Capítulo LXI
No detenía sus ataques y tampoco los de ellos cesaban, por más que ellos intentaran oponerse ante él era imposible, ni por ser un par lograban controlar al caballero azabache. El roce de los filos contra sólo el metal de las armaduras era lo poco que conseguían Percival y Gawain, no dudaban en querer obtener más pero no tenían la suficiente ventaja para hacerlo, no la hallaban.
Lancelot sabia que su tiempo de libertad podía estarse acabando, pues, todo aquello era una distracción y una emboscada para poder llevarse al caballero de betas rojas preso, aún así no lo permitiría. Pasaron los minutos y el caballero del lago por prevención y dejar ya de estar "jugando" decide realiza una de sus maniobras más raras pero poderosas por formar parte de su magia: El chaos punishment. Frente a los dos caballeros corre hacia ellos y por un destello rojo brillante que lo envuelve desaparece en el lugar para aparecer detrás de ambos retadores que, quedan perplejos pero intentan moverse y dar media vuelta para alcanzar a bloquear, pero ni por encontrarse a un metro del azabache lograron detener el zarpaso resplandeciente que soltó Lancelot con su espada, cegando levemente sus ojos de Percival y Gawain.
Sintieron el golpe de frente, justo en sus rostros, cayeron de espaldas y como si de una broma o una alucinacion se tratara, cada caballero, Percival y Gawain, tenían a un Lancelot con una Arondight en sus cuellos.
-¿Estáis al borde de la rendición?- expulsó aquél ojicarmesí que se encontraba frente a Gawain, el equidna no pronunció nada, más que de sus labios expulsó saliva fomentando una burla, burla que no toleraría un caballero tan letal como Lancelot.
Cerró el puño con rabia y golpeó el pecho de Gawain, si hubiera tenido nudillos prominentes como los de dichoso hubiera sido perfecto para él. El caballero del sol dio una bocanada por el golpe pero Lancelot no quiso alargar más el asunto y dejó marca de su puño en el rostro de Gawain, sin siquiera quitarle la vicera.
-¿Vais a golpear a una dama?- su tono irónico de Percival frente a Lancelot pudo ser peligroso, pero dicho caballero sólo la miro con picardía y se apartó, dejandola ya libre para recuperar la postura.
Lancelot: Dejaré que terminemos nuestro encuentro como deba de ser.
Percival acomodó a Levaiten dirigiéndola hacia Lancelot y este hizo lo mismo con Arondight; sin más tiempo que perder avanzaron para volver a su encuentro, pero esta vez con maniobras e intensiones diferentes. Lancelot se cubria más, la gata morada había ganado velocidad y fuerza y el erizo no encontraba ocasión para frenar su ataque hasta que, en una zancadilla arriesgada que hizo frenó el golpe e intentó dar a Percival justo en el pecho, pero, la gata giró y metió el brazo del erizo en su antebrazo, doblándolo y, propisiandole Percival un golpe en la nuca que lo dejó aturdido.
Lancelot cayó y al instante Percival tomó de su brazo colocandolo en su espalda, esto obligó a que soltara a Arondight y que quedara sometido contra el césped, mientras soltaba quejas y oponía resistencia contra el agarre de la gata, sin embargo, no podía liberarse, pues, Percival estaba utilizando su energía para catalizarlo y con la otra mano (la izquierda) amenazaba al azabache con Levaiten.
Percival: *sin soltarlo en el suelo, firme* El encuentro termina y vos será el que pierda, nadie se escapa del Rey Arthur.
Lancelot: *gruñe* parece que sigues sin saber contra quien estáis peleando.
Percival: *enfurecida* ¡me canso de oír vuestra soberbia! No eres ya nada, no después de cambiar a los tuyos por una eriza plebeya, ¿te dais cuenta? La visión era tan real, tan real como para vernos luchando unos con otros por su causa, ese era el significado quieras aceptarlo o no.
Lancelot: No me es indispensable oír vuestras creencias o afirmaciones, sólo sé que todos los que sigáis bajo el mandato de Arthur terminarán para mal en un futuro, futuro que no tardará en llegar para ti y para todo aquél que conozcáis.
—¡Esto es imperdonable!— sonó exasperada la gata, en momentos como estos quería terminar ya —Tú y el resto pueden mirarse al agua y decirse rebeldes en toda la extensión de la palabra— alzó su brazo izquierdo para dar un golpe con la espalda y terminar con todo, pero, en el justo instante que la pensó para dejar caer el filo, Lancelot reprochó:
Lancelot: Te fiáis mucho, ¿cierto? Es increíble que no te des cuenta...que no hemos dejado de ser dos.
Percival, todavía envuelta en duda e incomprensión, giró su rostro a espaldas de ella pero cuando lo hizo un jab por parte del segundo Lancelot la dejó tendida en el pasto; en ese instante Lancelot se alzó a las prisas y guardó a Arondight, pues la batalla ya había sido suspendida. Ambos caballeros, habían terminado en el suelo pero aún así habría seguridad de que se levantarían e irían detrás de Lancelot una vez pudieran hacerlo. Mientras tomaba un respiro viendo al par que alguna vez nombró caballeros, el Lancelot que había golpeado a Percival comenzó a desvanecerse, era extraño lo que había sucedido pero el caballero oscuro debía utilizar esas técnicas para poder ir a reunirse con su querida Amy.
Dio media vuelta y comenzó a correr, debía de hallar a Amy antes de que las tropas de Arthur lo hicieran, y por más complicado que sonara debido a que iría a pie no era tan loco después de todo, pues, sólo se trataba de falta de movimiento en sus piernas del erizo pero una vez tomara ritmo llegaría más rápido que cualquier caballero montado en su jinete.
*MIENTRAS TANTO, AMY, EN EL BORDE DE LAS MONTAÑAS...*
Había sido un viaje ameno después de todo, la brisa y el paisaje fueron mucho del agrado de la pelirosa a pesar de la situación que podía estar viviendo; mientras cabalgaba en Canalla observaba y percibía sus alrededores de que algo o alguien no la estuviera siguiendo o amenazando con arruinar su cabalgata, debía de llegar a una zona segura. Una silueta difusa de lo que parecía ser un erizo le interrumpió el ritmo, detuvo al caballo y miró con firmeza los árboles, no sentía energía familiar como para decir que de Lancelot se trataba, pero, lo que sí hubo fue algo familiar y que levantó su curiosidad...
Caminó en dirección a aquello o aquel que estaba causando su distracción y robándose su intriga, mientras más avanzaba más se alejaba de los bordes de la montaña; y, sin percatarse completamente de lo que ya estaba pasando, terminó a los bordes del pueblo de Tersico, tierras lejanas y conocidas como ermitañas por estar cerca de las montañas, en ellas habitaba un numero corto de pueblerinos y que se dedicaban más a la siembra y el comercio de textiles. Caminó a ritmo lento percatándose de que ya no se encontraba en las faldas de las montañas, y que, a pesar de haber algunas chozas, había carencia de pobladores o movimiento siendo apenas el medio día...nada particular...
La presencía cruzó detrás suya, volteó a las prisas jalando de la rienda a Canalla pero cuando hubo dado la media vuelta no vio nada, nada hasta que pasaron unos segundos y el sonido de otro relinchar hizo mover las orejas de Amy. Nerviosa, arrió al caballo pero no dio paso a tres metros cuando unos guardias le llegaban por el costado, una vez más los nervios comenzaron a dominarle, pero tomando control de la situación dio otra vuelta y se dirigió de regreso, pero...la bloquearon más ginetes.
-¡No puede ser verdad!- expulsó de sus labios presionada, tenía que evitar que la capturaran, aunque eso se estuviera viendo imposible debía ganar tiempo...y todo por haber seguido esa silueta que, era realmente un plan con trampa. Dio zarpazo con la rienda y Canalla se aculó y avanzó a todo trote por otro camino que la llevaría más al centro de la ciudad pero aún así, las opciones se le terminaban.
Fue grabe error, el centro del pueblo de Tersico estaba en pentágono y eso causó quedar en medio de cinco caminos viables que la llevarían a sus perseguidores sin importar lo rápido que intentara salir; la rodearían. Dos jinetes en cada camino, la eriza avanzó al frente, luego, bajó del caballo de un brinco y corrió en dirección a una de las chozas, escabulléndose a pie entre estas y algunas pacas de paja depositadas en pila sobre los lugares de transito. Miraba a todos lados pidiendo que alguien, en especial Lancelot, pudiera hayarle y ayudarle; aunque ya no quisiera aquello la situación lo ameritaba, pues tenerla a ella como sebo sería letal para el caballero del lago que ya aparentaba ceder todo con tal de ser libres...; se sentía tarda por haberse desviado sin estar segura de lo que sus ojos habían visto.
Se detuvo, agachándose y pegándose entre dos barriles, se escuchaban los murmullos de los ginetes desesperados por encontrarla y por darse cuenta que si se les escapaba de nuevo, el Rey les cortaría la cabeza. Las sombras de sus cazadores atravesaban a prisa el lugar atento ante cualquier movimiento; y, cuando uno de los ginetes pasó cerca de los barriles Amy extendió sus manos liberando un extraño polvo celeste que rodeo los cascos del caballo para hacerlo rodar por el firmamento de piedra y de esa manera deshacerse de uno de sus perseguidores. Salió victoriosa dirigiéndose a otra parte para seguir (si fuera necesario) deshaciéndose de los caballeros, pero, al llegar a un cruce, una figura nada familiar y una energía de miedo le hicieron detenerse y mirar con consternación a aquella dichosa parada enfrente de ella.
Merlina: Plebeya Amy, ¿te iréis tan pronto ya?
Amy la miró con enojo por acortar su paso, y sabía que no se trataba de alguien bueno, alguien que le brindara ayuda a la pelirosa en la situación que se encontraba.
Amy: ¿Quien sois? *retrocediendo un poco* ¿Qué queréis vos y vuestro Rey conmigo y con Lancelot?
Tenia que ser directa, rápida y consisa, no podía perder el tiempo en tanta presentación y enrollarse en aquello.
Merlina: Vamos, sé que tenéis algo de noción de lo que soy, pues sientes algo y no precisamente es bueno para ti, Amy, o, ¿deberia de decir "la dama del lago"?
Amy: *gruñe* Dejemos las burlas para después...
Amy estiró los brazos haciendo un ademán con éstas y, de su espalda, unos barriles y pacas se elevaron para salir proyectadas directos a Merlina a causa de la energía que utilizó en estas. No se inmutó en lo absoluto, la chica sólo alzó su palma izquierda y los objetos frenaron en seco y se quedaron suspendidos a centímetros de su cuerpo; con facilidad, agitó la mano para regresar aquel ataque y que Amy no tuvo la misma suerte de detener, pero si logró esquivar.
Merlina: Lancelot se ganó el titulo por ser parte de y criado por el lago, con aguas cristalinas y misteriosas, y vos por ser su pareja puede tener ese titulo, pero, *se acerca a Amy* parece ser que no sólo es eso, sino que el lago os a proporcionado algo de sus dotes al momento de revivirte.
Amy: *desesperada* ¿¡Que es lo que queréis?! *retrocede lentamente recobrando la postura*
Merlina:...detenerte, *se detiene a metros de Amy* detener vuestros planes e ideas de paz, Nimue.
¡Chicos! ¿habeis olvidado la trama y el suspendo después de días? Esperó hayan pasado un feliz día de los enamorados de la manera que os haya apetesido ^^, y como regalo especial hice el esfuerzo por subir este capitulo y extenderlo un poquito más, comentad que les ha parecido n.n
Lamento la ausencia, posiblemente tarde de hoy en adelante con las actualizaciones pero espero y no se desesperen, gracias por leer, votad y comentad, hasta pronto ;)
Y por cierto! Algunos movimientos los he vuelto a extraer del dichoso juego ya mencionado anteriormente y otras cosas son inventadas y reacomodadas por mí, sólo por si quedaba alguna duda c:
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