-14-
Encontrar a Ryugasaki Hiro, fue más difícil de lo que imagino.
En cuanto toco tierra en aquel lugar desconocido y miro a su alrededor, se dio cuenta que sería como buscar una aguja en un pajar. Se sentía nervioso, se sentía un tanto asustado al estar rodeado de tantas personas que lo miraban de manera sospechosa, pero, aun así, fue más que suficiente para poder armarse de valor y empezar.
Había veces en las que podía dormir, había veces en las que tenía tiempo para comer. Había veces en las que se podía sentar a descansar mientras se dedicaba a investigar posibles pistas o había veces en las que podía admirar aquel bello escenario frente a él. Sabía muy bien que tal vez esa sería la única oportunidad que tendría para visitar un país como ese.
Ante aquel tonto pensamiento, no pudo evitar soltar una pequeña risita, de alguna manera, tenía que darse un poco de ánimo ante aquel pesado camino, pues era imposible que olvidara el propósito por el que se encontraba en aquel lugar. Una vez que decidió que era suficiente descanso, tomo una gran bocanada de aire y se levantó para continuar con su búsqueda. Aunque sus piernas le dolían, tenía que seguir esos mismos pasos que lo llevo hasta ese lugar.
Una búsqueda de nunca acabar.
Yonazuki Lucia se encontraba agotado, pero aun podía levantarse, aun podía hacer algo por encontrarlo. Porque Hiro nunca se rindió con él, aun cuando le pedía que se fuera, aun cuando le decía que tenía suficiente de aquellas palabras que solo engañaban el alma, siempre encontraba la manera de poder estar a su lado. Era momento de ser persistentes, era momento de seguir esos mismos pasos, sin importar si este quisiera verlo o no, no se alejaría hasta que sienta que es suficiente. O eso era lo que realmente pensaba.
Podía hacer eso y mucho más con tal de estar a su lado, aunque sea una sola vez, quisiera ver que él se encontraba bien. Que estaba comiendo adecuadamente o que, a pesar de las heridas que sufrió por culpa de aquella sombra, se estaba cuidando como debía ser.
Había tantas cosas que le quería decir, había tanto que quería hacer a su lado que estaba más que seguro que el tiempo no sería suficiente para ello. Claro que lo quería regañar por irse de ese modo sin decirle nada a él, claro que quería golpearlo por haberse puesto en medio para evitar que él saliera herido, pero también quería abrazarlo, quería besarlo y decirle que todo estaba bien, que sus amigos se encontraban bien y se encargaban de cuidar muy bien a Shigefumi como de Shiori. Decirle con voz calmada que podía regresar a donde todos lo esperaban, pues todos se encontraban preocupados al haber desaparecido sin decir algo más. No quería creer que el beso que se dieron antes de aquel fatídico día, sea el ultimo. No, no era el momento para pensar de esa manera y lamentarse, tenía que ser optimista, no podía rendirse aun cuando había empezado su viaje.
Lo había prometido desde un principio, cuando supo que aquello no sería una misión fácil. No importando si su búsqueda tardaba más que días, meses o tal vez años, lo encontraría. Por más cansado que se encontraba, tenía que hacer todo lo posible para estar a su lado.
La única pista con la que contaba en un momento como ese, era el registro de duelos que ha tenido recientemente el usuario de deck Dragonico. Desde hace algunos días, se había notado actividad en su historial de duelos, se había enfrentado a muchas personas en el proceso y en todas aquellas peleas, había resultado ganador. Lucia no podía evitar sonreír, al menos se encontraba peleando con duelistas más fuertes, sabía muy bien que ese era uno de los tantos sueños que Hiro siempre le contaba sobre conocer el mundo y las diferentes jugadas de las que puede aprender en el trayecto, pero, por otro lado, no podía evitar sentir un poco de tristeza. Al revisar las jugadas y las cartas que empleaba, de alguna manera podía sentir una interminable tristeza, así como una gran furia. Eran demasiado violentos sus ataques que más de uno, de seguro, sufrió tanto daño por aquellas jugadas que probablemente dejo de luchar.
No eran duelos que jugaba con el corazón y con aquellos explosivos sentimientos que envolvía a las personas y animaba a dar el todo por el todo en el campo de juego. Eran juegos que destruía a tu rival.
Ante aquel pensamiento, su corazón le empezó a doler.
-¿Por qué juegas como si estuvieras sufriendo?
Fue lo que Hiro le dijo en ese entonces. En su primer torneo a nivel nacional, ambos se encontraron en la final después de derrotar a competidores fuertes, una gran sorpresa para el público presente, pero no para ellos que ya ansiaban aquel enfrentamiento desde hace mucho tiempo.
Fueron turnos demasiado interesantes que nadie era capaz de moverse de sus asientos para no perderse aquel gran espectáculo, las jugadas de ese entonces aun no definían a un ganador. Era difícil que dieran su brazo a torcer. Así fue hasta que Hiro no pudo evitar preguntar por qué jugaba Shadowverse. Cuál era su verdadero propósito en ese lugar.
Cuando Lucia dijo que utilizaba Shadowverse como una herramienta para poder salvar a su pequeña hermana menor. A pesar de que trato de suavizar un poco las cosas, no pudo evitar ganarse los insultos de ese entonces. Lo sabía muy bien, el mundo era demasiado cruel que no aceptaba a dos huérfanos como ellos, no había bondad en el mismo. Escuchar todo ello, provoco que sonriera, incluso que soltara alguna risita. Estaba más que acostumbrado a los mismos que simplemente cerro los ojos y se alimentó de todo aquel odio que le gritaban. Eran las mismas cosas de siempre que le decían incluso cuando era un niño por la horrible apariencia que tenía. Si, era demasiado desagradable a sus ojos que simplemente los aceptaba sin querer pelear más.
Pero.
-¡Guarden silencio!
Aquel grito que se escuchó de Hiro para pedirles que ya no dijeran esas palabras, fue lo que realmente lo sorprendió. Escuchar como defendía sus ideas, escuchar como aceptaba sus palabras, era una imagen que se guardó profundamente dentro de su ser. Era la primera vez que alguien lo defendía de tal modo que no pudo evitar sentirse un poco incomodo ante aquella intensa mirada, ante aquella sonrisa que lo dejaba perplejo.
¿Realmente se merecía eso después de ser señalado todo ese tiempo?
Es por eso que en ese entonces le era difícil el poder disfrutar de los duelos. Es por eso que tenía que ser fuerte. No podía hacer las cosas como las personas normales, no podía hacer eso, no se creía merecedor de todo lo bueno que le pudiera ocurrir.
Se sentía tan indigno que simplemente había abandonado toda esperanza sobre ello.
-¿Por qué juegas como si estuvieras sufriendo?
Hiro no dejaba de preguntarle. Y él no dejaba de evadir aquella pregunta. Aquella atención que le brindaba, aquel cariño que sus ojos le mostraban, aquellas manos que ansiaban ayudarle a levantarle, se sentían tan irreal, que no quería caer en ese momento. Prefería desviar su mirada a otro lado antes de caer y pedir con desesperación que le ayude a salir de aquel lugar oscuro donde se encuentra.
Por más que el mundo le señalaba, por más que Lucia aceptaba aquel cruel destino por el que estaba obligado a caminar. Era Hiro el que siempre lo defendía, el que siempre se quedó a su lado a pesar de que siempre le pedía que se alejara. Fue aquella dulce terquedad lo que permitió abrir su corazón y que incluso, se encontrara haciendo cosas tan alocadas como ir al otro lado del mundo para poder estar a su lado.
Y aun cuando le comento la verdad detrás de aquel sufrimiento, Hiro lo acepto y lo apoyo en todo momento. No soltó su mano cuando se cayó, al contrario, siempre le ayudo a levantarse y mirar el extenso cielo azul. Mostrarle, que aún tenía oportunidad, que aun podía hacer algo.
Lucia carcajeó al ver el rumbo a donde sus pensamientos se dirigían.
Admirar aquella puesta de sol, sintiendo en su rostro los últimos rayos de sol y el frio aire removiendo sus blancos cabellos. Soltó un poco de aire y dejo que sus hombros se relajaran. Bajo su mirada una vez más a su celular, otra batalla había finalizado y como siempre, se había nombrado ganador.
-¿Por qué juegas como si estuvieras sufriendo? -Fue turno de Lucia decirlo en ese momento. Ver aquella victoria, le estaba doliendo. Porque sabía muy bien, que no era Hiro de quien se trataba. Esa no era la amabilidad que lo cobijo desde un principio, ese no era el cariño que siempre le mostro. Había algo más.- Sea lo que sea que este pasando, lo averiguare -Sonrió un poco.- Hare lo posible por traerte de regreso, incluso si no quieres, nos enfrentaremos a un duelo como siempre has querido -Carcajeo un poco.- Te hare entrar en razón, te diré todas las cosas que no pude decirte en ese momento -Guardo su celular en la bolsa de su chaqueta.- No dejare que alguien te diga que eres un monstruo, no dejare que las personas te señalen, hare todo lo posible por protegerte, lo juro
Ante aquel juramento, volvió a retomar su camino.
-Ese tipo estaba loco -Escucho que alguien hablaba a lo lejos tan alto que no pudo evitar mirarlo con cierta atención.- Era un monstruo de cabellos rojos y una estúpida mascara que cubría su rostro -Soltó un pequeño quejido en el momento que golpearon su hombro herido. Los demás compañeros que lo acompañaban empezaron a burlarse del mismo.- Por culpa suya y de sus dragones, termine mal herido -Soltó un pequeño suspiro.- Parecía un monstruo que solo se encarga de enfrentar a todo tipo de duelistas, no podría decirte la cantidad de duelistas que ya había enfrentado pero todos se encontraban en las mismas o peores condiciones que yo -Negó totalmente abatido.- No quisiera volver a enfrentarme a un monstruo como él de nuevo en mi vida
Aquel tipo no termino su conversación al caer de manera abrupta sobre el piso. Al alzar la mirada, se encogió ante aquellos ojos rubí que lo miraban con cierta furia. Sentía que su alma podía ser absorbida por la misma mirada.
-Disculpa -Dijo Lucia con falsa amistad.- Pero creo que acabas de decir algo interesante -Mostro su celular, se encontraba abierta la aplicación de Shadowverse.- Si tu ganas, puedes irte por donde viniste pero si yo gano -Aquel joven y sus acompañantes temblaron ante aquel siniestro ambiente que se formó a su alrededor. Como si una extensa y espesa niebla los rodeara.- Pero si yo gano, me dirás todo lo que sabes -Con fuerza, tomo el cuello de aquel chico.- Y dejaras de decirle monstruo, porque al único que tienes derecho de decirle de esa manera, es a mi
Aquellos jóvenes intentaron verse valientes atacando por montón.
Era una desgracia que al ser contra el que se enfrentaban, era un vampiro hambriento.
.o.
Yonazuki Shiori suspiro una última vez.
Cuando la llamada con su hermano mayor finalizo, no pudo evitar mirar por un largo rato la pantalla de su celular y el número que ahí marcaba. Apago la pantalla del mismo y miro con cierto interés aquel cielo nocturno. Las estrellas se alzaban en su punto más alto y aquel aire que hacía danzar sus cabellos, se sentía tan refrescante que no pudo evitar soltar una pequeña risita. Hacía ya un mes que su hermano se había marchado hacia algún país desconocido. Le alegraba poder escuchar su voz al menos cuando ya era de noche en Nekome, tenía entendido que en el lugar donde se encontraba Lucia, ya era de día.
Aquellas nuevas experiencias eran lo que más le fascinaba a la joven de largos cabellos blancos que no podía evitar suspirar y querer mirar otra vez aquellas fotos de bellos escenarios que su querido hermano le manda diario. Algún día, le gustaría ir a visitar países lejanos, lugares de ensueño y agradecer la libertad de estar viva.
Era un consuelo para la pequeña Shiori el saber que su querido hermano mayor se encontraba bien en un lugar desconocido. Solo esperaba que se estuviera alimentando bien y que estuviera durmiendo bien, que estuviera controlándose de no cometer muchas locuras con tal de encontrarlo y regresarse rápido. Porque no solo ella se encargaría de regañarlo. Si Hiro lo ve en pésimas condiciones, estaba más que segura que el joven de cabellos rojos enloquecería y se preocuparía demasiado por él.
Ante aquel pensamiento, la joven no pudo evitar soltar una pequeña risita.
Le tenía tanto que agradecer a Hiro que sentía que nunca terminaría de hacerlo. Le tenía tanto cariño que no dudaría en siempre mostrárselo con un pequeño empujón para que se acercara a su hermano sin temer.
Fue gracias a Hiro que su hermano volvió a sonreír, que volvió a soltar aquellas grandes carcajadas que tanto extrañaba con escuchar. Cuando lo escucho por primera vez, después de muchos años, Shiori no pudo evitar soltarse a llorar, aunque preocupo tanto a Lucia como a Hiro, en realidad ella estaba llorando de felicidad, la gran sonrisa de su rostro no paso por desapercibida en cuanto ellos dos le ayudaron a levantarse y la vieron con atención.
Poco a poco podía sentir que su hermano estaba regresando a como era antes. Y todo se lo debía a ese joven de cabellos rojos. Sin dudar, se abalanzo sobre él para abrazarlo con fuerza y decirle una y otra y otra vez...
-Gracias por traer de regreso a mi hermano -Suspiro. Con aquella voz ronca y haciendo el esfuerzo posible para que las lágrimas la dejasen hablar.- Gracias por traer de nuevo su hermosa sonrisa
Incluso, verlo en el hospital, no podía evitar sentir que era su rayo de esperanza. Aquel buen ánimo que le contagiaba, aquella calidez con la que acariciaba sus cabellos, incluso el cariño con la que a veces pedía permiso para poder abrazarla. A Shiori en ese entonces le entraron ganas de continuar, de avanzar por aquel camino. Porque en cuanto salió por las puertas del hospital, lo hizo al lado de sus dos hermanos, de Lucia y de Hiro.
Fue gracias a sus dos personas favoritas que pudo conocer el mundo, que pudo conocer a nuevos amigos que siempre le ayudan y le dan ánimos cuando tiene que ir a sus chequeos mensuales. Aquellos amigos que siempre le sacan una buena carcajada y que de vez en cuando van por ella a pasear y comer un helado a espaldas de Lucia. Incluso, fue gracias a él que ahora puede volver a sentir la calidez de una familia.
Hiro, Lucia, el abuelo Shigefumi y ella. Solo ellos cuatro en aquella pequeña y extraña familia que formaron en aquel día. La habitación que ella ya tiene, las tareas que realiza, comer todos juntos en el comedor y desearse buenas noches para esperar con ansias el día siguiente y volver a empezar. Aquella sensación de ser bien recibida en un hogar, que bien se sentía volver a tener una familia.
Desde entonces, para Shiori, Hiro era un héroe. Era una buena persona que, sin duda, cuidaría muy bien el corazón de su hermano mayor.
Soltó una pequeña risita. Balanceaba sus pies de atrás hacia adelante.
Siempre lo supo, en cuando las miradas de esos dos se encontraban, en cuanto las sonrisas de sus rostros se hacían más grandes y en cuando sus manos se rozaban con cierta timidez. Gestos que ellos creían que nadie se daría cuenta, pero ese fue el gran error de ellos, que Shiori si se daría cuenta de lo que hacen a escondidas. Ella fue la primera que se dio cuenta de los sentimientos que tenían que muchas veces quiso golpearse la frente porque eran demasiado obvios. Y estaba más que segura que más de uno, se dio cuenta de ellos dos.
No podía evitar pensar que desesperaban un poquito, pero también tenía que comprender que el camino que se muestra delante de ella, era demasiado largo y podría haber complicaciones. Lo que, si estaba segura, es que serian capaces de superarlo. Sin importar lo que opinen todos los demás, lo único que importa, es lo que dicta su corazón.
Movió su cabeza de un lado a otro.
¿O, acaso habrán sido ellos quienes fueron engañados de lo que todo este tiempo ocultaron?
No podía evitar pensar en aquella probabilidad de que todo este tiempo, ellos los engañaron y tenían una relación secreta.
Todo podía suceder con esos dos.
-¿Todo bien con Lucia?
Shiori alzo la mirada en cuanto Shigefumi recorrió la puerta del patio y se sentó a su lado con la curiosidad en su mirada. De alguna manera, recordó a Hiro, pues también él hacia una mirada como esas cuando preguntaba sobre ciertas cosas.
-Abuelo Shigefumi -Shiori soltó una pequeña risita.- Mi hermano dice que encontró una pista importante -Sonrió la menor esperanzada.- Es probable que lo encuentre muy pronto
-Ya ha pasado un mes -Suspiro el anciano.- Me preocupa un poco no tener noticias del idiota de Hiro pero gracias a Lucia, me puedo mantener más tranquilo
-Eso es normal -Shiori volvió alzar su vista al cielo y sonrió en el proceso.- Esta demasiado preocupado por su nieto
Shigefumi la miro con cierta confusión. Después fue su turno de sonreír.
-No olvides que tanto como Shiori y Lucia, también son mis queridos nietos -Carcajeo un poco el mayor.- Puedo confiar en que Lucia me traerá a Hiro, pero de igual manera estoy preocupado por él, constantemente me pregunto si está comiendo bien o si está descansando como es debido -Alzo los hombros despreocupado.- Es mi querido nieto -Se corrigió.- Los tres son mis queridos nietos, tal vez no lo seremos de sangre, pero ya son parte de esta familia
Ante aquella declaración, la menor miro al anciano con un pequeño sonrojo en su rostro.
-Me he preguntado todo este tiempo -Desvió su mirada.- ¿Está bien que seamos familia?
-¿No lo seremos pronto?
Ante aquella pregunta, Shiori miro al abuelo con sorpresa. Quizá, no era la única que se dio cuenta de los sentimientos de aquel par. Ella, empezó a soltar grandes carcajadas que provocaban que su estómago doliera.
-¡Es cierto! -La sonrisa que le mostro la joven en ese momento, fue más que suficiente para que Shigefumi de igual manera sonriera.- Pronto seremos una familia oficial y podre llamarlo abuelo las veces que sean necesarias para recordar que este no es un sueño -Rasco su mejilla de manera nerviosa.- Solo tenía un poco de miedo de que yo fuera la única que se estuviera haciendo ilusiones
-Esto no es un sueño, es una bella realidad que pudo ser posible gracias a que nuestros caminos estaban destinados a encontrarse -Shigefumi alzo su mano y revolvió con ternura aquellos cabellos blancos.- No está mal desear, no está mal tener esperanzas o ilusionarse, es el motor que nos inspira a continuar -Cuando abuelo y nieta se miraron, grandes sonrisas se podían apreciar en sus rostros.- Así que llevémonos bien Shiori-chan, tendremos mucho tiempo por delante y debemos recibir a nuestra familia con los brazos abiertos, estaremos esperando al regreso de esos dos
-¡Si!
Así es. Ellos esperarían pacientemente en ese lugar que se convirtió en su hogar. En una familia pequeña y extraña, pero que era su familia perfecta.
.o.
El vaho que salía de su boca era demasiado visible que no dudo en cubrir un poco más su nariz con la bufanda que cubría su cuello. La fría ventisca que sintió, provoco que se encogiera un poco para evitar que el poco calor que sentía de su cuerpo, se escapara. Era toda una suerte que decidió empacar una chamarra gruesa de último momento, aunque Shiori había insistido y él se había negado en un principio, realmente tenía que agradecerle a su dulce hermana menor que pensó muy bien en todas las situaciones.
Carcajeo un poco. Acomodo un poco el gorro de su chamarra y empezó aquel duro camino frente a él.
Dos meses y medio habían pasado desde entonces.
Dos meses y medio donde no se había cansado de buscar pistas sobre él.
Dos meses y medio enfrentándose a todos esos duelistas que el mismo Ryugasaki Hiro se había enfrentado. En todos había salido victorioso y había logrado sacar la información que requería.
Aunque a la mayoría de aquellos duelistas les había sacado la información a la fuerza, era más que suficiente derrotarlos en el Shadowverse al mismo tiempo que aplastaba su orgullo y los humillaba al decirles que no eran tan fuertes como se hablaba de ellos.
Había escuchado historias de algunos de ellos en su paso por aquellos lugares. Campeones a nivel nacional de su propio país. Campeones callejeros que se encargaban de pelear como perros en sus territorios. Había otros que podían a llegar a ser difíciles y despiadados. Otros más que no dudarían en utilizar sus estúpidos trucos mentales en él. Y otros más que simplemente le hacían desesperar un poco.
-Son débiles -Murmuro Lucia con cierto enojo mientras los dejaba caer en el frio piso.- Ustedes no deben ser los duelistas más fuertes del mundo, son una burla para el Shadowverse, no fueron capaces de darme un buen entretenimiento, realmente no me importaría si ustedes abandonan el juego, creo que es el mejor camino para unos patéticos como ustedes -Carcajeo.- Ahora entiendo porque los derroto con facilidad, ahora entiendo porque se aburrió de ustedes -Subió su mano a su frente y levanto un poco sus largos cabellos blancos para descubrir su cara. Podía verlos en sus caras llenas de terror y en aquellos ojos que no dejaban de perderse en sus ojos rojos. Temblaban de miedo, algunos de furia y otros más de impotencia.- Ustedes no eran los duelistas con los que siempre soñó enfrentar, no eran lo suficientemente fuertes como para querer derrotarlo -Resoplo molesto.- Y estoy más que seguro que no utilizo su poder entero para hacerlos caer, realmente son patéticos
-Eres un monstruo -Dijo uno de ellos con debilidad. Con duras y penas podía levantarse del suelo.- Derrotarnos a todos a la vez, únicamente hacen eso los monstruos
-Ambos son unos monstruos -Escupió otro de ellos, apenas y podía mantener los ojos abiertos.- Tú y ese otro, son unas bestias, son unos demonios, no entiendo como es que dicen jugar Shadowverse
Ante aquellas palabras, Lucia mostro su enojo. Se agacho un poco, tomo a ese tipo por el cuello y lo alzo un poco para que sus miradas se encontraran.
-Acepto que me digas lo que quieras -Sonrió un poco.- Acepto que me digas que soy un monstruo, que soy un demonio, pero nunca permitiré que lo describas a él con esas mismas palabras -Lo tiro al piso con rudeza.- Él es capaz de jugar Shadowverse con un corazón puro y honesto, pero ustedes no pudieron verlo, no supieron apreciarlo, por eso que son capaces de llamarlo monstruo cuando saben que él es mejor que todos ustedes –Suspiro, sacudió un poco sus manos. En ese momento agradecía que unos guantes cubrían sus manos para evitar que se ensuciaran.- Ahora que derrote a los que se consideraban como mejores duelistas, creo que es momento de poder enfrentarme a él y ganarme el lugar a su lado
Empezó alejarse de todos ellos. Una vez que había conseguido lo que quería, ya no tenía por qué permanecer ahí más tiempo. Lo sabía muy bien, lo sentía en su interior. Ya estaba llegando a él, quizá, la persona que se encontraba del otro lado, era por quien cruzo cielo, mal y tierra. Ahora que había pasado una piedra más en su camino, era el momento adecuado para llegar hasta donde él se encuentra.
-Te derrotara como lo hizo con todos nosotros
Se detuvo al escuchar aquella advertencia. Dio media vuelta y les sonrió. Aquellas personas que lo alcanzaron a ver, no pudieron evitar preguntarse si aquella persona era un idiota o un loco. Tal vez un poco de ambos. Alguien que no temía enfrentarse a esa persona o alguien que ya lo enfrento en algún momento.
-Ya lo hizo hace mucho tiempo ¿Y saben qué? -Carcajeo un poco al mismo tiempo que subió sus manos a su pecho.- No cambiaria esta sensación por nada del mundo -Alzo los hombros desinteresado y se despidió de todos ellos.- Cuando regrese, espero ya no encontrarlos en este lugar, no merecen estar aquí
Y fue así como se marchó. Sonrió satisfecho al escuchar las quejas de cada uno de ellos.
Al recordar, Lucia no pudo evitar soltar alguna que otra carcajada.
Esas personas se lo merecían por hablar de esa manera de Hiro. No tenían derecho a llamarse duelistas al tratarlo de esa manera. No tenían derecho de hacerlo, por más que dijeran que Hiro piso su orgullo, simplemente tenían que aceptar su derrota con dignidad. Era lo único que tenían que hacer.
Movió su cabeza de un lado a otro. Aquellas personas al fin se habían quedado atrás. Ya no era un tema importante. Se encargo de derrotar a los "duelistas más fuertes" para poder llegar al fin a su lado.
Miro con interés aquel lugar que tanto había buscado.
Dos meses le costó llegar ahí, pero al fin había llegado a él. Cuando entro, no pudo evitar sentirse un poco nervioso, aunque quizá, ansioso por verlo otra vez y enfrentarse en aquel duelo que se quedó pendiente. Estaba preparado para todo, tanto como para su derrota como para su victoria.
A lo lejos, vislumbro una sombra. Al acercarse un poco más, pudo apreciar aquellos cabellos rojos que extrañaba desde hace ya algún tiempo.
-Al fin te encontré, Hiro
Al murmurar aquellas palabras, aquella persona dio media vuelta para encontrarse cara a cara con él. Claro, si es que se podía decir que mostro su cara, pues unos grandes lentes cubrían su rostro, así como una vieja y desgastada capa cubría su cuerpo. A lo lejos, pudo apreciar aquella cicatriz de su rostro, la marca que aquella desagradable bestia le había dejado.
-Lucia
Lo escucho susurrar su nombre con cierto pesar, con cierta tristeza. Sentía una emoción indescriptible en su interior, pero también se sentía un poco triste por aquel aspecto que tenía. No había una gran sonrisa en su rostro. Y era algo que no le quedaba a él. De alguna manera, tenía que devolvérsela. De alguna manera, tenia que hacerle entender que lo que paso, no era su culpa. Tenia que hacerle entender que podía regresar y terminar lo que una vez empezó.
Sin dudar más, mostro su celular, la aplicación de Shadowverse se encontraba abierta. Estaba listo para tener su tan ansiado duelo con él. Sin hacerlo tardar más, Hiro también mostro su celular con la misma aplicación en la pantalla.
-¡Battle! ¡Shadowverse!
Ambos jóvenes gritaron al unisonó.
Esta era una batalla para poder entrar a su corazón. Una batalla que no podía perder.
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