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Los años habían pasado con rapidez, y el rey había cumplido su palabra.

Hoy seria en que Amelia podría salir de su habitación, después de diez años hoy podría salir. Pero, hoy también era su cumpleaños numero dieciocho y las rosas comenzaban a marchitarse debido a la llegada del invierno.

De alguna manera el rey quería creer que las palabras de aquella criatura eran puras mentiras, y que nada le pasaría a su única hija.

«Para cuando las rosas se marchiten y hallan pasado dieciocho años, volveré y me llevare a lo que más amán...»

Sacudió su cabeza una y otra vez en un intento de que aquellas palabras se alejaran de su mente, se levanto de su trono y miro como los sirvientes empezaban a decorar el gran salón. Había planeado un gran baile en honor a su hija; eso es lo hubiera querido su reina... Además de que seria una forma de pedirle perdón a su hija, aunque sabia perfectamente que este baile no devolvería los diez años que ella paso encerrada en su habitación, sin ningún contacto mas que con sus sirvientes. No era suficiente pero, debí intentarlo. Aunque no lo dijera; él extrañaba oír su risa, ver esos ojos jades tan brillantes, la extrañaba a ella.

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La noche había caído con rapidez y los invitados comenzaba a llegar, reyes de otras tierras, príncipes, princesas, duques y duquesas, todos habían venido.

Mientras recibía reverencias de todas las personas noto como no muy lejos de él se encontraba su hermano, su esposa y su sobrino, este ultimo no se veía muy contento mientras se acerba a él.

Todavía le tenia rencores.

Se levantó del trono cuando tuvo a su hermano al frente.

—  Tanto tiempo sin verte James — Dijo él mientras se acercaba a abrazar a su hermano, este no eran tan diferente a él, ambos había heredado el color de su padre; un rojo oscuro y grisáceo, seguido de los ojos de su madre; ámbar.

— Lo mismo dijo Charles, veo que el tiempo de ha tomado de sorpresa — Dijo su hermano James, haciendo referencia a las canas que se posaban en su pelaje mientras alargaba una carcajada.

— Tu tampoco eres un niño — Bufo mientras mostraba una pequeña sonrisa en su rostro.

— Tan obstinado como siempre, espero que todavía recuerdes a tu sobrino — James tomo de los hombros a Sonic y lo puso en frente de él.

— ¿Cómo olvidarlo? — Dijo mientras extendía su mano, Sonic la estrecho sin ningún tipo de animo y luego se volteo hacia sus padres.

— ¿Puedo retirarme ya? — Espeto con una voz brusca y seca. No quería estar cerca de su tío, tenia que ver a otra persona urgentemente, es por lo único que vino a este lugar.

Solo por ella.

— Por supuesto que si, pero trata de no perderte tanto tiempo, estaremos aquí por si acaso — Tras decir eso, hizo una reverencia y bajo del trono, pasando por todas las personas que se encontraban ahí, algunas lo saludaron con la intención de entablar conversación pero solo las ignoro.

Solo quería hablar con ella, quería oír su voz después de diez años.

Subió por las escaleras y se coloco en frente de la puerta de madera oscura. ¿Estaría molesta con él por dejarla sola todo este tiempo? ¿Lo recordaría?

Ignorando todas aquellas preguntas toco la puerta tres veces, nadie respondió. Tomo la manija y empujo suavemente la puerta, sus ojos se pasearon por toda la habitación hasta que dieron con un cuerpo, están sentada en frente de un espejo con los ojos cerrados mientras tarareaba una canción, de espaldas a él, no había notado su presencia aun.

— Amy... — Susurro, captando su atención de inmediato, se volvió con rapidez hacia él.

Quedó hipnotizado ante su belleza. Su cuerpo había crecido bastante — en todo sentido — sus ojos seguían teniendo ese mismo color, su cabello seguía siendo corto; aunque su piel estaba de un rosa muy pálido, antes era un rosa vivo pero... aun así seguía siendo su Amy.

Amelía miro confundida al joven que se encontraba en su habitación, ¿cómo se atrevía a entrar de esa forma? No era un sirviente puesto que nunca había visto su rostro.

— ¿Quien eres tu? — Aquella pregunta desconcertó al ojos verdes, lo había olvidado.

— ¡Amy, soy yo Sonic!— Dijo, con una sonrisa. —  Tu primo favorito — Sus ojos se abrieron como platos cuando se dio cuenta de quién era.

— ¡Oh por todos los Dioses! ¡Sonic! —De un salto la pelo rosa se abalanzó 0 contra él, provocando que ambos cayeran al suelo, aunque eso no impidió que sus risas siguieran.

— No sabes cuanta falta me hiciste Amy — Dijo él en su oreja mientras la apretaba entre sus brazos, ella devolvió el abrazo, todavía tenía ese olor a flores en su cabello. Ambos se separaron y se levantaron del suelo.

— ¡Pero mira que alto estas! — Exclamo ella señalándolo completo, la superaba por una cabeza.

— Digamos que no puedo decir lo mismo de ti, sigues siendo una enana. — Él dejó escapar una risa ante su propio comentario, ella siempre había sido más pequeña que él.

— ¡Oye! — De quejo esta mientras golpeaba amistosamente su hombro. Él están a punto de decir algo cuando la campana comenzó a sonar, anunciando la llegada de las nueve de la noche.

Era hora de bajar.

Sonic junto su brazo con el de ella y le sonrió mientras caminaban hacia la puerta, estaba nerviosa y a la vez muy emocionada, saldría después de diez años de su cuarto.

— ¿Lista? — Pregunto él mientras sonreía aun más, le devolvió la sonrisa y asintió con la cabeza, él soltó su brazo y camino hasta las otras escaleras, no debían verlo con ella, podría meterse en problemas por verla antes que todos.

Amy tomo una gran bocanada de aire y dejo escapar todo el aire en su interior. Tomo su vestido azul entre sus manos antes de que una voz potente se escuchara en todo el salón.

— Reyes y reinas de todas partes, duques y duquesas. — Todos se giraron a ver con atención al mensajero que estaba en el último escalón de la gran escalera de mármol, este prosiguió — El reino se enorgullece en presentar la llegada de la Princesa Amelia.

Tan pronto como fue nombrada, Amelia comenzó a descender por las escaleras con su vestido en mano. Sus nervios aumentaron cuando todos fijaron sus ojos en ella. Todas las personas quedaron sin palabras al ver a Amelia, en especial el Rey, quien tenía sus ojos abiertos a no más poder.

Era tan parecida a su madre, piel rosa pálido y unos brillantes y grandes ojos jades, además de que el vestido de seda azul que llevaba le pertenecía a su difunta reina. Sus ojos se llenaron de lágrimas cuando la imagen de su esposa se le vino a la cabeza, las seco rápidamente, nadie lo había visto por suerte.

Una vez que Amelia llegó hasta el último escalón una mano se extendió frente a ella, pidiendo su mano para bailar, ella levantó la mirada hacia el rostro de aquel hombre y se encontró con dos misteriosos ojos rubí. Un erizo, de cabello negro como la noche y unas líneas rojas que lo surcaban en algunos mechones. Su rostro mostraba una ligera sonrisa, él la miraba directo a los ojos, como si quisiera leer sus pensamientos.

Ella termino por aceptar su mano y comenzaron a caminar hasta el centro del salón mientras que todos se apartaban a los costados, dejando la pista libre.

Comenzaron a bailar. A pesar de que había estado encerrada en su habitación Amelía no había dejado de practicar sus pasos, por lo que no le costo mucho seguirle rápidamente el paso a aquel erizo negro.

Por otro lado, en el trono del rey, Charles observaba con atención el rostro de aquel erizo.

— ¿Sabes quién es él, hermano? — Pregunto él, sin quitarle la vista de encima.

— ¿Uh? Ah, él es Príncipe del Norte,¿Por qué? — James, quien estaba sentado al lado de su hermano junto con su esposa, él estaba en un especie de trono más pequeño y menos detallado que el de su hermano, era como un segundo trono.

— Por nada en especial... Algo no me da buena espina — Esas ultimas palabras abandonaron sus labios en forma de susurro, siguió mirándolos.

Por otra parte, Sonic, quien se encontraba de pie al lado de su madre observaba a aquel erizo con la misma desconfianza que presentaba su tío, además de que estaba molesto. El quería ser el primero en baile con su Amy, pero sus padres decidieron que él debía quedarse a su lado durante el baile.

A pesar de que Amelía no lo estaba mirando, podía sentir la mirada de aquel erizo sobre ella, era algo incomodo. Dejo espaciar un jadeo cuando el erizo le hizo dar vueltas y luego tomarla de la cintura y obligarla quedar colgando sobre sus brazos.

Estaba apunto de decirle algo cuando noto como sus ojos brillaban aún más rojos ahora, él comenzó a elevarse lentamente hasta que volvió a quedar apoyada sobre sus pies, seguía sin dejar de mirarla. Sintió un ligero calor posarse en sus mejillas cuando él había tomado su mano y la había besado con lentitud, para luego retirarse. Dejándola con esa extraña sensación en el estómago.

— ¿Princesa Amelía?

Se giro sorprendida cuando una voz la llamo a un costado, otro erizo, aunque este destacaba más por su inusual pelaje plateado. Sus ojos eran de un color ámbar y las púas sobre su cabeza estaban amarradas atrás de su cabeza con una cinta de color azul, la cual combinaba también con su traje del mismo color.

Ya estando un poco más cuerda Amelía hizo una ligera reverencia y correspondió su mano.

— Disculpe mi insolencia pero, ¿le sucede algo princesa Amelía? — Susurro aquel erizo plateado sobre la música que los impulsaba a bailar con ritmo.

— No, no es nada — Respondió ella, mientras buscaba entre la multitud a aquel erizo negro, no lo encontraba. — ¿Cual es tu nombre?

Se reprendió a ella misma cuando noto lo descortés que había sido con él. Seguía pensando en ese erizo.

—  Soy el Príncipe Silver Galahad, futuro gobernante del reino del éste, princesa — Respondió él, con una sonrisa en su rostro mientras le hacia girar sobre sus talones. Parecía agradable y amistoso.

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Las horas habían pasado y Sonic estaba aun más molesto, el baile estaba por terminar y el seguía sin poder bailar con su Amy. Incluso ya habían empezado a bailar los demás invitados junto con ella.

— Padre, ¿Ya puedo bailar? — Pregunto con voz tosca, James quien ahora estaba un poco ebrio debido a todas las copas de vino que había bebido asintió con la cabeza acompañada con una sonrisa.

— ¡Por supuesto que sí!

Tras decir eso, Sonic bajo por las escaleras del trono hasta llegar a la pista de baile, donde todos se encontraban danzando con felicidad, obstruyendo la visión de él, quería encontrarla pero no lograba divisarla con la mirada. De repente sintió como una mano lo tomaba del brazo y lo obligaba a entrar a la pista.

— ¡Sally! — Exclamó él, con sorpresa al darse cuenta de su presencia en el lugar, no sabia que ella estaba aquí.

— Hola amor — Respondió ella, mientras lo obligaba a bailar, él le siguió el paso con torpeza pero luego se adaptó. Siguió buscándola con la mirada, seguía sin encontrarla. — ¿Buscas a alguien?

— A mi prima Amelía, ¿le has visto?

— No, debe estar en el patio junto con los demás, vamos — Respondió ella alegremente y luego llevó a Sonic a rastras hasta el patio trasero, en donde se encontraban todos los invitados jóvenes, como de la edad de Amy, hasta la de Sonic.

— ¡Pero miren quienes llegaron, los estábamos esperando desde hace mucho! — Exclamo con enojo una murciélago de pelaje blanco.

— Oye, oye, calmare Rouge, estaba buscando a Sonic — Se excuso Sally y comenzó a entrar junto con Sonic y los demás hacia el laberinto.

Una vez que todos estuvieron en el centro del laberinto, Sonic vio a Amelía a lo lejos, estaba conversando alegremente e enérgicamente con el erizo albino, Silver. Tenia que llegar hasta ella, justo cuando estaba por ir hacia ella la mano de Sally lo detuvo.

— Ten suerte encontrando me — Dijo ella con un tono divertido, para luego salir corriendo por unos de los caminos del laberinto, todas las chicas hicieron lo mismo pero tomando caminos diferentes.

— ¿Qué? ¿A donde se fueron todas las chicas? — Pregunto confundido y noto que Amy también se había ido.

— Se nota que no prestaste atención Sonic — Dijo el albino, quien todavía no había ido a buscar a su chica. Lo miro aun más confundido — Tienes que buscar a tu pareja, osea Sally, encuentra la en el laberinto y luego sal y espera a los demás.

Tras explicar eso, el albino se fue corriendo por unos de los pasillo del laberinto.

— ¿Quien buscara a Amelía? — Le pregunto el erizo a Tails, un zorro amarillo de dos colas. Estaba preocupada por ella, ¿que tal si se perdía y nadie la encontraba?

— Creo que era el príncipe del Norte... Si él la buscara, era su pareja cuando todos empezaron a escoger. — Respondió él mientras caminaba a paso lento hacia un camino, Sonic volvió a hablar.

— ¿El príncipe del Norte? ¿El erizo negro?

— Si, ese mismo, no me se su nombre, ¡Suerte!

— ¡Maldición! — Exclamo él, tenía que haberla encontrado antes, ese erizo no le daba buena espina en lo absoluto.

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Nota borrada. Actualizado 10 de noviembre del 2017

AliceMaddisonRoxanne

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