Capítulo LX
Bajó el ritmo, quería que Canalla no se forzara, además, se escuchaban las respiraciones del equino muy forzadas. Llegó a una zona muy frondosa de árboles medios de estatura y ya no veia sendero alguno...bajó rapidamente y acarició a Canalla, el equino se dejó recostar y Amy sintió un hueco en el estomago; el equino, gran compañero de su amado estaba exhausto y moribundo, no quería que lo peor le pasara, y para su desgracia...parecía que sí.
Mientras dejaba que Canalla se ralajara en el pasto, se dispuso a andar por el bosque que aseguraba era "la ciudad de los arboles perdidos" ya que, la bastedad de árboles y enredaderas en cada uno de estos y en cuerpos rocosos, lo hacia ver estilo lugar místico y oculto, y sumándole la cantidad de árboles en forma simultanea y con patrón todo aparentaba ser chozas acomodadas en formas simétricas...como una ciudad o poblado.
Hipnotizada entre ese verde espeso y musgo impregnado en troncos y piedras, caminó y caminó intentando perderse entre todo lo fastidioso y horrible que había sido el día y posiblemente toda su vida, quería abrir su mente y dejar que Gaia la apoyara, entrara hasta su puerta interna y liberara toda la fuerza y pasión que podía tener dentro suya y que su madre le había heredado, la necesitaba. Mientras mas se adentraba a los arboles altos se apreciaba la oscuridad, se sentía que la mañana terminaba en un caminar y llegabas a la noche, pero las copas de los árboles eran las que hacían jugar con los momentos del día, y por ello, llegó a un punto donde la noche ya era parte de todo.
Era un oscuro lindo para sus ojos jades, no dudaba ni temía, había algo que la estaba impulsando a seguir caminando y caminando...se sentía como en casa.
De pronto una luz tenue y pero llena de vida color celeste iluminó una parte de su pie y en seguida un trayecto delante de ella, una vez más, no dudó en continuar ahora al darse cuenta que el bosque la llevaba a algo, pero...mientras caminaba un recuerdo fugaz resonó en su cabeza:
"Te irás con Canalla, atraviesen la Ciudad de los Árboles y lleguen a las montañas, no se desvíen por nada, hagan lo que os digo"
Estaba desobedeciéndolo; detuvo su caminar, las luces no solo seguían iluminando el pasto en forma de huellas construyendo el camino, sino que, todos los alrededores, sea plantas, flores, o rocas, también comenzaban a tener luces y brillo muy vivo y llamativo, como si la indujeran a que no dejara de caminar... tenía que andar, algo se lo estaba pidiendo.
Continuó el camino ya marcado, aunque fuera una desobediencia y se sentía sucia, sentía una energía positiva ante su desobediencia. Paró en una sanja, bajó con cuidado y al alzar la cabeza pudo percatarse de la maravilla de paisaje luminoso y elegante que se podía apreciar y además, sentía que la vida le daba algo, quería hacer algo. Caminó más rápido hasta llegar a lo que parecía ser una posa de agua dulce, miraba las aguas y además, veía una extraña aurora boreal moverse de forma simultánea con el movimiento del agua.
Se acercó al raz y le extrañaba no ver su reflejo, los colores tenues y pastel de la aurora que no se veía en el cielo seguían en el agua, pero pasaron segundos viendo el agua y se vio difusa una imagen de ella, pero se sintió admirada, pues, no sentía que era ella...era un eriza rosa con un peinado agradable y diadema azul adornada en un costado con una moneda dorada. Se apreciaba un moño blanco en su cuello y el top azul celeste poseía vistas doradas en el centro, bajando hasta el abdomen; era ella, movía su cabeza observando sus púas y el reflejo hacia lo mismo, manejaba y paseaba sus manos pensando por qué se observaba aquél reflejo...era como si fuera ella en un pasado o un futuro.
—No te sorprendas, soy yo.
Dio un pequeño salto apartando su rostro del agua y viendo hacia arriba, buscaba intentar recordar esa voz... "¿esa voz? Joder, la voz de..." pensó asustada.
—Sí, Amy, soy yo, la voz interna que te ayudó a salir del limbo.
—¿Cómo puedes decir eso? Me dijiste que eramos uno mismo así que...salimos ambas de ese lugar— sentenció la eriza con aire tranquilo y alegre, no temía pues sabia que esto era bueno, sentía una satisfacción increíble y...quería saberlo todo de una vez por todas, si ese era su destino no volvería a negarlo o huir de él.
—Eres muy bondadosa, tal como tu madre Amelía, por eso tu abuela no dudó en heredarme a ella y ella, tu madre, a ti.
—¿heredar? ¿Quien? ¿Qué es lo que eres?— preguntó con aire de duda y ganas de que fuera una buena noticia, miraba ingenua las copas de aquellos arboles relucientes creyendo que de ahí venía la voz, pero era tan sonora y en forma de eco que de esparcia y oía por toda la zona.
—Soy un espíritu antiguo de la edad primaria, esos días con tu madre fueron difíciles, tenía que hacer algo para mantener la esperanza de un cambio y optó por dejarme libre cuando la inquisición la condenó, yo no lo acepté y me aseguró ante ti como la nueva portadora.
—Si eres un espíritu que vivió dentro de mi madre y aseguras ser alguien con un cambio... ¿Qué soy yo finalmente en este mundo?
—Una maga, una chica que pondrá el nombre de la virtud y la lealtad verdadera ante ojos ciegos de gente malvada que pretende gobernar con soberbia y miedo a terceros.
—¡No quiero eso!— expulsó desesperada y con algo de agua en sus ojos —Quiero estar bien, quiero estar...sólo quiero estar con Sir Lancelot, sin molestar a nadie, sin que me odien por lo que siento, quiero...quiero ser feliz, ¿¡Por qué odian todos a la gente feliz!?
—Porque ellos son infelices, Amy...teneis que ayudarlos a que puedan sentir tu felicidas y gusto por la vida.
La eriza se talló los ojos y se mantuvo cabizbaja intentado no sollozar en lo alto, después de segundos controlando sus sentimientos un impulso por estar dentro del agua le llegó repentinamente, así que, miró una vez más el agua y...
—Hazlo, es hora de que estés completa, estemos completas...a llegado la hora de ayudar.
Cómo si de un mismiso pez se tratara no lo dudó, guiada por una sensación interna brincó al agua y se sambulló hasta donde se lo permitieron las aguas, una extraña energia la estaba llenando de vida, como en aquél día que salió viva del lago de Lancelot...sentía como si dentro de ella un capullo colapsara...una flor brotara.
Salió a flote mientras las púas salpicaban chorros de agua hacia la tierra, el agua relucía un azul celeste bastante bello para ojos marinos, sus sensaciones estaban a flor de piel y no pudo evitar sentir una sensación tan satisfactoria que sonrió con gusto propio y...sabia que podría salir adelante.
Se recargó en la orilla y con alluda de sus manos salió sin dejar de escurrir agua y sin importancia en exprimir sus púas y prendas, tomó una flor rosa del pasto y al extender la palma se percató de que la hizo flotar y moverse a su gusto, mientras una energía rosa pastel emanaba en sus acciones y el aura se volvía blanquisca...dejó la flor en sus púas para hacerla lucir y trotó de regreso por el sendero que, volvía a iluminarse.
Esta vez el regreso se le hizo rápido, en el instante en el que llegó y pisó ya terreno plano la luz del día volvia a dar en su cuerpo, era como si hubiera regresado en el tiempo del día. Temía el perderse pero existía más seguridad en su rostro y una tenacidad en todo lo que ya había escuchado y sentido que, no temía el enfrentarse contra todo que se hiciera llamar su enemigo, aunque, tuviera un espíritu muy bondadoso y no quisiera lastimar a alguien tampoco iba a dejar que la aplastaran, sí pensaba oponer resistencia.
Llegó a donde estaba Canalla, el caballo seguía en el pasto, inmóvil, parecía que se había rendido. Amy se acercó a su hocico y lo acarició lentamente, con una suavidad y cariño que sólo una linda chica en contacto con Gaia podía dar; puso de inmediato sus manos sobre sus patas delanteras (una en cada espolón) y concentrandose, susurrando algunas palabras u oración audible para ella, emanó energía vital para aliviar al equino; pasaron segundos de silencio luego de terminar sus oraciones y el caballo soltó relinchar alegre mientras con esfuerzo balanceaba su cuerpo para ponerse en pie sobre sus cuatro patas, dio una leve sacudida y un brinco extraño para alzarse y acular cuando consiguió estar ya en cuatro.
Amy: *alegre, lo vuelve a acariciar* Así se hace, lo habéis conseguido.
Canalla se acercó a Amy efusivo y lamió su rostro como si canino fuera, la eriza sonrió y con velocidad lo montó una vez más para terminar de dirigirse a las montañas, esta vez no había interrupción o impedimento alguno, en aquellas montañas el terreno era peligroso y dejarían de perseguirlos...esperaba que deseaba que Lancelot y Galahad la alcanzaran.
¡Buena noche lectores! Les deseo ya un feliz inicio de semana, lamento la tardanza y espero poder subir el siguiente pronto c: ¿Ven la trama cada vez más intensa? ¿Qué creen que sucederá ahora? Si os ha agradado, leed, votad y comentad :)
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