Capítulo XLVIII

¿Queréis explicarme esto, caballero?

—Ella me mintió, jamás creí que fuera de esa colonia.

—¿Nunca la habías visto?

—Yo nunca miro a quien mato y a quien no, sólo cumplo con lo que vos me pide, si excepción, Rey Arthur...lamento que en esa ocasión os haya fallado.

—Entonces, ¿Quereis acabar con lo que te ordené hace una semana?

—Por supuesto, Rey Arthur, lo que ordene.

*HORAS ANTES, EN UNA CHOZA SOBRE EL SENDERO A LA COLONIA CENTRAL*

Había salido el sol y Amy tuvo que levantarse a hablar con el señor Feudal de la posada, no hubo ninguna negación, mucha gente muere y suplica por tener un trabajo y aunque las condiciones fueran estrictas le era suficiente tener lugar donde comer y dormir. Matilda ya lo sabía todo, y podía creer que la mitad de lo dicho por la eriza era mentira o cosas inventadas de Amy pero aunque fuera sorprendente, todo concordaba y encajaba en el momento.

Amy tenía que servir a los que dormían en ese lugar, estuvo con Matilda en la cocina aprendiendo un poco; había rasgado su vestido de abajo porque le incomodaba pisarlo y no le quedó de otra, de igual manera las mangas, se las arrancó de frustración y ahora tiene más movilidad y facilidad con sus manos, sin estorbos.

Matilda: *acomodando unos platos* tengo que ir a la colonia por más verdura para la comida, no creo tardar mucho, tu tranquila y no salgas.

Amy afirmó con la cabeza y Matilda tomó una canasta para salir de la choza hacia la colonia... A pesar de todo lo que le contó y Amy, creyendo que le costó a Matilda digerir lo que escuchó salir de su boca...estaba agusto, y la gata le estaba apoyando moral y sentimentalmente; ¿Qué podía esperar ahora? ¿Qué Lancelot la buscara? Eso no iba a pasar ya ni en sus sueños de Amy.

Mientras la tarde pasaba y la eriza rosa acomodaba camas y platos, no dejaba de oír galopes y cascos de caballos fuera de la choza que la ponían nerviosa, "estás en el sendero principal, Amy, es normal que escuchéis caballos..." se pensó y repitió varias veces, ya estaba más que con traumas de todo por todo.

Pasó bastante tiempo hasta que Matilda volvió, Amy la recibió ayudándole a cargar la canasta hasta la mesa y de pronto, Matilda expulsó con intriga:

Matilda: En el centro hay mucho movimiento, pareciera que el Rey anda desatado.

Amy: *traga saliva* ¿de verdad?

Matilda: Si, muchos guardias andaban en busca de genten e incluso interrogaban a algunas... pero no debéis alarmarte, en Kamelot ocurren muchas cosas.

Amy: *sacando las cosas de la canasta y acomodándolas en la mesa* Si, pero aún así...ayer en la noche ocurrieron  muchas cosas fuera del castillo y seguramente, el Rey está buscando, en primera, su caballo.

Matilda: *ríe inocentemente* un caballo para él es lo de menos, deben de estar buscando a algún ladrón, pero no importad, a nosotros no nos incube.

Amy volvió a afirmar con un suspiro, podía estarse preocupando exageradamente pero todo lo que estuvo viviendo le dejó los nervios al filo al igual que la expectativa, y lo que menos quería era volver a escapar de la muerte.

*EN LA FORTALEZA DE LANCELOT, PERCIVAL Y GAWAIN*

Los caballeros no tenían mucho que hacer, Percival se encontraba acomodando el jardín mientras que Lancelot sólo observaba a Percival hacer aquello desde los establos, tenía en mente ir a dar un paseo sobre Canalla. Sin embargo, en el transcurso de unos minutos Gawain, quien había salido a la colonia regresaba apresurado y aparentemente alarmado llamando a Lancelot por su nombre.

Gawain: ¡Lancelot! *frena a Temerario cerca de los establos y lo doma* Tenéis que ir de urgencia al castillo del Rey Arthur.

Sir Lancelot, con su desinterés y nada de expresión en el rostro miró a Gawain esperando que este le diera más detalle pero no dijo nada.

Lancelot: ¿Cómo sabéis que me han llamado? ¿Sabéis el motivo?

Gawain: No realmente...pero venía del castillo por escoltar una carreta de provisión del Reino vecino cuando uno de los mensajeros reales, bastante asustado y apresurado, me vio y pidió que te llamará por órdenes de Arthur.

Lancelot estaba algo confuso y curioso por aquello, "¿habrá sido por marcharme ayer del festín sin siquiera dar aviso?" pensó extrañado, aún así no creía que fuera un gran motivo para solicitarlo, tenía que ser otro asunto de urgencia que, estaba dispuesto a cumplir de inmediato.

Lancelot sacó a Canalla del establo y de inmediato lo montó, Percival vio la acción a lo lejos y por simple impulso y corazonada, gritó a Lancelot:

Percival: ¡Por favor, Lancelot! ¡Pensáis rápido antes de actuar!

El erizo quedó sorprendido pero a la vez no quiso dar contestación alguna, arreó a Canalla y salió de la fortaleza en dirección al castillo Real.

*EN LAS AFUERAS DE LA COLONIA CENTRAL, AL SUR*

Amy servía la comida cuando otros cascos resonaron fuera de la choza humilde, Matilda miró por debajo de la puerta observando con extrañeza las sombras ajenas fuera...no se marchaban, posiblemente si se encontraban en el lugar correcto.

¡Salid toda mujer que se encuentre ahí dentro!— sonó aquél mandato dentro de la choza; Amy dejó caer los cubiertos de madera que tenía en la mano, mientras que los mendigos y posaderos femeninos, extrañados y con miedo evidente, no dudaron en salir de inmediato. Matilda delante de Amy, caminó a la puerta, la eriza Rosa no expulsó palabra o queja alguna pues el miedo la había paralizado y tomada con tensión del brazo de la gata salieron para toparse con una escena que a las dos les partió toda salvación: cuatro caballeros del castillo montados sobre sus jinetes y uno de ellos, a pie, sujetaba a aquél que fue hijo del herrero en su pueblo de Gorca, Simon; el zorro estaba golpeado y amarrado de manos con una soga.

Matilda susurró aquél nombre del conocido zorro de su antes pueblo con nervios para él decir en voz alta, mirandola compasivamente "lo siento mucho, tuve que hablar". Simón estaba sorprendido por también ver a Amelia, el pueblo era pequeño y todos se habían visto aunque sea por motivos de organización y, Simón desconocía el que Amy estuviera viva. Fue error, pues Simon también pronunció el nombre de Amy sin dejar de mirarla, a lo que los caballeros dieron por echo que habían más sobrevivientes aparte de la ya investigada Matilda.

Dos caballeros no tardaron en localizarlas y, tratándolas como rebeldes sobrevivientes, forcejearon con Matilda y Amy, por más que no quería separarse de ella fue inevitable. Amy por querer oponerse recibió golpe del antebrazo de uno de sus represores en el rostro dejándola semi inconsciente, era tremenda la fuerza de los hombres de hierro, pues sus tareas eran la de defender y proteger aprovechando sus habilidades, así que, Amy con su debilidad no pudo hacer nada. Forzadas, derribadas y aplastadas contra el suelo ambas fueron amarradas con sogas tal y como lo hicieron con Simón, los tres serían llevados ante el Rey sabiendo que eran los únicos que escaparon de "castigo divino" puesto por Arthur...Amy sabía que ya todo estaba terminado, terminó desde ayer en el jardín.

*EN EL CASTILLO REAL*

Llegaba a las afuera con trabajos en detenerse, Lancelot, debido a la velocidad que llevaba sobre Canalla. Bajó dejando a su equino en medio de la entraña principal sin ordenar absolutamente nada, no dijo palabras alguna, se notaba su típica seriedad al estar en el castillo y con ayuda de unos guardias y asistentes abrieron la puerta delante de él para toparse con la grata sorpresa de que el anunciante real estuviera esperándolo enseguida en ese largo pasillo. El caballero oscuro se detuvo en seco para pronunciar con firmeza:

Lancelot: Me han informado que mi Rey necesitaba verme.

Anunciante Real: Así es, Sir Lancelot, el Rey Arthur necesitaba veros a la brevedad.

Lancelot: Bien, estoy aquí.

Anunciante Real: Aguardemos a que venga otro guardia a darnos la indicación.

Eso extrañó bastante a Sir Lancelot, "¿Aguardar a qué?" pensó, no lo hacían esperar a nada cuando se solicita su presencia en él castillo, ¿De qué iría esto esta vez?

Pasaron alrededor de diez  minutos, Lancelot cruzado de brazos no hizo otro movimiento alguno más que el de analizar a qué se debía su visita, más que concentrado y sin poder ver su mirada posiblemente confundida debido a la visera. Los pasos del otro guardia se oyeron por el pasillo llegando a espaldas del anunciante, el hombre informó algo en voz muy baja y afirmando con la cabeza, el anunciante real pronunció:

Anunciante Real: Adelante, Sir Lancelot, el Rey lo espera acompañado en la sala del trono.

Volviendo a su postura firme y tenaz, Lancelot siguió al Anunciante hasta quedar frente a la enorme puerta que daba a la sala, los guardias situados a los costados abrieron una de las puertas y, apartándose, dejaron que sólo entrará Lancelot, ni el anunciante entró, al contrario, hizo hincapié en que entrara él rápidamente y, sin siquiera pensarlo dos veces, accedió por la pequeña apertura que tuvo la puerta y al instante cerrarla inmediatamente por los guardias de fuera.

Lancelot miró el trono y Arthur no estaba en este, estaba al filo de las escaleras cruzado de brazos con la cabeza baja y los ojos cerrados; no dijo nada, Lancelot sintió la tensión y el aura demasiado pesadas dudando y empezando a preocuparse y preguntarse qué ocurría. El caballero del lago se detuvo en medio de la sala al escuchar las puertas del costado abrirse; varios caballeros en fila marcharon situándose a un lado del Rey con tres plebeyos, sin pensarlo, dejaron de pie a la fuerza a los tres individuos y de inmediato Lancelot detectó todo, pasando por alto a dos de los rebeldes, todos sus sentidos se centraron en una sola chica que tenía más que la cara hinchada y empapada de temor expresado en lágrimas y humedad en sus mejillas...Amy no levantaba el rostro lo suficiente para mirar, no quería mirar a nadie, no quería ver a Lancelot.

Arthur: Estoy muy confundido, Lancelot, la cantidad de información que me llegó sobre algunos sobrevivientes fue de muchos lados... *camina un poco hacia Lancelot* Lo que menos quiero que pase por mi cabeza es, el que tú me hayas engañado trayendo a esta mujer *señala a Amy* a mi fiesta de una manera tan insolente.

Miró a Amy a través de la visera, los sollozos de ambas chicas se mezclaban pero Amy era la menos sonora, y seguía con la cabeza abajo.

Arthur: *se cruza mirandolo* ¿Queréis explicarme esto, caballero?

Lancelot miró al Rey Arthur, caminó otros dos pasos hacia el Rey hasta que estuvieron alrededor de un metro uno del otro y con la delicadeza y fina postura que siempre ha tenido ante la presencia del Rey, Lancelot se arrodilló mirándolo hacia arriba y pronunció:

Lancelot: Rey, estoy consternado, yo miré a esa eriza en la posada de mendigos al sur de la colonia central, no tenía remota idea sobre esto que me está mencionando.

No podía evitar sentirse consumido por dentro, cada palabra pronunciada fue una espada en su pecho; los guardias ante un movimiento realizado por la mano del Rey jalaron de las púas/pelaje de los tres presos, dejando sus rostro alzado para que miraran hacia enfrente, algunos quejidos y súplicas de estos se oyeron y resonaron en toda la sala. El caballero comenzó a sentir ese ardor tremendo en su pecho una vez más, y volvió a expulsar:

Lancelot: Ella me mintió, jamás creí que fuera de esa colonia. *sin cambiar la postura*

Arthur: ¿Nunca la habías visto?

Lancelot: Yo nunca miro a quien mato y a quien no, sólo cumplo con lo que vos me pide, si excepción, Rey Arthur...lamento que en esa ocasión os haya fallado.

El Rey chasqueo los dedos retrocediendo hacia las escaleras, al pie de estas giró completamente y subió en dirección a su trono, ante el chasquido del Rey los guardias soltaron y empujaron más a los tres plebeyos cerca de Lancelot, el caballero, se tornó erguido y mirando a los tres de soslayo, escuchó:

Arthur: *sentado en el trono* Entonces, ¿Quereis acabar con lo que te ordené hace una semana?

Su mirada fría de Lancelot se centró en Amy, esta no podía alzar la cabeza, atada de brazos y derrumbada en el suelo miraba el piso mientras se notaba que su cuerpo tiritaba por el momento, la tensión podía tomarse en la palma de cualquiera y mientras el caballero del lago tomaba su vaina con bastante fuerza por lo que iba a hacer, mencionó sin titubear:

Lancelot: Por supuesto, Rey Arthur, lo que ordene.

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