Hogar


Una semana había pasado, y la verdad sea dicha, jamás pensó que Tai tuviera un mínimo de cuidado en sus cosas o fuera un poquito diestro en la cocina, sin embargo la sorpresa fue agradable, Tai era ordenado, tal vez el tener que compartir cuarto con su hermana era un buen motivo para no abandonar sus calzoncillos en la ducha o tirados en el suelo, o dejar la regadera hecha un asco después de utilizarla, y otros detallitos de los cuales Yamato si pecaba.

Y pensar que Yamato lo tacho de mentiroso cuando le contó que desde niños él le preparaba el desayuno a Kari(1), porque su madre seguro se ocupaba de eso, y no tomo en cuenta el comentario de Izzy.

—No creo que Tai sobreviva de la comida de su madre, es pésima y sus recetas dan dolor de estómago instantáneo —comento su amigo pelirrojo sujetándose el vientre de solo recordarlo.

Yamato levanto una ceja en esa ocasión, seguro Izzy exageraba, la señora Yagami era, a su forma de ver, el ama de casa perfecta, que equivocado estaba.

Durante esos primeros siete días el departamento de Matt cambió drásticamente, tanto así que Tk silbó de asombro al ver las cosas limpias y en orden cuando lo visitó, incluso con el aroma de algo preparándose en la estufa, un plus que hizo al menor de los hermanos elevar la nariz para olisquear a gusto.

—¿Te conseguiste una casera hermano? —Se burló Tk con sonrisa pícara en los labios.

Matt se avergonzó de sí mismo, era bueno cocinando, pero siendo realistas todo lo demás era irrelevante para él, es decir de mugre nadie se muere, así pues la propuesta de lavar los trastos ese día no llego, tampoco el ofrecimiento a limpiar un poco o incluso lavar una tanda de ropa como siempre preguntaba cada que visitaba a su padre y hermano(2); de hecho ahora que lo pensaba Tai y Tk tenían esa misma característica, no eran maniáticos de la limpieza, pero si podían asear un poco el departamento de Yamato parecían complacidos.

Cinco minutos antes de que Tk se despidiera de su hermano, Taichi entro por la puerta con la maleta deportiva en una mano y la bolsa de las compras en la otra. Así que era de esperarse que Takeru riera burlonamente al ver como Tai prácticamente corría a la cocina mientras alegaba que era muy tarde, y que Hiroaki no tardaba en llegar.

Un instante después asomaba la cabeza para invitar a Takeru a compartir la cena con ellos.

—Debe tener al suegro contento —comento Tk en susurro para que solo Matt lo escuchara y recibiendo un fuerte coscorrón en respuesta.

—Idiota —rezongó Matt sin lograr evitar que sus mejillas se pintaran de carmín.

Pensaba negarme, pero ahora me las pagas, se dijo Tk sin mirar a su hermano, se querían, tanto como un hermano puede querer a otro, pero eso no significaba que ahora Takeru, con quince años cumplidos y en plena adolescencia, no notara ciertas cosas o pensara que molestar a su hermano era un deporte extremo y excitante del cual disfrutaría siempre que pudiera.

—Gracias Tai, me muero por saber que tal cocinas —respondió feliz.

Yamato entrecerró los ojos en advertencia, "no que estabas por irte", pensó al ver como Tk dejaba nuevamente su chaqueta y se acercaba la barra de servicio que separaba la cocina del comedor con la intensión de hacerle platica al mayor de los Yagami.

Tai rio aclarándole que solo sabía preparar cosas simples y nada elaboradas, que las cenas de gala se las dejaba a Yamato.

Un par de minutos después Hiroaki Ishida entraba con rostro fatigado por la puerta, pero al notar el aroma apetecible que se desplegaba por todo el lugar le hizo sonreír y despabilar un poco.

—Tai ¿qué cocinas? huele bien —alago el padre de los rubios.

Tk sonrió tapando su boca con la mano ante la pregunta de su padre, sin duda la presencia de Tai siempre lograba hacer que cualquiera a su alrededor se sintiera a gusto, como si la cualidad de crear un ambiente hogareño fuera un don de los Yagami; y si, lo decía también por Hikari, quien en las contadas veces que había permanecido en su hogar lo suficiente para charlar con su madre podía notar ese mismo ambiente cálido y cariñoso. Las risas inundando el aire y la plática amena hacían que la sobre mesa durar horas fugases.

Cuando se dieron cuenta el reloj marcaba las diez menos quince de la noche, así que ni de broma Hiroaki permitiría que su hijo menor se fuera, ahora la pregunta era ¿en dónde dormiría?

Tai miro feliz a los tres rubios, luego casi como si la respuesta fuera simple soltó un.

En el sofá.

Tk se le quedó mirando, de verdad Tai no tenía ni el mínimo de consideración con su persona, vale, que seguramente lo odiaba por estar cerca de su adorada, linda y dulce hermanita, pero tampoco pensó que sin reparo lo mandaría a...

—Yo dormiré en el sofá —aclaro Taichi al darse cuenta de su error.

Yamato se negó en redondo, él no había dejado a Tai quedarse en su casa para enviarlo al sofá.

—Tk dormirá en el cuarto de invitados, Matt en su habitación y Tai en la mía —ordeno Hiroaki y se levantó de la mesa.

Tk y Matt se miraron angustiados y Tai solo un poco ruborizado, al pensar que iba a dormir con...

—No, ni de broma, Tai duerme conmigo —exigió Yamato colocándose en pie para hacerle frente a su padre.

—Quedamos en que si dejaba que se quedara no dormiría en tu cama —reclamo Hiroaki con la voz cansada.

Tai y Tk miraban la discusión como si de un entretenido partido de pingpong se tratara, atentos a quien tenía la palabra.

—Pero nunca hablamos de que compartiera la tuya —y aquella frase hizo que el mayor se sintiera levemente ofendido, en realidad muy ofendido.

—No soy pedófilo Matt —todos se quedaron en silencio. —Regreso a la televisora dentro de media hora, por eso Tai puede utilizar mi cama.

Hiroaki Ishida entro a la habitación con el ceño fruncido, no le había hecho mucha gracia que su propio hijo pensara que él compartiría cama con... se escandalizo mientras con furia se cambiaba de ropa.

—¡Por todos los cielos! ¿Cómo pudo pensar que yo? —gruño mientras se observaba en el espejo de cuerpo completo y terminaba por anudar su corbata.

—No creo que él realmente considerara esa posibilidad. —Tai con su almohada y manta en mano lo miraba desde la puerta. —Además si lo ve por el lado bueno Yamato tenía una cara de indignación que valdría la pena enmarcar.

Hiroaki rio a por las narices ante la imitación que Tai intento hacer de su hijo, tenía el don de alegrar a la gente cuando estaba deprimida o triste.

—Nos vemos mañana Tai, que descanses —dijo pasando su mano por los sedosos cabellos del niño. Porque para Hiroaki, Taichi y Yamato aún eran unos niños.

Taichi asintió regalándole una encantadora sonrisa.

Al cerrar la puerta del departamento Hiroaki se detuvo un instante a mirarla, comprendía las razones por las cuales Yamato era tan sobreprotector con Tai; el chico podía ser increíblemente hablador y atrevido, pero también era infinitamente confiado y distraído, sin embargo, un miedo comenzaba a crecer en su interior, deseaba lo mejor para sus hijos y por eso mismo deseaba firmemente creer que la relación de Matt y Tai era exactamente tal y como se la decía su primogénito.

—Solo amigos, mejores amigos —siseo sin quitar la vista de la madera y entrecerrando los ojos. —Por un amigo no te pones celoso hijito, porque eso que vi en tus ojos fueron celos, y cuanto menos duermes abrazado a él como si fuera tu peluche.

Hiroaki dio media vuelta comenzando a caminar al ascensor, le esperaba una noche larga de trabajo y el cansancio seguramente le estaba estropeando los sentidos y la razón, por eso no podía dejar de pensar que entre Taichi y Yamato había más, mucho más.

—Son amigos, mejores amigos y punto —repitió en voz alta mientras bajaba la escalera porque el ascensor nunca llego.

continuara...


N.A.

A Stony6: creo que esto contesta a su pregunta.

A Mirkurip, le mando un saludo muy sentido my lady. 

Quedo de vos...

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