✨Luz de luciérnaga, prtII✨
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Advertencia: los próximos capítulos tocan temas delicados.
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New York,
una semana antes de la boda.
Olivia solo esperaba que lo ocurrido en la universidad no fuese mucho mas rápido que ella, porque pese a no ser tan grave, estaba segura que para alguien como su prometido eso seria algo de que hablar.
Al llegar a la mansión, el mayordomo le dijo que ya la esperaba en el despecho. Aborrecía ese lugar, en un principio cuando todo era de color rosa y un tonto amor joven le encantaba pasar sus horas allí, Jeremía le daba la atención que tanto le gustaba, y ella se sentía amada.
Ahora solo entraba cuando la tensión de algo se centraba en su persona.
Al entrar la fría mirada azul de su prometido cayo sobre ella con rapidez. Por temor evito cerrar la puerta, pero fue en vano, una fuerte ráfaga de aire helado lo hizo. El ruido fue tal, que no pudo evitar dar un salto y paso al frente.
El grito de Jeremía retumbó contra los muros de su despacho seguro que ninguna otra persona fuera de este lo podía oír. Nadie mas que Olivia podía oírlo, estaba frente a él petrificada del miedo.
Aun no entendía la raíz de su enojo, si nadie la vio tropezar contra la eminencia de la física, ni mucho menos este se quejo de ella. Pero claro estaba que el rector si lo hizo, y eso era una mancha para Jeremía puesto que él le recomendó al hombre que Olivia era excelente para el puesto de secretaria.
Olivia no era conocida por ser descuidada o accidentada, pero su prometido no le daba mucho margen para los errores, y ante el mas mínimo esta se convirtió en alguien torpe pese a ser muy estructurada.
Tenia ganas de decirle que estaba exagerando, que no paso nada malo, pero allí, entre esas paredes solo podía hablar si se lo concedían.
Jeremía buscó algo de calma, acomodó la camisa, y luego algunos cabellos negros que cayeron sobre su frente. Se acercó a Olivia, y alzo su mentón para verla a los ojos.
-Estas brillando Olivia.- dijo con voz profunda.
Olivia tomo aire y forzó una sonrisa.
-Yo, yo lo siento, bajo presión no lo puedo evitar.- dijo con voz entrecortada.
Este sonrió perverso, y se acercó para plantar un agrio beso en los temblorosos labios de la muchacha. Estaba segura que si ese frío gesto hubiese durado mas vomitaría ahí mismo. Jeremías tenía ese poder sobre ella, le provocaba tanto miedo como asco.
-No te preocupes querida, el día que contraigamos nupcias y esa joya este en mis manos, tu magia ya no será un problema.- explicó con lentitud, sin dejar de sonreír.-Sonríe un poco, y sal de aquí.
Olivia asintió, y se fue tan rápido como pudo. En cuanto la puerta se cerro a su espalda, buscó el muro mas cercano para recargarse. Estaba exhausta, y su cabeza palpitaba provocando un fuerte dolor. No aguato mas el peso de la angustia, y se largo a llorar tratando de no hacer tanto escándalo.
El grito de un niño que clamaba por su presencia la obligo a dejar de llorar, y hacer todo lo posible para quitar los rastros de lágrimas.
-Olivia.- exclamó alegre el niño al verla.
-Hola Lucius, ya volviste.- dijo agachándose para recibirlo.
El niño se unió a ella en un cálido abrazo, y luego la soltó para verla. Era la primera vez que Lucius veía la mirada de Olivia llena de lágrimas, lo que le causo confusión.
-¿Tu lloras?
-Algunas veces si.- respondió la muchacha sin dejar de sonreír.-Pero tu no debes preocuparte.
Por detrás se acercó la ama de llaves, quien al ver a Olivia con el rostro enrojecido solo pudo hacer un leve movimiento de cabeza.
Se acerco a ambos, y se agachó para quedar a la altura de la joven institutriz, que pronto seria la esposa del hombre para quien trabaja.
-Señorita Casperan, no debe dejar que la trate así.- susurro, poniendo una mano en su hombro.
-Estoy bien Bianca ¿Les parece si merendamos en el patio?
Lucius salto de la alegría, y salió corriendo en dirección al parque.
-¿Me podrías traer algo para dolor de cabeza? Si no es mucha molestia.- pidió frotando su sien.
-Nunca es mucha molestia señorita.- sonrió con pena.
Olivia se marchó para alcanzar a Lucius, y Bianca vio como poco a poco la alegre joven que conoció hace un año se iba marchitando. La señora quería a Jeremía como a un hijo pero no podía evitar sentir culpa por lo que este producía en alguien como Olivia.
En la actualidad.
Marius miraba con atención el sobre que tenia en su mano. No iba a negar que sentía curiosidad por saber lo que decía en su interior, pero no podía, no le correspondía, mucho menos ante la insistencia de Olivia, quien deseaba que él la leyera primero.
-Vamos, dijiste que harías cualquier cosa por mi.- balbuceo.
-Nunca dije tal cosa.- se defendió.
Bajo su mirada, para encontrarse con los brillantes ojos de la joven bruja, quien tenia la cabeza recostada sobre su regazo.
-¿Crees que tu ebria mirada brillante de cachorro va a funcionar conmigo?- pregunto tratando de contener la risa.
Olivia se sentó, y asintió tomando las manos de Marius.
-¿Quieres un café? Quizás así disminuya tu borrachera lo puedas hacer tu.- sugirió a lo que Olivia asintió.
Se pusieron de pie casi al mismo tiempo, sin embargo ella cayo de vuelta en el sillón, haciendo que Marius riera, y le extendiera una mano para ayudarla.
-Cierto que aun no sabes beber.
-Prometiste que me enseñarías.- dijo refregando su cara.
-Luego de esto juro que lo hago.- sostuvo con una mano en el aire y la otra en el pecho.
Mientras él preparaba el café, Olivia buscaba un lugar sobre la mesada. Tomo la carta, y trago aire nerviosa. Esa letra era de él, lo que le producía mucha dudas, pero lo que mas le alteraba era ¿Cómo es que sabía que estaba ahí en Francia, tan específicamente en el departamento de Marius?
El ruido de la taza sobre la mesada la trajo de vuelta a la realidad, dejo el sobre, y tomo el café. Se quedo por unos minutos viendo su interior, la borrachera se le paso momentos atrás cuando decidió hablar sobre la carta.
-Mi magia esta muy ligada a mis emociones, cuando tengo mucho miedo esta hace crecer mi cabello entre sueños.- conto, y le dio un sorbo a su café.
-Oye, no debes temer, no estas sola.- dijo Marius con una leve sonrisa.-Y si tienes mucho miedo, entonces si la puedo leer por ti.
Olivia dejo la taza aun lado y extendió sus brazos al frente, esperando a que Marius se acercara hasta ella para darle un abrazo.
-Si, quiero que la leas.- murmuro cuando estuvo entre sus brazos.
Sin soltarla, tomo el sobre que estaba a un lado, y rio por un pensamiento que cruzo su mente.
-Su letra es horrible.- se burlo haciendo que Olivia se riera.
La apretó fuerte contra su pecho, para luego soltarla y sentarse a su lado a leer. Olivia apoyo la cabeza en su hombro y cerro los ojos para escucharlo con atención.
«Querida Olivia:
Se que es ridículo escribir una carta, algo tan obsoleto, pero a ti te gustan y estoy seguro que nunca atenderías un llamado mío, ni mucho menos aceptar vernos.
Antes de decirte lo que necesito de ti, debes saber que te busque luego que huiste, nadie me iba a detener, por lo visto te escondiste muy bien, hasta hace poco. Lucius juro verte hace unos días en alguna calle, sonriendo de felicidad. Él nunca se molesto contigo, por mi parte si me dolió que lo hayas abandonado. Hoy elijo perdonar tu imprudencia, por el solo hecho de que me debes un favor, varios a decir de verdad.
Pronto me casare con Isabela Ferrer, y aunque en un pasado hubiese sido una excelente noticia, gracias a tu repentino ataque de locura, mi familia decidió no cederme nunca esa joya que tanto bien te hubiese hecho.
Tampoco me agrada volverte a ver, pero como sabrás no me puedo dar el lujo de hurtarla [...] »
-¿Quiere que robe para él?- pregunto tan confundida como espantada.
-Bla, bla, bla, bla, no esta de mas decir que me lo debes, y...- se freno y trago saliva.-"[...] Se que lo harás sin la necesidad que use palabras que no te agraden, porque me conoces Olivia Caspera, firma Jeremía Lourve".
La muchacha se puso de pie, y empezó a caminar de un lado a otro con una mano en la boca de su estomago. Los nervios ante su próxima decisión la estaban acabando desde adentro, sin mencionar que no solo sus ojos brillaban, prácticamente todo en ella daba aquel resplandor que surgía ante fuertes emociones.
-Lo hare.- dijo al fin con voz decidida.
Marius la vio un poco confundido.
-¿Lo harás?- pregunto sin ocultar su sorpresa y preocupación.
Ella se acerco, y le dio un sonrisa de victoria pese a que todavía no ocurrió nada.
-Y destruiré ese maldito diamante.- dijo y sus ojos brillaron aun mas.-Y no tienes porque ayudarme, pero quiero que lo sepas, no...
Marius la tomo con rapidez de ambos lados del rostro y la beso interrumpiendo su discurso. Olivia se podría a acostumbrar a esa clase de interrupción. Lo hacia como si supiera que lo necesitaba, y ella no podía sentirse mas a gusto cuando sucedía.
-Quiero estar ahí cuando le patees su trasero.- dijo tras el beso.
-Juro que después de esto tendremos una salida como gente normal.- murmuro Olivia sin alejarse lo suficiente.
-Es un trato mon cheri.
Al día siguiente, no solo que despertó con un leve dolor de cabeza a causa de el alboroto, sino que su cabello creció hasta llegar por encima de su cintura. Aunque se lo pudo haber cortado, para tener mayor comodidad, decidió que para ir a enfrentarse a los fantasmas de su pasado lo dejaría así de largo.
Volvieron a Arcadia para buscar ayuda porque solos estaban seguros que no iba a lograr demasiado. Cuando les conto a sus padres sobre lo que iba a hacer, estos se mostraron un poco desconfiados de su plan, y casi les iban a prohibir que asistieran, hasta que Olivia dijo quien era la nueva prometida.
-Si lo hago por mi, pero también lo hago por ella, mamá.- dijo la joven bruja.-Estoy segura que Isabela no sabe nada, y tu no quieres que pase lo que yo pase.
Circe la vio fijo y no pudo evitar demostrar su angustia a través de una larga exhalación.
-Circe.- la llamo Arabella.
Esta no estaba al tanto del pasado de Olivia pero comprendía la situación, no tuvo que decir demasiado para saber de que se trataba, y no permitiría que su hijastra junto Marius fueran a una misión suicida, al menos no solos.
-Iremos con Zoe, les daremos una mano, y acabaremos con ese idiota.- exclamo entusiasmada.
-Nadie va a matar a nadie, destruiremos la joya, Jeremía será un pobre tonto con magia miserable.- conto Olivia.-Nunca les pido que confíen en mi, se que lo hacen pero ahora mas que nunca necesito que lo hagan, es la única manera de detenerlo.- agrego.
Contra todos sus instintos maternales, y su juramento en el que nunca permitiría que nadie mas la lastimara le dio su apoyo junto con un fuerte abrazo.
Quien aun hacia resistencia a la decisión de su hija era Hisirdoux. Odiaba a ese hombre por haber quebrado el espíritu de Olivia, pero por mucho tiempo estuvo enojado consigo mismo por no haber hecho algo antes.
-¿Papá?
Este la vio, sus ojos estaban brillantes por la lagrimas. Olivia lo noto al instante y fue a abrazarlo.
-Esto no fue culpa de nadie mas que él.- murmuro.
-Lo se hija, pero ¿Qué tal si ahora va mas lejos, y no puedo hacer nada para evitarlo, otra vez?- pregunto angustiado.
Aquella pregunta le puso la piel de gallina, después de todo tenia muchas cartas para él que nunca le mando, y lo que produjo que este se apartara.
-Esta vez es distinto, papá.- respondió abrazándolo con mas fuerza.-Gritare si necesito tu ayuda.- agrego.
-Y yo estaré ahí para darte una mano luciérnaga.- dijo apartándose para verla a los ojos iluminados de la emoción.-No permitiré que tu luz se apague.
Arabella dio un salto en el lugar, y festejo el plan.
-Si, como en los viejo tiempos.- exclamo contenta.-Amo irrumpir en los bailes.
Ahora que tenían un plan y refuerzos, solo necesitaban verse elegante. Hisirdoux les sugirió que fueran a ver a Rebecca estando seguro que les daría lo que necesitaban. Aun quedaba una semana para la fiesta de compromiso, y por esos días trataron de llevar un poco de calma su cotidianeidad. Olivia volvió a dar clases, Marius a Francia, y pese a la distancia todas las noches hablaban, y repasaban lo que iban hacer llegada la tan esperada fecha.
Se volvieron a reunir en la plazoleta del pueblo en que vivía Rebecca, quien los recibió muy entusiasmada puesto que hace mucho que no hacia ropa elegante.
Les hizo prendas a juegos, deduciendo que eran parejas, ya que ninguno les dijo nada, y viéndolos con atención dudaban que fueran solo amigos.
Gracias a su magia a Marius le hizo un traje de tres piezas de color bordo bastante oscuro. Este al verse al espejo quedo tan sorprendió como encantado.
-Mademoiselle, no solo tiene manos mágicas sino un gusto excelente.- le alago viendo su figura.
-Merci beaucoup monsieur, fui sastre por un tiempo.- conto acomodando la corbata del traje.-Extrañaba este tipo de trabajos, y en cuanto veamos a la petite Olivia.- agito una mano frente a su cara.
Al oír su nombre, y ya lista, salió de un pequeño cuarto aun arreglando el escote recto del vestido bordo largo hasta el suelo.
-Creo que este tajo esta de mas.- señalo dejando escapar una pierna cubierta con una media larga hasta el muslo.
Alzo la vista para encontrase con sus espectadores mudo ante su presencia. Con la atención sobre ella, sus mejillas se fueron tiñendo de rojo, y las palabras parecían no encontrar un orden en su mente.
Rebecca aplaudió emocionada por su trabajo, se acerco a la joven bruja y la encamino para dejarla al lado de Marius quien no podía dejar de verla.
-Circe me dijo que veían tiernos uno al lado del otro, pero no me dijo que tanto.- conto.-Se ven tan elegantes, y adorables. Iré por el maquillaje.
Salió apurada de la sala, dejándolos a solas. Marius dio un largo suspiro, y busco donde sentarse, para esperar a que terminaran de preparar a Olivia.
Sentado se apoyo en una mano, y se dedico a mirar a la bruja que estaba perdida en el reflejo del espejo.
-¿Hay algo de lo que ves que te gusta?- cuestiono tratando de sonar segura pero el leve temblor en su voz la delataba.
Marius alzo una ceja, y busco la manera de torcer la pregunta a su favor.
-La verdadera pregunta es ¿Hay algo en ti que no me guste?- pregunto dando una sonrisa coqueta.
-No te hacia tan coqueto, o romántico.- dijo Olivia, mientras renegaba con su collar.
-Deja que te de te una mano.- se puso de pie, camino hasta ella.-Aun no me conoces por completo.- agrego.
La mirada de Olivia dio un leve resplandor, sin dejar de sonreír embobada, algo que quería evitar y antes que pudiera seguir hablando entro Rebecca con todo lo necesario para su cabello y maquillaje.
Un par de horas mas tarde se encontraban en la entrada de la antigua mansión Lourve. Ese sitio le traía cientos de recuerdos algunos lindos y varios malos. Nunca imagino que en algún momento de su vida estaría allí de vuelta, y menos para robar para el dueño. Aun se podía imaginar corriendo por los pasillos persiguiendo a un dulce niño rebelde, o la noche en que rompieron su corazón por primera vez, segura de que sería la ultima.
-Livs.- la llamo Marius trayéndola otra vez al presente.-¿Lista?
Le extendió una mano que Olivia no dudo en tomar.
Nerviosos porque sabían que estaban por cometer un extraño crimen, ingresaron fingiendo ser felices por el futuro matrimonio. Olivia buscaba con la mirada donde podría estar Isabela, y esperaba que aun se viera como la tarde en que huyo de su casa a los diecisiete años solo para ir a conocerla.
A lo lejos diviso a una joven pelinegra dando la espalda, y no dudo en correr hacia ella llevándose a Marius a cuestas suya. Cerca pudo sentir una leve corriente mágica de un origen extraño.
-¿Isabela?
La pelinegra la vio por encima del hombro, y volteo por completo al recocerla.
-Oh por Dios, Olivia, eres tu.- exclamo y la abrazo.-Como has crecido, si tan solo eras una niña la tarde en que nos conocimos.
-Y tu sigues igual de hermosa como siempre, de verdad envidio tu cabello negro.- dijo Olivia abrazándola con mas fuerza.
Isabela llevo su mirada azul a Marius, y soltó a la joven bruja, para poder estrechar su mano.
-Mademoiselle Isabela, un gusto, y felicidades por su compromiso.- dijo tomando su mano y esbozando una sonrisa.
Isabela no pudo evitar sonreír y ver con sorpresa a Olivia. Volvió su vista a Marius para charlar sobre lo que sea en francés. La joven bruja, pese a los nervios, no podía evitar sentirse contenta viendo que se llevaran tan bien y que la pelinegra siga estado tan vivaz como la primera vez en se conocieron años atrás.
Sin embargo esa alegría se desvaneció cuando pudo identificar una leve magia amenazante acercarse a ellos. No importaba el sonido del salón, sus paso retumbaban sobre el frio suelo, y provoco en Olivia un escalofrío que escalo por toda su espina. Vio por encima de su hombro, palideciendo por completo de terror. El tiempo no paso para él, seguía tan igual al día en que lo abandono, con esa maleva aura oscura que lo seguía a donde quiera que vaya.
Isabela sonrió alegre al verlo, abandono la charla y corrió a los brazos de Jeremía.
-También estoy alegre de verte.- dijo abrazando a la pelinegra, sin quitar su fría mirada de Olivia.
Marius la noto estática, se acerco a su lado y tomo su mano, haciendo que Olivia tragara saliva. Su intensión de sacarla de ahí fue arruinada por el mismo Jeremía, quien mas rápido dio unos paso hasta quedar frente a ambos.
-Olivia Casperan, que gusto verte.- sonrió con malicia tomando la mano de la muchacha.-Tan bella como siempre ¿Cierto Isa?
-Si amor mío, te dije que seguiría tan bella como siempre, y su joven acompañante no se queda atrás, es tan caballero.- respondió alegre Isabela.-No les retenemos mas, vayan a comer o beber algo.
Con todo el apuro del mundo, giraron al mismo tiempo para salir de ahí, pero Jeremía detuvo a Olivia de la mano, para plantar en esta un beso y verla con su oscurecida mirada azul. No dijo nada, pero la joven bruja sintió el miedo recorrer cada parte de su cuerpo, enloqueciendo su magia y recuerdos. Se alejaron tan pronto libero su mano.
-¿Te encuentras bien?- le pregunto Marius.
-No tanto, pero es solo esta noche, luego me someteré a años de terapia.- respondió Olivia.
Una risa se le escapo de su boca, y a Marius igual. Era una situación agotadora y aun quedaba la mitad del plan por cubrir. A los minutos se les unieron Zoe y Arabella, ninguna se veía amigable, y traían en mente un mantra para calmar sus ganas de golpear al hombre.
Antes continuar, Arabella le paso una llave a Olivia, diciendo que era del despacho, y que se la saco al dueño sin que este lo notara.
-Puedo ser muy amigable.- dijo esta con orgulloso.-Tu no me copies, que después tu papá me dice que soy una mala influencia.
-Eres una mala influencia.- señalo Zoe.-Ahora vayamos por unos tragos.
Solo quedaba esperar la distracción, la cual era la presentación de los prometidos, ese seria su momento para escabullirse y meterse en aquel lugar tan odiado por la joven bruja. Llegado el momento, donde los presente felicitaban al próximo matrimonio, Olivia tomo la mano de Marius y lo condujo a unos pasillos que no eran vigilados, a excepción de la mirada de Jeremía que le seguía cualquier movimiento sin dejar de sonreír.
Caminaron por el pasillo despoblado, en silencio que lo único que provoca eran nervios un tanto difícil de controlar. Al fin llegaron a la puerta que los separaba de su único objetivo. Aun se cuestionaba como es él tenia la piedra bajo su techo, pero a esa altura solo pensaban en que debían destruirla.
-La tomas, y se la llevamos a Zoe para que deshaga de esta.- le recordó Marius.
Olivia asintió, saco la llave de su bolso. Al querer abrirla, su mano tembló, entorpeciendo la simple tarea.
-Déjame darte una mano.- dijo Marius al notar la respiración entrecortada de la muchacha.
-Puedo con esto.- murmuro al sentir la mano de él sobre la suya.-Solo es abrir una maldita puerta.- agrego.
Marius sonrió, y la soltó. Tras unos segundo, se oyó abrir la cerradura, y este empujo la puerta. Ingresaron juntos, siendo cautelosos viendo por encima de sus hombros.
-Tu vigila, que buscare la piedra.- dijo Olivia.
Marius asintió y volvió sobre sus pasos. Olivia se puso a buscar por todos lados la joya. No la encontraba, hasta que recordó que dentro del armario, que mas parecía otro pequeño cuarto, se hallaba un pequeño gabinete escondido detrás de una pared falsa.
Dio con el armario, y tanteo los muros hasta que toco uno hueco que se elevo tras presionarlo con suavidad, y allí, oscuro como sino funcionara, protegido dentro de una vitrina de vidrio, se encontraba el dichoso diamante.
No lucia como lo recordaba, carecía de brillo, hasta de energía. Olivia lo vio con cierta extrañeza.
-Algo no esta funcionado.- dijo.
Se acerco mas a la vitrina, y noto como el diamante emitió una leve luz plateada. Sus ojos resplandecieron, y la misma joya comenzó a cubrirse con una extraña estática, viéndose rodeado de pequeñas descargas, como si fueran rayos.
-¿Qué es esto?- pregunto asustada al ver como se formaba un pequeña tormenta dentro del vitrina.
Busco con la mirada a Marius, pero no lo encontró, lo que comenzó a preocuparla, y esto aumento al sentir como una extraña magia se acercaba a ella. Sus piernas se debilitaron, a medida que el diamante se hacia mas brillante y tormentoso.
Cayo al suelo, junto con la vitrina, y esta se partió liberando a la joya y su micro tormenta. Se sentía cansada, como si hubiese corrido por horas, o peor, como si hubiese tenido cientos de visiones consecutivas.
-Nunca cambias.- se oyó.-Tan ingenua, sin embargo llegue a dudar de esto.- agrego.
Olivia levanto la cabeza, y se encontró con Jeremía de cuclillas frente a ella. El miedo recorrió su cuerpo como una corriente eléctrica, entrecortado su respiración, y provocando que su corazón latiera con fuerza. Sentía que estallaría en su pecho.
-¿Qué me hiciste? ¿Dónde esta Marius?- pregunto con voz entrecortada.
El pelinegro la tomo del mentón, y sonrió con malicia. Chasqueo sus dedos, de un lado cayo Marius y del otro Zoe junto con Arabella, los tres atados con lazos mágicos.
-¿De verdad creíste que no iba a reconocer a tu tan amada Zoe? El tonto de las cartas, Marius hijo de una hija de Morgana, y la esposa de tu padre, otra hija mas, además de una bruja bastante rara.- señalo este con cierta alegría.-Vaya son todos unos personajes los que te rodean.
Arabella forcejeo, pero le fue imposible desatar el lazo que la paralizaba.
-Suéltame idiota y veras que clase de personaje soy.- exclamo enojada, hasta que un sello cubrió su boca.
Se sacudió a todos lados, para poder liberarse. Jeremía, exasperado, camino hasta quedar frente a ella, y toco su frente haciendo que cayera dormida de inmediato.
-Si, una bruja de vasija, no se porque tantos se asustan, es solo un perro rabioso.- dijo el pelinegro con disgusto.
-Déjalos, el problema es conmigo.- balbuceo Olivia.
Un fuerte dolor en el centro de su cuerpo, y sobre todo en su cabeza, hizo que se retorciera en el suelo. Era como si una llamarada consumiera hasta la ultima fibra de su ser, podía sentir como su magia corría enloquecida, buscando una forma de escapar de su interior.
-Cierto, el diamante.- recordó y volvió hasta Olivia.-Es un pequeño artefacto que toma magia y potencia otras.
Se incoó, y paso su mano por la mejilla enrojecida de la joven bruja.
-Iba a solucionar dos problemas, pero preferiste huir.- fingió tristeza.-Hubieses sido la madre perfecta para Lucius, hubiésemos sido una linda familia, Livi.
—Me engañaste.— balbuceó.
—No Olivia, tu creiste lo que mejor te convenía.— dijo con suavidad.
Ante sus palabras Olivia carraspeo, no podía seguir escuchando su voz y aquel discurso tan falso. Estaba enojada consigo misma por haberse dejado engañar con tanta facilidad, con eso arrastrar a sus amigos, y mas aun por no poder hacer nada por Isabela.
De alguna parte, la cual desconocía, tomo fuerzas para poder controlar su magia, pero ahora que estaba furiosa, mas que otras veces, esta quería tomar el control de todo su ser. Y Olivia se lo permitió.
Un torbellino de viento plateado la envolvió, levantándola del suelo. Alzo su cabeza al frente, y dejo al descubierto sus ojos brillando con furia. Jeremía al verla dio unos pasos hacia atrás, y su sonrisa burlona se esfumo al sentir una avasalladora energía.
-Estoy cansada de escuchar lo que mejor me conviene.- gruño Olivia.-¿Por que no mejor vemos lo que mas te conviene a ti? ¿Qué nos dice el futuro?
Alzo una mano al frente, y lazos como tentáculos brotaron para tomarlo del cuello y así atraerlo a ella.
-¿Y si adelantamos tu final a esta noche?- pregunto viéndolo fijo a sus tembloroso ojos azules.-No me digas que tienes miedo, así es como me sentí por mucho tiempo a tu lado.
Marius y Zoe veían con sorpresa en lo que Olivia se convirtió. No era la joven alegre y callada de siempre, era un monstruo envuelta en su ira, en sus temores, y en su sed por querer dejar el pasado enterrado bajo tierra, sin importarle las consecuencias.
-¡Julia, escúchame!- grito Zoe, tratando de llamar su atención.-¡Se que estas asustada, tu no eres así!
-¡Livi, es cierto!- grito Marius.-¡No eres esto, lo se, lo sabemos!
Ante la falta de respuesta de la joven bruja, ambos se vieron, desesperados por lo que podría pasar si no se detenía.
-Hazlo Olivia, se como yo, y el resto de seres malvados.- carraspeo Jeremía, provocándola.-No eres tan diferente si este es tu deseo.
Al escuchar eso, tanto Zoe como Marius se asustaron, porque no tenían idea de como podría reaccionar.
-¡No, Olivia, eres mejor que él, nunca serás un monstruo!- gritaron al unísono.
Ante las palabras confusas, Olivia se tomo la cabeza aturdida. Grito muy alto, y lanzo al Jeremías lejos de ella. Comenzó a llorar, bañando el suelo con sus lagrimas de plata, y lento fue descendiendo hasta quedar de rodillas en el suelo, frente al diamante que fue apagando a la par que ella recobraba la consciencia.
-Lo siento tanto.- lloro tomándose el rostro.-Yo, no se que paso, lo siento.- repitió.
Los lazos que ataban a los demás se desvanecieron, y Arabella salió de su sueño. Libres, corrieron hasta donde estaba Olivia llorando.
Entre ambas brujas tomaron la piedra con sus manos, mientras una invocaba un hechizo de presión otra hacia uno de reversión. Una luz rosa broto de entre sus dedos, cuando se apago, quedo solo un pedazo de carbón, que la rubia se encargo de pisotear.
Zoe giro sobre si para volver a ver a Olivia, para acercarse a ella y Marius.
-¿Estas bien?- preguntaron los dos al mismo tiempo.
Olivia asintió, sin dejar de llorar, y se dejo abrazar. Estaba agitada y a dolorida, en cuanto vio que Circe e Hisirdoux entraban junto con Isabela al despacho, perdió la conciencia. Lo ultimo que oyó fueron las suplicas de su papá para que volviera abrir los ojos.
Al día siguiente, despertó en su cuarto. El sol entraba con total libertad por la ventana abierta. Tanto Archie como Cáliz despertaron al sentir como esta se movía. El gato negro le conto lo ocurrido cuando cayo inconsciente. Arabella no dudo en tomar la magia de Jeremía, y tuvieron que detener a Circe para que no le parta la cara de un golpe.
-¿Cómo esta Isabela?- pregunto con cierta preocupación.
-Lo superara.- se limito a responder el familiar.
Alguien llamo a la puerta, y Olivia dio permiso. Por esta paso Marius, quien suspiro aliviado al verla despierta luego de tantas horas.
-Le gano a Zoe, pero ella estaba segura que pronto abrirías los ojos.- aclaro Archie.
-Gracias amigo, me haces quedar como un intranquilo.- rio Marius, sentándose al lado de Olivia.
-Vamos Cáliz, dejemos a estos tortolos suicidas.
De un salto el conejo se acostó sobre el lomo del felino, y se marcharon de allí.
-Quiero seguir durmiendo.- dijo Olivia, dando unos toque a su lado.
-Es una buena idea, tu sillón es incomodo.- rio y se acostó a su lado.
-Me alegro que sigas aquí después de lo que viste.- murmuro Olivia tomando su mano.
-Me alegro que tu sigas aquí.- se limito a decir Marius.
En cuestión de minutos se quedaron dormidos, seguros de que el pasado no volvería a molestar.
★★★
Holas ¿Cómo les va, mis soles en un día un nublado?
Este capitulo pudo haber sido dos, pero la verdad es que debo perder el miedo a escribir cosas muy largas (tampoco la pavada)
En fin ningún niñe mágico fue lastimado físicamente, quizás si u poco de manera emocional, pero como dijo Olivia, nada que terapia no pueda solucionar.
Marius de fanfictioner67 se lleva se lleva el premio al mejor apoyo moral y estratégico. Obvio Arabella y Zoe también, tipo es un buen team.
Adiós cacas nadie te va a extrañar, solo sos una mancha pequeña que ha sido superada 😎
En fin, ya me saque el gusto de hablar sobre el pasado de Olivia, y resolver muchos temas sobre porque actúa de tal forma en el presente.
Sin mas que decir, espero que lo hayan disfrutado, nos vemos cuando se me ocurra algo ✨besitos besitos, chau chau✨
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