6
Soltó un suspiro cuando al fin pudo liberarse se las manos de la ardilla café. Era increíble que sus padres la allá elegido a ella como una posible pretendiente, sin su consentimiento alguno, básicamente lo hicieron a sus espaldas. No quería casarse con ella, o con cualquier otra chica, quería a su Amy.
Era solo de él, no la podía tener nadie más.
Sabia perfectamente que Amy era su prima de sangre pero él sabia que los primos podían casarse, solo debía converse a su familia y a su tío, y si eso no funcionaba; se la llevaría lejos de esos reinos, comenzarían desde lejos y serían felices, él haría todos los trabajos y ella lo alimentaria en las tres comidas, todos los días, hasta el final de su vida.
Todo seria perfecto. Solo ella y él.
Una sonrisa se poso en su rostro mientras caminaba por los jardines; buscando a Amy, no entendía porque se había ido sin él, ¿acaso se fue con otro? ¿Por qué se fue con otro? ¿Acaso no lo quería como él a ella?
Paro de golpe cuando la vio a lo lejos, no sola, sino con ese erizo negro, ¿Qué demonios hacia con él a solas? Se aparto al tronco de un árbol para que no lo vieran, queríaerizor que estaban haciendo, o que tramaban. Comenzaron a caminar por dentro de los arbustos, espero unos minutos y también entro.
Sus ojos se hicieron opacos cuando escucho y vio como su Amy se divertía con ese erizo. Oír su risa mientras subía por los aires gracias al columpio le achicó un poco su corazón. Su ceño quedo indescifrable cuando el se arrodillo en frente de ella, y ella a la vez se lanzaba sobre él, abrazándolo mientras lloraba. Solo significaba una cosa para él ante sus ojos.
Le había pedido matrimonio. ¿O tal ves su cabeza le estaba haciendo una jugarreta? No, definitivamente le había pedido matrimonio.
Se escondió entre unos arbustos cuando vio como él se levantada del suelo y comenzaba a caminar hacia la salida, paso del largo sin darse cuenta de su presencia, su Amy todavía seguía ahí.
Salio de los arbustos y comenzó a caminar hacia ella de forma lenta, no permitiría que ella se fuera con otro.
Solo le pertenecía a él, ¡Solo a él!
— ¿Sonic? — Pregunto Amelía, su voz estaba quebrada por haber estado llorando. No sabia como él la había encontrado aquí, noto como había algo diferente en él; sus ojos estaban muy diferentes.
Ya no eran verdes, ahora eran un rojo opaco; casi sangre. Sin brillo, a su cabeza vinieron las imágenes del laberinto, los ojos que vio ahí eran diferentes a los de él. Comenzó a levantarse lentamente mientras retrocedía, la expresión en el rostro de Sonic le causaba inquietud e insegura, no parecía ser el primo cariño que había visto hoy cuando entro a su habitación.
— ¿Por qué estabas a solas con él? — Pregunto él, mientras apretaba los puños y caminaba de forma lenta, pero amenazante hacia ella. — ¿¡Acaso él te gusta Amelía?!
— ¿Q-qué? — No entendía porqué le preguntaba eso, ¿por qué estaba actuando así? — No. Él no me gusta solo- — Fue interrumpida por Sonic, quien rápidamente la había acorralado contra en tronco del gran árbol que estaba de espaldas a ella — coloco sus brazos a los costados del cuerpo de Amelía —, definitivamente no era Sonic, él no actuaria de esta forma.
— ¡MIENTES! — Su grito había sido potente, había asustado a Amelía y había hecho que una parvada de aves que se encontraban ocultas entre los arboles comenzaran a volar asustadas por el repentino ruido. La respiración de Sonic estaba agitada, apretaba su mandíbula con fuerza, aparte de que lo había traicionado tenia el descaro de negarlo, aun cuando él lo había visto delante de su propia nariz.
— Y-yo no estoy mintiendo — Susurro ella, mientras llevaba sus manos al pecho, las lágrimas habían comenzado a salir de nuevo.
— Yo te vi. ¡Vi como él te pedía matrimonio y como tu aceptabas llorando maldición! — Tomo la cara llorosa de Amelía entre sus menos temblorosas y junto sus frentes — Tu eres solo mía, eres mí Amy, no le perteneces a nadie más, ¡Solo a mi!
Abrió sus ojos de nuevo y se encontró con los ojos opacos de Sonic, seguían rojos, él tenia una gran sonrisa en su rostro; una sonrisa macabra y siniestra. Provoco que un escalofrío subiera por la espalda de ella, esa sonrisa le permitía a Amelía ver como los caninos de él eran más largos que los de ella, más que los que había visto en una persona normal.
— No quería hacer esto tan pronto pero... No me dejas opción, si no lo hago ahora te iras con él — Susurro, su expresión había cambiado completamente; ahora parecía relajada.
— Ya había fallado en el laberinto, no lo haré esta vez.
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Bai bai prro khe zusphenzo.
xD eso no se lo esperaban, verdad?
Los quiere con todo su pie y cabello un poquito sudado, Yerianny ♦
AliceMaddisonRoxanne ♣
Amyrose13lee ♪
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