18. Los sentimientos mueven masas.
Más la peor reacción de todas, fue la explicación que pidió el reino de donde procedía la bella Marsella antigua prometida del Príncipe, que incluso, el Venerable viajó a Ylisse acompañado de su mujer y la misma pelirroja. Claro, además de sus soldados y guardias personales.
Nada más llegaron, se encerraron en el salón para visitas en el segundo piso de gran castillo y por orden de Buel, el Venerable visitante, yo no pude escuchar la discusión muy a pesar de estar involucrada de primera mano en el conflicto que los había hecho viajar hasta ese lugar. Nadie me lo dijo, pero enseguida supe que aunque no me conociera no le agradaba por el simple hecho de no haber nacido con sangre noble como él y Chrom.
Espere por horas en mi habitación mientras solo podía pensar en que había metido en problemas a todo el reino. No me bastaba solo con arruinar a Chrom, sino que todavía tenía más capacidad para atraer las desgracias.
— ¿Puedo pasar? — escuché, y al levantar la mirada ví a Chrom asomándose por la puerta. Había estado tocando y no lo había escuchado por estar perdida en mis pensamientos.
— Claro que sí — respondí y me levanté de la cama para recibirlo.
Sin pensarlo lo abracé fuerte y él me cubrió con sus brazos. Ya teníamos más confianza en cuanto a esos aspectos diarios.
— Estás muy distraída últimamente y no necesito preguntar la razón de ello— comentó mientras me fundía en sus brazos inhalando su dulce aroma.
— Chrom, estaba pensando en sí es necesario que arriesgues todo por mí — le dije y enseguida me invadió la tristeza — Antes de que digas algo... — me adelante a su respuesta que ya conocía de antemano — Es decir, ya has dicho que no te importaría dejar de ser el heredero al trono y ahora que tú hermana Lisa nació te conozco tanto que no lo pensarías dos veces, pero, ¿de verdad es necesario? En realidad yo deseo verte convertido en el Venerable, porque se que eres perfecto para el papel.
Espere a que pensara en mis palabras un poco más, que realmente las analizará, pero él estaba tan decidido. Siempre lo estuvo.
— Es necesario — contestó sin reparo alguno.
Me aleje lentamente y no le quise ver a la cara porque sabía que iba a llorar. Al parecer él lo noto enseguida y su mano se dirigió a mí cabello suelto para pasar los dedos entre este desde el inicio, para terminar dejándolo caer sobre mi pecho. Después, hizo algo que nunca antes había hecho dejándome perpleja. Colocó una de sus manos en mi cintura y con fuerza me acerco a él haciendo pegar nuestros cuerpos. Mi pecho cubierto por el vestido pegado al suyo me hizo sonrojar de inmediato.
— Te has adelantado un poco en la conversación — comenzó a la vez que llevaba su mano desocupada a tomar mi mejilla — Creo que Lisa podría hacerse cargo de Ylisse, acaba de nacer, pero sus lindos ojos afirman valentía pura, más no creo que sea necesario mientras tú y yo estemos a cargo — le vi sin entender — Aunque no lo creas, mi padre te ama y sabías desde antes que mi madre también. No existe nadie en el Reino de Ylisse que no apruebe lo nuestro. ¿Por qué piensas que solo porque el Venerable de otro reino viajó hasta acá por un reclamo, los Venerables actuales cambiaran de idea?
Avergonzada por mis palabras evité verle a los ojos y el río suave haciendo que me relajara por la simple acción, pero no podía del todo ya que su cuerpo aún seguía pegado con el mío. No pude evitar imaginar que esas acciones podrían llevarnos a algo más serio, aunque no tenía excusa, no debía pensar de esa manera porque Chrom nunca había intentado algo parecido.
— Ser pesimista es algo jamás me abandonará por completo, lo llevo en la sangre — comenté con gracia.
Después de aquello, la visita no se marchó y día con día los Venerables hablaban del tema sin llegar a ningún acuerdo. Emmeryn-sama me informó que el reino vecino estaba en plan terco porque Chrom y Marsella volvieran a comprometerse, pero el Venerable se negaba rotundamente afirmando que su hijo ya había tomado una desición. Realmente era sorpréndete escuchar que Alfonse-sama estaba protegiendo nuestro compromiso; era algo que jamás imagine iba a hacer, pero poco después lo ví con mis propios ojos.
Tres días después, se me fue invitada a la conversación tan importante en el salón. Lo primero que hice al llegar de la mano de mi prometido, fue saludar de forma cortes a todos los presentes y tome un lugar en la sala.
— Caroline — el Venerable me llamó un tanto cansado y yo asentí con respeto a la vez que de mis labios salía un pequeño "si" — Como ya te habrán informado, Buel-dono ha venido a Ylisstol a negociar nuevamente el compromiso entre la Princesa Marsella y mi hijo Chrom. Me he negado, pero no parece que el Venerable este contento con ello, por eso te he llamado aunque de principio deberías haber estado presente.
Me dejó totalmente en blanco ya que, ¿esperaba que respondiera algo? De antemano Alfonse-sama no debería haber tenido ninguna expectativa sobre mi porque iba a decepcionarlo. Además, creo que él ya lo sabía muy bien.
Me ví a mi misma observando a todos los presentes intentado conservar la calma, pero debía darme prisa con la respuesta que querían. Perdiendo mi vista en el salón, la ví, a la bella Marsella sentada por un lado de su madre. Era tan bonita, tan resplandeciente que pude haberme quedado ciega. Su cabello carmesí y ojos del mismo tono me dejaron con la boca abierta.
Me fue imposible no sentirme mal. ¿Que hacia Chrom conmigo cuando podía casarse con aquella belleza?
— Sin ofender... — comencé — Me gustaría que pensara en los sentimientos del Príncipe Chrom antes de intentar comprometerlo. Sé que es difícil aceptar que alguien como yo de pronto se convierta en una persona tan importante sin merecerlo, sé cómo se siente; tal vez exista alguien mejor para ello como la Princesa Marsella... — la miré directamente — Pero si estoy aquí ahora es solo porque estoy priorizando mis sentimientos — terminé con la mirada firme aún en ella y después volví a bajarla.
Sentí como Chrom apretaba el agarre de manos orgulloso por mis palabras.
— Es a eso a lo que me refiero cuando digo que los jóvenes son ingenuos — voltee a ver enseguida al Venerable del reino vecino sorprendida de sus palabras — Dígame señorita, ¿acaso cree que un buen reino como Ylisse le ha dado cabida a los sentimientos para prosperar? — me preguntó.
Nuevamente estaba en blanco sin saber que decir y me decidí, ya no iba a contestar nada. Conociendo sus palabras con razonamiento igual al mío, sabía que sería muy difícil hacer entender a Buel-sama mi punto de vista, después de todo ni con el tiempo yo había dejado de pensar de esa manera siendo una plebeya. Ahora imaginemos al Venerable de un reino entero.
— Buel-dono...
Quien contestó fue Alfonse-sama mientras yo me quedé en mi lugar sin hacer nada hasta que sentí una mirada pesada sobre mí. Mi sorpresa fue grande cuando los ojos carmesí de Marsella me inspeccionaban sin disimulo aún cuando se dió cuenta que la había atrapado. Mejor aparté la mirada.
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