🔸Como llegar a sus corazones🔸
Advertencia: este capítulo tiene altas dosis de azúcar u.u No se me asusten.
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Arabella no iba a negar que le costó pedirle a Hisirdoux que fueran novios. Después de tantos años, idas y venidas, acercamientos y desencuentros, aquella simple palabra le parecía una tontería, pero ahora quería vivirla.
Al principio fue algo normal, nada nuevo, como si todo siguiera como debía seguir. Se veían con la misma frecuencia, hacían lo mismo de siempre, solo que ahora eran novios. Una pareja estable de alguna manera.
Sin embargo, y aunque fueran de la mano a todos lados, o hablarán al mismo tiempo frente a una idea similar, Arabella no se atrevía a ir a ese lugar donde, por razones que desconoce, nunca fue bienvenida. El mundo de la música, un sitio donde nunca puso un pie, porque ni con la mejor magia era capaz de entonar la más simple melodía.
Galaga hizo el intento de hacer que su voz sea tan seductiva como ella, pero le fue imposible. Lo único positivo que rescataba de su nula habilidad para el canto, es que la multitud quedaba hipnotizado por su belleza física, y no le daban tanta atención a lo que sus cuerdas vocales producían.
Ahora Arabella no le interesaba, pero si quería conocer a esas personas con las que su novio se rodeaban, aún sabiendo que un par de estas no la veían con buenos ojos.
No deseaba ser parte de ese mundo, tampoco negaba que un poco de curiosidad sentía.
Aún recordaba haberlo intentado en los setentas, donde solo la veían como un objeto de linda sonrisa, y fueron varios los artistas como productores que se llevaron una agradable bofetada por tener manos inquietas.
•
Zoe la veía ir y venir en la cocina. Arabella tarareaba algo que no tenía sentido, mientras cocinaba una clase de cena. Su plan era sencillo, caer de sorpresa, y demostrar que ya no era una vil ladrona, o al menos no de magia.
—¿Crees que el pase a ese mundo es llevar comida?— preguntó Zoe.
Luego pensó bien lo que dijo, y termino por darle la razón.
—La comida es el mejor camino para hacer amigos.— dijo Arabella.—Mas aún mí comida.
Detuvo su andar, y le mostró algunos snaks para el grupo.
—Algo vegetariano para ese idiota de Boby.— señaló.—Papas fritas, burritos, sándwiches, algunas masitas dulces, y lo más importante.
Camino hasta la heladera, y le lanzó una botellita de cerveza a la pelirosa.
—Tambien agua, porque no creo que sean alcohólicos.— sonrió y destapó la bebida.—No se, ya no tendrán motivos para temerme.
Zoe hizo lo mismo que ella, y fue por algo para comer. Probó uno de los canapés, y sus ojos brillaron de la emoción. Debía darle la razón, sus platillos eran los mejores, y le hacían recordar el tiempo que vivieron juntas.
Al terminar de beber, se fueron para llegar justo a la hora del descanso.
Arabella no iba a negar que un poco nerviosa se sentía. Ver gente que no era nueva, pero con la que tampoco se llevaba bien, le hacía cosquillas en la boca del estómago.
Al llegar, tomo aire un par de veces y sonrió. Primero paso Zoe y por detrás fue ella. El pasillo que separaba el exterior con la sala de ensayo parecía eterno frente a los nervios de la rubia.
Antes de abrir la puerta, Arabella se cuestionó si estaba en sintonía con el lugar y la gente. Cuando se dio cuento que su atuendo era demasiado rosa para el ambiente, decidió cambiarlo con algo de magia.
Con el dedo toco ambas prendas que llevaban, y estás se iluminaron con el color de su magia. Cambio el top crop y la falda rosa, por un short bicolor y un corsé, que Zoe reconoció en el acto.
—Oye eso es mío.— se quejó al ver el nuevo atuendo.—¿De verdad? Rosa y negro.
—Si, también pensaba en un buzo oscuro ¿Tu que crees? ¿ABBA o Kiss?
Su amiga se cruzó de brazos ante la interpretación que tenía la rubia sobre el estilo que ella y varios manejaban.
—Por favor Arabella.— dijo.—Obvio que ABBA.
Se hizo un silencio, y luego las dos estallaron en risas.
—De verdad no hacia falta el cambio, estabas bien.— le aseguro.
—¿Pero el short me queda bien?
—Claro, tienes un buen trasero.— respondió.
—Era todo lo que quería oír.— sonrió ante el comentario.
Ya listas ingresaron.
En la pequeña sala de descanso estaban los que ya conocían, más una chica de cabello caoba. Ambas compartieron miradas, y la desconocida le sonrió, haciendo que Arabella le respondiera de igual forma.
—Eso es nuevo, y bueno.— pensó tras la pequeña acción.
Quien no estaba ahí era Douxie, y supuso que aún seguía ocultó en alguna parte. Dejo lo que hizo sobre una mesa y fue a buscarlo. Siendo seguida por las miradas de los demás.
—¿Quién es ella?— pregunto la muchacha.
Se acercó a la mesa, y vió lo que la rubia preparo, sonriendo gustosa.
—Jess.— la llamo Boby.—¿De verdad no sabes quien es?
Esta negó, y se llevó a la boca algo de lo que Arabella cocinó. Abrió los ojos sorprendida, y brillaron ante la emoción de probar su comida.
Mientras esperaba una explicación, Zoe se paró a un lado esperando lo mismo que ella.
—Arabella de Pericles ¿Te suena de algún lado?— indagó una pelinegra.
—¿El cuervo rosa?— continuo Boby.—Es una bruja de vasija, la única por lo visto.
Un moreno se acercó a Jess y tomo algo de lo que Arabella cocino, para luego saludar a Zoe.
—Tambien es la novia de Douxie.— añadió.—Pero Boby le tiene miedo, cree que le puede echar una maldición.
—Oh, vaya.— dijo un tanto decepcionada Jess.—Son pareja, ya veo.
Miranda, la pelinegra se acerco a ella, y tomo algo para beber.
—Si, será mejor que te alejes si pretendes algo, creo que ella no controla los celos.— advirtió.
Zoe la miró de mala gana, y se cruzó de brazos ante el comentario, que según ella, estaba fuera de lugar.
—Solo digo.
—Miranda, cierra la boca.— dijo Zoe.—No hará nada si no molestan.
Boby se acercó, y tomo algo para luego dejarlo en su lugar tras darle una mala mirada.
—Esto puede estar envenenado.— murmuró.
Ben, el moreno que disfrutaba la cena exprés, lo vio de mala forma, y le dio un codazo por el comentario.
—No comas, más para mí, esto está diez puntos amigo.
•
Estaba por quedarse del otro lado de la puerta para oír los comentarios, pero estaba segura que eso solo le haría doler como nunca antes. Siguió su camino en busca de su novio, abriendo cada puerta que veía. Hasta que por fin dio con la correcta.
Se asomó sin hacer tanto ruido, y lo vio tocando la guitarra, con los auriculares puestos. Estaba concentrado en las cuerdas, y la melodía de su propia voz. Y Arabella no podía estar más maravillada con esa puesta.
Sin embargo su administración duro lo que él tardo en notarla. Bajo los auriculares, y la vio por encima del hombro sonriéndole a la par que ella se acercaba.
—No pares.— dijo, y lo abrazó por los hombros sin dejar que volteara.—Me gusta escucharte.
—No estaba haciendo nada.— sonrió ante el abrazo.—Pero si te gusta, por mí está bien.
Se paró de su lugar, y ella espero a que dejara la guitarra a un lado para poder abrazarlo. Cómo si no lo hubiese visto en todo el día, en cuanto se desocupo, dio un brinco y se colgó de su cuello.
—Tambien te extrañe.— murmuró abrazándola con fuerza.—¿Te dije que eres la mejor sorpresa?
Luego de unos segundos sin soltarse y en un cómodo silencio, Arabella recordó porque estaba ahí, lo cual respondería muchas dudas del mago, porque aquel sitio sería el último que ella pisaria.
—Pero hay una mejor que yo.— dijo ella.
—¿Hay algo mejor que verte en la sala de ensayos?
Ella se encogió de brazos sin dejar de lado aquel aire de inocencia y misterio que rara vez tenía. Tomo su mano para salir de esa sala, y poder mostrarle la razón por la cual estaba ahí.
Sin embargo Hisirdoux también tenía una sorpresa para ella, aunque más bien era un obsequio de él para él. Freno su caminar, y jalo su mano en dirección contraria.
—Espera, debes ver esto.
Arabella se impaciento un poco, no quería perder más tiempo, debía verle la cara a los amigos de su novio antes que el descanso acabará o no quedará nada para comer.
—Mira esto.— le enseño una cajita negra.
Con cierta confusión la tomo, y la abrió ante la mirada insistente. Se encontró con joyería, algo que ella no usaría pero que llamó su atención. Eran unos aros de color rosa, un tanto chillón, y de los cuales pendían una flecha del mismo color.
Tardo en entender de qué se trata aquello, hasta que por fin la referencia refresco su mente.
—¿De dónde los sacaste? Están bonitos.— acercó la mirada para ver el detalle de la flecha.—¿Es para mí?
—Chiquita.— sonrió el pelinegro y le dio un toque en la cabeza.—Son para mí ¿Tengo buen gusto no crees?
Tomo uno y se lo puso con habilidad, e hizo lo mismo con el otro. Agitó la cabeza a ambos lados, mientras que Arabella lo veía con una ceja levantada y de brazos cruzados. Se estaba pavoneando a propósito.
—¿Cómo me quedan dulzura?— preguntó.
Arabella negó con la cabeza mientras mordía su sonrisa, le quedaban bien; no admitiría en voz alta que cualquier cosa rosa que usará le iba bien, aquello podría conducir al camino de que usará su color favorito a diario solo para molestarla.
Lo tomo de las mejillas, para detenerlo y lo obligó a que se inclinará para que se acercaba a su rostro, por esa tarde agradecía no llevar los borcegos bordo de suela alta.
—Detente y dame un beso por robar mí símbolo.— murmuró.
Hisirdoux deslizó sus manos por la espada de la rubia, hasta llegar a su cintura descubierta, y apretó contra él para luego darle una sonrisa coqueta.
—¿Te crees dueña de las flechas chiquita?
—Un poco si chiquito.— respondió esperando a que le diera un beso.—Nadie las usa mejor que yo, y lo sabes.
Esperaba ser besada, aun sabiendo que no llegarían a tiempo para verle la cara a los demás por la cena que preparó, pero lo que recibió fue todo lo contrario a una suave caricia.
Las cosquillas la tomaron desprevenida. Las odiaba, le hacían perder el equilibrio y reír hasta quedar sin aire, y sin mucho esfuerzo. Sabía que su punto débil era ser muy sensible a los roces de ese tipo, una pluma podría ser un arma peligrosa, en este caso lo eran los labios sobre su cuello, y los dedos escurridizos en su vientre.
—Ya para.— pedía entre risas y lágrimas.
Los dos terminaron en el suelo alfombrado, en una interminable batalla por bien quien era más ágil al momento de doblegar al otro con algo tan simple como un juego de niños.
En un audaz movimiento, Arabella termino sentada sobre él, mientras muchas plumas lo rodeaban y acariciaban su piel sacándole risas, que lo aproximaban a un llanto.
—Tendrás que rogar que me detenga.— dijo con malicia.—O me harás hacer eso.
Este negó, y Arabella no supo si se trataba de un no por las cosquillas o un no a lo que ella quería hacer. E hizo lo que quiso. Levantó su musculosa negra, dejando descubierto el abdomen, y lento paso sus uñas largas, esperando a que solo estallara.
—Si te contienes mucho se te quebrada una costilla ¿Recuerdas?— dijo sin detenerse.
—No, no, no, ya detente.— suplicó.
Con algo de fuerza, y habilidad para cambiar de posición, giro, y Arabella termino donde él estaba hace unos segundos.
—Eres un tramposo, Casperan.— se quejó.
Comenzó a patalear, pero todo fue en vano, él la doblegaba, y su resistencia era mayor
—Te hice probar la cima princesa, pero este sitio le pertenece al rey.— dijo mientras aclaraba su voz, y recuperaba
•
La única que parecía preocupada por la ausencia de la rubia y el pelinegro era Jess, comía tímida esperando a que el resto del grupo supiera esperar a los demás para poder compartir.
Era la chica nueva, y no terminaba de entender las dinámicas de la banda. Zoe le había insistido en que no se hiciera tanto drama, pronto volverían, y que Arabella estaría feliz con que solo comieran.
—Pero hizo esto para nosotros, no es algo irrespetuoso.
Zoe negó, y le pasó una botellita de cerveza.
—Douxie puede comer esto cuando quiera.— le aclaro.—En cualquier momento se van a ir a vivir juntos.
—¿Hace mucho que son novios?— pregunto, tratando de no sonar tan interesada.
Zoe se acercó a ella, para decirle algo al oído.
—Nadie sabe realmente.— respondo y dio un paso atrás.— Disfruta, dudo que Arabella haga esto muy seguido.
Resignada Jess le dio un sorbo a su cerveza, y comió de lo que Ben le ofreció, pagar luego unirse a una conversación que tenía con Zoe y Miranda.
Los minutos pasaban, y Jess ya no se sentía tan incómoda ante la ausencia de quién preparó la cena y el líder de la banda. Estaba hablando algo, lo cual desconocía como este que llegaron a tocar ese tema.
Era agradable. Hasta que un grito a los lejos los alertó, más que nada a Jess.
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Hisirdoux sabía que había algo más molesto que hacerle cosquillas hasta el cansancio, y demostrarle que podía tener mas control que ella.
—Sal ¿Qué haces?— le cuestionó al ver que se quitaba la musculosa.
Entonces la ficha le cayó.
—Por todos los brujo, no lo hagas.— pataleo con más fuerza.—Tu olor varonil no.
—Ppfff, la otra tarde no te quejaste princesa.
Arabella se rió sarcástica del comentario, a la par que sus mejillas se sonrojaban por hacerle recordar.
—No es lo mismo, ahora hueles a música y encierro.— dijo haciendo la cabeza a un lado.—Es triste.
—Mas triste es que no puedas contra mí.— se burló.
Y antes de dejar caer su musculosa, las puertas se abrieron. Hisirdoux volteó y Arabella logro sentarse, para notar que la banda los veía.
Quién lideraba el movimiento era Jess, y fue sobre ella donde las miradas recayeron.
—Lo siento.— murmuró.
Y Arabella estalló en risas al notar como el rostro de la muchacha y el de su novio se teñian de rojo.
—Si rey, la cima te pertenece.— se burló.—Ya quítate.
Los dos se pusieron de pie, mientras él se volvía a poner la musculosa, y fingía que nadie vio nada, Arabella fue a presentarse con la cara nueva.
Desde que la vio, llamo su atención, y supuso que era una joven bruja, y bastante tímida.
—Soy Arabella.— sonrió y extendió su mano.—Pero me imagino que ya te lo han dicho.
Su mirada se cruzó con la de Boby, y ambos pusieron cara de disgusto, siendo algo que no podían disimular. No sé soportaban, y ella estaba segura que él gustaba de su novio.
Aunque solo era una corazonada.
—Jess, soy quien toca el arpa.— estrecho su mano y dio una pequeña sonrisa.—Un gusto.
Arabella se dio cuenta de inmediato que ella no tenía idea de quien supo ser, y era algo que le agradaba.
—Por cierto lo que trajiste estaba muy rico.— recordó.
A ellas se les unió Ben con la misma opinión, y por detrás fue Miranda. Hisirdoux se les acerco y les vio un tanto consternado.
—Lo sentimos amigo, pero te esperamos.— dijo Ben dándole una palmada en el hombro.—Aun podemos ir por unas pizzas ¿Les parece?
Les agrado la idea, sobretodo al pelinegro a quien le hacía ruido el estómago.
Uno a uno fueron por el pasillo, pero Hisirdoux detuvo a Arabella antes que fuera detrás de los demás. Sin decir nada, simplemente la beso.
—Arruine tu sorpresa.— murmuró en sus labios.
Arabella se rió por el remordimiento de su novio, y la manera de pagar por la culpa que sentía.
—Un poco si, pero era algo más para ellos.— dijo, y le dio un beso suave.
Se quedaron unos minutos más, hasta que Arabella lo dejo por una nueva idea que se le ocurrió entre beso y beso.
—Espera todavía me siento culpable.— exclamó entre risas cuando se alejó un poco.
—Se me ocurrió, hacer esto jueves de por medio ¿Qué te parece?
Hisirdoux se acercó a ella, y aprobó su iniciativa con un movimiento de cabeza y una gran sonrisa.
—Es bueno que quieras llevarte bien con ellos.— dijo, y paso un brazo por su hombro para salir de ahí.
—Creo que si.— se abrazo a su cintura y camino junto a él.—De alguna manera debo pertenecer al mundo de la música.
—Te puedo enseñar.— propuso.
—Galaga lo intento.
—Pero él no es yo.— rió.—Y entre nosotros, soy mucho mejor que él.
Arabella se rió, y se guardo cualquier comentario acerca de quien era mejor con la música. Lo último que deseaba es que el espíritu de su difunto novio se manifieste para atemorizar al actual.
Se reunieron con el resto, y se fueron al bar de la esquina a comer algo, y seguro reírse por cualquier cosa que se les ocurriera.
Bonus
Cuando terminaron de cenar, cada uno se dividió parar irse. Zoe se despidió de la pareja y se fue junto a Ben. En cuanto Arabella e Hisirdoux se pusieron en marcha, Jess los detuvo.
—Arabella, espera.— exclamó.
Esta volteó, y sonrió al verla.
—¿Qué ocurre?
Jess tosió nerviosa, y la rubia volteó a ver al mago que estaba distraído con su celular.
—Eu, Doux.— lo llamo y este la vio.—Ve, que ya te alcanzó.
Hisirdoux sonrió, se acercó para darle un beso en la mejilla y luego siguió su camino.
—Ya, puedes decirme que pasa.— dijo sonriente.
—Es que me gustaría ser tu amiga.— respondió.
Automáticamente sus mejillas se ruborizaron.
—Que patética.— rió nerviosa.
—No, por favor.— exclamó al ver a Jess tan roja.—Me encantaría que lo fuéramos.
—¿Si?
Arabella asintió.
—Podríamos vernos para tomar algo.— propuso la rubia.—Un café, o un helado.
—Me gustaría mucho.— sonrió un poco más relajada.
Intercambiaron los números y luego se despidieron. Arabella apuro el paso, y vio que Hisirdoux aún la esperaba a una cuadra de ahí.
—¿Cómo salió todo?— preguntó al verla.
Caminaba casi bailando tras lo bien que se sentía por hacer una nueva amistad.
—Es muy linda, y tierna.— chillo de la emoción.—Creo que la adoptare.
—Pero sus padres están vivos.
—No importa.
Hisirdoux rió por la ocurrencia, y le tomo la mano para seguir caminando.
★★★
Holis ¿Cómo va? Espero que bien y llorando bien a lo solter@ como yo *sigue llorando*
¿Vieron que también sirvo para hacer puras cosas mundanas? No todo tiene que ser caos y oscuridad.
Saben que si nombro mucho a nuestro difunto Galaga es porque algo tengo en mente 🥺
Pero volviendo al capítulo de hoy. En la vida real soy media como Jess, y soy fan de algunas parejas de verdad, y me da mucha felicidad cuando están bien u.u
Igual es la chica de los bi panic jajajajaja dios, si que lo es.
En fin, espero que les haya sacado un sonrisa ✨ Besitos besitos, chau chau✨
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