capitulo 37
Esto es tan molesto, ¿por qué tenía que aparecer justamente en ese momento un profesor? Él ni siquiera me preguntó nada y solo me miró feo mientras llevaba en sus brazos a Bianca.
Estoy seguro que si no hubiera estado Ryu, presente. Ese profesor me estaría culpando de todo en ese instante justo como lo está haciendo ahora.
¿Cómo puede decir, asegurar algo que ni siquiera vio todo y el problema del asunto? Estoy viviendo lo que sufren esas personas que en su momento no logran defenderse porque ni siquiera quieren escuchar lo que estoy tratando de decirles. El profesor y ese mocoso llamado Chuck, son como dos pericos hablando sin parar.
—¡Se puede callar!—No puede más y solo explote, no voy a permitir que me sigan culpando de cosas que ni alcanzo hice.—Con todo respeto, profesor, no tiene el derecho de decir algo como eso.—Sus ojos como la sangre lo miraron con frialdad.—No ha visto nada, no estuvo allí en el momento que todo pasó.
—No es necesario estar presente para darme cuenta de lo que sucedió, ¿no puedes ver a Bianca?
—Profesor, ya dije que...
—Bianca, no sigas defendiendo a ese bárbaro.—Insulto a Agares.—Él fue el culpable de que te cayeras, yo, lo vi.—Aseguró.
—Pues necesitas lentes porque estás ciego o necesitas alguna medicina para que te quite lo mentiroso.—Bufo.—¿Qué esparaba de un adulto?—Miró de arriba a bajo al profesor.—Son más mentirosos y abusivos que los niños, se venden fácilmente por una, "posición".
—¡Te atreves a insultarme!—Exclamó.
Maldito niño por su culpa perderé mi oportunidad de obtener un favor de la señora, Michelle. Ella me prometió muchas cosas si mantenía a salvo a su pequeña, sin ninguna herida.
Fue ella, la señora, Michelle. Quién comentó que los mellizos recién llegados son dos huérfanos, sin padres. Que los señores Reynolds solo los están cuidando hasta que encuentren un lugar para enviarlos.
Es por eso que no tengo miedo de hablarle de está formado o difundir los rumores en el colegio, no es mi culpa que hayan sido abandonados, que culpen a sus padres.
—No me atrevo, lo estoy haciendo abiertamente frente a su cara acomodada.
¿Por qué nos adultos son tan crueles? ¿No tienen conciencia o lastima? En los ojos de ese profesor solo puedo ver avaricia por escalar sin importar a quién se llevan entre los pies.
—No voy a permitir que me insulten o mienta cuando no estuvo presente, dejé der se un mentiroso. ¿No le duele la cara?
Cómo estaba previsto, los tres involucrados en esa situación pasaron de la enfermería a la oficina del director, un hombre de media edad, con padecimiento de calvicie, tiene unas entradas en su frente aunque trata de ocultarlo perdiéndose de diferente manera ese cabello marrón.
Verlo te da la impresión que estar viendo a un abuelito de unos cincuenta años, aunque no aparentaba tanto tener esa edad, por lo cuidado que mantiene su salud y cutis. Sin embargo, ese director que te suele saludar con una gran sonrisa se encuentra serio y sin la mínima intención de sonreír. Esperado que los padre de los tres niños lleguen.
Mientras esperaban la tensión se sentía en el aire, tanto adentro de oficina del director, como en los pasillos afuera de dicha oficina. Primeramente en Elisha, él se está culpado por haberse ido sin Agares, por haberlo dejado solo.
Aunque Brianna y Aarush le decían que no era su culpa, que dejara de decir algo como eso, pero él seguía alegando que sí, era todo su culpa.
Para terminar de agregar mas pesar a sus pensamientos, Ryu, le dijo que sí. Qué si era todo su culpa por llevarlo a un lugar tan alejado y dejarlo solo.
Ryu había deducido que las donas fueron dadas por Elisha, algo que no le gusto porque acausa de eso Agares, había llorado inconcientemente, por la perdida de las donas.
Cuando lo vio llorar sintió una oscuridad en su pecho que ni el mismo sabía que podía tener, al igual esos pensamientos extraños que venían a su mente sobre esconder a Agares para que nadie pueda verlo y mucho menos que lo hagan llorar.
—¡Papá!—Brianna corrió a los brazos de su padre.
Fue levantada del suelo en menos de un segundo, ella se siento segura en los brazos de su padre. En ocasiones sentía que ya había vivido algo como esto, ser protegida por los fuertes y seguros brazos de su padre.
—¿Dónde está Agares?—Trata de ocultar su expresión para no preocupar a Brianna, pero no lo logra del todo. La oscuridad en sus ojos queda muy evidente para los presentes.
Ryu fulminó con la mirada a Aarhus, pregúntale del porqué llamó a Dereck en vez de a sus padres, los señores Reynolds. A lo que Aarush respondió, "Fueron mis padres quienes le permitieron al señor Henderson, venir en vez de ellos". Creyeron que era lo más prudente y lógico después de todo, él era su padre biológico.
También porque a la señora Cassandra no la calentaba ni el sol, por lo enfurecida que se encuentra al enterarse de lo que había sucedido. No era una exageración decir que ella sí terminaría discutiendo con los niños sin importar que no es lo que un adulto haría.
—¿Se encuentra bien? ¿Se lastimó?
Si tiene un solo rasguño o un mechón de su cabello arrancado, van a sufrir las consecuencias sin importarme que sean “juegos de niños” como suelen llamarles los adultos para justificar la violencia y el bullying en los colegios o universidad.
No voy a permitir que mi pequeño sufra nada de eso, ya pasaron años experimentando un abuso verbal como físico para que vengan unos buenos para nada, hablar mierdas como si fueran los más inteligentes y superiores solo porque sus padres tienen dinero.
——Está en la dirección.—Esa mirada se muestra preocupada.—No han dejado que entremos, desde hace ratos solo escuchamos ruido.—Sostiene en sus manos el rostro de su padre.—Mi hermano mayor, él no hizo nada malo, yo lo sé. Agares no pone a nadie en sus ojos a manos que esa persona sea digna de obtener algo de él.
Agares es de los que evita discutir a menos que no quede otra opción, tampoco suele poner a niños, niñas, en sus ojos. Fue así en el convento, ignoró a todos solo para no tomarle cariño a nadie porque sabíamos, sabíamos que esos niños nos apuñalarian a la primera oportunidad.
—Lo sé.—Besa la frente de Brianna.—Nuestro Agares es un chico maduro, él no haría nada a menos que no le quede de otra.
Aunque no quisiera que fuera así, quiero que actúe más como el adolescente que es, pero también lo voy a hostigar con eso. Él sabrá en qué momento cambiar o tratar de hacerlo sí el lo creé necesario.
—Sí. Él es muy maduro y las circunstancias lo obligaron a ver a los demás como seres que no merecen su atención ni compasión.—Era nuestra manera de proteger a nuestros ya agotados corazones.
Elisha se tenso al escuchar cada una de esas palabras, volviendo sus manos en un puño. De alguna manera logró entender un poco sobré lo que vivieron los mellizos. Eso le hizo hervir la sangre de impotencia.
—No te preocupes, nadie va a regañar y mucho menos hacer que mi pequeño baje su cabeza para pedir disculpas.—Dejo a Brianna en los brazos de Lain.—Cuidarla bien.
Esas personas que se encuentra dentro de esa oficina, van apagar por verle gritado a Agares. Tengo el presentimiento que es a él a quien van a culpar de lo que sea que haya pasado. ¿Creen que está solo? ¿Acaso creen que es fácil de intimidar?
—Con mi vida.—Sonrío ampliamente sin quererlo.
Lain sintió una extraña sensación al momento en que sus brazos sostuvieron a la pequeña, que se aferra de su cuello. Con sus mejillas casi frotándose contra las de Lain.
—Volveré en un momento.—Mira a cada uno de esos niños presentes.—Quiero una expresión más detallada después.—Dicho eso entro por la puerta luego de golpearla una vez, no espero que le dieran permiso.
Solo para ver y escuchar como señalan a su pequeño, Dereck con su mirada penetrate y un aura sombría golpeó con todas sus fuerzas la pared, ese repentino ruido y temblor estremeció a todos los presentes a excepción de Agares.
—Es mejor que cierres la boca y te tragues lo que dirás acontinuación—Expresó sin emociones en su voz.—Sino quieres que sea yo, quién te obligue a tragarlas.— Acuchilló con la mirada al profesor, que estaba por responder a Agares.
Desde que entró a la oficina la presión se sintió todavía más sofocante, solo bastó mostrarse para que al rededor se volviera una mina que podría explotar con el mínimo movimiento.
Agares se sorprendió al ver a su papá, no esperaba verlo a él. Creyó que quienes vendrían sería los señores Reynolds, no Dereck. No quería que su padre quedara involucrado con la protagonista femenina como en la novela.
—¿Señor?—Preguntó con incertidumbre.
Su presencia es tan abrumadora que con solo verlo ahí sin hacer nada, vuelve el aire pesado. Sus ojos son iguales a los de...¡¿Es familia de Agares?!
—¿Usted es...?
Dereck ignoró a cada uno de ellos, dirigiéndose hacia su pequeño príncipe, Agares. Agachandose a la altura de él, e inspeccionando que no tenga ninguna herida.
—Papá, estoy bien.
Puedo ver la preocupación en sus ojos, tiembla con desapareció mientras sus manos tratan de controlar su nerviosismo.
¿No va a eliminar a nadie, verdad? Creó que si no estuviera presente él ya hubiese causado una conmoción, después de todo es Cancerbero. Él hombre que hizo de todo y lucho contra todo para recuperar a su pequeño hijo, cuando se enteró que se lo habían llevado.
—Claro que no estás bien.—Declaró con un tono vibrante por el enojo corrompiendo su ser.
No se podría saber cómo pero Dereck logró notar y descubrir que su hijo, había sido tomado por el cabello, jalado hacia atrás. Y mentiras no eran, Chuck para alejar a Agares de su cuerpo y evitar que siguiera golpeado lo jaló del cabello.
—¿Quién de los dos fue?—Preguntó mirado a los dos adolescentes, quienes se sintieron todavía más chiquitos de lo que ya son.—Fue la...
—Señor. Por favor, tranquilizarse.—Pidió el director.—Esa no es la manera de hablar, también creó que necesitamos esperar a los otros dos padres, para que podamos hablar.
—¿Por qué sigues hablando?—Interrumpió.—¿Por qué no abriste la boca cuando ese intento de persona, soltó toda clase de idioteces?
Mierda, quería decir palabras de mierda, pero no puedo decir malas palabras frente a mi hijo. No quiero mostrarle ese lado mío.
—¿Esté colegio permite que un adulto e intimide a un niño?—Toma asiento como un rey y en una de sus pies sentó a su pequeño príncipe, Agares.
Esa era la impresión quedaban al verlos sentados ahí, como si estuvieran viendo a unas personas hormigas desde la cima del trono.
—Mejor dicho que lo acuse sin pruebas y aseguren con convicción sus palabras.—Sonrió, una sonrisa espeluznante.—¿Tengo que llamar a mi abogado?
—Señor, entiendo que esté preocupado por su hijo.
¿Quién es este hombre? Su presencia no es una broma, ¿cómo que es el padre de este niño huérfano? La señora Michelle expresó seriamente que ellos dos, no tienen padres. Sin embargo, ese hombre se parece mucho a ese niño.
—Solo estamos preguntado...
—Príncipe.—Volvio a interrumpir a quien estaba tratando de hablar con él.—¿Es verdad que te estaban preguntando y no gritando?
Sentí vergüenza que mi papá me llamara de esa manera, sin embargo también había una sensación grata en mi pecho, como si de verdad fuera un príncipe consentido, amado por su padre.
—No.—Miro al profesor, dándole una sonrisa altanera.—Ni siquiera me dejaron hablar.—No me importa si quedó como un niño de papá, voy a usar todo lo que se me de para mí beneficio.—Ese señor solo empezó a gritar, diciendo que el único culpable era yo.
—Agares no digas cosas que se pueden...
—Para ti es joven maestro Handerson, vuelves a llamarlo tan causal y—Hace una seña se cortarle la lengua.
—¡¿Handerson?!
Tanto director como profesor se exaltaron al escuchar ese apellido, quién no estába enterado cuan poderoso y despiadado es el heredero de dicha familia.
—¿Dónde está mi hijo?—Entro una mujer de cabello rubio con la actitud de una diva.—¡¿Quién lo lastimó?!—Gritó.—¿Quién fue el engendr...Ugh?—Su boca fue callada por un objeto que ni siquiera se vió o lo vió venir.
—Ahora entiendo porque el hijo es como es, con una madre como esa es inevitable que tenga esa actitud insípida cómo lo es él.
—¿Quién demonios eres tú?—Se alteró todavía más.—¡Sabés a quien acabas de golpear!—Gritó.
—¿Yo, cuando?—Peina con su mano el cabello plateado de Agares.—¿Alguien me vio levantarme e ir a tocarle?—Apoya su codo en el sofá, sosteniendo su rostro. Es como si te estuviera viendo con aburrimiento.—Tampoco me interesa saber el nombre de personas insignificantes e inferiores, no vale la pena perder mi tiempo en cosas como esas.
Agares veía con admiración a su papá, esa manera de hablar le parecía fascinante y sobre todo esa aura de un ser superior.
—Deberias de estar agradecida que todavía sigues respiración luego de tratar de insultar a mi hijo.—Solo te estoy permitiendo respirar por el momento, esto no se quedará así.—Eres un adulto, ¿no crees que es ridículo y vergonzoso discutir con un niño? ¿Por qué lo primero que se les ocurre es insultar su origen? Déjame decirte que por las venas de mi hijo corre sangre azul.
—Papá.—Susurró, no lo mostraba pero se estaba empezando a sentir tímido.
¿Yo, tener sangre azul? ¿De dónde? ¿Desde cuándo Brianna y yo somos de la realeza para tener sangre azul? Papá, se está pasando un poquito.
—¡Eres tú quién está hablando ridiculeces!—Sonrío con burlas.—Mi hijo merece una disculpa, la quiero ya y que expulse a ese niño hoy mismo.—Ordenó.—Solo mírenlo.—Acaricia el rostro de Chuck.—Me atrevo a decir que su nariz está rota...
—¡Bianca, Bianca!—Entro todo desesperado.
—¡Papá!—Su mirada se iluminó al mirar a su padre.—¿Por qué tardaste?
La silenciosa protagonista femenina, que anteriormente solo estuvo en silencio escuchando a lo demás hablar, ya no estaba tan silenciosa cuando vió a su papá.
—Me disculpó, princesa. Él tráfico estaba pésimo.—Su rostro se volvió pálido a ver las rodillas de su hija, vendadas.—¿Qué sucedio? ¿Cómo te caíste? ¡¿Te lastimaste en otro lugar?!
Fue buena idea que viniera yo, en vez de Michelle. Ella se hubiese puesto eufórica si la viera en este estado, ni siquiera hubiera esperado una expresión y ya estaría culpado a quien sea. De solo e imaginar lo pasará cuándo lleguemos acaso es sumamente cansado.
Estoy preocupado, sí, pero antes de reaccionar o culpar a alguien tengo que saber la version de cada persona, no es que desconfíe de la palabra de mi hija, no. Solo soy consiente de lo débil que es su cuerpo, cualquier momento brusco pierde el equilibrio, es por eso que le hemos dicho que no corra.
—No, solo mis rodillas.—Frota con cariño los ojos temblorosos de Mardoqueo.—No duele, no te preocupes.—Sonrie para demostrarle a su padre que se encuentra bien.
—¿Qué fue lo que sucedio?—Levanta en sus brazos a Bianca.—¿Por qué estas en la dirección...?—Mardoqueo se estremeció al encontrarse con esa afilada mirada roja, tan filosa como la de una espada.
¿Quién es ese hombre con gran parecido a ese niño que sostiene en una de sus piernas? ¿Por qué no están aquí los señores Reynolds?
—Es lo que queremos saber todos.—Respondió, Dereck.—La verdad y obvias mentiras que sean dicho antes de que llegará.
—Todo empezó porque Bianca se cayó mientras trataba de alcanzarme.—Fue sinceró.—Yo quería dejarla sola porque en el lugar que me encontraba es donde ella, suele estar. Pero, cuando traté de ayudarla a levantarse ese niño llamado Chuck, que no había visto nunca. Me culpó de haberla empujado cuando ni siquiera estaba presente...
—¡Claramente escuché cuando le hablabas fríamente y ni siquiera le diste una dona...!
—¿Por qué tendría que hacer eso?—Preguntó con una mirada incrédula, Dereck.—¿Por qué tendría que darle su comida a alguien solo porque sí?—Sonrió burlesco.—¿Lo dejo caer cuando era un niño?—Le preguntó a la madre.
—¡Qué estás insinuando, a mi hijo no le ocurrió nada de es! Está tratando de cambiar de dirección para ocultar que su hijo, solo es un niño que no aprecia la buena fé de otra persona.
—Mi hijo no está para hablarle bonito a nadie si no lo quiere, no tiene la necesidad de fingir ser una buena persona para caerles bien. Esas amistades basadas en hipocresía no sirven, es mejor que se aleje de eso.
—¿Está diciendo que la actitud de mi hija de querer llevarse bien con él, es pura hipocresía?— Mardoqueo se muestra molesto.
—¿No es así?—Mira a Bianca.—Tuvo la oportunidad de hablar desde hace mucho, pero, ¿que hizo ella? Se mantuvo callada aun cuando esa cosa de ahí.—Señalo al profesor.—Le seguía culpado a mi hijo, gritándole...
—No me mantuve callada.—Mira a su padre.—Trate de explicar desde el comienzo, pero los adultos y los más no me dejaban hablar.
—Es verdad.—Expresó.—Ella quiso hablar desde un principio pero no se le dejó.—Comentó el director.—A los tres se les trató por igual, sin preferencias...
—¿Me estás jodiendo o estás ensayando para actuar un show en el circo?—Preguntó con burlas.—No sé cómo llegaste a esa posición de directo aunque no es difícil de imaginar.—Ve nuevamente a Bianca.—¿Te caíste por si sola si o no?
—Se siempre sincera.—Expresó Manrique.—No tienes que mentir por el bien de nadie, siempre te he dicho que las mentiras solo sirven para herir a las personas. Sigue siendo mentira sin importar que lo hagas por un bien.
—Me caí sola, es lo que estuve tratando de explicar desde el principio. Chuck lo malinterpretó porque desde ese ángulo, dónde se encontraba podía verse como si eso hubiera pasado, que Agares me empujó.
Agares sintió algo ominoso al escuchar hablar de esa manera a Bianca, más cuando Chuck no estaba en un ángulo que pudiera malinterpretar nada.
—¿Qué pasó después de eso?—Preguntó Agares.—¿Qué hizo Chuck?
—Te arrebato las donas...
—Sí. Las tire porque sentí que era muy desconsiderado, ¿qué le costaba darle una a ella? ¿No son amigos?
—No puedo estar de acuerdo con tu comportamiento y mucho menos culparte, pero entre amigos no es necesariamente darse algo.—Expresó Mardoqueo.—No hay obligación como esa en los amigos, no tienen porque compartir la comida. De igual manera gracias por tener ese gesto, pero está mal...
—¡Ustedes no son nadie para decirle algo como eso a mi hijo!—Exclamó la madre de Chuck.—¡Ella es la única culpable de crear toda está situación!—Fulmino con la mirada a Bianca.—Si hubiese querido hablar lo hubiera hecho desde un principio así tuviera que gritar para que la escuchen...
—No le permitió que mire o le hable de esa manera a mi hija, somos nosotros los adultos quiénes no les damos ese derecho y solo juzgamos en base a lo que queremos ver o creer.
—Papá, quiero irme de aquí.—Esconde su rostro en el pecho de su padre.—Creo que con esto todo está aclarado.—Solo quería aclarar que no la empuje, aunque en realidad no me importa lo que piensen.
—Primero la disculpa.—Declaró.—¿Cuánto más debe de esperar mi hijo por esa disculpa? Tengo que demandar el colegio para que eso suceda.
—¡Lo siento, joven maestro!—El profesor hizo una reverencia que su cabeza casi toca el suelo.
—También me disculpó.—Expresó el director.
—Ya es momento de que se jubilen.—Comentó mientras se levanta del sofá, con Agares en sus brazos.—¿No lo cree?—Sonríe lo cual no es una sonrisa.—Con respecto a ustedes.—Mira a los otros cuatro, principalmente a la madre e hijo.—No es necesario porque una disculpa no es suficiente.—Tenia planeado destruir por completo esa clase de la que tanto se enorgullece.
Estoy seguro que he visto esa mujer, si no estoy mal es la esposa de uno de esas personas con las cuales tengo negocios. Desde este momento esos negocios o cualquier otro se esfumara quedando en la quiebra.
—Agares.
—Hermano.—Sonríe.
—¿Ya es hora de irse?—Pregunte.
—Sí.—Responde Brianna.
—Ya fuí por sus cosas.
Laín levantó las dos mochilas de los mellizos, seguía sintiéndose por alguna razón muy emocionado por hacer algo como eso.
—¿Dónde está Elisha?
No lo veo por ningún lado, quería decirle que no logré comer todas las dos, si podría decirme a dónde compro las que me regaló... disculparme por no ver cuidado bien de su regaló.
—Ya se fue.—Contesto Ryu.
—Ryu.
Aarush le dio una mirada de, "¿no podrías decirlo de una manera que no suene mal?" En el tono que respondió Ryu, fue como su Elisha no quiso esperarlos.
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