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En el momento que Lucia Yonazuki se convirtió en un joven adulto, lo primero que hizo para poder recuperar un poco de su libertad, fue acusar a los supuestos tutores que en ese momento "se encargaban de cuidarlos" claro, aprovechando que los mismos siguen viajando en el extranjero con la cantidad inmensa de dinero que sus padres se encargaron de dejarles para proteger a ambos hermanos en caso de que algo malo sucediera pero que ellos se estaban agotando, era momento de hacer las cosas correctas. Se encargo personalmente de mandarles un correo donde, gracias a la ayuda de ciertas personas en Genesis como del mismo Mauro que no se alejo de la empresa, fue que pusieron las cosas a su favor para hablar con las autoridades correspondientes, se había escrito un aviso que habían dejado de ser tutores de ambos hermanos, pasando a manos de Lucia la custodia de Shiori como que el dinero que ellos gastaron, se les será devuelto a la brevedad posible, fue a partir de esa acción que pudo tomar un gran respiro al dar ese gran paso.
Cuando ambos hermanos al fin regresaron a casa después de que le dieron el alta a su hermana pequeña y después de que le devolvieran todas sus pertenencias, no pudieron evitar mirar todo con nostalgia, lo sucio que se encontraba, lo abandonado que se podía apreciar cuando anteriormente, siempre estaba lleno de vida pero eso no los desanimo. Tanto Shiori como Lucia se miraron, soltaron un gran suspiro seguido de una gran carcajada y empezaron a limpiar todo. Era momento de empezar una vez más como una familia, como realmente habían deseado. Ahora que ya nada se encontraba en frente de ellos, podían regresar a donde fueron felices. Podían recuperar el tiempo que cada uno perdió.
Fue en ese momento que realmente se sintió libre y podía ver a Shiori crecer y convertirse en esa hermosa señorita que es capaz de robar la mirada como los suspiros de todo aquel que se atreve a mirarla, sabía que tenía que proteger a su hermana menor pero también, dejaría que la misma creciera y aprendiera, eso era lo que tenía que hacer un hermano mayor. Fue en el momento exacto en que dejo de temer a esas personas que estaba más que seguro, que nunca más regresarían o pagarían las consecuencias de sus actos, se encargaría personalmente, ya no les tiene miedo. Y si, se encargaría de que ellos sufrieran lo mismo que ellos dos lo hicieron.
Podría sonar como una venganza bastante fuerte pero estaba dispuesto a todo. Porque el segundo duelista más fuerte de Shadowverse no tiene compasión y su deck Vampiro se encargaba de mostrarles los colmillos para proteger a su familia, a sus amigos, a los que ama.
Esa era una hermosa realidad no un simple sueño como el que habían provocado hace mucho tiempo. Era una realidad que podía sentir, que podía vivir y disfrutar. Cuando ese sueño termino, solo le quedaba avanzar y no mirar a su pasado, era momento de ver frente a él y poder hacer realidad lo que tanto deseaba. Este era el mundo ideal donde podía desear, donde podía soñar y vivir, se podía equivocar pero sabía que no se iba a encontrar solo, ya nunca más. Porque a su lado, no solo se encontraba su hermana menor que amaba con todo el alma, a su lado es capaz de encontrar aquella persona que le dio más de un motivo, más de una razón para querer continuar.
Su vida fue diferente y nunca se lo dejaría de agradecer a Hiro Ryugasaki.
Que este chico estúpido y entrometido decidiera meterse en su vida y hacerle ver que se puede apreciar un escenario completamente diferente a pesar de las tristezas que uno es capaz de cargar en sus hombros. Mostrarle que sonreír a pesar del dolor que uno no deja de arrástralo por el duro camino que ha estado recorriendo, que puede divertirse aun cuando el mundo se puede encontrar en su contra. Que puede seguir viviendo a pesar de las dificultades de su pasado, solo es cuestión de visualizar aquel futuro, aprender de ese pasado para no repetir las mismas acciones que en su presente y ver un futuro que uno realmente desea.
Quizá Hiro era más sabio de lo que se imagina, solo que el chico nunca se ha dado cuenta de ese gran poder que tiene en aquella sonrisa, en aquellos ojos que son capaces de ver el alma de uno, aquella mano que siempre es capaz de brindarte como la amabilidad que rompió la coraza que se encargaba de proteger su corazón para empezar a sentir pequeños, suaves y cálidos golpeteos en su pecho que no solo le provoca que sus mejillas se pinten de un suave color rojo como el de sus ojos, provocaba que se sintiera tan cálido, se sintiera tan bien que la sonrisa que aparecía en su rostro era gracias a él. Conocía a la perfección lo que le pasaba cuando se encontraba con Hiro cada mañana y se despedía del mismo cuando estaba anocheciendo. Conocía a la perfección ese sentimiento que albergaba su pecho, aquello que le causaba felicidad no era otro sentimiento más que el amor.
Un amor tan puro e inocente que se sentía como ese pequeño niño que dejo ser para convertirse en ese joven adulto que ahora es. Todo era por Ryugasaki Hiro, aunque no importaba si nunca declara sus sentimientos, no importaba si su estúpido compañero campeón de Shadowverse y dueño del deck Dragonico más fuerte de la historia nunca se diera cuenta de lo que esconde, no importaba si este mismo no aceptara sus sentimientos, al final en cuenta, se quedaría a su lado, quizá en forma de agradecimiento, quizá porque su amor no era una simple broma o algo que solo pasa y se va, era algo que se iba a quedar en su corazón por el resto de su vida.
Por eso, en el momento que el chico de cabellos rojos y mechas negras le mando un mensaje de que necesitaba verlo de manera urgente. Solo salió de casa diciéndole a Shiori a donde iba y corrió hacia el estadio Shadowverse donde se encontraba el mismo. Había preparado aquel dispositivo en su muñeca para insertar su celular y empezar un duelo contra ese contrincante fuerte y probablemente peligroso que se enfrentaría Hiro en ese momento. Con un poco de sudor en su frente, es que se dirigió a toda velocidad al campo de juego donde grande fue su sorpresa al llegar y encontrarse que aquel fuerte adversario se trataba de Mimori, la mejor amiga de la infancia del de cabellos rojos.
¿Qué era lo que estaba pasando?
-¡No puedo perder! -Comentaba Mimori un tanto cansada después de sentir como sus puntos de vida habían bajado al color rojo.- ¡No puedo perder Hiro! -Subió su mano a su pecho para poder tomar un poco de aire y acercar su mano a la pantalla de su celular y deslizar sus dedos para tomar una carta más.- ¡Mis amigas hadas me enseñaran la manera de poder ganarte y poder decirte algo de suma importancia!
Lucia dirigió su mirada a Hiro que ni siquiera se había dado cuenta de su presencia por estar prestando atención a su contrincante, no importaba si se trataba de un amigo o un enemigo, en Shadowverse a todos los adversarios se les trataba por igual, sabía que no iba a perder tan fácil. Se mantenía un tanto confundido el de cabellos rojos y mechas negras pero al final, era bastante difícil que alguien le bajara sus puntos de vida y aquel que lo hiciera, se enfrentaría al modo furia del chico donde sus ataques suelen ser un poco más fuertes de lo que uno es capaz de imaginar. Uno podía jurar que sus ojos brillaban con intensidad y su mirada se endurecía para poder derrotar a todo aquel que hizo eso. Muchas veces lo ha enfrentado y siempre mostraba aquel lado serio de no querer perder una partida.
Pero quizá, fue algo más que llamo la atención del de cabellos blancos al pasar su vista por la chica dueña del deck de Hadas. Ver esa determinación en el rostro de Mimori, apreciar aquellas mejillas rojas y como no dejaba de subir su mano a su pecho. Fue algo que le dio una pequeña punzada a su pecho que no dudo en subir su mano a su corazón. Ese sentimiento que probablemente se apreciaba en su mirada, era la misma que se podía encontrar en aquella chica. Ya sabía lo que se trataba todo eso que sintió dolor, que sintió un poco de miedo. Por primera vez, no sabía qué hacer.
No quería perderlo.
Con el duelo continuando, se dio a conocer el ganador. Ryugasaki Hiro una vez más se nombraba el ganador de aquel duelo mientras que Mimori caía completamente cansada de rodillas mientras de sus ojos salían finas lágrimas que mojaban cada vez más sus mejillas.
-¿Mimori? -Pregunto Hiro con preocupación cuando se acerco a ver a su amiga de la infancia.- ¿Qué es lo que sucede?
-Perdí -Comento con una gran sonrisa en su rostro pero las lágrimas no dejaban de resbalar por sus mejillas. Con mucho cuidado y con el dorso de su mano se quito unas cuantas antes de aceptar la mano de su amigo para ayudarle a levantar.- Aunque sabía que no iba a ganar pero me alegra al fin enfrentarme a ti -Sonrió.- Desde hace mucho tiempo que queríamos enfrentarnos pero no se había logrado hasta este día
-¿Qué era lo que me querías decir?
Mimori sonrió. Se acerco a Hiro para darle un suave beso en la comisura de sus labios, provocando que el chico se sonrojara y se separara de ella que no dudo en soltar una pequeña risita.
-Siempre me has gustado Ryugasaki Hiro -Comento con tranquilidad.- No había tenido oportunidad de decírtelo -Tomo un poco de aire e inmediatamente se alejo.- Por favor, piensa en esto y dame una respuesta sincera a mis sentimientos ¡Nos vemos después Hiro!
Así como llego, se fue tan rápido que ni siquiera dio oportunidad de decirle algo más.
Hiro se quedo paralizado mientras subía sus dedos a sus labios, estaba más que seguro que su rostro se encontraba caliente. Estaba demasiado avergonzado pero todo se le bajo en el momento que al fin vio a Lucia desde lo más alto de la tribuna. Aquel triste y decepcionado semblante que era capaz de apreciar en el mismo, aquellos ojos rojos que no brillaban con aquella intensidad con la que estaba acostumbrado a verlo, no dudo en temblar un poco. Antes de querer decir algo más, se dio cuenta como este daba media vuelta e intentaba marcharse lo más rápido posible de ese lugar.
Se dio un golpe en las mejillas para salir de su trance y correr para querer alcanzar a su mejor amigo de cabellos blancos pero al salir del estadio, no se encontró con él. Ni siquiera fue capaz de encontrar aquel blanco que lo hacía destacar de entre todas las personas que pasan por ahí.
.o.
-Esto me suena a que estás metido en un gran problema del que tu solo tendras que salir, ni siquiera pienses que alguno de nosotros te ayudara a salir de esto -Menciono Kazuki mientras le servía un plato más de comida y se sentaba en la misma mesa que su amigo de cabellos rojos.- Y todo huele a que tú tienes la culpa de todo, metiste la pata y en mi joven pero experimentada experiencia -Escucho a sus hermanos menores soltar grandes carcajadas ante aquella frase, Kazuki no pudo evitar mirarlos de mala manera para que no se metieran en eso.- Puedo decir que será completamente difícil, amigo, tienes que pensar mucho en esto
-¿Pero qué fue lo que hice? -Comento cansado Hiro.- ¡No recuerdo si les hice algo malo!
El de la banda amarilla en la frente soltó un pequeño suspiro mientras veía a su amigo atragantarse con su sexto plato de comida. Recargo su mejilla en su mano, realmente no había cambiado en esos años que habían pasado, seguía siendo ese chico tan idiota que ni siquiera se daba cuenta de lo que estaba haciendo cuando realmente era aquella emoción lo que se controlaba dentro de su ser. Kazuki solo soltó una risita mientras lo miraba con atención mientras pensaba que realmente había pasado tanto tiempo que era capaz de sentir que apenas ayer aun eran esos chicos que se encargaban de correr por todos lados.
Estudiaba en el día y ayudaba a sus padres con el negocio familiar como lo ha hecho desde que era un pequeño niño aunque siendo sincero, se la pasaba un poco más en el local que en sus clases, aun tenía muchas cosas que pensar acerca de su futuro así que tenía tiempo, se tomaba todo a su tiempo, no tenía el porqué apresurarse a decidir.
Ahora que era un joven adulto, podía ayudar un poco más a sus padres como a sus hermanos, tenía más responsabilidades pero podía encontrar la manera de salirse con las suyas, siempre lo había hecho. Después de aquel enfrentamiento por la paz del mundo, las cosas para él se sintieron más tranquilas de lo normal y eso estaba bien para él. Había tenido tanto miedo en ese momento, tenía que encontrar la manera correcta para poder proteger a su familia pero ahora al saber que no se encontraba ningún peligro cerca, podía descansar un poco porque en el momento que llegara un enemigo bastante poderoso, se encargaría de mandarlo a volar con su deck, claro y con la ayuda de sus amigos. Todos sabían que no se encontraban solos cuando se tenían los unos a los otros, cuando se podía con el apoyo del otro, aunque se estuviera bastante ocupado, simplemente encontraban el tiempo adecuado para reunirse. Tal vez era un punto de vista de él pero eso era lo que provocaba el convertirse en adultos.
Un largo camino que aun les faltaba.
Quería avanzar por ese largo camino a transformarse en adulto con bastante tranquilidad, quería disfrutar de su último momento como niño y dar paso como joven adulto, quería hacer todo a la vez pero quería tomarse su tiempo. Era imposible que alguien comprendiera al joven que pareciera que siempre andaba en la nubes pero siempre tenía una nueva idea que hablar con todos. Claro, de vez en cuando se encargaba de jugar un poco a Shadowverse pero estaba interesado en alguna que otra cosa que desde hace algunos meses no ha sacado a relucir su deck Caballero. Quizá de eso se trataba el crecer.
De algún modo sentía que era difícil el dedicarse al 100% en Shadowverse cuando se podía encontrar a adversarios tan difíciles de derrotar, uno de ellos, estaba sentado frente a él.
Ahora que había crecido, había muchas más cosas por hacer. Y entre ellas, ser ese amigo de Ryugasaki Hiro que le ayude a pensar con la cabeza fría y ayudarle analizar en los problemas en los que probablemente se metió. Justo como esa noche donde su compañero de cabellos rojos había entrado un tanto confundido al local, espero pacientemente hasta que se desocupara el mismo y una vez que pudo llevarle su plato de comida y sentarse a su lado, no paraba de sorprender la manera tan rápida en que acababa con todo en su plato y pedía otro más.
-Hay Hiro -Le dio un golpe en la espalda, cosa que casi provoca la próxima muerte de Hiro que solo pudo toser para no ahogarse.- Veo que como siempre, eres el ultimo en darse cuenta lo que está sucediendo a tu alrededor -Suspiro mientras alzaba los hombros decepcionado mientras negaba moviendo su cabeza de un lado a otro.- ¿Acaso no te das cuenta que eso que hoy te declaro Mimori es lo mismo que Lucia siente por ti?
-¿Mimori y Lucia? -Comento un tanto confundido después de tomar un gran vaso de agua para pasarse la comida que aun sentía atorada en su garganta. Carraspeo un poco.- ¿Aquel sentimiento que son capaces de compartir? -Subió su mano a su mentón, pasaron varios minutos para caer rendido en la mesa.- Me rindo ¿De qué se trata todo esto? ¡No es justo! Es algo completamente nuevo para mí
-Eso te pasa por ser tan idiota y despistado -Se burlo Kazuki.- Estas tan empeñado en seguir jugando Shadowverse y distraído por lo que quieres estudiar que ni siquiera te has dado cuenta de lo que ellos sienten por ti -Hiro le miro de mala manera.- Vamos ayudarte un poco para que ese cerebro pueda funcionar de nuevo ¿Qué es lo que sientes por Mimori? ¿Cómo ves a nuestra amiga de infancia?
-Como una amiga -Respondió a esa pregunta sin siquiera pensar en ello.- Es mi amiga de la infancia, tú misma la conoces, hemos sido amigos desde entonces, siempre se esfuerza por lo que quiere
-Muy bien -Kazuki le felicito.- Ahora ¿Qué es lo que sientes por Lucia? ¿Cómo vez a tu mayor rival y mejor amigo de Shadowverse?
Un corto silencio se formo. Hiro subió su mano a su mentón una vez más para pensar en las palabras correctas para esas preguntas. ¿Acaso le tomaba tanto tiempo el poder pensar en las palabras correctas para poder hablar de Lucia? Siendo él, si. Porque aun no se daba cuenta hacia donde iban sus palabras.
-Lucia -Una vez más guardo silencio para pensar en sus palabras.- Lucia es mi mejor amigo, me ha ayudado mucho así que estoy muy agradecido con él -Sonrió. Algo que noto Kazuki porque no lo hizo cuando menciono el nombre de Mimori.- Pasamos el rato juntos y me gusta visitar a Shiori cuando pasamos a su escuela, me alegra que ambos ya estén mejor, Lucia merecía un poco de esta libertad
-¿Estás seguro que solo eso? ¿Qué pasaría si vieras algún día a otro chico acompañado de Mimori? -Hiro se planteo aquella idea mientras respondía "Estaría feliz por ella" y sonreía un poco.- ¿Qué pasarías si vieras a Lucia con alguien más que no fueras tú? -Otro silencio se formo, una pequeña mueca apareció en su rostro que fue tan notorio para Kazuki que solo sonrió.
-¿A dónde quieres llegar? -Comento un tanto molesto Hiro.- ¿Por qué tantas preguntas relacionadas con Mimori y Lucia?
-Tranquilo Hiro que ya casi terminamos, no seas tan impaciente -Soltó una pequeña carcajada.- Ahora ¿Qué fue lo que te dijo Mimori antes de irse?
-Me dijo que le gustaba -Se sonrojo al pronunciar aquellas palabras, volvió a subir sus manos y rozar con suavidad donde fue besado.
-¿Y porque crees que Lucia decidió irse así como si nada del estadio sin siquiera verte y decirte algo?
Otra vez un gran silencio se formo en ese momento, ya bastante tenía con ayudar a su amigo de la infancia, ahora le tocaba a él pensar un poco sobre ello. Sabía que Hiro lo sabía pero de algún modo, simplemente no encontraba las palabras que decir en ese momento, tenía que pensar un poco para poder encontrar la respuesta a todo. Tenía que encontrar el porqué de las cosas que ahora le estaban pasando. Un pequeño clic hizo en la cabeza de Hiro. Abrió los ojos completamente sorprendido mientras al mismo tiempo podía sentir sus mejillas calentarse como nunca. Fue un sonrojo mucho más grande y notorio que cuando menciono lo que Mimori le hizo. Kazuki sonrió, era fácil darse cuenta lo que estaba pensando su amigo de la infancia.
-Lucia -Susurro.- ¿A Lucia le gusta Mimori?
Kazuki azoto su cabeza contra la mesa, asustando a Hiro pues no fue el único ruido que escucho en ese momento, a sus espaldas, se podía apreciar a los hermanos menores de su amigo que habían imitado aquella acción. ¿Qué era lo que estaba pasando? Rasco su nuca completamente confundido hasta que sintió el golpe en su cabeza. Alzo la vista muy molesto al ver a su amigo con un abanico de papel en la mano, el causante de aquel golpe que simplemente se encogió en su lugar. Estaba más que seguro que iba a explotar en algún momento.
-¡Eso no! -Comento Kazuki molesto.- ¡Lucia se molesto por una razón que sabes muy bien pero no te quieres dar cuenta de ello!
Una última vez, Hiro subió su mano a su mentón. Volvió analizar las preguntas que le había realizado su amigo. Otro clic en la cabeza se escucho en ese momento para ver un sonrojo que podía competir con el color de su cabello.
-Lucia estaba celoso de Mimori -Susurro.- Le molesto que ella me... -Guardo silencio.- Le gusto a Lucia
Brinco en su asiento al escuchar pequeñas explosiones y encontrarse con serpentinas y confeti en el aire. Todos lo festejaban en ese momento por darse cuenta de lo que todo ese tiempo le había querido decir.
-¿Por qué por otra cosa se molestaría Lucia? -Se cruzo de brazos cansado.- Creo que eres el único que no se ha dado cuenta de lo que siente por ti -Pero no termino de hablar en el momento que vio a su amigo levantarse de su asiento y correr a la salida.- ¡Oye!
-¡Mañana vendré a pagarles! -Gritaba para que lo escucharan en su carrera.- ¡Tengo que encontrar a Lucia!
Kazuki soltó un suspiro al verlo alejarse de su vista. Cerró la puerta en ese momento y soltó una risita.
-Eres el único que se da cuenta de lo que Lucia siente por ti -Murmuro con una pequeña sonrisa tranquila en su rostro.- Ni siquiera te has dado cuenta de lo que sientes por él, es algo más grande de lo que Mimori desea -Rasco su nuca.- Solo espero que encuentre una respuesta para los dos
Preocuparse por su amigo, era su misión especial. Era un trabajo que por nada del mundo dejaría. Le preocupaba Hiro y ayudarlo un poco, era ese agradecimiento por lo que el chico de cabellos rojos siempre hace por él.
.o.
La noche había caído en la ciudad, las pequeñas estrellas salían a saludar mientras la luna se encargaba de desear buenas noches a las personas que regresaban a sus casas después de un largo y pesado día laboral. Los pequeños niños terminaban sus deberes y poco a poco las luces de las casas empezaban apagarse. La noche se encontraba encima de él y por ningún lado, Hiro había logrado encontrarse con Lucia.
La situación era un tanto desesperante que no podía dejar ese tema para otro día. Tenía que hacer todo lo posible por encontrarlo esa misma noche. Tenía que saber.
Se había cansado tanto de tanto correr que el aire empezaba a faltarle, ni siquiera se había detenido de correr desde que salió del local de los padres de Kazuki, había aguantado tanto que ahora se encontraba derrotado, no sabía hacia donde tenía que ir para encontrarlo.
Se detuvo un poco para poder tomar un poco de aire y poder dar un poco de descanso a sus piernas, sentía el sudor resbalando por su espalda como por su frente, estaba agotado y no era capaz de encontrarlo, se estaban agotando sus ideas. Desgraciadamente, ya no era ese niño que fue capaz de soportar los golpes que sus contrincantes en Shadowverse, aquellas sombras malignas, le dieron por querer defender la paz y el orden de su mundo, le daban en cada duelo. Ya no era ese niño que soportaba correr y no cansarse aunque en el momento que posa su cabeza en la almohada, era capaz de dormirse inmediatamente.
No, ya no era ese niño. Ya era un joven adulto que tenía que poner la cabeza fría para poder encontrar alguna solución.
-Lucia -Susurro cansado, alzando la vista y sintiendo la mirada de todas las personas que pasaban a su lado.- ¿Dónde fue que te metiste?
Tomo otra bocanada de aire y empezó a caminar. Miraba a todos lados para poder encontrarlo, para ver aquellos cabellos blancos que siempre podía ver a lo lejos. Pasaba cantidad inmensa de personas pero no apareció entre ellos. Quería dejar ese tema atrás pero sabía que si lo hacía, resultaría lastimado, alguien sufriría demasiado por aquella indiferencia.
Recordó algo en ese momento. Se dio un golpe en la frente por no haber recordado eso antes. Dio media vuelta para meterse en una calle, el camino que lo llevaba a casa, también lo llevaba a otro lugar. El lugar donde se conocieron, donde sellaron su destino con una simple mirada, con un duelo donde fueron capaces de sentir algo más que les llamaba.
Camino tranquilo, tratando de no caer rendido, respirando con regularidad. Quería llegar y ver con sus propios ojos que realmente se encontraba en ese lugar. Era lo que más deseaba, no quería darse por vencido, esa palabra no se encontraba en él.
Terminando la calle que siempre pasa por el día, es cuando se encontró con el pequeño parque infantil donde cada día jugaba con sus padres y con su abuelo. Donde conoció por primera vez a Mimori y Kazuki para hacerse amigo de ellos dos. Aquel lugar con gran significado para él porque fue donde conoció a Lucia Yonazuki.
Entro al área de juegos, sus pasos se dirigían a uno en común.
Alzo la vista y fue ahí cuando lo encontró como la primera vez que lo vio. Con el viento revolviendo sus cabellos y con la gran luna sobre ellos. Aquel chico que fue llamado por la noche, aquel usuario de deck Vampiro que le iba a la perfección por lo misterioso que podía llegar a ser, por lo hermoso de sus facciones y lo fuerte que representaba a la perfección su mismo deck. Aquella cabellera blanca que reconocería a donde fuera y esos ojos como rubíes que se encargaron de mirar a la única persona que se acercaría a tan altas horas de la noche.
En el momento que Lucia choco miradas con Hiro, pudo ver entre ellos a lo que lo había llevado a ese lugar. Soltó un suspiro, quizá ya no podía ocultar más aquello que a su corazón tanto le dolía.
-Hiro -Susurro.- ¿Qué haces aquí?
-Hola Lucia -Saludo como si nada Hiro. Al final, soltó un pequeño suspiro mientras metía sus manos a su chaqueta.- Tenemos que hablar
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