¿Qué respondes?


Taichi casi se cae por hacer malabares con las dos mochilas y lo que Yamato suponía era el desayuno, porque Tai simplemente se reusaba a iniciar un día sin sus sagrados alimentos, y ni la voz apremiante de Yamato le impidieron vaciar el cuadrito de leche con chocolate y devorar la tostada que llevaba colgada en los dientes.

Yamato sonrió ante la estampa que representaba, Tai siempre sería el mismo, desde que lo conocía Yagami tenía la mala costumbre de; uno, llegar a unos segundos de que le cerraran la puerta de la escuela en la cara; dos, comer sin importar el día, la hora o el lugar; y tres, hacerlo sonreír a pesar de la situación.

Tai miro como Matt lo observaba unos pasos adelante, cuando llego a su lado el rubio sólo le hizo señas para apurar el paso porque faltaban al menos diez minutos de carrera. Tai asintió al tiempo en que metía el ultimo trozó de tostada a su boca, y continuaron corriendo aunque con más ligereza e incluso permitiéndose juguetear en el trayecto. El estar juntos era muy agradable.

El camino siempre era el mismo, Yamato lo esperaba todos los días una cuadra antes para recorrer el último tramo a la escuela juntos. Sin embargo, hoy a ojos de Matt no parecía ser un día del todo normal.

Yamato y Taichi atravesaron el gran patio de la escuela cortos de tiempo, llegando a solo segundos de que sonara la campana de inicio.

Las clases pasaron relativamente rápido y sin nada interesante, además de las dos enormes mochilas que descansaban en una esquina del salón para evitar que alguien tropezara con ellas. Matt sentía a su mejor amigo algo distraído e inquieto, sin mencionar que cada dos por tres Tai miraba en su dirección, abría la boca como si fuera a decir algo para volver a cerrarla inmediatamente y mirar hacia otro lado, lo que hacía pensar a Matt que tal vez Tai buscaba una forma de decir lo que sea que estuviera rondando su cabeza.

Llegado la hora del receso y ya cómodamente sentados en su lugar predilecto en el patio, el rubio no contuvo más su curiosidad al ver que hoy Kari parecía haber olvidado poner el almuerzo de su hermano, pues este solo jugaba con el emparedado que acababa de comprar sin muchas ganas.

Yamato resopló, esa actitud no le quedaba para nada, así que muy dispuesto a terminar con ello simplemente preguntó el motivo de su extraño comportamiento.

Tai suspiro sin mirarlo, cosa rara, luego bajo la cabeza para soltar un susurro que Matt a duras penas logro escuchar como un murmullo.

—Ammm... podrías repetirlo —solicito Matt agachando lo más que pudo la cabeza para escuchar mejor.

—Dije.... quisiera saber si te molestaría si me quedo contigo durante un tiempo. —Repitió un poco más fuerte para que esta vez su amigo si lo escuchara con claridad.

Yamato sonrió, las mejillas de Yagami estaban completamente rojas, a pesar de la familiaridad aun pensaba que podía llegar a negarse, rio suavecito antes de tomarle la mano provocando que este lo mirara.

—Tai, prácticamente ya vives conmigo, a últimas fechas pasas mucho tiempo en mi casa. Mi armario esta invadido por prendas tuyas —rio Matt ante el aumento del rubor en el rostro de su amigo.

—Solo tenías que decir que te incomodaba o que era un arrimado y no hubiera vuelto a molestarte. —Soltó molesto Tai poniéndose de pie, nunca creyó que su estadía en la casa de Matt pudiera incomodarlo o lo viera como un abusivo, el pretendía todo menos ser un aprovechado de la amabilidad de Yamato, aunque viéndolo en retrospectiva tal vez él fue el ciego que no quiso ver que de verdad se estaba pasando de la raya. Sin contar que estaba un poco sensible por lo sucedido anoche.

—Tai, yo no dije eso. —Se apresuró a aclarar Matt, tal vez su forma de decir las cosas fueron mal entendidas. —Sabes que puedes quedarte todo el tiempo que quieras.

—Discúlpame Yama, yo... sé que no te referías a eso... —Tai desvió su mirada, no quería hablar demás, así que se mordió la lengua y dejo inconclusa la frase.

Matt sonrió con ternura y acaricio el suave cabello castaño de su amigo.

—Cuentas conmigo para todo, lo sabes Tai —afirmó Matt y Taichi sintió que una mano fría le apretaba el corazón. Dios cuando Yamato supiera la verdad quizás se arrepentiría de esas palabras.

No, negó Taichi, Yama no era como sus padres, él comprendería, estaba seguro.

—Gracias —dijo Tai forzándose por mostrar una sonrisa tranquila.

Cuando el timbre para el final de clases sonó Matt tomo una de las enormes mochilas, que ahora deducía contenía las pertenencias más indispensables de Taichi. Aunque... ¿Qué habría pasado para que tuviera que recurrir a una medida tan drástica? Algo no andaba bien, sin embargo mientras más miraba a Tai, más se convencía de que era un tema delicado y debía esperar a que fuera su amigo quien diera la explicación cuando se sintiera cómodo.

Y ahora solo quedaba un pequeño detalle. Yamato tenía, a pesar de no ser del todo necesario, que avisar a su padre de la estadía de Taichi, aunque solo fuera para prevenir un mal entendido como el de hacía dos semanas.

De solo recordarlo rodo los ojos. Su padre había llegado temprano aquella ocasión, y como las luces del apartamento se encontraban apagadas, Hiroaki entro sin hacer ruido creyendo a su hijo dormido. Se arrastró hasta su pieza muy dispuesto a reponer el sueño de tres días seguidos de trabajo a marcha forzada. Claro que sabía que no era posible, porque el Dorama que estaba rodando estaba resultando ser un verdadero dolor de cabeza así que se conformaría con las seis horas de rigor y una ducha antes de volver al trabajo.

Casi suspiro de alivio cuando su mano tomo la perilla de la puerta de su habitación y esta giro sin problemas, pero Hiroaki jamás entro porque ciertos ruidos extraños provenientes del cuarto de baño atrajeron poderosamente su atención, con sana curiosidad paternal, entreabrió la puerta del aseo para encontrarse frente a dos chicos jabonosos que solo en calzoncillos rodaban por el piso.

Yamato meneo la cabeza a los lados, prefería olvidar la cara de sorpresa y la firme negativa de su padre a escuchar cualquier aclaración respecto a lo que Tai y él estaban haciendo en realidad; alegando que ya estaba muy viejo para eso y que prefería pensar que estaban peleando, la verdad no peleaban pero tampoco era aquello que seguramente se imaginaba Hiroaki.

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—Espera aquí —le ordeno a Tai cerrando la puerta de su cuarto.

Matt miro el reloj de pared encontrándose con que era ridículamente temprano, apenas las cinco de la tarde, estudio sus alternativas para comunicarle la estadía de Tai a su padre. Podía simplemente dejarle una nota junto a la cena, llamarle al trabajo y contarle la historia completa aunque dudaba que le regalara más de dos minutos, además de que ni él sabía la historia completa, y por último esperarlo por si es que decidía llegar.

Ninguna lo convencía.

Estaba en eso cuando la puerta se abrió de forma estrepitosa y su padre entro por ella cayéndose del cansancio. Ni mandado a pedir, pensó Yamato corriendo a recibirlo con su mejor sonrisa.

—¿Qué quieres Matt? —Pregunto Hiroaki con una ceja alzada cuando Matt tomo su saco y portafolio con demasiada amabilidad.

—Nada en especial, solo quería saber, ¿qué te parecería tener visitas permanentes? —bromeo Matt.

—No juegues conmigo, no puedes tener perros, gatos, canarios ni ningún otro animal por el que estés interesado y no, no me creo eso de que te siguió a casa, así que sácalo de donde quiera que lo tengas escondido en este mismo instante y muéstramelo, tal vez tenga compasión si es mínimamente pequeño.

Yamato contuvo la carcajada que pugnaba por salir, demonios su padre había acertado en al menos tres rasgos de su petición, por eso con mirada burlona comenzó a decir.

—La excusa de "me siguió a casa" es un cliché, yo pensaba ser más original y alegar algo como; mira estaba bajo la lluvia y tiene unos bonitos ojos color chocolate, ¿no te enternece? Además si lo alimento ahora en el futuro bien puede llegar a mantenerme —y no se contuvo más, su padre estaba con cara anonadada y la quijada muy cerca del suelo debido a la descripción.

Después de dos minutos riendo sin parar, un dolor de estómago y con los ojos iracundos de su progenitor sobre él intento calmarse.

—Papá solo quería saber si Taichi puede quedarse por un tiempo, es que.... ahmmm... van a remodelar su casa —invento a las carreras antes que su papá preguntara. —Y bueno aún falta mucho para las vacaciones de verano y pues...

—¿Eso es todo? Vamos Matt, sabes que Tai es bien recibido, no tenías que hacer tanto drama. Además él ya vive prácticamente aquí —se burló Hiroaki al ver como su hijo se sonrojaba levemente por su comentario. Luego con movimientos lentos se levantó de la silla en que se había dejado caer para regañar a su hijo en caso de ser necesario, y como si una idea le hubiera golpeado dio media vuelta para mirar de frente a Matt. —Dime que dormirá en el cuarto de invitados y no en tu cama.

—¡Papá! ya hablamos de eso, Tai es solo mi mejor amigo y lo que tu viste no es lo que estás pensando... simplemente se nos fue la mano con cierto juego. No hay de qué preocuparse y no, no soy... —La mirada de su padre suplicaba por una respuesta más sencilla. Por lo cual soltó un resoplido y dijo—Tai dormirá en la habitación de invitados.

—Gracias —respondió al fin tranquilo y listo para irse a dormir.

Matt espero solo los segundos necesarios para correr a su cuarto, tomar las mochilas y a Taichi mismo para, ahora si ponerlo en el de invitados.

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El sábado era común encontrar a Yamato enredado entre las sábanas a pesar de ser las diez de la mañana, pero a diferencia de los anteriores hoy Taichi se encargó de despertarlo desde las ocho. Y no que fuera un bonito despertar, con el aroma a un suculento desayuno, no, fue despertado por el maldito sonido de la aspiradora que felizmente Tai pasaba por toda la superficie del departamento.

—Apaga ese infernal aparato Taichi —grito Yamato abriendo la puerta de su cuarto y lanzando uno de sus zapatos contra el nombrado. —Dios, es sábado —remilgo volviendo a la cama.

Y tendría que soportar las manías de Taichi las veinticuatro horas del día los siete días de la semana, algo bueno tenía que pasar, algo muy bueno para que después de aquella visita Yamato aun considerara a Taichi su amigo.

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