Capítulo 1
Había una vez una princesa muy hermosa, que en vez de tener un delicado cabello tenía un delicado y complicado aparato respiratorio, que en vez de tener un hermoso vestido tenia siempre una pijama, que en vez de cantar melodiosas canciones tosia, que en vez de tener una llamativa tes era pálida y delicada como un lirio de agua, que en vez de perderse en el bosque estaba encerrada en su habitacion, que en vez de tener unos labios rojos como una rosa los tenia palidos como un muerto, que en vez de tener pasion en sus ojos tenia oscuridad, que en vez de vivir moria.
Toda historia de amor tiene una princesa realmente bella y un principe encantador ,ella era simplemente la princesa de este cuento .Si les voy a hablar de ella, es mejor que empecemos de el por que de nuestro primer encuentro.
Me habia mudado a aquel pequeño y agradable pueblo, por lo tanto era el nuevo en la escuela. Solia sentarme de ultimas junto a la ventana, no hablaba con nadie pero todos hablaban de mi, lo cual me daba igual. Pero cuando por fin alguien tuvo la oportunidad de hablarme, me hablaron de ella.
—Oye! ¿Podrias hacermene una favor?—No quiero, no puedo, no estoy disponible, ¿Podrias hacerme el favor de desparacer?
—¿Que necesitas?
—Lo que pasa es que tengo que llevarle los cuadernos a una amiga a su casa, pero en estos momentos estoy muy ocupada, ¿Podrias llverselos tu?
—Claro—Dije sin pensarlo, a decir verdad no tenia nada mas interesante que hacer
—¡Gracias!—Dijo con entusiasmo mientras arrancaba una hoja de su cuaderno, y sacaba un boligrafo de su bolsillo, anontando una direccion—Ahí es donde vive mi amiga, se llama Alicia, y de nuevo muchas gracias—Dicho esto dejo una cima de cuadernos en mi mesa
La casa quedaba en un barrio no tan lejos de la escuela. Era un barrio muy pintoresco, con casas con grafittis muy coloridos y balcones llenos de flores, con niños jugando en las carreteras, señoras con grandes bolsas de mercado y ancianos paseando a sus perros. Pero la casa de ella tenia algo diferente, algo de vida, habia un balcon lleno de rosas blancas y debajo de el un graffiti de una larga cabellera rubia descendiendo de el.
Cuando decidi tocar la puerta, no me atendio ella, si no una señora que aparentaba entre 38 y 42 años, con una larga cabellera color azabache, una calida sonrisa en sus pequeños labios, unos ojos cansados intentando ser tapados con maquillaje y un par de pecas en su respingada nariz.
—Buenas tardes ¿Que se te ofrece?—En su momento no supe que contestar, estaba desamiado nervioso
—Eh...yo... vengo a entregarle unos cuadernos a Alicia—Mencione mientras intentaba seguir sosteniendo la cima de cuadernos
—¡Claro! Pasa pasa ¿Quieres galletas con un poco de crema de mani? Alicia se encuentra en su habitacion, subes la escalera y despues giras a la derecha
—M-muchas gracias. La verdad no tengo hambre.
Hice lo que la señora me habia indicado, y en estos momentos me encontraba frente a una gran puerta de madera, dudando si debia entrar o no, pero recorde que solo tenia que entregar unos cuadernos, asi que toque con suavidad la puerta dos veces, al notar que no habia respuesta, me tome la libertad de abrir la puerta y entrar. Y ahi la encontre, acostada en la cama con un pijama termico puesto, y un tanque respiratorio acompañandola; ella me miraba fijamente con sus ojos negros penetrandome y de sus rotos y palidos labios salio un “ Cierra la puerta“ , asi lo hice, la cerre despacion con mucha delicadeza, me quede recostado en la puerta por unos segundos.
—Sientate en esta silla—Me dice señalando la silla enfrente de su cama— puedes dejar los cuadernos en esa mesa de ahi
—T-Tu amiga tuvo un par de contratiempos, por eso no pudo venir
—¿Como te llamas?—Sus ojos no dejaron de mirarme en ningun momento, me sentia intimidado
—E-Elias, me llamo Elias
—Bueno Elías desde ahora vas a traerme los cuadernos todos los dias
—Yo...yo no puedo hacer tal cosa es que yo—Pero antes de poder terminar la oracion, fui callado por la fuerte tos que de ella salia
—Perdon, no era mi intencio hacerte sentir incomodo, si no quieres esta bien
—¡NO! Lo que yo queria decir era...lo que yo trataba de decir era—Me arme de valor y dije—Que estaria encantado de hacerlo
—¿En serio? Pues gracias—Por fin habia dejado de mirarme, y habia puesto su atencion en su ventana
Mientras tanto yo me encontraba concentrado observando su habitacion. Era una habitacion simple y pequeña, con pequeñas mesas de noche con montones de libros sobre ellas
—¿Cuantos años tienes, Elias?—Y ahí estaban otra vez aquellos pares de galaxias negras que poco a poco me absorvian
—Tengo 16
—Bueno, Elias, creo que tenemos 4 cosas en comun
—¿4?
—La escuela, la edad, la soledad y la lluvia
Al principio no entendi a que se referia con la lluvia, tarde unos minutos en asimilarlo, hasta que me di cuenta de que estaba lloviendo.
Esta es la historia de la princesa que tenia en comun con su principe la escuela, la edad, la soledad y la lluvia. Porque era la unica forma en la que la soledad dejaba de ser infinita.
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