capitulo 35

Las súplicas y quejidos aterradores resonaban por todo ese amplio lugar que parecía un lote baldío, pero sumamente extenso cubierto de miles de arbustos entre ellos árboles. Sin embargo, en el centro de ese lugar había una pequeña casa estilo choza rodeada de maleza una muy agradable de ver por las flores en las lianas.

Ese lugar fue construido por el par de mejor amigos, también despejaron un camino secreto donde anteriormente andaban en bicicleta ahora lo expandieron para entrar en auto.

A pesar de mostrarse peligro sus alrededores es un lugar seguro, aunque no se descartan algunos animales salvajes, nada peligroso para esas dos personas que son más de temer que las bestias. Pero, si para las demás personas normales.

Es ahí donde se encuentra en éstos momentos ambos amigos, frente a la parrilla haciendo carne y no muy lejos de ellos diez personas colgados de manos en los árboles y bajo sus pies unas llamas ardientes que en cualquier momento podrían desgarrar su piel.

Esas personas se sentía en el infierno siendo castigados de alguna manera por sus actos atroces cometidos, los cuales aún no aceptaban del todo.

En su momento creyeron morir por como los sacaron de prisión y al despertaron ver todo ese fuego bajo sus pies y la temperatura subiendo a niveles abismales les hizo creer que se encuentra en el infierno, que tarde o temprano caerán en esas llamas volviéndose cenizas en menos de un minuto.

La directora del convento gritó atemorizada al ver a Dereck, fue como ver al pequeño que trató tan mal y ahora es todo un hombre poderoso que vivo a vengarse.

Ni siquiera podía ver esos ojos rojos sin volverse flácida del miedo. Lo mismo era para las otras personas, cada uno de ellos se estaban dando cuenta que el padre de ese niño al cual llamaban demonio, al final si vino por ellos.

¿Los perdonaría si piden clemencia? No, el perdón por herir a un ser amado de Dereck o para perdonar a alguien que lo haya traicionado, no. Eso estaba en su diccionario.

—¡Callarse antes de que lanze un cuchillo que termine rompiendo las cuerdas atadas a sus manos!—Advierte fríamente.

Nos les quedó de otra que hacer silenció a pesar que sus manos terminarían rompiéndose mucho antes que las cuerdas, luego estaba ese fuego, nadie quería caer sobre esas llamas. Su peor miedo era ese, ser consumido por las llamas y Dereck lo sabía perfectamente.

—Me estoy contenido tanto como puedo para no acabar con ellos de una vez por todas.—Apretó con fuerza las tenazas en sus manos.

La carne sobre la parrilla es para causar apetito en esos seres desagradables, verlos babear de hambre ya que no había comido nada. Fueron sacados de prisión mucho antes de que desayunaran, y ese olor a carne marinada los está torturado.

El ardor en su estómago es peor o igual que cuando tienes úlcera o gastritis, así de doloroso se sentía para esas diez personas. Y eso es poco comparado con todo el sufrimiento que les causaron a los mellizos.

—Los podemos dejar así toda la noche y venir a supervisar mañana.—Siguiere Laín.—Solo a vivemos el fuego lo suficientemente fuerte para que no se apague, también podemos verlos atraves del circuito conectados a las cámaras de nuestros celulares.

Estos seres peores que las bestias merecen estar así hasta que sus cuerpos no puedan resistir más y suplique por su pase directo al infierno.

—No es mala idea.—Ve fríamente a cada uno de ellos, los cuáles se encuentra con diferentes heridas, desde dedos hasta cosas insensibles entre sus piernas fueron desechados.

Alguien como ellos de despiadados y sin corazón no merecían tener su extremidades intactas, tenían que ser retiradas de su cuerpo todo aquello con lo que pensaron tocar o tocaron a los mellizos. Dereck es y será lo más despiadado que nunca con esas personas que no deberían estar clasificados cómo humanos.

—¡Lo sentimos...!—La exdirectora del convento a penas podía hablar.—Fue...fue una orden.—Confesó.—No..No tenía nada contra esos niños...¡Aaagh!—Grito al sentir el filo de puñal cortar su cara.

Tanto Laín como Dereck había lanzado uno con toda la intención de causar dolor, no querían que de una boca tan sucia salieran los nombres de los mellizos.

—¡Cómo te atreves a decir que no tenías nada contra ellos! Tu hipocresía y maldad no tiene fin.—Exclamarón enfurecidos.

—¡Solo dices me lo ordenaron, me lo ordenaron!—Lanzo otro puñal.—¡¿Quién fue quién te lo ordenó?!—Ver a Dereck era como ver al mismísimo perro del infierno, sus ojos como la sangre y las venas como raíces en su cuello era demasiado escalofriante.

La exdirectora no control su vejiga, esa mirada roja fue demasiado horripilante de ver por lo que terminó por orinarse.

—Patética.—Bufo.—Dejarlos así, vendremos mañana a verificar su estado, de sus bocas ya no saldrá nada útil.—Caminan hacía el auto.

Antes de que diéramos inició a su castigó, ella soltó sin más qué los mellizos fueron dejados en las puertas en el frío invierno de enero. No logró ver el rostro de la mujer que los dejó allí.

Dos años después alguien visitó el convento más preciso su habitación, esa persona vestida extrañamente no dejaba ver nada y mucho menos escuchar su voz, no sabría decir si era hombre o mujer. Sin embargo, le dejo una gran cantidad de dinero, ese dinero era para que ella evitará que mis pequeños fueran adoptados.

Le pagaba cada mes una gran cantidad de dinero para eso, para que hiciera la vida de mis pequeños un mísero infierno. Que les gritara cada día que ambos eran hijos de un demonio, que corrompiera el alma de ellos hasta el punto en que estuvieran que mancharse las manos de sangre.

Fue así durante varios años hasta que un día para su cumpleaños número 10 de mis hijos, esa persona nunca más apareció pero dejó una nota sobre que vendría por mis pequeños para su cumpleaños número 12, ese día se los llevaría del convento.

Ella no hizo nada porque sabía que esa persona era peligrosa, por lo que no le quedó de otra que esperar ese día. Encerrado a mis niños en su habitación, sin embargo eso se vio arruinado cuando los señores Reynolds, adoptaron a mis pequeños.

Al principio creyó que, yo, era esa persona. Causado un miedo horrible en ella que la llevó a suplicar y decir que mis hijos se los había llevando lejos a otro país. Creyendo que si decía eso no la mataría tan rápido y tendría una oportunidad de negociar.

¿Quién sería ese despreciable ser? ¿Qué ganaba ordenando algo tan despreciable cómo eso? ¿Acaso esa miserable mujer también está relacionada con esa persona misteriosa? Es por eso que apuntaron a Laín, porqué el estaba por interferir en sus planes.

Algo no se siente bien, ¿si el traidor o traidora tenía pensado llevarme a los pequeños? De esa manera se ganaría mi eterna gratitud y con ello un gran favor de mi parte. Con el enorme parecido que tengo con Agares, quién quiera que me conoce y lo ve a él pensarían que somos familias.

Sin embargo, ¿por qué esperar tanto tiempo? ¿Por qué ir por ellos hasta que cumplirán 12 año? ¿Por qué los quería ver sufrir de esa forma? Maldición nada de esto tiene sentido.

—Dereck...—Detiene el auto a unos metros de la carretera.

Laín tiene una mirada cubierta de impotencia, su corazón se estruja cada vez que ver la culpabilidad en el rostro de Dereck.

—Yo...lo siento.—Deja caer sus manos en cada hombro del contrario.—No es tú culpa si vamos a culpar a alguien ese debería ser yo.—No tiene cara para mirar esos ojos rojos.

Siento que si no me hubiera marchado antes, puede haber atrapado esa mujer mientras Dereck rescataba a Brandon. Ese mujer se las ingenió y jugo con todo.

Más no sabía Laín que si el no se hubiera ido en ese momento sería él quién estaría muerto el día de ahora. Desde un principio la mira de esa mujer era raptar a Laín y deshacerse de él.

—¿De que estás hablando?

Dereck ignoro la punzada en su pecho al observar la expresión enfurecida, culpable, en el rostro de Laín. Como este evitaba mirarlo a los ojos, eso no le agradaba.

—Te defraude dos veces.—Trata de mantener un semblante sereno.—Te dejé solo hace años atrás.

No quiere dejar salir esas lágrimas retenidas en su garganta, no era momento de llorar y mucho menos verse lamentable a los ojos de Dereck. Eso no sería nada justo, no merecía que su mejor amigo lo vean con preocupación.

—No debí irme sin decirte adiós, soy un maldito bastador por dejarte solo...Pero te espere, esperé por ti ese día en el aeropuerto.—Levanta su rostro, encontrándose con esos ojos rojos perturbados.—Luego te volví a defraudar por segunda vez cuándo no logré llevar contigo a los mellizos.

Siento que si no digo esto en estos momentos no tendré el valor de hacerlo después, aunque no es el sitio ni momento indicado.

—¡Fuí al aeropuerto por ti!—Empujo bruscamente.—Lo hice.

¿Por qué dice que me espero cuando ya no estaba allí? Lo busque por todo el aeropuerto, avión por avión a punto de despegar y él no estaba.

—¿Qué?

¿Él fue por mí? ¿Cómo fue qué no lo logré ver? Pero, Brandon dijo que no había ido, ¡qué demonios está pasando exactamente!

—Cuando llegué ya te habías ido, ¡¿sabes cuan doloroso fue saber que te ibas?!—Aprieta sus puños.—Tu partida me dolió como no tienes idea.—Deja caer sus puños en el pecho de Laín.—¡¡Prometimos estar juntos siempre!!

Decir todo eso en voz alta lo cual había que tenía reprimido hace mucho, fue verdaderamente tan liberador para el de ojos rojos. Dereck estaba deshaciéndose de ese malestar que a tenido desde tiempo atrás.

—Te llamé tantas veces durante ese año que estuviste ausente al punto en que mi resentimiento hacía ti iba creciendo espontáneamente.

Fue un año my oscuro para mí, me hubiese vuelto loco sin Brandon, observando que no cometiera alguna locura sin embargo aun cuando estába ahí no podía llenar ni remplazar el lugar de Laín, tampoco quería eso.

—¡¿Seguro qué me llamaste?!—Sostiene con gentileza las manos del contrario.—Nunca cambie mi número antíguo, ese celular hasta el día de hoy sigue en mí poder. No hubo día que no esperará una llamada tuya...juro por mi vida que nunca recibí una llamada tuya.—Sin darse cuenta sus manos se encuentra entrelazadas.

Ambos tratan de comprender que fue lo que pasó exactamente, del porque sus versiones son completamente diferentes.

—También te llamé, lo hice para tu cumpleaños, fueron tantas llamadas perdí la cuenta de cuántas eran.

Ese día Laín se quedó despierto hasta el amanecer llamado una y otra vez con la esperanza de escuchar la voz de Dereck.

—¿Qué?—Ambos con sus ojos enrojecidos, cristalizados, no sabía que estaba sucediendo.

—Mira.

En el momento que vi el historial de llamadas con la fecha, [16 de septiembre] Sentí que mi cuerpo era retorcido al igual que un trapo mojado. No había la mínima duda de que Laín había llamado más de mil veces en un año. ¿Por qué no tengo registro de eso?

¿Por qué mi celular nunca sonó? En nigún momento durante ese año aparté mi celular de mí, dormía con él. Tenía que contactarme con Laín y reclamarle su partida.

—Ese día me fuí huyendo como un cobarde, creí que eso sería lo mejor. Sin embargo, solo era una excusa cobarde para no afrentar de frente la decepción. Antes de tomar el vuelo en el aeropuerto internacional "V" me arrepentí y estuve esperando a que vinieras luego de dejarte un mensaje...

—¡¿No fue el aeropuerto "R"?!

—No.—Responde con confusion.—No he estado en ese aeropuerto.

Las dudas a las cuáles Dereck no quería que se volvieran más grandes, fueron incrementado de golpe y con ello una frialdad tan filosa como un cuchillo.

—No sé que pasó exactamente con nuestra situación.—Sin percatarse de su movimientos Laín ya tenía su frente sobre la del contrario.—Encontraremos las respuestas a eso luego—Sostiene con fuerza las manos de Dereck.—En este momento lo único que importa es que tú y los mellizos estén seguros y disfruten de su tiempo.

No quiero agobiar todavía más Dereck, buscaré las respuestas a esto por mi cuenta mientras buscó alguna pista de esa mujer y esa persona que mantenía vigilados a los mellizos.

—Solo concentrate en tu familia, solo en eso.—Sonríe.—Lo demás no importa.

Estás tan cerca de mí pero al mismo tiempo te siento tan lejos, me gustaría besaste y decirte cuánto te amo. Pero, no puedo cuando estás tan vulnerable y podrías ceder a mis sugerencias, no quiero eso.

Antes que su cuerpo prefiero otra cosa, como ser la tercera persona dueña de su corazón, porque los dos primeros serán siempre los mellizos.

—Ese día que te fuiste te iba a decir algo importante.—Confesó, Dereck.—Es por eso que te cité en ese lugar.

Laín sintió que su cuerpo fue atravesado con miles de objetos filosos, creyendo que le diría justamente lo que estaba pensando en estos momentos.

—Lo ví ese día.—Se aleja de Dereck, el nombrado se sintió vacío.—Los vi besándose.—Oculta su dolor.—¿Eso era lo importante que ibas a decirme?—Trata de sonreír.

—¿Qué vistes qué?

—Los vi besándose...está bien, yo...

—¡¡No era lo que parecía!!—Dereck se sorprendió al escucharse hablar.

En ese momento no sé cómo llegó Brandon a ese lugar, no lo creí extraño ya que era una cafetería. Se quedó platicado conmigo mientras esperaba que llegará Laín y cuando estába por irse se quejo que tenía algo en el ojo, solo trate de ayudarlo. En el ángulo que estábamos se podría malinterpretar de esa manera, que nos estábamos besando, pero no fue así.

—Jajaja—Sonríe para no llorar.

¿Cuánto tiempo me a estado mintiendo Brandon? ¿Qué es verdad y que es la mentira que sale de su boca cada vez que habla? ¿Por qué?

—Malinterprete ese día todo esté tiempo, quiero golpearme.—Que estúpido fui.—Su mirada se encuentra con la Dereck.—No merezco saber eso importante que querías decirme.—Vuelve abrochar su cinturón, poniendo el auto en marcha.

—Te lo diré.

Está incertidumbre no puede quedarse así, alguien desde un principio se empeño en mantenerme alejado de Laín. Tengo que averiguar quién y por qué.

—Te lo diré cuando mis pequeños ya no corran peligro y haya encontrado a esa mujer. Cómo sabes la más importante en mi vida son ellos y seguirán siendo ellos.—Ve el perfil derecho del rostro de Laín—Siempre estarán primero, siempre.

—Siempre lo he sabido y eso es lo correcto, son tus preciosos hijos.—Sonríe.—No puedes dejar de ser mi número uno para mí, Dereck.—Confeso.—De igual manera protegeré y estaría dispuesto a dar mi vida por tus pequeños.

Laín al tener su mirada al frente no se percató del gesto en rostro de Dereck, sobre todo una de sus manos sobre el pecho. Ese corazón se había agitado anormalmente.

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