Taichi, Sora y Yamato



—Matt... Matt... YAMATO —grito Sora con verdadera molestia.

Incluso varias personas que caminaban cerca se giraron en su dirección. El centro comercial no estaba muy concurrido, quizá por eso llamó más la atención, al grado de que muchos los miraban con curiosidad.

Por su parte Matt parpadeo un tanto aturdido debido al grito que casi le revienta los tímpanos. Está bien, admitía que andaba distraído últimamente, y no era par amenos después de enterarse de que su mejor amigo era gay, pero eso no disculpaba el falto de tacto de Sora. De hecho su repentina abstracción se debía a que en algún momento pensó que sentiría incomodidad, algo... cualquier cosa; pero nada, no había ni siquiera una leve curiosidad, era como si toda su vida lo hubiera sabido. Lo acepto sin más, cada gesto y palabra eran lo que siempre fueron, ni más ni menos, Taichi podía abrazarlo y él le correspondería. Es más, si Tai le pidiera dormir junto a él, se contentaría con hacerle espacio y palpar la cama invitándolo a tomar el lugar a su lado, sin reservas o desconfianzas.

—MATT —volvió a gritar Sora para regresar al rubio de limbo. —¿Qué te pasa? Se supone que después de tanto tiempo sin poder salir juntos, hoy nos dedicaríamos a nosotros. Pero al parecer tú tienes algo más en la cabeza. ¿Te preocupa algo? Cuéntame, quizás pueda ayudar.

—En verdad lo lamento Sora, es solo que... —y Matt se preguntó cómo debía exponer su dilema sin develar nada sobre la delicada situación de Taichi. Es decir, si él estuviera en sus zapatos lo que menos desearía sería que todo el mundo supiera de sus desgracias. Además de sentirse traicionado porque en teoría él no debería saberlo. Hikari quedaría muy mal parada frente a su hermano por haberle contado y... —Auuchhh... Demonios Sora, eso dolió —se quejó Yamato sobándose el pellizco que la pelirroja acababa de darle en el brazo.

—Me dices que te pasa o mejor dejamos esta salida para cuando estés dispuesto a pasar tiempo conmigo.

—Yo creo que mejor lo dejamos.

Yamato tuvo escasos dos segundos para reaccionar sus palabras antes de ver como el rostro de la chica comenzaba a tomar un tono más rojo que el de su cabello, y en cierta medida admitía que tenía razón al molestarse. Tomando en cuenta el poco tiempo que le deja la escuela, su banda y los deberes del hogar, Sora había sido muy paciente con él, tal vez demasiado. Ya hasta ni recordaba cuando fue la última vez que salieron ellos dos solos. Salidas con amigos abundaban, pero ellos como pareja...

—... estar con Taichi.

Yamato capto únicamente las últimas palabras de la oración y solo debido a que una de ellas era el nombre de su amigo.

—¿Qué fue lo que dijiste? —pregunto bastante interesado.

—Que es como estar con Taichi —repitió ella indignada.

—¿Qué? ¿Por qué?

Sora resoplo apartando de su rostro un mechón de cabello.

—¿Ni siquiera lo has notado? —dijo ella mirándolo a los ojos —¿de dónde acabamos de salir?

—Ammmm... de la tienda de ropa... —contesto Yamato tentativamente porque no estaba del todo seguro.

—Yo salí de la tienda de ropa, tu solo te quedaste en la puerta mirando la de soccer de enfrente. Y cuando te pedí tu opinión acerca de un vestido, respondiste que el azul es el color favorito de Tai —expreso irritada Sora. —Y antes de eso fuimos a tomar un café y me contaste sobre las innumerables figuras que Taichi ha aprendido a dibujar sobre la espuma del café. ¡Ah! y como olvidar el hecho de que necesita un par de calcetines nuevos porque los suyos sepa Dios donde los perdió.

—¿En serio te conté eso? —pregunto Matt un tanto avergonzado. —Lo lamento, simplemente supongo que estoy preocupado porque no tiene muchos y no quiero que use los míos. Es decir compartimos muchas cosas, pero la ropa interior es...

—Lo vez, lo estás haciendo de nuevo —tajó Sora con los ojos casi flameando. —Mira Matt, creo que esto no está funcionando.

—Sora, yo...

—No, Matt esto no es de apenas. Yo de verdad que me esforcé, pero tu pareces más concentrado en tener contento a Taichi que siquiera prestar atención a lo que yo te cuento. Sé que son mejores amigos, pero a veces, solo a veces pienso que pareces más su novio que él mío.

—Sora...

—Es que... Matt, sabes más de él que de mí, el poco tiempo libre que tienes lo pasas con él, y hasta cuando no lo tienes. Hacen cosas juntos que yo ni en sueños consideraría —enumero con los ojos brillantes por las lágrimas. —Te ayuda a hacer pagos, recoge de vez en cuando la lavandería, y hasta te acompaña al supermercado. Sin mencionar que cuando tienen exámenes Taichi acude a los ensayos de la banda para que repasen juntos... —Sora se quedó callada un instante, bajo la atenta mirada de Matt que no sabía si debía disculparse. —Sabes, ahora que lo digo en voz alta hasta me siento algo tonta por creer que podría competir contra Tai.

—Ustedes no pueden competir porque para mí no son iguales... —respondió Yamato queriendo consolarla.

—No, tienes razón. No somos iguales, él es más importante.

—Sora, hablemos... mira podemos sentarnos y... —ofreció Matt.

—No tengo ganas ni de sentarme ni de escucharte. Estoy molesta y no creo poder entender razones. Así que mejor... hablemos otro día, ¿te parece?

Matt asintió con la cabeza.

—Entonces supongo que te veré... otro día —concluyo Sora tomando sus compras y caminando con la mayor dignidad posible a la salida del centro comercial.

Yamato apretó la mandíbula maldiciendo internamente por haber echado a perder la primera cita que tenía con Sora en mucho tiempo, y ciertamente cada reclamo de la chica era fehaciente. ¿Pero qué podía hacer? Taichi en este momento requería de toda su atención y cariño.

Chisto con los labios antes de meter de mala gana las manos a los bolsillos de su pantalón y tomar rumbo desconocido. Necesitaba pensar y ordenar sus prioridades, entre ellas estaba indiscutiblemente pedirle perdón a Sora por su falta de tacto y atención. Aunque... disculparse no iba a cambiar la situación de Taichi y suya.

—Rayos... —gruño Matt pateando una piedra imaginaria.

Sora merecía mucho más que un intento de novio que no puede hacer otra cosa que pensar en su amigo. Ella era una chica, prácticamente una mujer, sensacional por la cantidad infinita de cualidades que posee, cariñosa, comprensiva, amable, fiel... y Matt no estaba tan comprometido con su relación como ella y eso era mezquinó de su parte.

—Maldición... —bufo fastidiado, si no paraba de darle vueltas terminaría con dolor de cabeza, y como ya no tenía nada más que hacer era mejor volver a casa.

O ese era su plan hasta que noto en donde estaba parado; justo frente a la Antique Bakery. Matt torsión la boca y antes de siquiera pensarlo ya estaba empujando la puerta del local.

Sus ojos azules rápidamente buscaron la figura de Taichi. Siendo sábado tenía doble turno, así que era seguro que lo encontraría atendiendo mesas o la barra.

Sonrió cuando lo ubicó cerca de la máquina de café. Estaba de espaldas a la puerta y parecía muy entretenido, tal vez pudiera sorprenderlo, piensa acercándose sigilosamente, luego se detiene en seco cuando ve a un hombre joven pararse junto a Taichi, es un compañero de trabajo deduce Matt del uniforme que porta, pero sin duda lo siguiente es inesperado. El joven desliza sus dedos en una frugal caricia por la nuca de Tai con toda la intensión de causarle cosquillas.

—¡Hey, basta! —dice Taichi intentando sonar molesto sin lograrlo porque al girar levemente la cabeza su sonrisa delata que no es así.

—¿Y si no quiero? —comenta coqueto el sujeto paseando sus manos ahora por los hombros de Taichi.

—Eres un pesado —responde tomando el café que preparaba para colocarlo en la barra, y así tener un pretexto para alejarse.

—Pero así te agrado —replica él otro siguiéndolo y colocándose de tras de Taichi para aprovecharse de su mayor altura y olisquear el aroma que desprende sus cabellos castaños.

Es justo en ese momento en que Yamato siente un malestar difícil de ignorar. Algo que se endurece en su pecho y baja hasta su estómago al reconocer la mirada enamorada del tipo, un algo que lo hace caminar a toda prisa y plantase justo frente a Taichi para ponerle fin a ese coqueteo indecente.

—Itchi —llama Matt con la voz más dulce que puede lograr.

—¡Yama! —grita feliz Tai y sale de atrás de la barra para correr a recibirlo.

Yamato ahora está tranquilo teniendo toda la atención de su amigo, Taichi lo mira contento mientras le pregunta que hace ahí, si ya ha comido o quiere que le preparé un sándwich, además de informarle que en media hora es su descanso.

—Dios, acaba de llegar el dueño del cachorro —comenta burlonamente el compañero de trabajo de Tai mientras simula acomodar las tasas del estante empotrado en la pared.

—¿A quién estas llamando cachorro Akiyama Ryō? —preguntó Taichi, y Matt puede notar el tono juguetón en su voz, y no le gustó nada.

—A ti Yagami. Mírate, casi puedo ver tu cola meciéndose como abanico —se burló Ryo con saña.

—Pues si Tai es un cachorro contento, tú eres un rottweiler gruñón y envidioso —comento Matt con naturalidad.

Ryo no pudo evitar reír por las narices.

—Nunca me dijiste que tu novio fuera tan protector Tai.

Y ante el comentario Taichi y Yamato sintieron sus caras pintarse de un rojo tan intenso que seguramente parecían bengalas.

Continuara... 

.

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N.A. 

Una disculpa por la demora, algunos asuntos pendientes parecieron ponerse de acuerdo para acaparar los días pasados. 

Estoy muy contento, porque he logrado hacerme de varios seguidores. La verdad es que me siente realmente agradecido con todos los que me leen. 

Y si algún día, quieren una historia de una pareja en especifico, y si esta dentro de mis posibilidades con gusto los complacere. De verdad no duden en hacerme peticiones, que tal vez un poco lento, pero tratare de corresponder a su amable preferencia por este escritor. 


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