Cielo e Infierno
—¿Una cita? —cuestiono Yamato mirando escéptico a Tk.
—No puedes negarte, por favor hermano —suplico con la mirada Takeru. —Sabes que no te lo pediría si no fuera importante.
Matt dejo salir un resoplido. Entendía a la perfección la razón por la que Kari era tan renuente a darle su voto de confianza, en sentido romántico a su hermano menor. Tk se había pasado casi toda su pubertad ligando indiscriminadamente. Aun recordaba cuando llegaba a sus conciertos acompañados por hasta tres señoritas. Su coquetería le había costado la confianza de la única chica que de verdad le importaba. Por suerte a pesar de su popularidad con las damas Matt nunca tuvo ese lapso de Don Juan, así que si invitaba a salir a...
—Entonces SIIIIII!! —suplico una vez más Tk arrancando de sus pensamientos a Yamato.
Yamato hubiera dicho que si hace mucho si solo se tratara de otra persona, pero era Hikari Yagami de la que estaban hablando, la luz de los ojos de Taichi y actualmente la única persona de parte de su familia que lo amaba. Si ella de alguna manera terminaba herida Taichi...
—Tk, yo...
—Voy en serio —declaro Tk con la vista fija en su mayor, como si adivinara por donde iban los pensamientos de Matt. —Te prometo jamás hacerle daño, y puedo apostar mi virilidad a ello. Por favor Matt. Estoy desesperado —argumento juntando sus manos de manera penosa mientras ponía cara de perro apaleado.
¡Dios! Lo que hacía el amor, pensó Yamato rodando los ojos.
—La voy a perder Yamato —dijo Tk con la cabeza gacha. —Hay un chico que... —y resoplo con tanta frustración que Matt casi la sintio como propia. —Él es genial.
—Y si es genial —dijo Matt utilizando el mismo calificativo. —¿Por qué no quieres que salga con Kari?
—Porque yo la he amado durante más tiempo —contesto con las mejillas rojas.
—Pero tú no hiciste nada para demostrárselo —recalco Matt.
—No estaba listo para... pues para una relación seria. No quería pensar cuando fuera adulto, me case con la primera chica que llego a mi vida.
—Entonces preferiste salir con muchas para...
—No sé, para experimentar supongo, para probar a ver si lo que sentía era real y duradero.
Yamato suspiro antes de colocar la mano sobre el hombro de su hermano.
—No estoy de acuerdo en cómo piensas, pero supongo que entiendo tu situación.
—Entonces... —dijo con ilusión. —Taichi va a estar pegado a nosotros, pero si vas tu podre hablar con ella. Por favor... por favor... quítame de encima a tu amigo.
Yamato se mordió los labios para acallar la carcajada que estaba por dejar salir.
—Está bien, lo hare...
—Gracias, gracias, gracias, por eso te amo hoy más que ayer...
Taichi elevo una ceja en el justo momento en que vio aparecer a Matt acompañando a Tk. Hikari por su parte solo pudo soltar una risita discreta que hizo a su hermano elevar sus defensas.
—Así que el enemigo a pedido refuerzos—dijo Taichi achinando los ojos con desaprobación.
—Y no es cualquier aliado —completo ella siguiéndole el juego a su hermano. —Es el único capaz de hacerte frente hermano.
Taichi enrojeció hasta las orejas debido al comentario, luego desvió la mirada.
—¿Llevan esperando mucho tiempo? —preguntó Tk escuchando un sonido negativo por parte de Tai. En ese momento el menor de los Ishida soltó discretamente un codazo contra el costado de su hermano.
Matt se mordió el labio inferior, antes de hacer un gesto que Hikari no supo cómo interpretar, y que Tk si entendió porque le dijo solo moviendo los labios, "hazlo".
Yamato abrió los ojos de tal forma que Kari pensó que si pudiera, habría apuñalado a Tk con ellos. Luego con voz temblorosa y el color rojo ganando terreno en la piel blanca, Yamato tendió una rosa en dirección a Tai.
Hikari saco de entre sus ropas su cámara, para tomar una foto muy discretamente mientras aguantaba lo mejor que podía el grito de fangirl que pugnaba por salir. Era la escena más bonita del mundo. Ver a Matt sujetando el tallo de la flor mientras intentaba no temblar, y Taichi hecho una linda granada madura al tiempo en que agradecía el detalle, simplemente perfecto.
Tk sonrió antes de tomar la mano de su mejor amiga y tirar de ella para comenzar a caminar.
—Te pusiste contra mí —reprocho Taichi mientras llevaba la rosa a su rostro para poder aspirar mejor el aroma.
—Es mi hermanito, no un psicópata asesino —defendió Matt permitiéndose grabar en su memoria la belleza del rostro de Taichi en ese momento.
—Pero, él quiere llevarse a Kari...
—No va a secuestrarla, es solo una cita.
—¡Oh! —exclamo Taichi con mirada picara —entonces, eso significa que tú eres...
Matt trago en seco, porque su cerebro acababa de pensar, y antes no lo hizo, que esto podría tomarse como una cita doble.
—No es una cita —casi grito Matt atragantándose con su saliva al final.
Taichi rio suavecito, tanto que a Yamato le pareció una cancioncita, y aun así creyó haber visto de reojo decepción en los ojos de su amigo, pero eso no era posible, ¿verdad? porque a él le gustaba alguien, y ese alguien no era, por desgracia, él.
Y esa conclusión le hizo sentir algo caliente en el pecho.
—Vamos —demando Matt tomando la mano de Tai porque era lógico y normal que tirara de él para alcanzar a sus hermanitos y luego, cuando estuvieron a la par no lo soltó porque... pues tenía frio y la mano de Taichí siempre le transmitía calor.
—Quieres un helado Kari —ofreció Tk.
—Sería bueno, el clima es tan caluroso... —menciono ella iniciando una plática sobre el clima que Yamato deliberadamente ignoro porque le convenía.
Su siguiente parada fue el cine y para sorpresa de Matt a Hikari le encantaban las películas de terror, y como era obvio que Tk iba a buscar complacerla estaba dispuesto a comprar las entradas, todo un desastre hasta que Taichi pareció apiadarse de él y concedió una tregua momentánea en su cruzada.
Taichi y Yamato entraron a ver Tierra de nadie, una película de acción que no le provocaría pesadillas a Matt esa noche. Yamato estaba tan agradecido con su mejor amigo y aliviado de saber que lo conocía lo suficiente para protegerlo hasta de su familia.
Para cuando salieron de la función, Taichi recobro su actitud de chaperón corriendo a encontrarse con su hermanita. Yamato rodo los ojos preguntándose con quien estaba teniendo la cita.
Con el hambre haciendo estragos en su estómago, pues eran casi las seis de la tarde, Yamato condujo a su pequeño grupo a un restaurante discreto en donde tuvieron una comida muy amena.
Taichi suspiro y sus ojos se llenaron de tristeza en el momento en que tuvieron que despedirse, porque hasta ese momento recordó que no podría hacer el camino de regreso con Kari, que ella debía ir a casa sola, sin su protección.
—Yo la acompañare a casa —se ofreció Tk de inmediato. —Estamos a unas cuantas cuadras.
Taichi asintió antes de agradecer y abrazar la a ella en un gesto necesitado que Kari supo corresponder.
Mientras la veía caminar lejos de él sintió una mano buscando la suya, no dudo en tomarla, aferrarse a Matt como si fuera su salvavidas y en cierta medida lo era.
—Va a estar bien. Lo sabes —afirmó Yamato mirando como Tk hablaba hasta por los codos, tan cómodo con Hikari como él siempre estaba con Taichi.
—Vamos a casa Tai —murmuro dando un suave apretón a la mano que sostenía.
—Vamos —concedió sonriendo de una manera que Yamato por un segundo pensó deseaba contemplar por siempre, a pesar de que le hiciera sentir cosquillas en diferentes partes del cuerpo.
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Taichi y Yamato entraron a toda prisa, atravesaron el patio de la escuela y luego corrieron por los pasillos hasta sus diferentes aulas.
Tai casi respiro aliviado cuando noto que el profesor aún no había llegado, un sentimiento que le duro poco al notar las miradas, algunas curiosas, otras despectivas, unas más que no supo interpretar pero lo hacían sentir incómodo.
Con paso lento deshizo la distancia hasta su pupitre en donde dejo la mochila bajo la atenta mirada de todos sus compañeros de grupo.
—¡Hey! Yagami —llamo uno de ellos, ese del que Taichi no sabía el nombre porque era un imbécil buscapleitos con el que no valía la pena cruzar palabra. —Porque no me dijiste que te gustaba comer verga, yo te hubiera prestado la mía.
Tras ese vulgar comentario ocurrieron dos cosas, las risas de los amigos del estúpido aquel estallaron en carcajadas, y los demás se limitaron a cuchichear sin mostrar apoyo a ninguno de los dos.
El corazón de Taichi se apretó, como si buscara esconderse antes de sentir dolor, justo antes de ver un cabello rubio aparecer en su campo visual y escuchar la exclamación, casi colectiva, de sus compañeros al ver como Matt mandaba al piso de un buen puñetazo al que se atrevió a insultar a Taichi.
—Vuelve a decir algo como eso y te juro que te dejo sin dientes —amenazo el rubio con el puño cubierto de rojo.
—Matt —llamo Tai asustado de la mirada colérica que estaba mostrando Yamato.
—Vamos —ordeno Matt tomando la mano de Taichi para sacarlo de ahí antes de que llegara el profesor, un poco tarde porque el Maestro estaba observando todo con cara desencajada.
Continuara...
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