capitulo 31
Su mirada ardiente como el fuego se muestra e irritada viendo el molesto tráfico, llevá más de cinco minutos si poder avanzar y se notaba que llevá prisa.
—¡¿Dereck?!—Se desconcertó al ver el rostro de ese pequeño niño deambular con una canasta.—¡No, no es Dereck!...¿Su hijo?
Laín corrió hacia Agares sin importar si su coche era robado por dejar las puertas abiertas. Él solo tenía algo en mente y eso era alcanzar a ese niño con enorme parecido a Dereck.
—¡Niño!—Grito para llamar su atención.—¡Niño de hermosos ojos rojos!
El pequeño al escuchar ese inesperado halago se detuvo inconcientemente, no quería sentirse de la manera en la que se estaba sintiendo por el simple halago de un desconocido con intención nada buenas. Sin embargo, era la primera vez que escucha que sus ojos rojos son hermosos. "¿Qué podría pasar cuando ya le pasó de todo?" Se preguntó.
Agares al verlo sintió miedo por las intenciones o motivos por el cual lo llamaron, pero eso cambio cuando vio sus ojos. Esa mirada era tan desesperada por obtener una oportunidad de hablar con él, era como estar viendo el violento fuego agitarse.
—¿Me llamaba?
Si puedo obtener algo de dinero extra podré comprarle un regalo de cumpleaños a Brianna, falta dos meses para nuestro cumpleaños. Por lo menos ella debe de obtener un obsequio.
—¡Sí, no soy mala persona!—Trata de aclarar con su voz agitada, agachándose a la altura de Agares, sin invadir el espacio personal del pequeño, de esa manera no se sentiría incómodo.—Desde que te ví fue como ver a mi mejor amigo en su infancia—Confiesa con una sonrisa nostálgica.—Solo que él era mucho más gordito como un oso.
—¿Él también tiene ojos rojos?—Se sintió ansioso.—...¿De verdad mis ojos son hermosos?
—Claro que son hermosos, es el color más extraordinario que pueda existir—¿Qué demonios le han echo a este niño? Sus brazos son tan delgados...
El rostro de Laín se distorsiono al ver los moretones en los brazos de Agares. Tuvo que apretar sus dientes para no asustar al niño, sin embargo sus ojos enfurecidos decían mil palabras de como se sentía.
—¿Puedo saber cuántos años tienes? ¿Nombre?
Aunque no es necesario. A pesar de su poca alimentación su parecido con Dereck, es enorme. No cabe duda de que es su hijo. ¿Dónde estará la pequeña princesa?
—Tengo 10 años, cumpliré 11 años en dos meses.—¿Por qué le estoy diciendo esto? No pienso decirle mi nombre.—¿Comprará pasteles?—Necesito volver con Brianna, no puedo dejarla sola por tanto tiempo.—Si no es así, me voy...
—¿Tienes una hermana? ¿Cómo es ella?
Agares retrocedió hacia atrás bruscamente, eso lo puso alerta, mirado fríamente a Laín. Haciéndole saber que no permitiría que nadie lastime a su hermanita.
—¿De que se ríe?—Recoge una piedra.
—Del enorme parecido a él.—Frota sus brazos.—Verte mirarme así, fue como estar sido amenazado por mi mejor amigo y jefe. Fue escalofriante.—Busca algo en su bolsillo.—¿Puedes llevarme a dónde vives?—Le muestra su identificación.—Me llamó Laín, seré tu padrino mágico...
—No soy un niño estúpido y su forma de hablar da pena, no creo en esos cuentos de niños.
Sí, definitivamente es hijo de ese tipo. Hasta su pensar es el mismo, a Dereck nunca le gustaron los cuentos infantiles.
—¿Tienes mucho dinero? ¿Poder?—Si puede ayudarme aunque tenga que sacrificarme, y eso me permita darle una vida feliz a Bri, iré con él sin pensarlo.
—Soy rico, pero es mucho más con la persona que te llevaré.
—Entiendo.—Agares estaba pensando mal, malinterpreto las palabras de Laín—Ire con usted, sin embargo prometa qué jamás tocar a mi melliza, darle una gran vida como la princesa que es... mejor firmemos un contrato de que nunca la tocará...
—¿De que estás hablando?—Se asustó.—¡No soy un prosoneta!—Aclaró todo exaltado.—Odio ese tipo de personas...¡¿Les han echo algo así?!—Su aura se volvió peligrosamente.—¡¿Dónde están esos hijos de p...?!—Callo al darse cuenta de las malas palabras que estaba por decir.
Agares no comprendía por qué ese desconocido se enojaba tanto por un niño como él, ¿por qué quería matar a cada uno de los seres desagradables que pusieron o llegase a ponerle una mano encima a él? No lo entendía.
——Vamos por mi hermana.
Lo lamento por utilizar a una persona como él, parece ser buena gente. Sin embargo, no pienso tener sentimientos al respecto, él es alguien que puede matar a esas personas. Y sí me es de ayuda, lo voy a utilizar.
—Bien.—Sonríe.—El auto está por ahí—Señala no muy lejos.—Sube. Solo haré una llamada antes de irnos. ¿Sí?
—Que sea rápido, tengo prisa.—Demando.
—Sí, sí.—Igual que su padre.
Tengo que llamarle, decirle que siga mi ubicación atraves del GPS, que lo estaré esperando con una gran sorpresa. Ya quiero ver la expresión en su rostro cuando vea sus hijos.
—¡Dereck, te tengo una gran noticia! Ven a la ubicación que señala mi GPS...
—El jefe dejo su celular aquí en la sala, subió a su habitación hace unos minutos.
—Ya veo...de igual manera pasarle mi mensaje, que tengo algo importante que decirle en persona.
—Bien, le iré a decir en este momento.—Finalizo la llamada.
—Que raro.—Mira su celular.—Dereck no es de las personas qe dejan tirado su celular personal tan descuidadamente.—Subió al auto.—Abrocha tu cinturón.
—Ya lo hice.—Responde con su mano en su bolsillo, ahí andá una pequeña navaja para su defensa personal.
—No vayas a subirte al auto de nadie más en el futuro, las personas no son tan buenas como crees.
—Lo sé. No soy idiota, en este momento usted también podría ser un secuestrador.
—¡No lo soy!—Se exaltó.—Sin embargo, ¿por qué confías en mí?
—No confío, solo tiene cara de idiota.—Mintió.—Pero, si intenta hacer algo su garganta será cortada.—Sonríe diabólicamente.—Dicen que soy el hijo del diablo después de todo.
—Jajajaja.
Eso fue gracioso para Laín, después de todo el apodo de Dereck era cancerbero aunque en ocasiones le quitaba el puesto de demonio al mismísimo diablo.
—Señor, ¿nos están siguiendo?—Comunicó Agares.
—¿Qué?
Mire por el retrovisor y sí, nos estaban siguiendo. ¿Quién? ¿Por qué? No conozco ese tipo de autos, no pertenece a nuestra organización.
—Niño que aún no ha querido decirme su nombre, agarrarse fuertemente.
Laín lanzó su celular por la ventana, apago los rastreadores de su auto. Conduciendo como loco por la carretera tratando de escapar de la mirá de quienes los perseguían.
—¡Aah!—Agares cubrió sus oídos al escuchar disparos.—No puedo morir aquí.—Susurró asustado.—No puedo, mi hermanita no puede quedarse sola...tengo que sacarla de ese lugar.—Expresa con temblor en sus labios.
—Eso no pasará, vamos a ir por tu hermana y vivirán como el príncipe y princesa de papá—Le pone unos auriculares a, Agares.
—¿Qué?—No logró escuchar el final por tanto ruido.
—Todo estará bien.—Le da un pequeño golpecito en la frente de Agares.—Asi tenga que morir, moriré luego de llevarte a ti a tu hermana ha un lugar seguro.—Sonríe.
Laín tenía pensado salir del auto al momento en que entre al túnel, ese lugar es oscuro y tiene pequeños huecos donde puedes esconderte.
Él iba tan concentrado en proteger al pequeño Agares, y conducir al mismo tiempo que, no sé dio cuenta en qué momento su abdomen fue atravesado al igual que su frente tenía un rozón de bala. Si tan solo hubiera traído consigo el auto brindado, nada de eso le estaría sucedido a Laín.
—¡Señor...!
"No te levantes, tampoco me veas" es lo poco que entendió Agares, al ponerle atención a los labios de Laín. Si se concentraba tanto como pudiera podía leerlos.
Al entrar al túnel, Laín puso el auto en automático. Desabrochó el cinturón de Agares para tomarlo en sus brazos, iba a saltar en pleno movimiento.
Agares se resistió al principio puesto que no quería convulsionar por el toque, sin embargo no le quedó de otra que resistir tanto como pudiera si quería sobrevivir. Escondiéndose en los fuertes y grande brazos de Laín.
—Cierra tus ojos.—Tengo que llevarme todo el golpe de la caída.—No los abras hasta que te diga, ¿sí?
—Bien.—Cerre mis ojos, esperando el dolor de la caída o algo. Sin embargo, eso nunca llegó.
No sabía si ya habíamos caído o no, no podía ver ni escuchar nada. Quería levantar mi rostro lo suficiente alto paga ver qué sucucidia, pero no lo hice por temor a escuchar o ver algo nada agradable.
Mis ganas de vomitar se han vuelto inestables, no quiero vomitar a está persona, pero si sigo más tiempo escondido en sus brazos, lo haré.
—¡Maldición, tengo que esconder al pequeño!
Laín se encuentra completamente herido, es sorprendente y aterrador que todavía pueda arrastrar sus pies en su condición actual. Está perdido mucha sangre.
Al salir de túnel y llegar atras de unas rocas lo suficientemente altas para ocultarlos, Laín bajo de sus brazos al pequeño Agares. Moviendo un poco los auriculares.
—No abras los ojos.—No quería que lo viera ensangrentado.—Tenemos que separarnos por un momento.
No puedo permitir que salga herido, mucho menos que alguien descubra su existencia no hasta que Dereck venga por ellos dos.
—Esperarme junto a tu hermana en el mismo lugar en el que nos encontramos, escondido hasta que aparezca yo, solo así sales. ¿Sí?
—¿Por qué?...¿Por qué...hace esto?—Su voz temblaba.
—Mañana los sabrás, ya verás que a ti y a tu hermana les daré un enorme regalo de cumpleaños.
—Señor...
Está claro que no lo logrará, no quiero tener esperanzas cuando todo es más que evidente que morirá, puedo oler la sangre dejando su cuerpo.
—Solo promete que vendrás, así como yo iré.—Así tenga que arrastrarme en una camilla de hospital, iré.—¿Sí?
—Bien...no sé por qué confío en usted cuando los adultos dan miedo, pero lo haré. Iré.
No debería dejarlo solo, sin embargo no puedo quedarme con él. Tengo algo más importante que proteger, lo siento por él.
—Gracias.—Acaricia el cabello de Agares.—Corre y no mires atrás sin importar lo que escuches.—Esas personas están viniendo.—¡Solo corre!—Grito bajito mientras veía la espalda de Agares perderse a la distancia.
Dios, sé que soy una mala persona, que no merece nada y mucho menos pedirte algo, pero por favor. Por favor permite que ellos dos, se encuentre con su padre. Sí mi vida es el costo a pagar para que eso suceda, tomarla.
Pero, antes de irme permíteme decirle a Dereck de como es su hijo, de esa manera él pueda encontrarlos más rápido...decirle que no me arrepiento de albergar estos sentimientos hacía él. Solo permíteme decirle que...
—Con que aquí estabas.
—¿Qué quieren?
¿Cuánto tiempo tardarán en venir los de la organización? Fue hace cinco minutos que envié la señal de ayuda...¿Él pequeño escaparía con bien? Espero que sí.
—No te importa. ¿Dónde está?—Presiona la herida de bala en el abdomen.
Así que desde el principio venían por el niño, ¿cómo se enteraron? Me estaban espiando, ¿quién? Al parecer hay una rata en la organización.
—Él está...
—¿Sí?
—Aquí.—En cuestiones de segundos saco su arma tras la espalda, volando los sesos de esa persona frente a él.—Jajajajaja.—Sonrió como loco.—Aqui, aquí, aquí, aquí y aquí.—No les dió tiempo de reaccionar a ninguno de ellos, aprovecho la conmoción al máximo.
Solo basto un segundo para matar a cada uno de ellos, no por nada era la segunda persona más fuerte y ruda después de cancerbero. Eso les pasó por idiotas, debieron de desarmarlo primero.
—Todo se está oscureciendo, ¿es así cómo me iré de este mundo? ¿Por qué?—Tosia sangre.—No...—Presiona su herida de bala, no podía irse solo así sin más.—Tengo que cumplir mi promesa, eso dos pequeños dependen de mí. Estarán esperando por mí...
Laín sonrió cubierto de sangre al escuchar las hélices de un helicóptero arriba de su cabeza. En ese momento levantó su mirada solo para encontrarse con ese color rojo.
—¡Laín!
Dereck ni siquiera esperó que el helicóptero tocará suelo cuando salto, corriendo en esa dirección dónde se encuentra un agonizante Laín.
—No...No pongas esa cara.—Sonrío con tristeza.—No hagas esa expresión, eso me duele más que cualquier bala o golpe.
—¡¿Quién te hizo esto?!—Sus ojos decían que torturara al culpable.—¡Ni se te ocurra morir!—Advierte.
Estoy muriendo. Pero, ¿Por qué en vez de doler se siente bien? Verlo preocupado por mí hace que mi corazón tenga la mínima esperanza obtener tener aunque sea unas cuantas migajas de algo más allá que solo una amistad... ridículo eso no pasará. Brandon me lo dejo en claro ese día, cuando decidí huir después de verlos besándose. Ya no tenía caso confesarme.
—Dereck...—Levanta su mano ensangrentada, acariciando las mejillas de su jefe y amor no correspondido.—Tus hij...
—¡No te esfuerces en hablar, eso solo te haré perder energía, sangré!—Expresa un preocupado Brandon.—Le dirás todo lo que quieras decirle cuando estes en el hospital, fuera de peligro.
—No...—Bajo su mano la cual empuño al momento de caer al suelo.—Tengo que decirlo ahora...—Mira a Dereck.—Tus hij...¡¿...?!
—¡Laín!—Gritó asustado.
—¡Protejan al jefe!—Gritó Ciervo.—Busquen a su alrededor, capturarlos vivos maldición.—Desvio su mirada hacía Laín, esté había recibido otro disparó por un experto franco tirador.
—L-Laín.—Ese rojo tiembla aterrado.—Vamos, mírame Laín...¿no juegues conmigo de está manera?—Por más que gritará su nombre no despertaba.
—¡¿Dónde está el maldito medico?!—Exclamó Brandon con su voz temblorosa.—¡Venga rápido!
—Aquí están.
El médico y los paramédicos venían con la intención de entubarlo. Brandon tuvo que apartar a Dereck, así ellos haría su trabajo. Sin embargo, era sofocante el estar cerca de Dereck, su aura emana tanta sed de sangre que por un momento pensó que su nariz empezaría a sangrar.
—¡Su pulso es débil, pero sigue vivo!—Comunicó.—Tenemos que llegar al hospital lo antes posible.
—¡Llevarlo al helicóptero!—Dereck se levantó del suelo.—Ciervo, encargarte del resto.
—Sí, jefe.
Si Laín no sobrevive habrá un baño de sangre, nunca había visto tan furioso al jefe. Pero, ¿no que Laín se dirigía a cierto lugar? Le dije a Brandon que se lo dijera al jefe.
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