capitulo 24

Un estruendo fue provocado al momento en que esa copa de vino se estrelló en el piso, resonó por todo ese sofocante despacho. Manchado de rojo esa costosa alfombra de terciopelo en cuestión de segundos.

La mano de la persona que anteriormente sostenía la copa, perdió toda la fuerza por el temblor y la presión ansiosa de su agitado pecho. Sus afilados ojos rojos se exaltan enrojeciendo sus cuencas todavía más.

Él no podían creer lo que estaban viendo en este instante, pensaba que todo podría ser una ilusión más de sus lamentos, delirios por poder encontrar a esas dos personitas que tanto anhela encontrar desde hace mucho tiempo.

Frotó sus ojos un par de veces con desesperación, lastimado su pierna con un bolígrafo, querido comprobar que no estaba borracho, que ese niño tan parecido a él, en las cintas de grabaciones era tan real como su misma existencia.

Entre asombro e incredulidad Dereck sonrió con una expresión complicada, llevado sus manos a la boca cuando vió esa pequeña figura siguiéndole sin importar caerse lo termino por romper completamente.

Maldiciendosé, golpeadose un par de veces por ser un imbécil, por tardar tanto tiempo en ver dichas cámaras de seguridad. Sin embargo, no las había visto porqué se encontraba ocupado supervisado la construcción de ese regalo de cumpleaños para cuando encontrará a sus hijos.

—¡¿En verdad son ellos?!

Cuándo dicen que hasta el hombre más duro llora, era completamente cierto. Ese imponente hombre de feroz mirada estaba llorando cual niño pequeño, sosteniendo su pecho e intentando respirar despacio, sin embargo no logra conseguirlo.

Sus pulmones se sentía apretado al igual que su corazón impidiendo que el aire se filtre por su cuerpo, hasta el punto de sentirse tan mareado. Tuvo que sostenerse del escritorio para no caer al piso, él estaba entrado en hiperventilación.

Era demasiada emoción para alguien que había estado esperando esto por un largo tiempo, la alegría filtrándose por sus venas era desbordante. Para Dereck no había duda de que ese niño, es a quien estaba buscado con tanto desesperó.

Tras respirar un par de veces y tranquilizar sus nervios, emociones. Volvió asentarse, buscado todo los ángulos que capturaron las cámaras de seguridad. En ese momento vió a su princesa, esa niña que seguía a su hermano con una expresión tan desesperada como la del niño.

—E-Ella están hermosa...era mentira cuando dijeron que tenía cabello negro.—Apreto sus dientes con ferocidad.

Dereck capturó una foto de ambos, ampliandolas en la pantalla de la laptop. Su corazón se lo gritaba, esos dos niños son hijos y no había ni la más mínima duda.

Todavía creía que estaba alucinado acausa del alcohol en su sistema, derramando lágrimas cual cascada en pleno invierno. Controlado su respiración para no estrar nuevamente en hiperventilación. Todo parecía irreal, sus hijos estuvieron más cerca de lo que hubiese pensado.

—Debí mirar hacia atrás ese día.—Toca gentilmente esa pantalla.—¿Por qué no miré hacia atrás?—Muerde su labio.—Él me iba siguiendo...¿me estaba siguiendo?—Golpeo el escritorio.

No era momento de seguir sentado, retiro la USB de la laptop. Saliendo de su despacho. Tenía que ir a encontrarse con ellos.

En este preciso momento no podía pensar en nada más que no fuera el reencontrarse con ambos niños, no podía esperar más tiempo. Ya habían perdido demasiado tiempo.

—¡Jefe, su pierna!—Se exaltado, poniéndose en cuclillas. Tenía que revisar la condición de su jefe.—¿Se metió alguien? Chicos...

—No los llames.—Interrumpio.

—¡¡Está sangrado!!—Comunicó su único guardaespaldas y mano izquierda, Laín.

Es un hombre alto de un 1.89 de altura. Él exuda masculinidad y rudeza pero aún sigue teniendo un poco de sofisticación. Sus atractivos rasgos fáciles como su cuerpo fornido tiene un aire de hombre malo.

—¿Llamó al médico?—No debería estar lastimado, su cuerpo es sagrado.—¿Cómo pasó esto?—Interroga.

—Ignora eso, Laín.—Siguio caminando—¿Dónde está Brandon?—No me informó de que saldría, siempre dice a dónde va cada vez que sale.

—No dijo a dónde iba, solo qué regresaría algo tarde.—Responde Laín.

Enrrollado en una coleta sus largos y lacio cabello como el fuego, tan vivas como su pícara y muy confiada mirada del mismo color que su cabello.

—¿Saldrá?—No puedo permitir que vaya solo por allí, en ese estado.

Nunca lo había visto tan desesperado, nervioso. ¿Qué le sucede? ¿Por qué se ve de esa manera? ¿No le duele su pierna? ¿Se lastimó asímismo?

—Sí, voy a salir.—Sube al auto.

Aún no sé cómo me voy a presentar y de que excusa le daré a esa familia, ¿los Reynolds los adoptaron? ¿Ellos querrán hablar conmigo?

¿Ese pequeño me reconoció? Estoy seguro que me iba siguiendome. ¿Cómo es qué sabe de mi? Tengo tantas preguntas, sin embargo esté momento solo quiero abrazar esas dos frágiles figuras.

No pienso obligarlos a nada que no querían, solo quiero que me permitan mostrarle lo que soy capaz de hacer por ellos. Que no los abandoné...que los amo con todo mi ser.

—Lo acompaño.—Está vez no me iré.

Siento que perderá la razón y terminará teniendo un accidente, algo que no puedo permitir. Mi jefe ya perdió demasiado como para terminar todavía más peor. ¿Dónde está Brandon?...me duele aceptarlo pero es el único que puede tranquilizar sus nervios.

Laín mordió el interior de su mejilla, apretando fuertemente sus puños. Esos ojos veía fijamente a su jefe, tratando de comprender el estado en el que se encuentra Dereck.

—No es necesario, Laín.

Laín es la segunda persona en la que más confía Dereck, ha estado juntó él al igual que Brandon desde hace un buen tiempo. Son las únicas personas que le pueden llevar la contraria y no tenerle miedo al momento de decirle sus verdades o regañarlo por su imprudencia.

—Tengo que hacer esto por si sólo.—Mi respiración no dejá de ser agitada y mi corazón es un caos total al igual que mi mente.

—Lo siento, jefe.—Lo toma de la mano y lo empuja suavemente al asiento del copiloto—Pero, creo si es muy necesario que lo acompañé—Subio al asiento del piloto.—Está temblando y no puede conducir de esa forma, no quiero que tenga un accidente...no cuando aún no los encuentra.—Se puso en marcha.

Se convirtió en lo que más odiaba todo para poder tener el poder suficiente, uno que le permitiera hacer y deshacer sin sufrir represalia. Sin embargo, ni aún así a logrado encontrar lo que tanto busca con aquélla agonizante desesperación.

Si tan solo yo no me hubiera ido en aquel entonces, huyendo de lo que no quería aceptar, tal vez nada de esto estaría pasando y hubiera podido impedir que esa desgraciada hiciera lo que hizo.

Fue muy tonto de mí parte el irme así, no es excusa pero en ese instante era alguien de mente débil y dolía, mi corazón dolía demasiado.

Huir con la excusa de estudiar en el extranjero fue mi escapatoria de ese dolorosa situación en la que me encontraba. Aunque, no perdí el contactó con ninguno de mis mejores amigos. Tomado el primer avión a mitad de la noche cuándo me enteré que Dereck había sufriendo un accidente que lo envío al hospital por un mes.

—Los encontré.

Queria contarcelo primero a Brandon, sin embargo no contesta mis llamadas, ¿volvió a ir visitar a ese viejo? Le dije que se rindiera que no dirá nada.

Ese viejo fue la causa principal de todas mis desgracias, el único culpable del no poder conocer a mi hijos. Quién se confabulo con esa desgraciada para robar mi semen.

Se negaba aceptar que tenía un hijo gay, sobre todo cuando era yo, el hijo en quien había puesto todas sus esperanzas, sueños qué en su juventud no logró cumplir.

Al negarme a cumplir sus demandas, espectativas, me amenazó con quitarme del registro familiar. Y yo sin miedo le dije que estaba bien, no me dejaría influenciar por él y mucho menos manipular. Estába decidido largarme de la casa.

Sin embargo, cuándo estaba por desligarme de la familia. Él me dijo que era padre, si quería saber dónde se encontraba esa desgraciada con mis hijos, tenía que obedecerle al pie de la letra.

Podía haber huido de todo, pero desde el momento en que me enteré que era padre de dos pequeños niños, cedí sin pensarlo. No podía dejar esas dos criaturas en manos de esa desgraciada, ellos eran sangre de mi sangre.

—¡¿Qué?!—Por poco frena de golpe.—¿Encontraste a los niños?—Se le olvidó usar los honoríficos.—¿Cuando? ¿Dónde?—Sus rostro se ilumina con alegría.

—Sí.—Sonríe y llorá al mismo tiempo.—Estoy seguro que soy ellos.—Las gotas de agua mojan sus piernas.—La información estaba mal.—Incrusta sus uñas en sus piernas.—No tienen ninguna de las características por las cuales me guíe, fuí tan imbécil en creer sus palabras.

Su rostro se fue distorsionado, apretando sus dientes hasta en punto en que su mandíbula empezó a dolor. Laín al oler ese hedor a sangre, sin pensarlo tanto tomo la mano de Dereck. De esa manera dejaría de lastimarse la pierna.

—Entiendo tu reacción.—Aprieta con fuerza esa mano que sostenía, manchando la suya con la sangre de su mejor amigo y jefe.—Sin embargo, tienes que controlarte. Si es cierto que son ellos, no debes de actuar impulsivamente y mucho menos darles miedo.

Por fin, por fin terminará el incontable sufrimiento de Dereck. Su culpa no se esfumara por no haber podido salvarlos, pero el hacerles saber a su hijos que no los abandonó, que los a estado buscando desde que se enteró de su existencia, es el comienzo para que la familia convivan y sanen sus heridas.

—Tampoco puedes irrumpir bruscamente dónde se encuentra, a menos que en ese lugar los estén tratando mal.—Sus ojos brillan con oscuridad.—Si han sido maltratados, esos desgraciados que se atrevieron a tanto deben de morir.

—Se encuentra en la mansión Reynolds, eso es lo único que se por el momento.—Exhala e inhala un par de veces.—Ya le envié un mensaje a ciervo de que investigue más afondo a esa familia y de cuando y como fue que se encontraron con mi hijos.

Hasta el momento se que ellos son buenas personas al igual que sus amigos de la infancia, entonces...¿Él niño que impidió que cuervo se llevará a Ryu, fue mi hijo?

Dereck sonrió pensado que su hijo fue tan valiente, segundos después maldiciendosé porqué en dado momento si saberlo hubiera podido lastimarlo. Algo que jamás se habría perdonado.

—¿Piensas ir así sin más a ese lugar?—Lo ve por unos segundos.—¿Sin nigún plan?

No estoy en condiciones de juzgarlo, si estuviera en sus zapatos también haría lo mismo. Me guiaría por mi desesperación, emoción e impulso.

—No puedo esperar más.—No puedo.—Asi me odien por ser un inútil tengo que hacerles saber que existo, que los eh estado buscando desde hace años...¿Cuando piensas soltar mi mano?

—Hasta que dejes de temblar.—Responde sin mirarlo a los ojos.—Cuando te pones ansioso sueles lastimarte sin darte cuenta...se que es molesto pero soportarlo.—Sonrió con tristeza.

Laín percibió en la manera que Dereck, se estremeció al escuchar sus declaraciones. Puesto que ni Brandon está enterado de ese hecho, de que se lastima sin darse cuenta. Por eso se sorprendió que Laín fuera consciente de eso.

—No puedo permitir que tus hijos te vean tan deplorable, como tú mejor amigo tengo que ayudarte en todo lo que pueda.—Sonrío.—Sere yo quién...¡¡Cuidado!!

Laín sin pensarlo dos veces, antes de girar el auto para esquivar el impacto, él se lanzó sobre Dereck. Protegiéndolo lo más que pueda.

—¡¿Estás bien?!—Gracias al cielo que esté auto es automático, logre detenerme antes de que se impactará con el árbol de frente.—¿Te duele alguna parte?

Laín rápidamente se comunicó con los demás, pidiendo que revisen las cámaras de seguridad y las placa del tráiler que les acaba de enviar.

Tenía que eliminar todas las dudas, Laín tenía un mal presentimiento. Qué eso había sido intencional puesto que la carreta está libre y la persona que manejaba ese tráiler ni siquiera se detuvo a preguntar si estaba bien.

—Estoy bien.—Mira minuciosamente el cuerpo de Laín.—¿Tú estás bien?

Dereck apretó sus puños y su mirada se volvió aterradora, por poco y su encuentro con sus hijos se complica. Pensado en que hubiera pasado si ese susto pasará a mayores.

—Sí, estoy bien.—Suspira aliviado al ver bien a su jefe.—Ya llamé a los demás, ellos se encargarán.—Vuelve a poner su auto en marcha.—Veras a mis sobrinos, de eso me encargo yo.

Estamos cerca, solo unos cuantos metros y podremos entrar a la villa. Rezo para que nos dejen entrar, se dice que ese lugar tiene mucha seguridad, muy estricta.

—Gracias por protegerme.

—Es mi trabajo como tu guardaespaldas y como tu mejor amigo.—Sonríe.

—¿Ese auto es de los Reynolds?—El nerviosismo se apoderó de Dereck.—Bajare, tengo que detener ese auto antes de que entre a la villa.

—Espera.—Hace que las luces del auto parpadean tres veces, como un señal.—Ire yo.—Desabrocha su cinturón.—Te haré una señal para que bajes. ¿Sí?

—Bien.—Une sus manos.—Darte prisa...

Dereck dejo de respirar y de un segundo a otro ya estaba fuera del auto. Viendo a esas dos personitas que bajaron de auto, ya sea por la conexión entre ellos tres. Los mellizos sintieron que tenían que bajar.

No sé en qué momento mis pies empezaron a caminar hacia adelante, ignorado el llamado de la familia Reynolds. Brianna también se encuentra extrañamente en transe mirado a esa gran figura que también caminaba hacia nosotros con una expresión temerosa.

—....

Las palabras no salían de mi boca, el nudo en mi garganta impedía el decir algo. ¿Por qué hay un vortice de emociones en mi pecho y estómago? ¿Por qué? No debería de sentirme así. 

—Perdón...—Cayo de rodillas al suelo, ignorado el dolor.—Lamento llegar once años tardes.—Grandes gotas de agua se deliza por sus mejillas.

—P-Papá.—Dijeron al unísono.

Sorprendido al pequeño Agares al darse cuenta que, decir eso fue liberador al mismo tiempo en que sus ojos se cubrieron de agua y su expresión por primera mostraba todo lo que estaba sintiendo en ese preciso momento.

—No tengo excusas...—Queria abrazarlos.—Está bien si me odian, sin embargo quería hacerles saber que nunca los abandoné...solo les pido que me den la oportunidad de explicarles.

—¡¿Por qué tardaste tanto?!—Sollozaron fuertemente.—Papá...—Ambos se lanzaron sobre el tembloroso cuerpo de Dereck.

Los mellizos no entendía del todo sus emociones, sin embargo había algo en su interior que les gritaba; " no lo suelten, aferrarse a ese cuerpo y dejen salir todo esas emociones, dolor, reprimido." Lo más extraño es que Agares sentía incomodidad al tacto pero no al punto de tener algún ataque.

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