Capítulo 28. Incheon (parte 2)
Jackson.
Seguimos recorriendo todo el parque de Incheon, mientras la conversación seguía fluyendo entre nosotros.
Cada vez nos conocíamos más mutuamente, quería saber todo sobre ella; sus miedos, sus secretos, su pasado, sus sueños, sus heridas, sus dolores, su alegría, todo lo que la hace feliz. Cómo le gusta el café, si su pastel favorito siempre ha sido el de zanahoria, etc. Todo lo que para los demás pasaba desapercibido, yo quería saberlo.
Algo me decía que ella ocultaba algo muy importante, probablemente de su pasado. Pero sabía que no estaba lista para contarme todo y yo respetaba eso.
—Está bien, pero preguntaré algo mas.— le dije —¿Cómo es qué terminaste casada con un hombre como Choi Minho?, eres tan diferente a él.
—No tuve opción, fue algo que estaba destinado a pasar.— encogió los hombros —A decir verdad, no quería casarme.
—Si no querías, entonces, ¿qué paso?
—Mis padres querían que contrajera matrimonio con un empresario que tuviera alto poder adquisitivo.— respondió —Eso lo sabía desde pequeña, mamá siempre hablaba de que cuando creciera me casaría con un importante empresario que cuidaría de mi y yo le daría hijos hermosos.
—Eso explica porque cuando les dije a Minho y Banryu que debías estar involucrada en los negocios de la empresa porque eres una Kang, ellos dijeron que tu lugar no era ahí.— lo que acababa de decirle no parecía sorprenderla en lo absoluto.
—Jamás me han dejado involucrarme en los asuntos de la empresa, yo no sé absolutamente nada de lo que pasa ahí.
—Pero, ¿nunca quisiste involucrarte?
—Un tiempo si lo quise, pero no me tomaron en serio, papá dijo que no tenía que preocuparme por esas cosas, porque mi esposo iba a darme todo lo que quisiera. Eso fue antes de casarme.— por su expresión seria parecía molestarle ese hecho —Es irónico porque a Banryu lo dejo involucrarse en los negocios desde los quince años, pero cuando yo quise hacerlo el levanto un muro enorme para dejarme claro que no quería a una mujer en su empresa, menos que llevara sus negocios.
—¿Por qué no lo hablaste con él?
—Hablar con mi padre es como hablar con la pared, está tan enfrascado en sus ideas que no le interesaba lo que yo quería.— suspiro —Me mantenía en casa con mamá, a veces la acompañaba a las campañas de algunas marcas donde ella era modelo, de hecho un tiempo hice modelaje también, antes de hacer todos mis viajes.
—Espera, ¿hiciste modelaje?— asintió.
—En la adolescencia, después me fui a vivir mis propias aventuras.
—¿Cómo fue eso?
—Cuando cumplí dieciséis años mis padres comenzaron a hablar sobre la edad en la que yo debía contraer matrimonio, los escuché....— comprimio sus labios —Mamá creía que debía esperar a tener mínimo veintitrés años, pero papá dijo que a los veinte le parecía una buena edad, antes de que yo me desviará del camino como Hyori mi mejor amiga. Ellos pensaban que podía verme influenciada por ella, tomando una vida de libertinaje. Así que, decidieron que los veinte era la edad perfecta.
—¿Hyori es mala influencia?
—No, nunca lo ha sido, pero tiene una mentalidad muy diferente a la de mi familia. Por eso le pedían que no me metiera ideas en la cabeza o no me iban a dejar verla.— siguió contando —Cuando supe que a los veinte años me casaría...
—Espera, espera, espera.— fruncí el entrecejo —¿Cómo te ibas a casar?, ¿Ya conocías a Minho?, ¿Se conocían desde niños o algo así?
—No, ni siquiera tenía idea de su existencia. Lo conocí tiempo después.— está era una historia larga, así que me dispuse a escucharla atentamente —Sabía que mis padres iban a hacer su voluntad, así que, decidí sacar provecho de eso. Les pedí que por tres años me dejaran viajar y conocer el mundo, al principio no querían, fue difícil hacer que accedieran. Así a los diecisiete comence mis aventuras en distintos países. Fui tan feliz en esos lugares, conociendo tantas personas, culturas, gastronomía.
—Debio ser una experiencia extraordinaria.— asintió.
—Lo fue, desee hacer eso toda la vida, pero todo se terminó con una llamada de mi padre ordenandome volver a Corea, tres meses antes de cumplir los veinte años.— ocasionalmente la miraba —Una vez que puse un pie en casa, ellos comenzaron a hablar sobre casarme con un buen hombre digno de una Kang.
—Entonces...
—Sí.— asintió conectando su mirada con la mía —Mis padres llevaron a cabo un matrimonio arreglado, su única hija casada con el heredero de los Choi.— ambos nos detuvimos por segundos.
—Te forzaron a casarte con él.— ella no dijo nada, desvío la mirada y asintió cabizbaja —Creí que te habías casado por amor, por eso no entendía como pudo enamorarte un hombre como él.
—Cuando me case no lo amaba, pero después lo hice, en un punto de nuestro matrimonio llegue a sentir amor por él.— volvió a dar un par de pasos y la seguí —Lo conocí en el parque que está a unas cuadras de la casa de mis padres, por casualidad su perro se acercó donde me encontraba leyendo uno de mis libros favoritos. Me pareció tan agradable, creí que era diferente, hasta que lo vi en la agencia Instant Marriage.
—He escuchado de esas agencias, mamá quiso meter mis datos el año pasado, pero le pedí que no lo hiciera.
—Que bueno que te escucho.— sus labios se curvaron ligeramente hacia arriba, sin llegar a formar una sonrisa —Mi mamá me llevo a ver los expedientes de los candidatos a los pocos días. Incluso antes me llevo con su amiga ginecóloga.
—¿Eso para qué?— agachó la cabeza y pude notar que le daba vergüenza.
—Quería estar segura que aún seguía siendo virgen.— acomodo un mechón de cabello detrás de su oreja —Ella se tomaba muy en serio ese tema, desde que inicie la adolescencia me dijo que tenía que cuidar "ese preciado tesoro", así lo llamaba ella.— hizo comillas con los dedos.
—Tu vida sexual no define tu valor, quiero que lo sepas.— entrelace su mano con la mía. Ella me mostró una sonrisa inocente.
—Se supone que elegiría a mi futuro esposo entre tres candidatos, Minho era uno de ellos.
Relato todo lo ocurrido, desde que llegó a esa agencia, las citas con los candidatos y como sus padres quienes al principio le habían dicho que iba a poder elegir al que ella quisiera, terminaron ignorando sus deseos. Pues ellos mismos fueron los que eligieron a Choi Minho como si esposo.
No podía creer que le hicieran algo así, ¿Cómo pudieron sus padres entregarla como un objeto al cual poseer?, no podía entenderlo.
—Debo admitir que estoy sorprendido por lo que acabas de contarme. No puedo creer que Jeongin fue el único que veía mal lo que estaban haciendo contigo.
—Jeongin es especial, a pesar de que papá intento romper esa esencia noble, no lo logro.— sonrió ligeramente —Mi pequeño Jeon no dejo que lo convirtieran en una copia de Banryu.
—Jeongin tiene una vibra increíble, desde que lo conocí me agrado. Creo que por eso pudimos empezar una amistad.
—Jeon te adora, ha mencionado lo mucho que le agradas.
Encontramos unas bancas de madera y nos sentamos ahí. Fue una sorpresa encontrar un puesto de Tteokbokki, compramos dos órdenes y un par de sodas.
Tenía muchos años sin probar el Tteokbokki, así que no pude perder la oportunidad de probarlo juntos. Yujin admitió que estaba en la misma situación, la última vez que lo probó estaba en secundaria.
—Habia olvidado lo mucho que amaba comer Tteokbokki, cuando iba en secundaria cada día de camino a casa lo compraba, aunque mamá me lo prohibía, por mucho tiempo lo comí a escondidas.
—¿Por qué te lo prohibía?— Llevé otro bocado de Tteokbokki a mi boca.
—Porque decía que tenía que cuidarme, no quería que subiera de peso, incluso aún me hace comentarios sobre la comida.— respondió.
—Mamá es algo así.— comenté.
—Pero tu mamá lo hace por tu salud, en cambio mi madre lo dice porque se supone que debo mantenerme delgada, para mí esposo.— dió un sorbo a su soda.
—Entiendo.— asentí —Conmigo puedes comer lo que quieras.— tuve la osadía de dejar un suave beso sobre sus delicados labios —Miel.
—¿Qué?— frunció el entrecejo mientras sus labios me sonreían.
—Cuando era pequeño mi madre solía regañarme por bañar de miel mis waffles, pero a mi me encantaba lo dulce y deliciosa que era para mi paladar, incluso entraba a hurtadillas a la cocina y la comía a escondidas.— expliqué brevemente.
—Eras un niño travieso.— la escuché reír —Pero eso no explica porque de repente me llamaste así.
—Justo en este momento eres esa dulce y deliciosa miel.— sonreí con picardía, el sonrojo en sus mejillas se hizo presente, adoraba que eso pasara —Te ves tan linda cuando te sonrojas.
—Oh, basta Jack.— dejo el Tteokbokki y su soda a un costado de ella sobre la banca, para cubrirse la cara por la vergüenza.
—Dejame ver esas hermosas mejillas coloradas.— reí intentando apartarle las manos del rostro, cuando lo conseguí las acaricie —Mi dulce miel.
Me acerqué lo suficiente para acariciar sus labios con los míos, ella me recibió con gusto y tiro de mi playera haciendo automáticamente que nuestros pechos se chocarán.
Dulces, labios dulces y adictivos.
Podría pasarme toda la noche besandolos sin cansarme, eso deseaba.
La velocidad e intensidad de nuestras bocas aumentó, con ello, el calor en nuestros cuerpos. Mis manos sentían la inquietud de tocar su piel debajo de toda esa ropa que llevaba puesta y que la cubría a la perfección, dejando todo a la imaginación.
Una sola vez la he visto desnuda, quería volver a apreciar la belleza que posee toda su anatomía, necesitaba volver a sentirme dentro de ella.
La falta de aire nos hizo recuperar la distancia, nuestras miradas conectaron y lo sabíamos, nos deseábamos mutuamente.
Nuestras manos se entrelazaron poniéndonos de pie, caminos a pasos apresurados hasta el auto. Entramos en este y la jale sobre mi en el asiento del conductor. Sus piernas se abrieron para mí y su intimidad comenzó a frotarse sobre la mía.
La besé con desespero y pasión, mordí su labio inferior y mis labios exploraron la piel de su cuello. Ella me miró atenta cuando empecé a desabotonar su blusa, acaricie la piel de sus senos y los saque del sostén para poder apreciarlos mejor, deje pequeñas caricias sobre ellos y mi boca se dio el gusto de saborearlos con esmero, sus pezones ya estaban endurecidos y se retorcía por el placer que le generaba mi lengua en esa área.
Gracias al cielo traía una elegante falda, después de esto no quedará evidencia de que en una parte del día estuvo perfectamente planchada.
Mis manos se escabullían por debajo de esta, sintiendo la suavidad de sus piernas firmes.
Mi erección estaba apunto de reventarme el pantalón, antes de liberar mi miembro, metí una mano dentro de su braga y de inmediato encontré ese pedacito de carne que la llevaba al placer, lo estimule con mis dedos, mientras nuestras bocas se devoraban, nuestras lenguas se saboreaban y un gemido agudo liberado por ella hizo vibrar mi falo.
Sus delgadas manos fueron directo a desabotonar mi pantalón, la deje hacerlo y libero mi miembro erecto.
Movió sus caderas con intenciones de dejarse caer sobre mi, sujete a mi miembro para llevarlo al punto exacto de la entrada al paraíso.
—Aaah— gemimos juntos cuando la penetre presionando sus caderas hasta sentirme muy profundo en su interior.
El vaivén de caderas comenzó, nuestras pelvis chocaban entre sí desesperadamente, su feminidad apresaba mi falo y cuando esté salía y entraba de nueva cuenta, sus paredes vaginales lo apretaban con mayor intensidad, dejándome completamente perdido en el placer que sentía al moverme dentro.
Mis manos acariciaban sus piernas y subían hasta sus glúteos redondos, mi boca por el contrario devoraba sus senos como si fuera la cosa más exquisita.
Mierda, esto está mal, somos conscientes de eso, pero se siente demasiado bien.
Aceleró sus caderas y comprendí que estaba cerca de terminar, así que, le seguí el ritmo justo como nuestros cuerpos lo pedían.
Juntos caímos en un espiral de placer, sus manos apretaron mi camisa al mismo tiempo que gemidos agudos eran liberados de esa boquita hermosa. Sentí como mi pene se sacudía dentro de ella, liberando mi espeso líquido, apreté sus caderas mientras gruñía sobre su pecho por el placer que recorría mi cuerpo.
Pequeñas risas brotaron de nuestras bocas por lo que acababa de ocurrir, respirabamos agitados y aún permanecíamos en la misma posición.
Mierda, habíamos follado en el auto y fue malditamente increíble.
Nos dimos el tiempo de besarnos un poco más.
Con cada caricia de mis manos en su cuerpo, con cada beso de su boca, el deseo parecía aumentar, cada vez quería más de ella.
Salí de mi burbuja cuando recordé lo estúpido que había sido.
<¿Qué pasa Jackson?,
no eres un maldito
adolescente.>
Me regañe a mi mismo mentalmente.
—Preciosa, termine dentro de ti...— mordí ligeramente mi labio inferior —Te compraré la pastilla de emergencia, yooo...prometo usar preservativo, lo siento.
—No te preocupes.— vi esa sonrisa perfecta.
—¿Cómo que no me preocupe?, podrías quedar emb...— deje a medias la frase —Cuando tu y Minho...cuando ustedes, tiene se...— suspiré, no me atrevía a decirlo, no quería imaginarlo a él tocándola —¿Él usa preservativos?— me atreví a preguntar.
—No le gusta, por eso tengo el implante subdérmico en el brazo.— respondió —No lo hago con él.
Se apartó de mi sacando mi falo de su feminidad, se acomodó la ropa y volvió al asiento del copiloto. Aproveché para volver a meter mi miembro dentro del pantalón.
—¿Él no te busca?
—Bien, seré sincera contigo.— suspiró —La última vez fue antes de que se fuera de viaje, pero no tuve opción.— bajo la mirada —Pasamos un año entero sin intimar, después...
—¿Después que?
—Tuve que hacerlo, ¿querías saber cómo logré convencerlo para trabajar en la academia?, pues lo deje hacer...tu sabes.— notaba su incomodidad.
—¿Cómo es eso?
Me conté lo ocurrido ese día en el despacho de su esposo, a lo que tuvo que acceder para poder estar en la academia sin tener a Minho como obstáculo. También me dijo que la última vez de intimidad con él fue antes de su viaje a Estados Unidos. Me dejé claro que no es algo que hagan con frecuencia y que no tenía que preocuparme por eso.
No podía decir nada al respecto, después de todo soy consciente de nuestra situación. Él es su esposo, aunque me duela admitirlo.
—Esta bien, no podría reclamarte si vuelve a ocurrir algo íntimo entre ustedes, después de todo es tu esposo.— sentí una desagradable sensación en el pecho —¿Quieres seguir con él?
—Es mi esposo.
—Pero, ¿quieres estar con él?— ella no respondió.
—Es tarde, tengo que volver a casa.— fue lo único que dijo.
No quise insistir, ella aún no se abría del todo conmigo, la dejaría hacerlo a su tiempo.
Así que, encendí el motor del auto y emprendimos camino de regreso a Seúl.
Jackson 🫦🫦🫦
Gracias por leer...
Mon💜
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