamente. —Ambos se quedan. Den el gusto a una mujer que pronto morirá.

Hasta este momento no había recordado la enfermedad de la madre de Caleb, se me corta la respiración al saber que esta mujer risueña y gentil es quien paso todo lo que me conto su hijo. Un pasado duro e injusto que la hizo la mujer mas luchadora que conozco.

Doy una mirada a Caleb, tiene el cuerpo tenso como los puños cerrados a lado de su cuerpo. No le cayo tan bien esa ultima frase, su madre aun me mira dichosa de dejarnos estáticos. Doy una sonrisa.

—Por supuesto. Titanic es muy buena— chillo apropósito aligerando el ambiente y camino hacia Caleb.

No quiero que su madre lo vea así pues se sentirá peor, apago la luz, tomo su brazo y lo jalo a sentarse en el sillón. No siento que ponga resistencia, al contrario creo que sabe que esta bien cuando se mueve como si fuera un muñeco.

Alessia coloca el play animada de ver a su hijo junto a mi.

—¿Estas bien?— susurro.

Caleb giro su cuello.

—¿Cómo puede hacerle tan feliz?— pregunto pasando de mi.

Vi lo mismo que el, ella sonríe viendo el momento de Rose y Jack.

—Quizás sea como los libros para ella— esta vez me mira. 

—No logre que leyera ni un solo libro— dice con una sonrisa, pero no es así. Es una triste.

Eche un vistazo al frente y a ella.

—¿Intentaste con el cuaderno de Noah?—bufo.

—¿Crees que no lo pensé?.

Mire hacia abajo, esperando no soltar un lisura y a la vez animarlo a hacer comentarios soeces que notaria Alessia.

—Lamento hablarte así— asentí fingiendo estar atenta a Titanic.— Yo no..

Su teléfono vibro. Dio una mirada y luego se levanto.

—Ya vuelvo— aviso a su madre antes de salir por la puerta.

Ella no protesto pero se quedo viendo por donde se fue. Su atención varia a cada segundo que pasa y el no vuelve.

—Iré a ver que sucede— digo tranquilizándola.

No me resulta difícil encontrarlo, Caleb y una mujer hablan a unos metros de distancia de la habitación. El me da la espalda mientras ella habla.

¿Acaso se fue para conquistar? 

Me acerco solo unos pasos y noto que lleva una carpeta y mueve sus labios con un labial rojo intenso como si explicara lo que decía en el.

—Dijo que funcionaría.

—Dije que había una alta posibilidad que así fuera, pero el cuerpo no siempre reacciona de buena manera Sr. Lodge..

—No me llame así— su tono sonó tan asqueado por el apellido que menciono.

—Disculpe. Sabíamos las estadísticas, la quimioterapia ayudo pero no será por mucho.

—¿Qué quiere decir?.

—Esta en la fase 2.

—¿Qué debemos hacer?.

—Seguir el tratamiento pero..

La doctora bajo la cabeza cerrando la carpeta y bajándola.

—No le queda mucho tiempo—lleve una mano a mis labios.

Caleb dio un paso hacia atrás y supe que debía avanzar.

—Lo siento mucho— dijo antes de retirarse.

Toque su espalda haciendo que se estremeciera con mi tacto, es como si lo hubiera regresa de nuevo a la realidad, una dura realidad. Me coloco frente a el.

Sus ojos grises están apagados como el día que lo vi en el partido. En ese entonces no sabia nada de esto, ahora puedo imaginar lo que lo tuvo así, no hay ninguna duda que tan importante es ella para el. No se como o porque doy un paso hacia el. Pero lo hago, de la misma manera que alzo mis brazos para pasarlos por detrás de su cuello, lo acerco a mi sin importarme su reacción y sin pensarlo demasiado.  Por un momento siento como se tensa y aparece la idea que me aleje, pero no lo hace, sus brazos pasan por mi espalda y puedo percibir su respiración en mi cuello cuando hunde su cabeza en el.

En el siguiente capítulo ...

🖋

170721

Atte.ASP

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