Capítulo 13

Y así es como todo se vuelve un lío en nada más que minutos.

Qué semanas tan maravillosas.

Y no, para sorpresa tanto mía como para todos, no ha sido sarcasmo. De verdad me la he pasado muy bien.

August aceptó ayudarme un poco más con la guitarra, al final resultó que Fa sostenido mayor era más complicado de lo que pensé, tardé un montón a que sonara, por lo menos, aceptable. Aunque aún se escucha mal.

Nathan no ha aparecido más para amargarme la existencia. Punto a mi favor.

Y las cosas con Bradley… supongo que han ido bien. Es decir, hablamos un poco. Sigue empeñado en querer enseñarme a tocar, y lo hago, no voy a decir que no es buen maestro. Aunque, en casi todas las clases nos la pasamos hablando, o, con una mejor explicación; yo soltando comentarios ariscos y él riendo en respuesta.

Y, aunque creo que ya lo he dicho, me está empezando a gustar su risa.

En otras noticias (no puedo solo hablar de Bradley, ¿ok? Pero, ¿por qué quiero hacerlo?) es lunes. Nuevo día de semana.

Ahora estoy en el comedor, mis amigos hablan entre ellos de cosas que no me molesto en oír ya que mi cerebro está concentrado en cualquier otra cosa, como en la comida frente a mí y que tengo que llevarla a mi boca.

Pequeño problema.

—¡Clau du du!

En cuanto las palabras llegan a la mesa yo levanto la vista, observando cómo Clau deja de prestarle atención a las palabras de Zachar y acomoda sus lentes mientras resopla. Como si odiara a la persona que se está acercando a nosotros, junto con Omar.

Gibbson no tarda en llegar, interponiendose entre Clau y yo. De reojo observo a Omar tomar asiento frente a mí, pero enseguida devuelvo la vista al quarterback del equipo de fútbol americano de Parfalt en cuanto vuelve a hablar:

—¿Cómo te ha ido en la vida, Claudin?

—Me iba tan bien antes de que llegaras. —de verdad que parece enfadada de tan solo tenerlo cerca—. Gibbson, ¿qué quieres?

—¿No puedo visitar a mi chica favorita? —ella le observa, pero como si esperara a que la tierra se lo tragara. Él solo ríe—. En realidad vine a pedirte ayuda.

Gibbson parece notar mi presencia de un segundo a otro. La de todos en la mesa. Nos observa con algo de… no lo sé, en realidad.

—¡Sí, su ayuda, de todos! Natele, June. Por favor. —Nat solo le da una pequeña mirada de cejas arqueadas, pero no dice nada.

¿Desde cuándo Gibbson nos necesita para algo? En la cabeza de Clau parece pasar la misma pregunta porque ahora lo observa con algo de… un pequeño y apenas visible interés.

—Bien, sé que tal vez no logre tener su ayuda pero… —se agacha, para sorpresa de todos, y pasa su mirada por cada una de las personas en la mesa. Omar lo está viendo raro—. Necesito saber con quién está saliendo Madeline.

No pasa un segundo cuando se escucha una enorme carcajada proveniente, nada más y nada menos, que de Natele.

—Wao, sí que estás mal de la cabeza si crees que te ayudaremos. Gibbson, saber algo de esa loca es lo que menos nos importa —brama en cuanto logra controlar su risa.

—Oigan, es en serio. No es por nada pero ha dejado de ir tras de mí desde hace semanas y es bastante raro, hasta los chicos del equipo están extrañados, pregúntenle a Omar —le hace una seña de cabeza—. Era lo único que hacía, me pidió volver un montón de veces y me negué. Ahora solo quiero saber quién es su nueva víctima.

—¿Solo por curiosidad? —la pregunta la hace Clau y él asiente de inmediato—. No te lo creo, cariño.

—¿De verdad es un secreto eso? —ahora es Zachar quien habla.

—Sí, no he visto nada que pueda darme una pista.

—Amigo, entonces estás bien ciego. —Omar ríe en cuanto termina la oración, observando al mismo lugar en el que Zachar tiene su vista.

Natele sigue su ejemplo, en cuanto sus ojos llegan a donde sea que están viendo, sus labios forman una "o" y no tarda en empezar a reír.

Es automático. Al ver su reacción los tres que quedamos damos media vuelta, para poder ver la escena que los tiene tan asombrados.

Y, bueno, sí que es la escena.

Lo primero que mis ojos captan es una enorme melena roja cayendo de forma despreocupada sobre la espalda de su portadora, Madeline, quien parece muy ocupada enterrando su boca sobre otra.

Sobre la de Bradley Elliat.

Y él le está correspondiendo. Parecen encantados de estarse devorando el alma en público, es hasta… asqueroso.

Y yo no entiendo por qué siento mi estómago revolverse.

O tal vez sí.

Diablos.

Tal vez siento que estos días han sido "una maravilla" gracias a Bradley y nuestros momentos en el club. De hecho, su enorme sonrisa me ha estado empezando a parecer… agradable.

Y me acompaña siempre a los casilleros, con la excusa que también necesita de libros. Apesar de saber que la mayoría de las veces es mentira, jamás me niego a su compañía, porque… me gusta.

La forma en que sus manos tocan la guitarra, como sonríe cuando lanzo mis comentarios malos a él. También cuando dice su muy típicas frasesitas alentadoras ahora solo para molestarme porque sabe que lo logra. Su perfume, que sigo sin saber qué demonios tiene, la manera en que lo único que hace es que solo quiera pegarme a él. La linda forma en que algunos mechones de su cabello caen sobre su cara cuando está riendo…

En fin, me hace sentir menos… sola, siempre está conmigo cuando no tengo más compañía, evitando que alguien pueda llegar con sus típicas burlas. Y sé que lo hace justo por eso.

Y… sí, me gusta estar a su lado.

Supongo que una pequeña clase de atracción ha estado empezando a formarse por él. Es obvio, como Clau ha dicho, el chico es guapo, maldición, demasiado. Cualquiera querría estar con él, no lo discuto. Pero yo… hacerme ilusiones ya debe de ser un poco demasiado.

Supongo que me he dejado llevar por su irritante forma de ser. En siempre tener algo positivo que decir. En… en… en todo de él.

Pero ahora verlo sostener a Madeline hace que mi estómago se sienta como si le hubieran dado mil golpes.

—Sabía que era demasiado bueno para ser real. —en cuanto el lamento de Clau llega a mis oídos, aparto mis ojos de la escena y los concentro en el plato casi lleno de comida.

—¿Con Elliat? ¿Desde cuándo le van los cerebritos?

—¿Qué estás insinuando? —se queja Gibbson contra la pregunta de Natele.

—¿Qué te falta la mitad de las neuronas de una persona normal? Sí, es lo que trato de decir.

No sigo escuchando su pequeña discusión, mi mente sigue estancada en lo que he visto hace segundos. Es ridículo pensar en ello, lo sé, pero no puedo evitarlo.

¿Ha vuelto a mentirme? Primero con el video, ahora respecto a su relación con Madeline…

¿Por qué lo ha hecho, en primer lugar? ¿Qué con decir que no la soporta cuando parece todo lo contrario? No lo entiendo.

De repente, como si de magia se tratara, siento cómo alguien está viendo a mi dirección. Por desgracia puedo decir con certeza quién es, no quiero voltear, no quiero comprobar que de verdad me está viendo, pero no puedo evitarlo.

Observo de reojo al lugar en el que sé que está, de inmediato aparece en mi campo de visión. Y sí, me está viendo, esta vez sin sonrisa, ni algún rastro de su general felicidad. Solo está ahí, con su profunda mirada sobre mí.

No puedo soportarlo, no lo hago. Me pongo de pie de un segundo a otro, cortando nuestro pequeño segundo de miradas.

—Permiso.

—¿A dónde vas? —no noté el momento en que Gibbson se fue, ahora solo está la mirada preocupada de Clau.

—Yo… solo me voy, no me sigas. —parece una súplica, pero Clau no dice nada más, solo sigue observandome desconcertada.

Es una situación tan ridícula. No siento nada por Bradley, ni él mucho menos por mí. No lo conozco desde hace más de tres semanas. Él puede hacer con su vida lo que quiera.

Pero, me he dado cuenta que de su boca han salido solo mentiras. ¿Cómo empezar una amistad con alguien así? No puedo permitirlo.

Y como dije hace mucho, Bradley Elliat y yo jamás seremos amigos. Me ocuparé de que ni siquiera nos podamos convertir en algo cercano.

Es un idiota, siempre lo he dicho. No sé por qué había empezado a cuestionarlo.

Soy tan tonta, tan estúpida.

—June, ¿a dónde tan sola? Cuidado te rompes.

—Parece que vas a llorar, ¿te han roto el corazón, pequeñita?

Y esto pasa cuando no estoy pensando. Esto ocurre cuando dejo que mis emociones me controlen.

Hay varias personas a mi alrededor, algunos ni siquiera me están prestando atención, mientras que otros…

—¡June, no llores, las cámaras lo captarán todo de nuevo!

Risas, son muchos los que lo hacen. Parecen de verdad divertidos con todo esto, con soltar todas esas palabras...

—¡Llora, June. Necesitamos otro vídeo! ¡Necesitamos seguirnos riendo!

Mi mente está en blanco, ser el punto de burlas es lo peor. Demonios. Y yo que pensaba que estaba empezando a sobrellevarlo.

Aun así, las lágrimas amenazan con salir.

No lo aguanto, no puedo. Mis pies ahora son más rápidos, se mueven veloces, buscando como locos mi escondite.

Logro llegar a él, permitiendo que la primera lágrima pueda rodar por mi rostro en paz. Pego mi espalda a la pared y dejo que mis piernas se flexionen.

Me siento tan débil e ingenua. Tan ridícula y rota. No quiero llorar, pero mis acciones dicen todo lo contrario. Dejo que mis manos cubran mi cara, no quiero pensar en lo patética que debo de parecer en este momento. Trato de que mis sollozos sean lo más bajos posibles, no quiero que nadie del exterior los escuche, no quiero que nadie se dé cuenta de mi dolor.

De la ridícula situación en la que me encuentro.

—Hola. ¿Estás ahí? —levanto mi cara en cuanto escucho la voz. Esa voz—. Solo quiero que sepas que está bien no estar bien.

Bradley Elliat.

No digo nada, quiero que se vaya, que me deje sola en mi miseria, que me deje derramar todas las lágrimas que tengo acumuladas. Pero él sigue hablando:

—Escuché algo de lo que te dijeron. Son unos idiotas.

¿Por qué está aquí? ¿Por qué no está con Madeline para seguirse comiendo como si no hubiera un mañana?

¿Por qué el empeño de aumentar esta pequeña y latente atracción que se forma en mí?

—Largate, Bradley.

—Es la tercera vez que te escucho decir mi nombre. —por la forma en que lo ha dicho, puedo asegurar que está sonriendo.

¡¿Por qué no se va?!

Llevo mis piernas a mi pecho y las pego contra él mientras envuelvo mis delgados brazos a su alrededor. Acuesto mi cabeza encima de mis rodillas, dispuesta a no decir una sola palabra más. Solo quiero que se vaya.

—Oye, lo que viste allá… —para de repente, yo trato de hacer oídos sordos a lo que sea que tiene por decir, claro que me resulta imposible—. No te mentí cuando te dije que Madeline me parecía insufrible, ¿bien?

Pues parece disimular su disgusto a ella muy bien.

—No me importa. —me escucho soltar.

—Pero a mí sí. —farfulla, con un tono que jamás le he escuchado usar. Como ¿urgido?—. June, no dije mentiras, es solo que… es complicado, ¿bien? Si te lo digo ni siquiera me creerías.

Eso capta mi atención, levanto un poco mi rostro, secando mis lágrimas, y tardo un poco en pronunciar alguna palabra.

—Intentalo.

Escucho un suspiro de su parte. Parece nervioso.

—¿Me dejas pasar? Todo sería mejor si no tuviera esta cantidad enorme de gente mirándome raro.

—No. —bramo enseguida.

—June… será un poco complicado si no te estoy viendo.

—Y, ¿por qué lo sería? —le reto, arrepintiendome enseguida.

—Dejame pasar, por favor. —pide, obviando mis palabras. Parece tan sincero…

—Bien.

Estoy empezando a creer que mi cerebro y mi boca no trabajan en equipo.

Antes de que pueda verme, me levanto enseguida y limpio cualquier rastro de lágrimas que pueda aparecer en mi rostro. Entonces lo veo, atravesando la entrada y dejando que sus ojos verdes manzana escudriñen mi rostro. Estoy segura que ha notado lo mojado de mis mejillas cuando hace un pequeño gesto con su mandíbula.

—June… —empieza, en un susurro un tanto ronco—. Eso que viste en la cafetería no es nada lo que parece. Y sí, estoy al tanto que debió de verse como dos enamorados algo calenturientos sin poder aguantar las ganas, pero no sabes cuánta mentira fue ello.

No digo nada, me pego un poco contra la pared al verlo acercarse. Ni siquiera presta atención alrededor, solo a mi rostro. Tiene la misma expresión neutra.

—¿Jamás has sentido que alguien parece querer estar contigo de buenas a malas y que se obsesiona un poco en ello? Es sofocante, es lo mismo que me pasa con Madeline —admite, sin quitar sus ojos de los míos, haciéndome sentir nerviosa—. June, te juro que no quise besarla, ella llegó hasta mí y me dijo tantas cosas al mismo tiempo que cuando las entendí ya tenía sus labios sobre los míos. Quedé en shock, no sabía qué más hacer y no quería montar un espectáculo frente a toda la cafetería, así que solo le seguí la corriente. Pero te puedo asegurar que lo menos que quería era tener sus labios sobre los míos cuando…

Hace silencio, uno en que el nerviosismo se forma muy presente en mí, no sé qué hacer más que observarlo, notando cómo sus ojos se desvian a mis labios. Demonios. Sé que eso no puede indicar nada bueno.

—Me han tachado como un cerebrito destinado a Harvard, y aun así no sé cómo rayos acercarme a ti. —me tenso, pero él parece no notarlo—. No había tenido este problema nunca, generalmente se me da de maravilla acercarme a la gente, entablar conversaciones con ellos. Pero tú… eres algo fascinante, me intrigas con cada palabra, tus respuestas a mis preguntas y comentarios me hacen querer saber más de ti, me hacen querer introducirme en tu mundo. Eres como una melodía de Chopin, tan excepcional que no me daría tiempo de describirte. Estoy interesado en ti tanto como no tienes idea, June. Y no sabes lo mal que me ha hecho eso, sobre todo porque no llevo ni un estúpido mes conociéndote y aun así… aun así me siento tan atraído como jamás tendrías idea.

El silencio sepulcral que lo acompaña es horrible, no sé qué decir ni cómo reaccionar. No puedo.

Sus palabras… ¿lo está…? ¿De verdad está…?

—Me he pasado muchas noches pensando en cómo sería besarte. Y creo que… si me lo permites, me convertiría en el hombre más feliz de todo el mundo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top