prólogo

"DULCE OBSESIÓN"

Los lacios y largos mechones negros fueron azotados por el feroz viento del invierno, el sombrero de la señorita salió volado junto a las últimas hojas de los desnudos árboles. Aquel hermoso e inmaculado rostro quedó al descubierto.

Los zafiros azules hicieron contacto visual con el par de gemas verdes esmeralda, fue ahí cuando comenzó la loca obsesión del joven maestro Elisha Roosevelt, por la joven señorita Bianca de familia romero.

—Otra vez leyendo esa porquería—Comento monótono—Eres tu quién parece ser la obsesionada—Deja caer su sobresaliente trasero en ese lujoso sofá de cuero negro—No eras tú, ¿la que estaba llorando hace unos días por unos estúpidos personajes ficticios?—Enciende la televisión.

—No abras la herida que aún no sana—Lo fulmina con esa hermosa mirada grisada.—Que vas a saber tú, de lo doloroso que es leer la muerte de tu amado.

—¿Entonces para que sigues leyendo esa mierda?—La ve con una mirada confundida.

Mi hermana y su obsesión por esas estúpidas novelas de rofan y fantasía moderna. No por nada ese título escalofriante. "Dulce obsesión" Esas palabras no tienen nada de dulce.

—Porqué quiero saber la terminación—Pasa la siguente hoja—Ya me leí el primer volumen, todavía me hace falta leer tres volúmenes más. Tengo que terminarlos todos.

—Pasarte al final y listo, de esa manera dejas de amargarte la vida.

—Eso no es gracioso, aparte si algún día llegó a viajar a una de ellas, quiero saber el final. Estar preparada para todo. Adelantarme a los acontecimientos.

—Berenice—La ve como si estuviera loca—Madura—Rueda sus ojos—Hace mucho que dejaste de ser una niña de seis años, que creía en toda clase de estupidez...mejor me voy a dormir.

—¡Amargado!—Bufa.—Algún día podrás sentir amor por alguien más a excepción de nuestra familia y sabrás lo que se siente amar algo y perderlo.

—¡Lunatica por hombres que no existen y jamas existirán! MORIRÁS SOLA—Grito antes de cerrar la puerta de su recámara, con fuerza.

Mi hermana está por terminar criado muchos gatos, da muchos escalofríos entrar a su habitación por todos esos carteles y almohadas con las figuras de esos personajes ficticios.

El se lanzó a la cama, dejo los lentes de montura negra en la mesita de noche, cubre su cuerpo con una frazada peludita.

¿Por qué puedo escuchar el ruido de la lluvia? Eso debería de ser imposible para una casa como la nuestra ¿Deje las ventanas abiertas? ¿Por qué tengo mucho frío? Estoy seguro que encendí la calefacción.

—¡Agares!—Lo llaman entre susurros—Levantarte, la directora se enojara si no estamos en la sala.—Le hace saber con miedo.

¿Agares? ¡¿Quién en su sano juicio le pondría el nombre de un demonio a su hijo?! De seguro alguien que alberga un gran odió a su propia sangre.

—Agares—Susurra preocupada.—¿Estás enfermo? ¿Todavía duele?—Sus ojos se cristalizan—Lo siento, por mi culpa volviste ser golpeado.

¿Espera? ¡¿Me encuentro en un extraño sueño?!...¿De quien es esa voz dulce? párese el de una niña pequeña, ¿Berenice me esta jugando algún tipo de broma? Sí, eso debe de ser. Ja, pobre idiota, creé que me dará miedo.

—¡Agares!—Vuelve a llamarlo—Si no me respondes a la cuenta de tres, me lanzaré encima de ti.

Ya no podía seguir acostado como si nada, esa voz se escuchaba muy real. No podía ser un extraño sueño y por mas que me pellizque no voy a despertar porque ya lo estoy.

Esa profunda mirada almendra de color rojo, sin emoción, se abren lentamente, quedado perplejo por el sombrío y húmedo lugar en el que se encuentra.

¡Este lugar tiene más agujeros que un mosquitero! ¿Cómo se puede dormir en está cama mojadas. No, eso es lo demos, ¡¿Dónde carajos estoy?!

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