capitulo 59
Manrique suspiro aliviado al ver que su hija por fin se quedó dormido luego de llorar un rato, preguntar por las acciones de su madre. La fiebre también estaba empezando a bajar pero las preocupaciones siguen creciendo al punto en que hasta se la quita el apetito.
Queriendo ir a la propiedad Reynolds, a preguntar el estado de Agares y Elisha, Laín. Sin embargo, no tenía cara para hacer algo como eso, él no es el que cometió tal acto pero es quien mas culpable se siente. No sabe que hacer.
‹No dudo de las palabras de mi hija, ella sí vio a su madre haciendo algo tan atroz como intentar acabar con la vida de esas personas. Y desde ese día Michelle tampoco regreso a casa, probablemente no tiene cara para ver o explicarle a Bianca. Porque si Bianca la vio ella también debió verla devuelta.
¿En qué demonios estaba pensando Michelle? ¿Dónde demonios quedó esa mujer dulce que una vez conocí? Ella nunca comentaría tal acto tan imperdonable. ¿Cómo pudo hacerle eso a esa persona y niños? ¡Son niños! ¡Somos padres y precisamente por eso deberíamos de cuidar en vez de dañar.
Quizás fue un terrible error venir a este país, no. En definitiva fue lo peor que pudimos hacer. Si nos hubiéramos quedado allá el día de ahora nuestra familia no estaría pasando por otra situación tan complicada.
¿Cómo se le ocurre hacer algo como eso? ¿Por qué tanto odió hacia ese niño, Agares? Él no ha hecho nada malo, ni siquiera nos conoce tanto. Pero desde que lo conocimos sin motivo algún Michelle, lo repudió. Siempre decía que por alguna razón desconocida detestaba ese color rojo de sus ojos. Que le provocaba escalofríos cada vez que lo tenía cerca.
En su momento la entendía, entendía su comportamiento. No le agradaba que los niños pudieran disfrutar y nuestra Bianca solo le tocará ver desde la distancia, con anhelos de poder hacer lo mismo algún día.
Creí que su desesperación por querer salvar a nuestra hija, no la dejaba ser racional o pensar con claridad. Pero, llegó un punto en que no la reconocía. Yo también estoy desesperado por encontrar un donante. No quiero que mi única hija muera y a pesar de sentirme sofocado, atados de manos no se me ha pasado por la cabeza dañar otro ser humano...¿Qué se supe que haga? Porque me preguntó eso, solo tengo que hacer lo correcto.›
Manrique salió de la habitación de su hija, ordenó estrictamente que la vigilarán y si ocurría algo que lo llamarán inmediatamente. Él se estaba dirigiendo a la casa de los señores Reynolds.
Pero quizás no los encuentre, ellos en este momento se encuentra en la mansión de sus grandes amigos, Claudia, Nahir, y a Ruy que lo ven como su sobrino. Sin embargo lo que encontraron no les gustó para nada.
Frente a ellos dos se encuentra una propiedad abandonada, pasillos cubiertos de telas de arañas y puertas que rechinan de viejas. Se veía como un lugar que llevaba más de 20 años sin ser habitado.
No había absolutamente nada de aquella mansión deslumbrante con aquel jardín tan hermoso, personas paseando de aquí para allá haciendo su trabajo. No, no había nada de eso.
—¡¿D-Dónde están?!—Cassandra sostiene su inquietante pecho, el cual no paraba de latir tan violentamente.
Ella no sabía si sus ojos y nariz ardían por el polvo, o porque siente que algo verdaderamente malo había ocurrido con sus amigos y sobrino.
—¡Claudia, Nahir, Ryu!—Grita una y otra vez esos nombres mientras se pasea los viejos pasillos, en busca de ellos tres.—¡Claudia, Nahir, Ryu!—Seguía llamándolos sin la intención de detenerse así su garganta se quedé sin voz.
Cassandra y Saimon llevan mucho tiempo buscando por cada rincón al par de esposo y a Ryu, pero por más que buscarán con desesperación y una mirada llorosa no logran encontrar nigún rastros de ellos tres, eso provocó que perdieran el color completo de sus rostros.
‹¿Cómo es posible que el interior de este lugar se vea inhabitable, maloliente? Al principio creí que habíamos entrado a la propiedad equivocada, pero no era así. Este es el lugar donde vivían ellos, ¿entonces que está pasando? ¿Por qué ellos no responden nuestras llamadas y tampoco hay nada que diga que vivieron aquí›
—¡Qué demonios está pasando, Saimon!—Cayo al suelo, viendo todo el sombrío lugar.—¿Por qué este lugar se ve sucio y viejo?
¿Dónde está mi sonriente amiga, Claudia? Cuando venía de visita ni siquiera había entrado por la puerta cuando ella corría hacia mí, abrazándome mientras Saimon y Nahir solo reían, y Ryu se iba con nosotros hijos.
—No lo sé, cariño.—Abraza a su esposa.—En serio lo sé, no sé que está pasando y del porque nuestros amigos, sobrino, no se encuentra por nigún lado.
‹Es como si nos estuvieran diciendo que ellos nunca existieron, que era un producto de nuestra imaginación. ¿Nos quieren hacer pasar por locos, o qué? No estamos locos. Claudia, Nahir, y Ryu si existen. Hay personas que lo pueden confirmar. ¿Verdad?› Saimon empezó a realizar unas cuantas llamadas, preguntar si sabían algo de ellos tres.
Sin embargo, las respuestas desconcertadas y confusas de esas personas que han convivido con ellos, dejo helado a Saimon. No podía creer que todas la respuesta fueran; "¿Quién? ¿Quienes son esas personas? Está equivocado, nunca he conocido a nadie con esos nombres.
¿Jefe, se siente bien? Creo que está bajo mucho estrés por el trabajo y lo sucedido con el joven maestro Agares, debería de tomarse unos días. Yo me ocuparé del trabajo." Esas solo eran algunas de las respuestas de sus conocidos y asistente personal.
—¿Saimon?
Cassandra se asustó al verlo desplomarse sin nada de color en su rostro, a Saimon se le había olvidado como se respira. Todo daba vueltas al mismo tiempo que sentía que lo estaban pinchado con miles de alfileres sin dejar una parte de su cuerpo libre, no podía aceptar que eso fuera cierto. No había tal cosa de que sus amigos solo son una ilusión.
—E-Esposa.—Su voz se fue rompiendo de a poco.
—¿Qué pasa?—Se asustó.—¡Dime qué pasa, cariño!—Lo tomo por los hombros.—¡¿No les pasó nada, verdad?! ¡Dime que ellos están bien!—Suplica entre lágrimas y con su corazón a punto de vomitarlo por la incertidumbre de no saber nada, y esperando lo peor.
—Dicen que no conocen a nadie con esos nombres.
—¿Qué?—Sonríe ante tal shock como decir; ¿estás bromeando?—Deja de jugar, esposo.—Decia eso pero su agarré se volvió más fuerte.—N-No es gracioso.—Tanto su voz como sus manos tiemblan.—¡Nada de esto no es gracioso!—Muerde tan fuerte su labio que empezó a sangrar.—¡S-Si, esto solo es una broma!—Sonríe y llorá a mismo tiempo.—Solo...una broma..
—C-cariño...
Saimon desliza su dedo en los labios de ella, impidiendo que se siga lastimado de esa manera. Preferiría que lo muerda a él a que ella se haga daño de esa forma.
—¡No estamos locos, esto no esta pasando!—Exclama con seguridad, sollozando.—Ellos existen...existen.—Repetía una y otra vez.
—Sí, tienes razón.—Se limpia las lágrimas.—Este momento no es para estar llorando, esposa.—Le ayuda a levantarse.—Tenemos que movilizar a todos y cada uno de nuestros personal para que los busquen por mar y tierra.—Envio un mensaje con una tan sola orden, encontrar a esas tres personas cuente lo que cueste.—Vamos, tenemos que hablar con los Rosenberg. Con su ayuda esto puede resolverse lo antes posible.
—Si,vamos...pero primero hay que llamarle al maestro Handerson, preguntarle sobre ellos.—No sé que esta pasando pero espero que Dereck diga que si los conoce...por favor.
—¿Si?
Saimon se tensó al escuchar la voz sin emociones de Dereck, convivir con él y verlo tan relajado, feliz junto a los mellizos, les hizo olvidar la clase de persona que es Dereck Henderson.
—¿Lo conoce a Claudia y a Nahir?—Los dos esposos dejaron de respirar mientras esperan la respuesta.
—¿Por no iba a conocerlos?—Preguntó sin entender.—Son sus amigos y padres de ese adolescente raro, como se llamaba...cosa rara, adolescente con pensamientos posesivo...ah ya me acordé, es Ryu.
Los señores Reynolds suspiran aliviados e ignorado lo último, no era momento de hablar sobre Dereck y su lado de padre sobreprotector, celoso. En este momento lo importante es saber que ellos no están locos, que sus dos amigos y sobrino si existen.
—Si, eso es todo voy a colgar.—Sus ojos rojos sin emociones miran al hombre de aspecto demacrado, cortado de varias maneras (nada profundo) atado a la silla.
Brandon ha estado siendo “cuidado” muy “cariñosamente” en este momento no podría escapar aunque lo quisiera, había sido inmovilizado de todas las formas que existían. Ciervo también lo estuvo sedado mientras esperaba que Dereck, llegará a lidiar con Brandon.
—Estoy algo ocupado, la basura se acumulado en la propiedad y tengo que limpiarlo, fregar el piso.
—Bien, no le quitó más de su tiempo.—Finaliza la llamada.
Dereck le paso el celular a ciervo, diciéndole que lo limpie y desinfecte porque estaba contaminado con sangre, acto seguido metió un trapo al bote con agua. Lo que estaba por hacer es ver cuánto tiempo Brandon aguanta la respiración mientras tiene un trapo mojado en la cara.
—¿En que estamos?—Sonrió sin que llegara a sus ojos.—Si, ya me acordé. Íbamos a comprar que tan buenos son tus pulmones.
Brandon se estremeció al ver esa mirada roja, no podía encontrar nada de esa mirada “dulce” que en ese entonces Dereck, solía darle.
—¿Por qué...por qué haces esto?—No siento mis extremidades.
Cuando desperté hace menos de tres días no entendía que estaba pasando conmigo, del porque estaba encadenado a la silla en esta lúgubre habitación sin filtración de luz. Grité muchas veces el nombre de Dereck, hasta que perdí la voz pero el nunca venía.
En ese entonces seguía muy mareado por lo que no comprendía que estaba sucediendo, llegué a creer que me habían secuestrado o algo por el estilo. Trate de mantenerme sereno pero al instante en que mi mente se aclaró me di cuenta que esto había sido ordenado por Dereck...¡Mi Dereck!
No podía creerlo, mas bien no quería aceptarlo porque era imposible que él hiciera algo como eso. Dereck me ama y no sería capaz de hacerle eso a la persona que ama, por lo que solo pensaba positivamente y tome esto como un simple malentendido, sí, esto era un horrible malentendido.
Estaba convenciendo que él vendría por mí, me salvaría cómo las última dos vez, cuando eres tan solo un niño y cuando supuestamente fuí secuestrado por Michelle. Me prefiero a mí antes que a sus dos hijos, y estaba seguro que era cuestión de tiempo que el viniera por mí y me explicaría lo sucedido, y fue tal como creí.
El pareció vistiendo un hermoso traje de dos piezas, blanco. A él siempre le ha quedado bien el blanco, "se vería mejor con un esmoquin de bodas" pensé mientras le sonreía, pero él no lo estaba y antes de que le pudiera decir algo, Dereck sin emoción en sus ojos había cortado muy lentamente los tendones de mis manos.
Mi mirada de ese momento muy seguramente fue incrédula, sin poder creer que el hombre que amo me estuviera haciendo eso, lastimandome mientras me vía como si no fuera nada a sus ojos, eso dolía mas que cualquier herida.
Por mas que gritará de dolor él no se detuvo y tenía pensado seguir causando mucho más. Lo podía ver en esa mirada roja. Cuando corto lo hizo como si estuviera peleado una papa por primera vez. Descuidadamente y profundamente, ante tal situación parecía que iba perder el conocimiento pero no se me permitió.
Cada vez que estaba por cerrar mis ojos, el pasaba el filo de esa navaja por mis brazos para que estuviera despierto, fue así por dos largas horas que para mi se habían vuelto una eternidad, hasta que todo mi cuerpo quedó cubierto por esos pequeños cortes.
Ni siquiera podía decir algo en ese trascurso de tiempo, estaba tratando de comprender porque Dereck, me estaba haciendo eso a mí. Su leal empleado y amante. ¿Cómo puede hacerme esto cuando he estado con él en las buenas y las malas? ¿Qué le han hecho a mi Dereck? Mi amante.
—¿Ya comenzaste?—Preguntó.
La voz de Laín volvió a la lucidez a Brandon, mucho más cuando vió que Dereck inclinó su cabeza hacia abajo, capturado los labios de Laín. Besándole de aquella manera tan apasionada.
—¡¿Por qué lo besas?!—Vocifero.—¡Deja de besarlo!—Deseo poder levantarse, empujar a Laín.
¡No, no, no! Ellos dos no pueden estar juntos, no pueden. Dereck es mio, solamente mío. No trabajé tanto para separarlos cómo para que esten juntos nuevamente, no lo acepto...espera, ¿por qué Laín está en este lugar? Se suponía que estaba en el extranjero, ¿fallaron en eliminarlo? Viéndolo en esa silla de ruedas eso quiere decir que no salió ileso por completo. ¿Que pasaría con los mellizos?
—¿Por qué no debería?—Entrelaza su mano con la de Dereck.—Es mío, Dereck es y siempre ha sido mío así como yo, soy de él.—Le hizo saber a un Brandon enfurecido.
—Dereck.—Ignoro las provocaciones de Laín, para ver al de ojos rojos.—¿Qué está pasando, Dereck?—Sus ojos se cristalizan.—Somos amantes, ¿por qué me estás haciendo esto?
—¿De que estás hablando?—Frunce el ceño.—Cuando hemos sido tal cosa.—El aura a su alrededor se volvió oscura y muy sofocante.
—¡Dormimos juntos!—Exclamo.—¡Fui tu primera vez, quién se quedó contigo mientras ese tipo de abandono!—Sigue gritando.—¡Por que me haces esto!
—¿Y que si dormiste con él? Estoy seguro que lograste eso con metos despreciables, también estoy convencido que no te importo hacerlo con él mientras Dereck, susurraba mi nombre y de cuanto me extrañaba.—Sonrió ampliamente.—Quizas para ti eso fue especial, pero para mí hombre solo fue una eyaculación, nada más que eso.
—¡Tu que sabés!—Ni siquiera podía empuñar sus manos pero ya no podía, no había movilidad en sus muñecas.—¡No sabes nada!—¿Por qué me está pasando esto? Mis planes y movimientos eran perfectos, solo faltaba poco para tener todo de Dereck.
—Deja esa mierda y dime donde está esa mujer.—Ese rojo ver un mar salvaje de sangre que en cualquier momento podría ser tragado por el.
—¿D-De qué estás hablando?—¡Lo sabe! Sabe que estoy relacionado con Michelle, ¿cómo? En ese día que nos reunimos nadie me siguió, estoy seguro de ello.—¿Qué mujer?
—Te seguirás haciendo el tonto, pues bien. Sigue así.
—¡Aaaghh!—Su mirada horrorizada vio el dedo pulgar rodando en el piso.—M-Mi dedo...—Tartamudeo.—Dereck...¿cómo puedes hacerme esto?—Mira ese color rojo.—Te amo tanto y tú me estas lastimando, ¿por qué? ¿Por qué me lastimas así sin darme una explicación...?
El rostro de Brandon fue golpeado con cientos de fotos, Dereck había logrado, mejor dicho Ciervo había logrado conseguir lo poco que aun no había eliminado Brandon sobre su verdadera identidad y de quién era su familia.
—¿Seguirás pidiendo explicaciones?
En su voz no había nada, es como estar escuchando un robo pero en su mirada podía ver la oscuridad, frialdad. Era un perro del infierno, rabioso, esperando el momento adecuado para desgarra la garganta de Brandon.
—Ese...ese no soy yo...¡Agh!
Otro dedo había caído al suelo, en esta ocasión fue Laín quién lo cortó. Se estaba cansado de escucharlo negar tan descaradamente sus actos.
—Esta bien, no digas nada.—Expresó Laín.—Todavia hay muchas partes las cuales cortar.—Se acercó a Brandon.—Cortaremos pedazo por pedazo hasta que no quede nada de ti.—Esa mirada es tan espeluznante al igual que su sonrisa perversa.—Tenemos mucho tiempo, disfruta tu estancia en este lugar mientras Dereck y yo, disfrutamos convivir en familia.-—Regresa junto a dereck.—¿Verdad, cariño?
—Sí.—Sonríe todo idiota al escuchar ese "cariño"—Tenemos que recuperar el tiempo perdido.—Abraza por la espalda a Laín.—Compartir la cama es lo primordial, deseo mucho acepte el amor en cada momento...
—¿Qué hay de tus hijos, Dereck?—Preguntó.—¿Ya te olvidaste de ellos?—Esos mocosos serán mi moneda de cambio.
Las sangre hirvió furiosamente en los cuerpos de los dos presentes, emanado una aura tan siniestra al escuchar que Brando, mencionó a los mellizos.
—Viendo que estas feliz ya no te importa lo que les pase.—Niega con su cabeza.—Ellos sufriendo y su padre revolcándose...¡¿Ugh?!—Brando abrió sus ojos engrande, asustado, su lengua está siendo agarrada y jalada por Dereck mientras lo veía con repugnancia.
—¡Cómo te atraves a mencionar a mis hijos con tu boca sucia!—Retuerce esa lengua.—Eres tan despreciable, me arrepiento tanto y maligno el día en que te conocí maldito lunático. ¡¿Cómo pudiste hacerle eso a mi hijos?!—Tira más fuerte al punto en que se escuchó que ese pedazo de lengua caería al suelo.
—Cof, cof, cof.—Brandon no paraba de toser.
—También me gustaría quitar la lengua.—Lían jaló a Dereck.—Pero es necesario que le tenga en su boca, por el momento.—Mira a Brandon.—Sé que los mellizos son mis hijos, que Dereck y yo somos sus padres.
—¡¿Q-Qué?!—¡Imposible! Eliminé todo rastro de eso, ellos jamás deberían de saber eso, jamás.—¡Mientes!—Vocifera.—¡Estás mintiendo!
—Es tu problema si quieres creerlo o no.—Sostiene la mano de Dereck.—Vamos, démosle un momento a solas para que reflexiones.—Sonríe perverso.—Espero que habrás la boca la próxima aunque está bien si no lo haces, muero por cortar dedo por dedo.—Esa sonrisa malvada se intensificó.—Tienes muchos.
Al salir solo se escucharon los gritos de Brandon, mas bien gritando el nombre de Dereck. Iba hacer un poco difícil hacer hablar a Brandon, pero lo seguirían torturando de todas las maneras tanto así que ellos dos, Dereck y Laín no se dieron cuando que un momento a otro el tiempo había pasado demasiado rápido.
Ahora los mellizos tienen casi 14 años, su estatura ya no es la de un niño de 9 años, ya no habia rastros de aquellos pequeños destruidos. Son todos unos adolescentes hermosos, rebosante de vida. Elisha y Aarush ahora son dos adolescentes de casi 16 años, muy atractivos y de complexion atlética.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top