4. Un libro de tragedia.
Robin y su complejo de noble no volvieron después de aquello hasta unas semanas después.
Estaba distraída, en realidad estaba muy atrasada con los cuidados a los jardines, ya que ese día por la madrugada me había quedado dormida y había llegado un poco tarde a realizar mis deberes, fue bueno que el encargado de los empleados en general no me llamará la atención, aunque que esto solo provocaba que las empleadas que trabajaban dentro del castillo me mirarán todavía peor de lo que antes hacian.
Estaba haciendo mi trabajo muy rápido como lo hacía los últimos días, era de saberse que lo último que quería era estar en el castillo después de lo que pasó con Chrom, pero no podía irme por completo porque trabajaba para Emmeryn-sama y no quería dejarle el trabajo tirado después de todo lo que había hecho, tanto como para dármelo, como para conservarlo. Así que mientras ella no me corriera, yo no iba a desertar aunque cada segundo que pasaba allí fuera un infierno.
Volviendo al tema. Fue realmente una sorpresa para mi levantar la mirada de las herramientas de trabajo hacia el jardín y encontrar al albino en el centro de este con un libro en las manos totalmente absorto de la realidad entretenido con su lectura, más aún así, su semblante no cambio mucho al de siempre, y tampoco lo hizo cuando también levantó la mirada.
— Buenas tardes — me saludó para después volver a poner su mirada en el libro de pasta negra con tonos lilas.
No recuerdo que fue exactamente lo que causó en mi verlo en ese estado. Creo que fue, admiración, ya que se veía tan intelectual... tan inteligente. Además, viendolo de esa manera, me di cuenta que yo ni siquiera había leído un libro después de la muerte de mis padres. Simplemente no tenía el tiempo y mucho menos la motivación.
— ¡Buenas tardes! — está vez, a comparación de la primera vez que me dirigió la palabra, se hizo notar mi sorpresa.
— ¿Te estorbo? — preguntó al ver que me dirigía a realizar mi trabajo diario. Nuevamente, ni siquiera me miraba al hablarme.
— Pa-para nada, Robin-sama — trabé al hablar — Siéntase libre de ocupar el jardín, yo puedo continuar con mi trabajo en otro.
Le dije, ya que poco después comprendí que talvez él intentaba decirme que yo le estorbaba. Era muy confuso, ya que con Chrom siempre entendía lo que decía, él era directo; pero Robin, ni siquiera había dicho nada y ya estaba interpretando sus acciones y palabras sin pensar y de manera errónea.
— No me estorbas, si eso es lo que pensaste — cambio de hoja y después me miró.
Quería preguntarle cómo es que había hecho eso de adivinar lo que pensaba, pero mi sorpresa no me dejó hacer más que abrir la boca confundida.
— Yo.. yo no... — mejor guardé silencio, pues de que me servía negarlo.
Me dirigí sin más a una de las partes del jardín no muy alejado de él para comenzar con mi trabajo, que para eso me pagaban y no para meterme en líos con el próximo Venerable y Estratega Real de Ylisse.
— Dime, Caroline, ¿siempre habías trabajado de jardinera?
Tras esa pregunta, escuché como cambiaba de página una vez más.
— Si — contesté rápidamente — Desde pequeña.
Robin ya no hablo más y yo se lo agradecí puesto que estaba muy nerviosa como para contestar. De antemano sabía que era el mejor amigo de Chrom, así que no quería involucrarme en absolutamente nada.
Pero, me hubiera gustado dejar el relato en el - no involucrarme - pero, nuevamente pero, Robin volvió a leer al jardín con un libro nuevo cada día a partir de ese, y en cada ocasión, hacia solamente una pregunta comenzado con "dime Caroline" cada una de ellas, después se quedaba en silencio hasta que yo me marchaba y no sabía más de él. Fueron alrededor de tres semanas las que me hizo compañía en aquel jardín "secreto".
Entonces, el último día, me preguntó:
— Dime Caroline, ¿como están llevando su relación Chrom y tú?
Me quedé estática en mi lugar incapaz de moverme o abrir los labios.
— E-eso, ¿cómo lo sabe, Robin-sama? — me atreví a preguntar y de sus labios se escapó una risita burlona.
— Recuerda que soy su mejor amigo de infancia.
Claro, incluso yo ya lo había mencionado antes.
— Bueno, entonces debería saber que entre Chrom y yo, ya no existe nada — contesté con la verdad, pero no me di cuenta que eso había sonado un poco ofensivo.
— ¿Debería...? — al parecer aquella palabra solo era para él porque sono baja tal y como un pensamiento — Es triste y dramático a la vez. Como un libro de tragedia.
Al compás de sus palabras, me pegó la mirada fija, sonrió de lado y desvío su mirada a las flores cerca de él. Fue la primera vez que me sonrió.
En ese momento no me di cuenta que lo que estaba diciendo, era literal, pues él lo sabía, estaba al pendiente de lo confundida que me encontraba con su presencia; de aquellas miradas de soslayo que muy a menudo daba a él y a sus libros; y sobre todo, de aquellas comparaciones mentales que las lagunas de mi mente me hacían debatir entre Chrom y su persona.
Él era un mago. Literalmente. Además, no por nada sería el Estratega Real. Estaba por demás decir nuevamente que era muy inteligente, persuasivo y con una mirada en el futuro mucho más amplia que la de cualquiera.
— No es como un libro de tragedia, es la realidad — pero en ese momento me atreví a negarlo todo por mí ignorancia.
— Cada quien vive su realidad como quiere — mencionó vagamente mientras se ponía de pie y cerraba su libro — Nos vemos.
Se fue. Era la primera vez que lo veía irse, pues siempre era yo la que terminaba mi trabajo antes de que él su libro y ese día no terminó de leer. Comenzaba a sentirme culpable aparentemente sin razón alguna, pero claro que la había, ya que ahora además de Chrom rondado mi mente, también estaba Robin y su mirada dorada perdida en algún libro.
Al siguiente día, el albino no estaba ahí como ya había acostumbrado, pero Chrom apareció mientras yo recogía mis herramientas del césped.
— Le he dicho a mi madre que quiero casarme contigo.
Enseguida me incorporé dejando lo que estaba haciendo. Le estaba dando la espalda y las lágrimas no tardaron en aparecer.
— Lo ha aceptado más que feliz por saber que me había enamorado de ti, Caroline.
— ¿Como pudiste? — más que una pregunta, había sido un sollozo.
Fue entonces que él tomo mi antebrazo y me hizo darle la cara.
— Te estás arruinando — me dejé llevar por el desprecio que me sentía a mi misma. Por saber que eso no podría funcionar mientras fuera yo una pueblerina.
— ¡Deja de decir eso! — era la primera vez que me levantaba la voz y me senti asustada — Aún si lo hago, no estás en derecho de negarme nada, aunque, discúlpame si estoy pensando solo por mí, pero si no lo hago, entonces vas a volver a rechazarme cuando en realidad no lo quieres.
Vaya lìo. La última vez que lo había visto, esa donde le dije que buscará a alguien real, me encontraba cien por ciento segura de que estaba enamorada perdidamente de él y que si por mí fuera nos casabamos mañana importandome poco que fuera el Príncipe de Ylisse, pero, ya para ese momento era diferente. Me temo que sin esa conversación, nunca me habria dado cuenta que también estaba interesada por Robin un poco más que de él.
Al parecer lo que sentía por Chrom pendía de un hilo entre la verdad y la mentira.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top