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-Lo lamento -Se disculpo Valois Marguerite en el momento que Lucia fue a verla en las oficinas de Genesis después de dos semanas que había solicitado una revisión a las cámaras que se encontraban por toda la ciudad.- Pero nuestras cámaras no son capaces de encontrar a Hiro en ninguna parte -Hizo una pequeña mueca.- Es como si hubiera desaparecido -Soltó un pesado suspiro, no es lo que le hubiera gustado decir pero no tenía otra forma de decir esas terribles noticias.- Es como si evitara que lo encontráramos -Subió su mano a su cabeza.- Después de aquel incidente con la sombra de la que nos notificaron, no hay rastro de él ni de aquel ser, realmente me disculpo por nuestra incompetencia Yonazuki Lucia
El de cabellos blancos dejo caerse en el sofá de la oficina.
Su única esperanza se había desvanecido.
Subió sus manos a sus cabellos blancos y los jalo con un poco de fuerza. Se encontraba desesperado, sentía que en algún momento iba a enloquecer y destruir todo. Pero no, tenía que controlarse, tenía que guardar la poca compostura que le quedaba.
Dos semanas habían pasado ya y no había noticia del paradero de Ryugasaki Hiro. Recordar todo lo que hizo en ese momento, empezaba a causarle un gran dolor de cabeza.
Desde el momento que se escapó del hospital en un acto que paso por desapercibido por los ojos de muchos, no se había detenido por buscarlo en todas partes.
Al principio creyó que Hiro había regresado a casa con su abuelo Shigefumi. Esperanzado, fue a buscarlo, pero al llegar, él no se encontraba ahí. Aquel amable anciano y su querida hermana menor aseguraban que el de cabellos rojos no se encontraba ahí, ni siquiera habían tenido noticias de él.
Aquello no le importo mucho a Lucia, probablemente Hiro se encontraba en algún otro lugar que conocían.
Sin dudar, fue al restaurante familiar de Kazuki. Donde este, Kai, Mimori y Alice se encontraban reunidos ante lo que sucedió y lo que sus ojos pudieron ver. Ellos no pudieron evitar preguntar preocupados, abrazaron a Lucia con fuerza al asegurarse de que se encontraba bien, tal vez con algún que otro rasguño, pero en lo que cabe, se encontraba bien. Aunque al verlo ahí con la respiración al cien y el sudor resbalando de su frente. Tuvieron que preguntar por el paradero de Hiro.
-No lo sé -Fue lo único que dijo Lucia al caer de rodillas en el piso. Todos se acercaron preocupados.- No sé dónde está Hiro
-¿Cómo que no sabes donde se encuentra? -Pregunto un poco alterado Kai.- Estaba contigo, estabas a su lado, todos lo vimos
-Lo sé, pero -Tomo una gran bocanada de aire mientras subía su mano a su pecho. Quería recuperar un poco de aire antes de irse corriendo de ahí a otros lugares.- Ha desaparecido, se fue de la habitación sin que nadie lo viera
-¿Nadie lo ha visto? -Pregunto Mimori un poco temerosa al ver a Lucia cansado de estarlo buscando.- ¿Ni los doctores o enfermeros? -El de cabellos blancos negó.- ¿Ni siquiera las cámaras?
-Las están revisando, me mandaran avisar en cuanto encuentren algo -El usuario de deck Vampirico alzo su celular. Aun no recibía ningún mensaje. Realmente empezaba a preocuparse un poco más.- Maura fue a pedirle a la directora de Genesis a que hiciera una búsqueda más extensa, pero tal vez puedan tardar
Los jóvenes se quedaron en silencio. Se encontraban preocupados, algunos más estaban pensativos.
Kazuki fue el primero que se acercó a Lucia para darle un vaso con agua. El cual, se acabó de un solo trago. Con tranquilidad, poso su mano en el hombro del de cabellos blancos. Le dedico una pequeña sonrisa.
-Se que lo que diré, tal vez no sea lo correcto, tal vez sea algo que te pueda hacer enojar o preocupar más -Kazuki soltó una pequeña risita. Tomo un poco de aire y volvió a sonreír.- Se muy bien que Hiro se encuentra bien -Alzo los hombros y negó ante la pregunta que era visible en el rostro de Lucia.- Lo sé porque he sido su amigo por tantos años y lo conozco bien, tal vez se encuentre un poco desorientado, pero sé que no haría nada estúpido, no haría nada malo por preocuparnos, no más de lo que ya estamos -Espero a que Lucia tomara una gran bocanada de aire para poder continuar.- De todas maneras, te ayudaremos a buscarlo, si estamos juntos sé que seremos capaces de pensar a donde se habrá ido, que estará haciendo o si alguien más se lo llevo -Le dio un pequeño golpe en la frente.- No te lleves tu solo la preocupación, todos estamos aquí para ti, estamos juntos en esto -Soltó una risita.- Se que tú y Hiro tuvieron sus razones por escondernos de este sujeto y no preguntare, al menos por el momento -Dio algunos golpes a su espalda. Lucia se quejó un poco, realmente dolía.- Algún día nos contaras lo que realmente pasa pero por lo mientras, si hay algo en lo que podemos ayudarte, no dudes en acudir con alguno de nosotros
Aquellas palabras dichas, las sonrisas que le dedicaron para poder calmar aquel corazón desesperado. Las suaves palmadas a su espalda que le animaban a continuar buscando, las pequeñas bromas que se escuchaban para relajarlo.
Realmente lo habían dejado pensando a Lucia en cuanto salió del restaurante y empezó a caminar en la tranquilidad de la noche. Las personas caminaban un poco temerosos, otros más comentaban lo que había sucedido. Al alzar la vista y encontrarse con la gran pantalla holográfica donde anunciaban sobre los heridos y la situación de la policía, no pudo evitar un pesado suspiro. No necesitaba escuchar cuando estuvo presente en aquel lugar, cuando sucedió toda aquella tragedia.
Sin darse cuenta, sus pasos lo guiaron hacia el lugar donde conoció a Ryugasaki Hiro. El lugar donde abrió su corazón por primera vez a esa persona que le brindaba una mano desinteresada y que en cuanto la toco, sabía que nunca más lo soltaría.
Cuando se encontraba con los problemas, normalmente era él solo contra el mundo. Tuvo que aprender que no podía depender de las personas porque estas siempre eran capaces de esconder sus verdaderas intenciones. Le sucedió hace tiempo cuando su pequeña hermana enfermo. En el mundo, solo existían malas personas. Aprendió que el mundo era demasiado cruel y él solo era alguien más que no tenía derecho a ser feliz.
Pero aquello cambio cuando conoció a Hiro.
La luz que todo ese tiempo había esperado.
La sonrisa que siempre había deseado ver.
La mano que le tomaba con cariño y los brazos que le cobijaban con suavidad.
Se sintió desesperado por primera vez, se encontraba perdido.
Sin darse cuenta, había caído en el asiento del columpio donde él y Hiro de vez en cuando se balanceaban. El lugar donde hablaban sobre algunas cosas, donde eran capaces de soltar alguna que otra carcajada y mirar los atardeceres en la espera de ver la gran luna sobre ellos, ahora ese lugar a su lado se encontraba vacío.
Lucia se soltó a llorar en ese momento. Tenía que confiar en que Hiro se encontraba bien, tenía que confiar en que había más personas que querían ayudarle a encontrarlo.
Tuvo que recordar que no se encontraba solo.
Salió de sus recuerdos en cuanto vio como dejaban una taza de café en la mesa frente a él. Ein le sonreía un poco mientras le animaba a tomar un poco del café para poder tranquilizarse.
Lucia no dudo en tomar la taza, soplar un poco y tomar pequeños sorbos.
-Lamentamos no haber ayudado más en su búsqueda -Hablo Ein.- Si hubiera otra forma de encontrarlo, ya lo hubiéramos hecho pero ni siquiera ha habido registro de sus duelos en estos días -Negó la mujer.- Ninguna cámara ha sido capaz de rastrearlo y mucho menos los hospitales han dado aviso de algún joven con las heridas de él
-No pudo haber desaparecido así -Susurro Lucia con la taza pegada en sus labios.- Algo realmente debió ocurrir en ese cuarto en cuanto me salí de ahí -Soltó un pesado suspiro.- No debí haber tardado más, debí haber regresado cuanto antes
-Culparte no solucionara nada -En cuando el de cabellos blancos escucho la voz de Maura, este solo lo miro.- Debemos encontrar a Ryugasaki Hiro cuanto antes, si esa sombra sigue acechándolo, es más probable que él decidió llevar la pelea a otro sitio -El de cabellos verdes soltó un pequeño suspiro mientras se cruzaba de brazos.- No querrá que nadie salga herido, no otra vez, no tú
Lucia sabía muy bien a que se refería Maura. No era necesario hablar de más. Miro su taza con atención, su café se encontraba en la mitad.
-¿Ya no se te ocurre otro lugar donde encontrarlo? -Pregunto Ein con curiosidad.
Después de unos minutos en silencio. Lucia alzó su mirada cansada.
-No -Suspiro.- Ya no sé dónde podría estar
Ahí es donde se encontraba el problema.
Se le habían acabado las ideas.
.o.
Lucia regreso aquella tarde a su casa. Se quedo un rato afuera perdido entre sus pensamientos, entre lo que sucedió aquel día y los que ha sucedido en los días posteriores. Las tantas preguntas que le hacía Miyabi Zaizenji acerca de porque aún no había visto a Hiro y la manera en que quería huir en ese momento.
Cuando creyó que ya se había quedado afuera por mucho tiempo y las miradas curiosas de los vecinos a su alrededor las sentía sobre la espalda. Decidió meterse a la casa por algunas cosas que le había encargado Shiori y unas cuantas mudas de ropa que necesitarían ahora que tendrían que quedarse por un poco más de tiempo viviendo con Shigefumi Ryugasaki en lo que toda la situación se normalice. No podían dejar al abuelo solo, no querían hacerlo preocupar ahora que tampoco sabía sobre el paradero de su nieto.
En cuando abrió la puerta principal, soltó un pesado suspiro.
Aquellos últimos días se la había pasado suspirando tanto que ya se encontraba agotado, sentía que todo era tan monótono que empezaba a aburrirse. Aunque si es sincero, no había otra cosa más que hacer. Se la había pasado buscando sin parar a Hiro que apenas había podido descansar, si no fuera porque Kazuki todos los días le llamaba al restaurante, no sería capaz de probar comida alguna. Agradecía tanto tenerlos a su lado. Mientras él se preocupa por encontrar a Hiro, ellos se preocupan por él. Le hacían recordar que su pequeña hermana estará aún más preocupada si ve que algo malo le sucede a su amado hermano mayor.
Y eso era algo que debía evitar.
Aún tenía que ser fuerte.
Tenía que ser fuerte por él, por su hermana, por sus amigos, por el señor Shigefumi.
Pero justo ahora, ya se estaba cansando de aparentar ser fuerte.
Movió su cabeza de un lado a otro. Aun no era momento de pensar en esas cosas. Estaba preocupado por otras más.
Al pasar por la sala y encender las luces, empezó a buscar de un lado a otro. Aún tenía la esperanza de encontrar al tonto duelista de cabellos rojos en ese lugar. Imaginaba tanto que él se encontrara escondido ahí, pero al revisar las habitaciones, no había rastro de él.
Volvía a caer en la cruda realidad.
-Yonazuki Lucia
El de cabellos blancos volteo a sus espaldas para encontrarse con Ryugasaki Eiji. Este se quitó la capucha para dejar ver sus cabellos rojos. Era visible las ojeras debajo de sus ojos.
Lucia soltó una pequeña risita mientras cerraba sus ojos por un momento. Subió su mano a su rostro. Podría decir que estaban iguales. En esas semanas tratando de encontrar a Hiro, ninguno de los dos se había detenido a descansar con tal de encontrarlo antes de aquella sombra. Se encontraban tan cansados, pero querían ver con sus propios ojos que la persona que tanto deseaban ver, se encontraba bien.
-Señor Eiji -Dijo Lucia. Desvió la mirada para enfocarse en su tarea de meter todas las cosas en la maleta del sillón.- ¿Qué lo trae aquí? ¿Tiene alguna noticia de Hiro?
-Desgraciadamente no -Eiji negó. Soltó un suspiro mientras rascaba sus cabellos rojos.- No he tenido suerte, sea lo que sea que este haciendo Hiro, se está ocultando demasiado bien de nosotros -El mayor bajo la mirada, miro con atención sus manos.- Ni Asagi ni yo somos capaces de sentir la presencia de nuestro hijo, lo encontraríamos fácilmente pero esta vez no -Tomo unos cuantos segundos en hablar, hizo una mueca ante aquellas palabras.- Es como si se hubiera desvanecido
-¿No estará en manos de la sombra? -Pregunto Lucia.
Una vez que termino de empacar, miro al mayor.
-No lo creo, esa sombra se mantiene oculta, estoy más que seguro que resulto herido por el ataque combinado que hicieron antes -Eiji subió sus manos a su mentón.- A esa sombra la puedo sentir, es una desagradable esencia pero estoy seguro que aún se encuentra oculta en este mundo, es imposible que quiera huir cuando la puerta aún se mantiene cerrada -El mayor cerro los ojos por un momento. En cuanto los abrió, volvió a enfocarse en Lucia que miraba su celular en la espera de alguna noticia. Eiji suspiro. Aquel joven de cabellos blancos no había descansado desde entonces y es muy probable que no quisiera hacerlo.- Deberías descansar y dejarnos la búsqueda a Asagi y a mí, aun eres demasiado joven
-Lo lamento -Hablo Lucia.- Pero no lo hare, debo encontrar a Hiro, debo saber que él se encuentra bien, debo regresar a casa con él -Guardo su celular y miro con atención a Eiji mientras le dedicaba una sonrisa cansada.- A pesar de que soy la oscuridad que protege su luz, no fui lo suficientemente fuerte como para protegerlo de aquel ataque, no pude hacer nada porque fue él quien me protegió -Hizo su mano puño. Eiji podía sentir aquel enojo del de cabellos blancos. Aquella tristeza que lo inundaba, aquellos sentimientos que tanto le lastimaban. Podía sentir la carga tan pesada que el joven cargaba en sus hombros. Realmente su culpaba por todo lo sucedido.- Se muy bien que ese ataque iba dirigido a mí pero Hiro decidió protegerme, salió herido por mi culpa, yo no pude hacer nada
Ryugasaki Eiji suspiro apenado en el momento que Yonazuki Lucia se soltó a llorar. Era demasiado visible que ya no podía con el cansancio. Era demasiado visible que, en algún punto, él se iba a romper, que su corazón iba a escupir los pedazos que tanto Hiro le costó reparar. No queria verlo perderse, no quería verlo sufrir.
¿Tan grande era aquel amor por su hijo?
Si, era demasiado grande ese amor que a veces dolía tanto.
Él lo vivió en carne propia hace tiempo.
Lo sintió cuando creyó haber perdido a Asagi. Su corazón siendo destrozado, los pedazos que aún se encuentran perdidos por todo el tiempo que paso ignorando a su único hijo, aun no los había recuperado por completo. Aun había cosas de las que se lamentaba, aun existía el arrepentimiento al dejar a un pequeño niño y a su anciano padre solos por intentar recuperar al amor de su vida. Sabe que hizo mal al dejar todo atrás, pero se sentiría peor si no hubiera hecho algo más.
El dolor que les causo a cada uno, es algo que no se puede reparar. Obtener su perdón, era algo muy difícil que dejo de intentarlo, prefirió seguir oculto entre las sombras porque era un cobarde por no querer acercarse a las personas que dejo atrás.
Ahora. Siente que es demasiado tarde. Lo que su hijo quería, lo que Hiro anhelaba de él.
Siempre estuvo frente a él.
Eran unos padres que lo amaran, que se quedaran a su lado, que sean capaces de brindarle un caluroso abrazo. Pero fue demasiado terco y tonto, ahora que entendió todo, realmente era un idiota por haber dejado aquella conversación inconclusa. Fue demasiado estúpido por no haber detenido a su hijo a tiempo, por no decirle cuanto lo amaba.
Esto era lo que estaba pagando por no haber hecho lo correcto. Por haber dejado a Hiro solo en el mundo, por haber dejado que su propio hijo pensara que no era importante para él porque solo era una segunda opción.
El karma que estaba pagando por todos sus errores.
No saber dónde se encontraba su único hijo lo estaba haciendo enloquecer. No saber sobre su paradero, provocaba que quisiera destruir el mundo si es que él no aparece. Lo sabía muy bien, su corazón le decía que su hijo se encontraba bien, que solo se encontraba perdido en alguna parte del mundo. Pero aquel horrible bicho de su cabeza que le hacía dudar, provocaba que se imaginara los peores escenarios.
Justo ahora, ver a ese joven de cabellos blancos frente a él intentando ser fuerte y tratando de encontrarlo por sus propios medios. Le hizo recordar un poco a él, se vio reflejado en aquellas lagrimas que no dejaban de mojar sus mejillas aun cuando el chico se repetía una y otra vez que se encontraba bien. No pudo evitar sentirse un poco mal consigo mismo por haber dicho tantas cosas malas del joven de cabellos blancos.
Era más fuerte de lo que imaginaba.
Dudo un poco, pero no pudo detener sus acciones. Poso con suavidad su mano en aquellos cabellos blancos para revolverlos un poco. Bajo un poco más su mano a sus hombros y le dio suaves palmadas.
-Yo también estoy cansado de tratar de ser fuerte -Hablo Eiji. Lucia alzó la mirada en el momento que escucho aquellas palabras. Grande fue su sorpresa al ver al ver aquel hombre llorar.- Me arrepiento de las decisiones que tome en el pasado, me arrepiento de haber dejado a Hiro y a mi padre solos, no hice mucho por ellos aun cuando me necesitaron, aun cuando pude escuchar aquellos gritos de mi padre o sentir las lágrimas de mi propio hijo -Soltó una risa triste.- ¿Qué clase de padre soy? Soy uno muy terrible por nunca haberle dicho a Hiro cuanto lo amo
-Señor Eiji
-Supongo que esto es lo que estoy pagando por mis errores -Levanto su brazo para quitarse las lágrimas.- Esto es algo por lo que estoy pagando pero no es necesario que tú lo cargues, no es necesario cuando ya has hecho lo suficiente por mi hijo -Volvió a golpear con suavidad el hombro de Lucia.- Fuiste capaz de hacer más por Hiro que yo que soy su padre, no te sobre esfuerces de más, debes descansar, si algo malo te sucede, sé que mi propio hijo no será capaz de perdonarme -Quito la mano del hombro de Lucia para volver a ponerse su capucha.- Pude verlo en sus ojos, en la manera en la que te protegía, eres demasiado importante para él
Antes de que Eiji diera media vuelta, el brazo de Lucia lo detuvo.
En el momento que sus ojos se encontraron con aquellos rubies, pudo comprender porque era imposible separar su vista de él.
-Usted y la señora Asagi también son importantes para Hiro -Murmuro con cierta pena.- Se que Hiro no quiso decir esas palabras, sé muy bien que él ama a sus padres -Soltó la mano una vez que dijo aquellas palabras, volvió agachar su mirada a la maleta del piso.- Solo se encuentra un poco perdido sin ustedes, solo hay que darle tiempo para que sane su corazón y pueda pedirle perdón por todas esas malas palabras -Eiji asintió.- Yo quiero continuar con esta búsqueda, no porque me siento obligado, sino porque quiero, porque lo quiero con tanta desesperación que creo volverme loco, aun es muy pronto para darse por vencido, así que déjeme hacer esto, sé que ambos lo encontraremos, sé muy bien que él se encuentra bien
Eiji suspiro. Soltó una pequeña carcajada y dio media vuelta.
En el momento que Lucia miro a sus espaldas, aquel hombre ya se había ido.
Por alguna razón, pudo sentir su corazón tranquilo al hablar y soltar al fin lo que tanto le molestaba. Las dudas y los miedos que empezaban atormentarlo, ahora ya no los escuchaba. Se habían marchado ahora que se encontraba más seguro de sus próximos pasos.
No se iba a dar por vencido.
No lo haría.
.o.
Aquella noche cuando llego a la casa Ryugasaki, se encontraba tan cansado que ya se encontraba arrastrando los pies. Que su cuello había tomado la costumbre de tronar en cuanto lo movía de un lado a otro y que su espalda ya no podía más.
Arrastro la puerta de la entrada en silencio. Se quito los zapatos y los acomodo en su lugar. Se sentó por unos minutos en la pequeña entrada.
Era curioso, aquel lugar se sentía como su hogar.
Se sentía cálido, se sentía tan familiar que no pudo evitar sonreír.
La familia que Ryugasaki Hiro le dio.
Un lugar donde puede ser llamado hogar.
Alzo la mirada a las fotos que se encontraban en la entrada. Sonrió ante la ternura que siempre le causaba aquel pequeño Hiro que sonreía a la cámara con sus dos padres a sus espaldas. Carcajeo un poco cuando el duelista Dragonico lo llevo por primera vez a su casa, de alguna manera, Hiro se sintió avergonzado ante aquella foto que quiso ocultarla, pero Lucia no se lo permitió.
-Es una foto donde aparecen tus padres, es justo que los tengas en la entrada para poder despedirte de ellos cuando sales -Fue lo que dijo Lucia en ese entonces.- No la quites, es una imagen muy linda
Pero lo que Lucia no espero, fueron las palabras que dijo Hiro a continuación.
-No la quitare solo si me haces un pequeño favor -Lucia arqueo su ceja, no comprendía a la sonrisa misteriosa del de cabellos rojos.- Que la próxima que vengas, también traigas una foto de tus padres, así cuando tú y Shiori salgan de esta casa, pueden despedirse de ellos
-¿Una foto de mis padres? -Pregunto con sorpresa, aunque también con duda.- No sé si tenga una, hay demasiadas cajas guardadas en el cuarto que Shiori y yo no ocupamos que no se si pueda encontrar alguna
-¡Entonces te ayudare a buscarla! -Hiro sonrió. Levanto las mangas de su suéter.- También quiero ver lo tiernos que se veían Lucia y Shiori cuando eran pequeños
Lucia salió de sus recuerdos en el momento de voltear a la foto que se encontraba al lado de la foto familiar de Hiro. Con suerte, de entre aquellas cajas pudo encontrar una foto de sus padres con su pequeña hermana y él en ella. Sonrió con cariño al ver el rostro de sus padres, aquella gran sonrisa que se podía apreciar en los mismos, era la manera con la que siempre los recordaba. Una tercera foto se encontraba ahí.
¿Cómo es que nunca se dio cuenta de los sentimientos de Hiro?
En aquella foto eran demasiado visibles. Shigefumi y Shiori se encontraban sentados. Detrás de ellos Lucia y Hiro. Pero el de cabellos rojos no estaba viendo la cámara, lo estaba viendo a él con una gran sonrisa en su rostro.
-Pronto nos volveremos a encontrar, Hiro, te lo prometo
Murmuro Lucia.
Arrastrando la maleta al interior de la casa, decidió caminar hacia la sala en busca de Shiori, pero grande fue su sorpresa que ella no se encontraba ahí. Quizá se encontraba cansada y había decidido ir a dormir temprano a su cuarto. La entendía, aquellos días habían sido difíciles para todos. Demasiado agotadores en realidad.
Se dirigió a la cocina para buscar algo que tomar. Abrió una botella de agua y cuando se volteó, se dio cuenta de la puerta abierta que daba al jardín. Camino en silencio para encontrarse al abuelo Shigefumi sentado en la escalinata mientras fumaba un poco de la pipa de su mano.
-Oh, regresaste Lucia -Respondió el abuelo feliz.- Bienvenido
-Ya estoy en casa -Decir aquellas palabras, aun se sentía como un sueño.- Lamento si me tarde mucho, no encontraba lo que Shiori quería
-Tranquilo, está bien que salieras a distraerte un rato después de todo esto -Suspiro el señor. Poso sus labios en la pipa, aspiro y después empezó a soltar poco a poco. Lucia se sentó un poco alejado de él. El anciano soltó una risita.- La casa se escucha tan tranquila sin Hiro haciendo alguna que otra broma, ¿No lo crees?
-Es tan extraño
-Si que lo es -Carcajeo.- Todos estos años que me acostumbre a tener a mi ruidoso nieto a mi lado, ahora -Tomo unos minutos para continuar.- Siento que este no es mi hogar, pero si esta es una decisión que tomo Hiro, entonces no tengo porque preocuparme, sé que estará bien
-Lamento que se haya ido -Lucia desvió su mirada al pasto del patio.- Fue mi culpa que resultara herido, es mi culpa por no haber prestado atención y él se escapara
-No es tu culpa -Shigefumi le sonrió.- No es culpa de nadie, lo sé muy bien -De alguna manera, el anciano señor sentía que sus palabras no podían llegar al joven de cabellos blancos.- ¿Iras tras él?
Lucia alzó la mirada. Miro con atención a Shigefumi.
-No sé cómo encontrarlo -Soltó un pequeño suspiro el joven.- A este punto, puede estar en cualquier lugar, no se ha enfrentado a nadie a duelo, así que aún no se genera registro de él
-¿Te darás por vencido tan pronto?
-No lo hare, encontrare la forma para llegar a donde él se encuentre -Hablo Lucia con decisión.- Sé que no estoy solo, sé que todos nos estamos esforzando por buscarlo -Sonrió el de cabellos blancos.- Se que hace tiempo me hubiera dado por vencido, pero ahora no, realmente quiero estar a su lado, realmente quiero ayudarle si se encuentra en problemas, realmente quiero saber qué fue lo que paso ese día -Miro a Shigefumi.- Realmente deseo estar a su lado, mi tonto corazón y yo así lo deseamos
Shigefumi sonrió ante aquella respuesta.
Era lo que había deseado escuchar.
Sacando su celular de la manga de su kimono, lo desbloqueo e inmediatamente entro a la aplicación de mensajes. Sin dudar, paso su celular a Lucia para que lo viera con atención.
El de cabellos blancos no entendía que tenia que leer de ahí hasta que algo llamo su atención.
Abrió los ojos sorprendido.
-Esto es...
Había llegado a él esa esperanza que le decía que era demasiado pronto para darse por vencido.
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