CAPÍTULO 04

La luna llena se acercaba con cada hora que pasaba.
El cambio de Aileen tenía que producirse tarde o temprano y Alexander empezaba a preguntarse si todo había sido solo un sueño.
El dolor de no tenerla seguía latente en su pecho, y la desesperación de no saber ni poder encontrarla estaba acabando con sus fuerzas.
Sabía que sus hermanos hacían todo cuanto podían para encontrar el modo de invocar a Juliet, pero después de tres largos y agotadores días seguidos de sus noches, estaba a punto de perder toda esperanza.

Si Aileen no aparecía a la noche siguiente moriría, y él iría tras ella.

Cansado de no poder hacer nada, caminó hacia la puerta para cambiar.
Su piel hormigueaba.
La bestia dentro de él necesitaba salir y encontrar a su compañera, del mismo modo que la encontró días atrás.

Había estado corriendo con sus hermanos, cuando el olor de la criatura los obligó a desviarse del camino.
Le cazaría y devolverían a la tierra y después regresarían a casa.
Su bestia sintió algo más en aire. Un olor que no había estado allí antes pero que le era familiar.
Corrió hacia el y la vio.
Olió su miedo, su desesperación y sus ganas de seguir con vida. Y fue entonces cuando el latido de su corazón cambió.
Lo supo entonces.
Tenía que encontrarla de nuevo.
El destino no podía ser tan cruel de arrebatarle la posibilidad de una vida larga y plena junto a su mujer.

Su ropa desapareció tal y como sintió el aire frío en su rostro.
Sus huesos empezaron a estirarse y a crujir mientras adoptaba la forma de su bestia.
Arañó con las garras la piel de su torso tratando de calmar la quemazón que sentía en él.

Sus hermanos escucharon su aullido desde la biblioteca y se miraron entre ellos.
El tiempo corría en su contra.
Veinticuatro horas era todo lo que tenían para evitar que su hermano cayese no solo a manos de la locura más absoluta, sino también a manos de aquellos que ellos juraron matar.

Alexander corrió y corrió tratando de encontrar su olor o el de Juliet.
La niebla cubría toda la extensión del bosque que rodeaba la casa y les mantenía alejados de la ciudad.

Solo cuando estaba llegando a los límites del bosque, su hocico se contrajo. Sangre mezclado con el olor de Juliet y otro más. Aileen.
Se adentró en la ciudad sin importarle que los pocos peatones que aun transitaban las calles pudieran verle.

Atravesó la plaza donde se erguía la grandiosa catedral.
Atravesó callejones oscuros y luego otros iluminados y finalmente llegó.
Una casa vieja y abandonada.
Una casa marcada con una cruz en la puerta.
Su mente estaba nublada por el olor de la sangre de su mujer.
Golpeó con toda la fuerza de su cuerpo en forma de bestia y subió las escaleras tambaleándose sobre sus patas traseras.
Encontró otra puerta en su camino y cuando estaba a punto de abalanzarse sobre ella, esta se abrió.
Nada lo preparó para lo que había tras ella.

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Feliz Halloween!!!!
Espero que lo paséis genial porque desde luego yo voy a disfrutarlo a tope.
Un besazo enorme y hasta el siguiente capítulo.
Gracias almarianna por la imagen!!!

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