capitulo 43

Los alrededores de la mansión Reynolds se veía muy tranquilos y silenciosos pero de repente aparecieron dos figuras adultas y una pequeña escabullidendose con toda la intención de no ser notados, tenían planeado subir a una habitación en específico.

Venían preparados para escalar, pero solo uno ellos tenía planeado subir. Era raro que los de seguridad no los hayan logrado sentir cuando se supone que son lo mejor de lo mejor, pero pese a su intento de ser silenciosos fueron descubierto justamente cuando la pequeña figura esta por trepar.

—Solo un pasó mas y disparó.—Advirtió, cada una de sus manos estaba apuntado a diferentes objetivos.

Los dos objetivos mayores se tensaron al ver que el pequeño estába siendo apuntando con la punta de un arma alto calibre. No podía hacer nada o terminarán por llamar la atención de los demás e inclusive el que parecía ser su joven maestro, saldría lastimado.

—¡Maldición!—Susurró entre dientes.

Creí que nadie iba a sentirnos y para prevenir algún accidente le dije a mi guardaespaldas que les avisará a los de seguridad. Sin embargo, no me puse a pensar que había alguien mas habilidoso. ¿Tengo que darle gracias a Dios de que no fue maestra Dereck, quién me atrapó?

¿Cómo se supone que voy a entregar lo que prepare para él? No debería de estar haciendo esto en primer lugar, pero me sigo sintiendo culpable por lo sucedido, no está en mí el ser un cobarde pero si no logré evitar algo como eso, no soy digno de estar frente a él. Tal vez estoy siendo exagerado de igual manera la culpa no se va.

Me sentí tímido y por los repetidos latidos de mi corazón salí huyendo en ese entonces, me aterre escuchar ese sonido porque no sabía si estaba enfermo o apunto de enfermar de gravedad.

—Darse la vuelta muy lentamente...¿Donas?

Su olfato de perro y su obsesión por las donas no era una broma, él había logró percibir ese olor atraves de la bolsa negra.

—¿Joven maestro Elisha Roosevelt?—Guardo sus dos armas tras la espalda, en su arne que hacía lucir de una manera o otra sensual la espalda de Laín.

Anteriormente Dereck le había comentado a Laín, que Elisha fue quién le había dado las donas a Agares. El guardaespaldas se sintió tan dolido como se sentía Agares al enterarse que Chuck las había tirado al suelo. Se enfureció por haberse atrevido poner una mano en cima en Agares cómo en las donas.

Fue Laín quién terminó por encárgarse de esa familia, a Chuck no le hizo la gran cosa solo lo dejo calvo, también le infundió un miedo que seguro todas las noches no podrá dormir y si duermo Chuck despertaría orinado por miedo.

Cuando se lo propone Laín puede dar mucho miedo tanto o mas que Dereck, sobre todo cuando sus ojos se vuelven tan anaranjados tirando al ojo como las vivas llamas de un infierno.

—Sí.—Que vergüenza, no quería ser atrapado entrando como un vil ladrón en la habitación de Agares.

—¿Qué hace aquí?—Como se atreve el querer subir a la habitación de Agares, ¿está buscando la muerte a temprana edad?

Que de gracias a Dios que Dereck no se quedó durmiendo con los mellizos, quiso darles su espacio porque creyó que podría ser e incómodo que duerman los tres en una pequeña cama. Que enviaría hacer una lo suficientemente grande para los tres de esa manera tendrán más espacio para moverse de la manera que quieran.

—Vine a dejar algo.—Baja la cabeza.—Solo será un minuto.

Puedo solo irme sin darle explicaciones e inclusive darle una advertencia, sin embargo siento que si le faltó el respeto en el futuro lo lamentare.

—No iba hacer nada malo, solo quería dejar esto sin ser visto por él.—Expresó, levantando su rostro.—¿Puedo subir?

—No puedo dejarlo subir, tengo órdenes estrictas de proteger a mi maestro y sus pequeños hijos.—Extiende su mano.—Pero puedo entregarlo por ti.—Si lo dejó entrar Dereck me matará.

Me verá con esa mirada de reproche, de por sí tiene esos pensamientos no tan absurdos de que estos niños miran extraño a Agares. Dereck es un padre celoso aunque la verdad se ve adorable cuándo se pone en ese estado.

Sé que no tengo algún derecho, pero también me siento irritado darme cuenta que en un futuro no muy lejano estos niños serán un dolor de cabeza, tratando de llevarse a uno de los mellizos.

Agares y Brianna se quedarán con Dereck por mucho tiempo, si por mí fuera me gustaría que se quedarán así, pequeños para siempre para que nunca se vayan del lado de Dereck.

—¿Por favor?—Suplicó.

Sus guardaespaldas se sorprendieron, es la primera vez que su joven maestro, súplica. Bueno, la primera vez que lo hayan escuchado decir algo como eso.

—Solo será un minuto...Le daré estás.—Levanta una bolsa pequeña.

No quería darle nada a Laín, pero si era la única manera de poder hacer de las suyas, lo haría. Tenía que cumplir lo que sea propuesto sea como sea antes de que el cielo se vuelva mas claro por el amanecer bañando con su luz todo a su alrededor.

Elisha se había levantado muy temprano para hornear esas donas, por poco y es atrapado por sus padres. No quería darles de probar algo que hizo especialmente para él chico de ojo rojizos.

—¿Me estás sobornando?—Arqueo su ceja.

¿Este niño sabe que las donas es algo a lo que no puedo resistirme? Bueno, si puedo pero es como quitarle un dulce a un niño que a querido comer por mucho tiempo. Así me siento cuando las rechazos.

—Piense que es una recompensa por su arduo trabajo.—Aclaro.—¿Cómo podría sobornarlo?

Con él es mas fácil de hablar que con el maestro Dereck, esa mirada roja afilada cómo una espalda te mirá como si quisiera matarte.

—Solo un minuto.—Señala su reloj.—Sí no bajas subiré por ti y te lanzaré por la ventana.—Si es que no me lanza primero Dereck.

—Sí.—Sonríe ligeramente.—Solo será un minuto.

Elisha le pide ayuda a sus guardaespaldas para poder subir, ellos dispararon un arnés tipo ancla. Fue así como subió el pequeño de ojos azules.

Ya estando en la terraza de la habitación de Agares, el abrió la ventana con cuidado, suspirando aliviada de que estaba abierta.

Ese azul de sus ojos brillo al ver al adolescente abrazando una almohada, eso fue muy adorable de ver y Elisha lo guardo en sus memorias. No siempre tendrá la oportunidad de mirar al adolescente de ojos rojos comportarse de esa tierna manera.

Dejado las donas a un lado del buró, con una nota de disculpas por entrar como un ladrón y no tener el valor de verlo a la cara. Elisha prosiguió a mirar por unos segundos el rostro de Agares.

—Lo siento por irme y dejarte solo en el colegio.—Susurró.—Sí no te hubiera dejado solo, nada de eso hubiese pasado—Se pone en cuclillas.—Las donas no son para que me perdones, solo quiero que las disfrutes.

Quería acariciar su cabello, nariz, mejillas. Pero me contuve, no voy a defraudar la confianza de el señor Laín. Es momento de irme...

—¿Desde cuándo tienes esos pasatiempos de actuar como un ladrón?—Sostiene la mano de Elisha, el mencionado se quedó sin aire al tener el rostro de Agares, tan cerca del suyo.—Responden ladrón de donas.

Elisha es muy tonto sí creyó que Laín le permitiría subir a la habitación de Agares, solo porque le dio unas cuantas donas. ¿En qué lo convertirá eso? En un mal guardaespaldas por supuesto, sí dejo que Elisha subiera fue porque Agares así lo quiso.

Agares sintió la llegada de Elisha desde el instante en que Laín, los atrapó tratando de escabullirse a dónde él estaba. Desde la ventana vió como ellos hablaban, al ver que el guardaespaldas no le iba a permitir subir, a Agares le toco hablarle a Laín por medio del auricular conectado al del guardaespaldas.

Dereck le había dado la línea de emergencia que está conectado a Laín, de esa manera solo podrían llamarlo y el nombrado irá corriendo hacia los mellizos.

—¡¿Estabas despierto?!—Es lo único que pudo preguntar, mientras veía ese color rojizo.

Su rostro se encuentra tan cerca del mío que puedo sentir como su pequeña y bonita naríz está apunto de frotarse con la mía, quiero alejarme para no hacerlo sentir mal, sin embargo mi cuerpo no se mueve y solo puedo quedarme ahí. Mirándole embobado por el radiante rojizo de sus hermosos ojos.

Ese rojo que da vida a muchos colores mas, Agares es como ver una espléndida rosa roja en medio de un campo de flores de deslumbrantes colores, pero entre todas la que más brilla es la rosa roja, su color jamás podría ser opacado.

—¿Solo eso vas a decir?—Con su dedo índice y pulgar le dió un pequeño golpecito en la frente de Elisha.—¿Por qué no entraste por la puerta?—Endereza su espalda, ya no tenía su rostro cerca del ojos azules.

Con que era por eso que me estaba evitando, ¿por qué demonios piensa que eso fue su culpa? Nada de eso tiene que ver con él como para que piense eso. Los accidentes suelen pasar, en todo el mundo suelo haber niños como Chuck y personas desagradables cómo ese profesor. No es algo que se pueda evitar cuando en los humanos es muy común el ser codiciosos, egoístas.

—Sino hubiera salido corriendo entonces...

—Elisha, puedo cuidarme solo. No es necesario que tomes las culpas que no te corresponden.—No lo entiendo la verdad.

—Lo sé, se que puedes cuidarte solo.—Vuelve a quedar muy cerca de Agares.—Sin embargo en ocasiones no estaría mal si dejas que te protejan.

Agares se exaltó al momento en que sus mejillas son acariciadas tiernamente por las manos de Elisha, sorprendió por sostener la frente del contrario sobre su frente.

—Soy una de esas personas que quieren cuidar de ti. No preguntes del porqué, solo quiero hacerlo.

En ese color rojo hubo un leve temblor al perderse en ese majestuoso cielo azul, un cielo que parecía brillar y estar despejado solamente para él.

—Siempre tiene que haber un porque.—Expuso Agares, sin dejar de mirar ese cielo azul donde puede ver su reflejo tan claramente, como un pulcro pero hermoso espejo.

—Porque eres la única persona que puede pintar de colores mi mundo que siempre ha sido de un color gries.—Confesó.—Ese color rojizo cómo un eclipse carmesí pintó un cielo de colores solo para mí.—Así lo sentí.

Gracias a ti pude experimentar lo grandioso que pueden llegar hacer los diferentes colores, pero entre todos ellos el rojo sin duda es mi favorito.

—Tengo que irme.—Se pone de pie.—Solo me dieron un minuto, no puedo romper mi palabra.

—Aún no hemos terminado de hablar.

——...¡Uh!

Elisha está tratando de huir con nerviosismo por ser atrapado y decir cosas que lo hacen sentir avergonzado y la cercanía de Agares lo deja sin habla. Sin embargo ese movimiento fue detenido por el mas joven.

Agares había tira de la mano del adolescente mayor, la cual todavía estaba sosteniendo. Eso logro que el de ojos azules perdiera el equilibrio, cayendo sobre Agares.

Los dos se quedaron completamente inmóvil, mirándose con sus mejillas sonrojadas. Ese pequeño sonrojo en Agares provocó una ola de emociones desconocidas en el pecho de Elisha. A sus ojos Agares era demasiado hermoso cuando se siente tímido.

‹¿Esto es alguna clase de cliché? Esto tendría que suceder con la protagonista o con quién sea, entonces. ¿Por qué soy yo quién se encuentra tan cerca de su cara?› Se cuestionó Agares, ignorado cualquier sonido proveniente de su pecho o del de Elisha. Ya que, podía percibir los latidos del corazón del contrario en la forma que su pecho sube y baja al ritmo de su respiración.

Se encuentran tan cerca que, si cualquier de los dos llegase a mover sus labios terminarían rozandose con los del contrario, así de cerca se encuentran.

Lo que mas desconcertó a Agares es que su cuerpo no está sudado, no hay hiperventilación alarmante, si está respirando un poco acelerado, pero no al punto de querer vomitar por ser tocado o por la repentina invasión de su espacio personal.

Esa es una de las razones por las cuales no se mueve ni empuja a Elisha, quería saber cuánto tiempo podía aguantar y de esa manera poder tener más momentos fraternales con Brianna, poder abrazarla como abraza a su padre. Porque con Dereck, Elisha, Aarush, es con los que a dejado de sentirse tan mal así lo toquen de la mano o los hombros.

—Agares.—Abre la puerta.—Escuche un ruido, ¿estas bien...?

El bate en la mano de Aarush cayó al suelo por la escena frente a su ojos, hasta el poco sueño se esfumo de su cuerpo tras ver a Elisha sobre Agares.

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