Extra 4
Las preparaciones para la fiesta de aniversario estaba yendo sin problemas, Bianca y Brianna desde muy temprano empezaron con las decoraciones, verificado que el lugar donde se sentaron sus abuelos sea cómodo y sobre todo aromatizante con las flores favoritas de ambos de Bianca.
Manrique le ayudó llevando a sus padres de compra, comentado que ese sería su regalo de aniversario de bodas, pasar un día enteró con ellos después de tanto tiempo. El par de anciano estaban mas que felices porque su intención no era celebrar a los grandes sus casi cincuenta años de matrimonio, ellos han estado juntos de los 22. Son el primer amor del otro eso vuelve todavía mas romántica su relación.
No siempre el primer amor es para toda la vida, es un suceso extraño y afortunados todos aquellos que lo experimentan. Sin embargo, eso no quiere decir que los demás amor no valen solo que unos duelen hasta los huesos y otros son duraderos, maravillosos. Hay todo tipo de amor y cuando lo tienes se debe cuidar, apreciarlo.
—¿Estás son todos los globos?—Preguntó Brianna, inflando el último globo en sus manos, enredado con tres mas creando así una bonita flor.
—¡Sí, ese el último!—Grito desde el lado izquierdo del jardín este de la mansión Romero.
Bianca sigue mejorando cada vez en su técnica de dibujo, sus abuelos se podrían muy felices cuando entren por es puerta y ven cada cada dibujo que representa un lugar, sentimiento, día en que se conocieron y se dieron el sí para ser novios.
Unos días antes Bianca les pido que le contarán su historia de amor, apartir de eso iba a realizar la temática porque quería que fuera un día inolvidable, su abuelos ya era mayores y aunque no lo quisiera podrían marcharse en cualquier momento por ello procura mucho en disfrutar de su compañía, crear recuerdos que vivan siempre en sus memorias.
—¿Necesitas ayudas ahí?—Se levanta del suelo anteriormente estaba sentada.
‹Creó que mis padres adoptivos y tíos ya terminaron su parte, se emocionaron mucho cuando les pedimos su ayuda tal vez porque son personas casadas. Saben a la perfección ese sentimiento al cumplir un año más de casados, ¿así sentirían mis padres cuando tengan su primer aniversario? También pienso tirar la casa por la ventana, y Agares me seguiría sin refutar estoy segura de ello.› Sonriendo de solo imaginarlo.
Brianna es feliz con solo saber que las personas que quieren están felices, eso lo es todo para ella. Esperando el día en que también llegue a su vida el tan afamado primer amor, no tiene prisa.
Seguramente cuando llegue ese amor sus padres, hermanos, cuñados y tíos pegarán el grito que romperá el espacio. Esa persona la tendrá difícil con tantas personas cuidado y que aman demasiado a su pequeña princesa, Brianna.
—Ya termine.—Venia sosteniendo lo que sobró de papel de color.—¿Qué?—La sonrisa en Brianna le terminó confundido.—¿Traigo algo en mi cara?
—Sí.—Busca en su bolsillo el celular.—Traes unos bonitos bigotes.—En algún momento Bianca paso por su cara sus manos manchadas de pintura.
—¿Qué piensas hacer?—Pregunta al ver que saco su celular.
—Una foto por supuesto, las vergonzosas son las más bonitas.—Sonríe.
—No hagas eso.—Tira las cosas iba tras ella.
‹Si mi padre llaga ver algo así querrá enmarcar la foto y colgarla en la sala, todos los que vieran de visita lo verían y sería muy vergonzoso.› Aún así sonriendo corría detrás de su hermana.
—Tengo que guárdala para mostrársela a mis futuros sobrinos. Nietos y bisnietos de mis padres.
‹Si es que algún día llegó a casarme porque mis padres por parte de Agares no conocerán nada de eso. A menos que ellos tres adopté allá afuera hay mucho niños que debería ser cuidados, amados.› Guardo el celular al ver venir a Bianca.
—Ven aquí.—Sonríe.
Sus familias solos las veían desde las distancias, tomando video de esa bonita interacción de hermanas, sonrisas que han logrado proteger y seguirán protegiendo siempre.
—Somos afortunados de tener una hija tan maravillosa.—Hablo con orgullo la señora Cassandra.
‹Se siente como si fue ayer que adoptamos esos dos niños tan delgados, con miedo que en cualquier momento se rompieran. De miradas vacías y temerosos de absolutamente todo, pero aquí estamos de lo mas feliz. Mis hijos pudieron superar ese pasado y dejarlos atrás.
Desde aquel incidente nunca nadie volvió a mencionar nada de esas horribles personas, no merecen ser recordados ni para maldecirles, odiarlas. No merecen nada.› Cassandra abraza amorosamente a su esposo Saimon.
—Sí, somos tan afortunados de forma parte de su familia.
‹Al principio creí que Dereck se los llevaría y nos quitaría del registro de adopción, pero para nuestra sorpresa no fue así. Decían muchas cosas de él sin embargo es alguien muy compresivo, o solamente respecta a las personas que cree que merecen su respeto.
De igual manera estoy convencido que si alguien fuera los padres adoptivos de los mellizos, y ellos hubieran sufrido entonces les caería todo el peso de encima. Hasta nosotros no estaríamos a salvo si fuéramos esa clase de escoria humana, gracias a Dios no somos ese tipo de personas. Tuvimos buenos padres unos que nos enseñaron a respetar a los demás, no lastimar al que no se lo merece.› Saimon estába muy agradecido con Dereck, así como Dereck lo estaba con ellos.
Gracias a eso los mellizos han tenido el doble, triple de amor, recuperaron cada segundo que se les arrebató en su primera vida y lo siguen recuperando.
—Ya me case.—Deja de correr.
Me gusta seguirle el juego a Bianca porque de pequeña no disfruto de esto, jugar a las escondidas, correr con sus amigos, se perdió mucho a causa de su enfermedad cardíaca. Por lo que en ocasiones jugamos de está manera y es muy divertido me doy cuenta que yo tampoco disfrute mucho de mi niñez, esos años que tuve en el convento.
—Ven rápido tenemos que arreglar la entrada..¿Eh?—Los listones se enredaron en sus pies.
—¡No te sigas moviendo!—Brianna perdido el color al ver que su hermana estaba por impactar su espalda contra la reja del portón.—¡Bianca!—Exclamó aterrada.
—¡Con cuidado!—La atrapa desde de la cintura.
—¿Uh?—Lentamente abrió sus ojos al percatarse que no cayó donde debería haber caído, algo suave amortiguó su caída. No era para menos si su espalda descansa sobre unos voluptuosos pechos femeninos.
—¿Estás bien?—Preguntó una melodiosa voz, eso llevó a Bianca a mirar hacia arriba solo para encontrarse con una dulce mirada de color miel.
Los rayos el sol creaban una especie de halo dorado todo angelical detrás de esa hermosa señorita de ovalado rostro, y de rasgos fáciles muy finos tanto como sus rosados labios, carnosos.
"Una diosa" fue lo único que pudo verbalizar, siendo cegada y admirando la belleza que irradia esa joven de cortos cabellos castaños claros, cubriendo únicamente su pálido cuello, y cayendo sobre su frente. Casi uniéndose con sus crespas pestañas.
—¿Estás bien?—Volvió a preguntar.
—¡Ah, si!—De repente sintió un poco vergüenza.—Estoy bien.—Dios, que pena.
Bianca no podía creer que haya dicho una cosa como esa, y esperaba que esa señorita no haya escuchado eso de; "una diosa."
—Gracias por atrapar a mi hermana.—Le limpia la cara a Bianca, el rostro de está se tiño de rojo al recordar que andaba pintados unos bigotes.
—Que la tierra me tragué.—Susurró.
Brianna solo vio con rareza la extraña reacción de su hermana, es la primera vez que la ve tan nerviosa. Eso puso en que pensar a Brianna, en que está era típica escena cliché en las historias de romance. Su modo lectora empedernida y amante de las novelas románticas entre otras se había activado, mirándo todo en silencio mientras evalúa la situación.
—Eso es bueno.—Toma impulso para levantarse del suelo.
—Le ayudo.—Bianca le ofrece sus manos.
—Gracias.
Ya de pie se sacudió la ropa, lleva un joggers negro flojo aún así se marcan sus caderas y esa delgada cintura anda expuesta por la cotar camisa blanca, más encima un chándal negro. Su estilo es entre deportivo y a la vez algo elegante.
—No, gracias a ti por ayudarme.
—A todo esto, ¿quién es usted?
No es momento de pensar que esto es un clichés de novela, esto también podría ser peligro. Ahora somos figuras públicas eso nos puede volver el blanco de cualquier que odio a nuestras familias, y sin importar que tengamos seguridad cuidado de nosotros cualquier cosa podría pasar.
—¿Cómo llegó hasta aquí?
Brianna llevo a Bianca detrás de ella al mismo tiempo que le daba señales discretamente a los de seguridad, les daría una reprimienda después por no cuidar bien los alrededores y permitir que una desconocida logra llegar hasta ellas.
—Me disculpó por ser irrespetuosa.—La situación se volvió incómoda.—Hace poco que llegue al país.
‹Debí ser paciente y esperar a mi madre, cuando llegue me regañara por no haberle hecho caso y ahora estoy metida en problemas.› Ella se dió cuenta que Brianna le dió ordenes a los de seguridad y aunque estuvieran escondidos podía sentir su presencia.
—No pregunté eso y no me haga repetir lo que ya pregunté.—Que haya evitado que Bianca no se golpeara no significa que por eso voy a confiar en ella.
—Soy Irene Castro.—Esto es muy malditamente incómodo, es la primera vez que me pasa esto.—Esta es mi identificación por si sospechan y es comprensible.—Entendio.—Si me ayudan a encontrar a unas personas se los agradecería.—Mis padrinos se vinieron a vivir a un lugar raro...
—¿Irene Castro?—Susurran ambas al mismo tiempo.—¿La ahijada de los señores Romero?
—¿De mis abuelos?
‹Mi padre no comento que esas personas estaban viniendo, tal vez tampoco sabe por eso no me comentó nada. ¿Es una sorpresa para mis abuelos? Tienen bastante tiempo sin ir al extranjero.›
Desde que se mudaron a este país no volvieron al extranjero y solo se comunican por videollamada con sus conocidos, director de la fundación que ayuda a los huérfanos encontrar una buena familia.
—¿La señorita Bianca?—Señalo dudosamente a la mencionada.
La foto que le habían enseñado sus padrinos de su nieta en ese momento, no se parecía en nada a la Bianca actual, de ahí sus sospechas de que no sean la mismas personas y Irene tenía razón de dudar, porque esa foto era cuando Bianca tenía problemas cardíacos, sus abuelos suelen andar la foto donde su nieta está bien delgada, pálida porque es cuando estaba muy pequeñita.
—Sí, soy yo. Un gusto.
—El gusto es mío.—Entrelazan sus manos así como sus miradas, sonriendo ligeramente.—Mis padrinos hablan mucho de usted.—La incomodidad estaba desaparecido ahora que arreglaron el malentendido.
Desde que los abuelos de Bianca supieron de la existencia de su nieta, ellos dos no han parado hablar de ella, son dos ancianos muy felices de ser abuelos.
—Ellos también hablan mucho de usted.
"De repente me siento como un foco entre estás dos, casi igual que cuando Agares y Aarush se están cenando con la mirada a Elisha, así de extraña es está atmósfera" Pensó Brianna buscando la oportunidad de escabullirse.
—¿Entonces ella es la señorita Brianna Henderson?—Solo asintieron.
‹Ahora entiendo porque se me hacía conocida, no hay mucha diferencia entre esta versión y la de la foto ella sigue viendose muy hermosa... Ambas lo son.› Desvía su mirada en dirección a Bianca.
—Lo bueno que ya no buscaré por los alrededores como tenía planeado, llegué a la casa de mis padrinos sin perderme en el intento.—Espero que mi mamá se de prisa en llegar.—¿Mis padrinos están en casa?
—Ellos no están.—Contesto Bianca.—¿Está aquí para celebrar el aniversario de boda de mis abuelos?
—¡Sí!—Sus ojos brillaron.
Irene quiere mucho a los señores Romero, gracias a ellos y su fundación logro ser adoptada en una familia cálida, amorosa que poco a poco se acercaron a ella, fueron pacientes hasta que decidió abrir su corazón y dejarse querer, proteger.
—Si es así entonces puede ayudarnos.—Cuando mencione a mis abuelos toda rigidez en su rostro desapareció.—Le estamos preparando una fiesta sorpresa.—Ellos se pondrán muy felices al verla, la quieren como su propia hija.
—Creo que ha sido un viaje cansado.—Comento Brianna.—¿No sería mejor que descanse?—¿Cómo reaccionará Agares cuando le cuente sobre esto hoy por la noche? Al igual que lo es conmigo es un hermano sobreprotector con Bianca.
—Si es por ver felices a mis padrinos entonces ayudaré en lo que pueda.—Me siento llena de energía se solo imaginar sus sonrisas.
—Si gusta entonces no seremos modestas.—Comento Brianna.
Las tres se pusieron manos a la obra y en algún punto la incomodidad, distancia entre ellas se fue acortando hasta que no quedó existencia de tal atmósfera para darle la bienvenida a una mas animada.
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