Capítulo 31. Navidad 2019.

24 Diciembre 2019.

                            Yujin.

La Navidad estaba justo a la vuelta de la esquina y la emoción era palpable en mi hogar. Mi pequeña Ara se encontraba conmigo en la cocina, ya se sentía lo suficientemente grande como para ayudar a mamá. Me reí al verla subirse a una silla, con su delantalito puesto, lista para empezar a preparar las galletas y postres navideños. Su carita estaba iluminada de emoción y yo no pude evitar sonreír.

—¿Qué vamos a hace pimero, mami? —preguntó, mirándome con esos ojos pequeños, rasgados y curiosos.

—Vamos a hacer galletas de Navidad —le dije, sacando la harina y el azúcar. Puse los ingredientes en un bol para comenzar a mezclarlos. Tomé la batidora para empezar y mi niña me miró expectante.

—Yo, mami, yo —pidió, y sonreí.

—Está bien, mi amor —dije.

Ara se lanzó a mezclar los ingredientes con entusiasmo mientras yo estaba detrás de ella, ayudándola a sostener la batidora. Terminó cubriéndose la cara de harina en el proceso. Me reí al verla, con su carita blanca y sus ojitos brillantes.

—Mamá, ¡eto es un desaste! —gritó, riendo.

—No importa, cariño —le dije, abrazándola—. Es parte de la diversión —reí.

Justo entonces, Minho entró en la cocina con una sonrisa.

—¿Cómo va la preparación para la Navidad? —preguntó, besándome los labios.

—Va muy bien —dije sonriendo—. Ara está siendo una gran ayuda.

—Dime, princesa, ¿qué estás preparando? —se puso de cuclillas para quedar casi a la altura de nuestra pequeña.

—Galletitas muy delishiosas —respondió con una dulce sonrisa.

—¿Qué forma le darás a tus galletitas? —preguntó.

—Abolitos de Navidad, papi —dijo emocionada.

Minho se rió y tomó a Ara en sus brazos.

—Papá está orgulloso de ti —le dijo, besándola en la frente.

Me sentí completa, rodeada de los dos seres que más amo en el mundo. Esta Navidad iba a ser inolvidable.

La tarde llegó pronto y todo estaba perfectamente listo para la cena de Navidad. Tendríamos a toda la familia Kang y los Choi reunidos. Pero antes de eso, todos nos reuniríamos en la iglesia para dar gracias a Dios por todas sus bendiciones. Es una tradición en mi familia desde pequeña; mis padres me llevaban y son muy creyentes, así que nos transmitieron esas mismas creencias.

Ara estaba lista y se veía hermosa con su vestido de princesa que ella misma escogió. Le hice un peinado precioso para resaltar más la belleza de mi pequeña.

—Papá, mída mi vestido— solicitó Ara, girando ante su padre con gracia. Minho la levantó en brazos y la besó en las mejillas.

—Eres la princesa más hermosa del mundo— le dijo, sonriendo.

—Yo te amo, papá— respondió Ara, colocando sus pequeñas manitos en cada mejilla de su papá y besándolas.

Después, Minho la dejó en el suelo y Ara comenzó a jugar, bailar y cantar como una verdadera princesa.

—Estás hermosa— me dijo Minho, acercándose a mí.

—Gracias— respondí, sonriendo con las mejillas sonrojadas —. Te ves muy guapo.

—Más tarde voy a arrancarte ese vestido— susurró Minho a mi oído.

Luego, se alejó y sonrió.

—Es hora de irnos, tu familia nos espera— anunció.

Subieron al auto y el chófer los llevó a la iglesia donde mis padres se congregaban desde antes de mi nacimiento.

Al llegar, bajamos del vehículo y entramos al edificio.

En la primera fila, encontramos a mi madre, quien nos hacía señas para que nos acercaramos.

—Pensé que no llegarían a tiempo— dijo mi madre.

—Hola, mamá— saludé, mientras mi madre miraba a Minho.

—Minho, querido, qué bueno que pudiste acompañarnos— dijo mi madre, extendiendo la mano.

—Un gusto verla, mi señora— respondió Minho, besando su mano —. Jamás dejaría a mi familia sola en un día especial.

—Eres un encanto— halagó mi madre. —Mi preciosa nieta— dijo su progenitora, agachándose para saludar a Ara —. Cada día estás más hermosa.

Ara saludó a todos, especialmente a su tío Jeongin, a quien llamaba "tío Gingin" desde que era bebé.

—¿Cómo está mi sobrina hermosa?— preguntó Jeongin, besando sus mejillas.

—Bien— respondió Ara —. Mida mi vestido, tío Gingin.

Su tío menor sonrió.

—Es precioso— dijo.

Ara jugó con su tío favorito, mientras ignoraba a su tío Banryu. Mi madre le recordó que debía prestarle atención a ambos. Finalmente, Ara miró a Banryu y mi padre demostró afecto por su pequeña nieta al jugar con ella un poco.

Era la primera nieta de los Kang y los Choi, y desde su nacimiento, todos estaban enamorados de ella.

La misa terminó y todos se dirigieron a nuestra casa. Esa noche seríamos los anfitriones. Todos convivían y reían, bebiendo un poco de vino, hasta que llegó la hora de la cena.

Nos sentamos en la mesa y dimos gracias por los alimentos, como era costumbre en mi familia.

—La cena está deliciosa— halagó mi madre —. Todo quedó exquisito: la cena, los bocadillos, la decoración; el vino es el favorito de tu padre. Te felicito, hija, por una excelente organización.

—Aprendió de la mejor— dijo Minho, sonriéndole a mi madre.

—Gracias Minho querido—, sonrió —Jeongin, ¿puedes dejar el celular? Estamos cenando— le llamó la atención mamá.

—Lo siento— dijo, guardando su teléfono.

Las dos familias empezaron a hablar de sus propias tradiciones familiares y se sentían agradecidos de que las incluyera en esa noche. Ara les contó a todos lo que le pidió a Santa Claus; estaba emocionada de recibir sus regalos.

—Recuerda que tienes que dormir temprano para recibir tus obsequios— le recordó su padre, y ella asintió.

—Mi nieta es una niña hermosa— comentó la progenitora de mi esposo—Hijo, ¿recuerdas a la familia Kim?— preguntó.

—Sí, son dueños de MBC— respondió Minho.

—Entonces, es una familia importante— comentó mamá.

—Lo son, y muy agradables; están a nuestro nivel— dijo mi suegra.

—Conozco al señor Kim— dijo papá.

—Pues acaba de retirarse de los negocios y su hijo, Kim Seokjin, tomó su lugar— comentó, sin entender por qué metía ese tema en ese momento.

—Sí, lo supe— dijo Minho —. Pronto me reuniré con él para que su televisora siga promocionándonos.

—Kim Seokjin tiene dos hijos pequeños— dijo Dulmi —. El niño mayor le lleva cinco años a Ara, y el pequeño, tres— sonrió —. Sus nombres son Leehan y Woonhak.

—Sabía que tenía hijos, pero no tenía idea de sus edades y nombres— Minho bebió de su copa.

—Uno de ellos sería perfecto para mi nieta—, casi me ahogo con un poco de vino al escuchar a mi suegra —Yujin querida, ¿Estás bien?

—Sí, lo estoy—, asentí —Ara es muy pequeña, para que esté pensando en esas cosas.

—Algún día crecerá y tiene que tener una buena vida asegurada— iba a responder pero la atención se desvío a mamá y mi hermano menor.

—Jeongin, ese celular— dijo mamá.

—Perdón, mamá, tengo que responder— Jeongin se paró de su asiento —. Con permiso.

—Jeongin— mamá lo llamó, pero mi hermano se alejó.

—Es un malcriado, mamá; les faltó mano dura con él— dijo Banryu.

—Ya terminé, mami— dijo Ara con su boquita batida del guiso de la comida sobresaliente en sus labios.

—Ven aquí— tomé una servilleta y limpié su boquita.

La cena terminó y todos pasamos a la sala de estar. Ara corría jugando con su tío favorito, quien regresó después de veinte minutos. Mamá estaba furiosa; se acercó a mí para quejarse de que Jeongin seguía hablando con la chica extranjera y ya no encontraba la manera de alejarla de él.

—Mi hermano está enamorado, mamá; es algo normal— dije, y ella me miró mal.

—Que esté enamorado no es el problema— arqueó una ceja —. El verdadero problema es que sea de esa ramera.

—¡Mamá!— exclamé en voz baja.

—Es la verdad, Yujin; esa mujer cegó a tu hermano. Ya puedo imaginar cómo es que lo tiene así detrás de ella— su mirada estaba fija en donde se encontraba Jeongin jugando con Ara.

—¿Qué es lo que crees, mamá?

—Creo que esa ramera le abre las piernas a tu hermano. ¿Has observado la manera como se viste? ¡Dios!, parece que se anda ofreciendo. Definitivamente, esa mujerzuela deja que tu hermano le haga cosas que no quiero mencionar— sacudió ligeramente la cabeza.

—Mamá, Jeongin es tu hijo.

—Es mi hijo, pero es hombre— suspiró —. Los hombres sucumben rápido ante el placer que un buen trasero y un par de senos pueden ofrecerles. Esa es la verdad; es por eso que tienes que cuidar a tu esposo y no descuides la intimidad entre ustedes.— volteó a mirarme y asentí.

—¿Por qué te molesta que esté con Sarah? —pregunté.

—No digas su nombre— dijo, con repugnancia —. Porque las extranjeras son demasiado liberales, no son aptas para ser esposas.— expresó su desaprobación con una mueca. —Quizás en sus países funcione, pero aquí no— regresó la mirada a mi hermano —. No voy a permitir que mi hijo termine al lado de una mujer como esa; no voy a dejar que eso pase.

—¿Cómo planeas convencer a Jeongin? —pregunté.

—Por lo tanto, espero que se le pase el gusto después de satisfacerse tanto como quiera. No me importa que se acueste con quién quiera, pero no cualquier mujer será su esposa— dejó claro con el tono de su voz —. Tarde o temprano voy a recuperar el control sobre Jeongin.

No había manera de hacerla cambiar de opinión. Lo bueno de esto es que Jeongin no iba a ceder.

—Mamá, tengo sueño— Ara se talló sus ojitos.

—Es hora de dormir y cuando despiertes, tus obsequios te estarán esperando— le di un beso en la mejilla.

La llevé a su habitación después de que se despidió de todos. Antes de irme, vi cómo Gamri se acercaba a Jeongin, pero no podía salvarlo en ese momento.

Llegué a la habitación de Ara y le ayudé a ponerse su pijama. La acosté en su cama y, después de contarle un cuento y cantarle una canción, se quedó dormida.

Salí de la habitación y, mientras caminaba por uno de los pasillos de la casa, me encontré con Jeongin y Gamri besándose. Me sorprendió en gran manera, porque mi hermano, en múltiples ocasiones, dijo que ella no le interesaba.

¿Qué estás haciendo, Jeongin?, si ambos se atrevían a ir más allá de los besos y se llega a saber que Gamri dejó de ser... virgen. Van a obligar a Jeongin a casarse con ella. Así de anticuadas son las dos familias en las que nacieron ellos dos.

—Jeongin— lo llamé cuando vi que su mano estaba tan cerca de tocar el trasero de Gamri.

Claramente me gané una mala mirada de mi cuñada, pero no me importaba. Así como mamá estaba dispuesta a no dejar que Sarah se quedara con él, así estaba dispuesta yo a evitar que Gamri se quedara con mi hermano.

—¿Puedes venir un momento? —pregunté.

—Claro— asintió y noté la vergüenza en su mirada.

Se alejó de Gamri y le tomé la mano para caminar en otra dirección opuesta a la de mi cuñada.

Cuando estuvimos lo suficientemente lejos, entonces hablé.

—¿Qué estabas haciendo? —pregunté.

—No lo sé— encogió un hombro.

—Se supone que tienes una relación con Sarah— le recordé.

—Terminó conmigo; dijo que no puede seguir esperando cada día un nuevo insulto de nuestra madre. Leyó un mensaje que mamá me envió— bajó la mirada —. Intenté hacerla cambiar de opinión, pero ella no quiere más nada conmigo.

—No debería prestarle atención a lo que mamá pueda decir; si se aman, deberían intentarlo.

—Es que... mamá se quejó de ella directo con el rector, por cómo se viste y que es mala influencia en el campus— Jeongin estaba aguantando las ganas de llorar.

—Mamá llegó demasiado lejos.

—Mamá dijo que no dejará que esté con Sarah y comencé a creer que es verdad que hará cualquier cosa para impedir que sigamos juntos— su voz se quebró. —Entiendo a Sarah y por eso decidí no insistir más, para que ella esté bien lejos de mi madre.

—¿Lejos? ¿Qué quieres decir con eso? —pregunté.

—Volverá a su país; dijo que no soportará verme y no poder estar conmigo— no pudo resistirlo más y dejó salir un par de lágrimas.

—Jeon, lo lamento tanto; sé cuánto la amas— lo abracé y se acurrucó en mi pecho, dejando salir el llanto.

Después de varios minutos, se enderezó.

—¿Por qué estabas con Gamri? ¿Es que has perdido la cordura? —pregunté.

—Solo pensé que podía hacerme olvidar lo que siento, aunque sea por un rato— se encogió de hombros.

—Es lo más estúpido que has hecho, Jeongin. ¿Sabes que hubiera pasado si alguien más te encontraba con ella en esa situación? Ahorita mismo estarían poniendo fecha para tu matrimonio con Gamri— dije, molesta por su descuido.

—Tienes razón, no estaba pensando con claridad.

—Ahora mantente alejado de ella— asintió. —Y sabes que puedes hablar conmigo; voy a ayudarte en este proceso. Sé que Sarah es tu primer amor, pero si lo mejor para los dos es estar separados, no te dejaré solo.

—Gracias; en serio, si no te tuviera a ti en nuestra desquiciada familia, no sé qué haría.

—Nos tenemos el uno al otro— sonreí.

Tuvimos una larga y profunda conversación en la que me contó muchas cosas sobre su relación con Sarah: desde el día en que la vio por primera vez hasta el último y doloroso día en que terminó la relación. Mañana la chica tomará un vuelo devuelta a su país y tuvieron la última llamada hace un rato cuando cenabamos, es por eso que se retiró de la mesa.

No tenía dudas de que se amaban, pero quizás no era el mejor momento para estar juntos. Jeongin sigue dependiendo de mis padres y eso lo limita mucho; es por eso que mamá sigue metiéndose en su vida privada.

Cuando se sintió listo, volvimos con los demás. La noche terminó en tranquilidad.

Cuando estuve sola con Minho en la habitación, hizo lo que había dicho: me arrancó la ropa y tuvimos intimidad una vez más.

A la mañana siguiente, despertamos por los gritos de Ara; salimos de inmediato de la habitación en pijama.

Y la calma volvió a mí cuando la vi parada frente al árbol de Navidad con una sonrisa enorme.

—Tengo muchos degalos— gritó emocionada.

Todos en la casa despertaron y vimos a Ara abrir cada uno de sus regalos; esa sonrisa en su carita lo era todo para mí.

Más recuerdos, son importantes así vamos armando el pasado de Yujin antes de que Jackson llegará:).

Gracias por seguir esperando y leer.

Mon💜

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