16. Conservando los recuerdos del trabajo.

— Te mostraré el castillo entonces.

Durante ese día, Chrom me mantuvo ocupada mostrándome el castillo de inicio a fin que al final, terminé más cansada que de costumbre con esos zapatos incómodos. Prefería irme a trabajar en los jardines con mi ropa de siempre. Hubiera sido menos agotador.

La noche había caído mientras estábamos en el salón principal.

— Quisiera hablar con el Venerable — me atreví a decirle ya que había estado con eso en mente todo el día. Necesitaba hacerle una petición.

— Está bien, te llevaré con él — sorprendentemente no me cuestionó que era lo que quería decirle o hacer, solo me llevó hasta su despacho y tocó la puerta.

— Chrom, Caroline — mencionó nuestros nombres cuando entramos después de darnos el pase. No parecía contento, aún que jamás lo había visto felíz y no era una novedad — ¿Necesitaban algo? — preguntó sin ponerse de pie. Siguió sentado detrás de su escritorio con una pluma entre las dedos.

— Lamento interrumpir, padre, pero Caroline tiene algo que decirte — después de las palabras de Chrom, comencé a temblar.

Literalmente, me lanzo a los lobos como un pedazo de carne inútil, pero no podía culparlo ya que no le había mencionado que era lo que tenía para decirle al Venerable. No lo hacía con mala intención, que incluso creo lo hacía por mí bien. Siempre hizo todo lo que estuvo en sus manos solo por lo bien.

— Entonces solo dilo — me pidió está vez dejando la pluma en su lugar. Puso las manos sobre el escritorio y me miró fijo.

Yo también lo mire fijamente para después tragar saliva duro. Ahora entendía de donde había sacado mi Príncipe azul aquella elegancia que desprendía nada mas al caminar. Era igual al Venerable, había heredado su hermoso cabello azul, complexión y facciones, más la mirada amable, está, le pertenecía a Emmeryn-sama. No estaba muy equilibrado, pero Chrom era bellísimo de cualquier manera.

— Quiero pedirle que me deje seguir trabajando en los jardines. Para mí es complicado ya que siempre me he dedicado a estos — afortunadamente aquello había sonado firme a pesar de mi semblante temeroso — Son como mi vida y me sentiría muy triste si les sucediese algo.

Ni siquiera pasaron segundos cuando respondió a mi petición:

— Me niego.

Entreabrí la boca aún que de antemano sabía que esa serían sus palabras.
Sentí como Chrom sostenía con fuerza nuestro agarre de manos.

— ¿Por qué? No veo nada malo en qué siga haciendo la labor...

— Porque... — me interrumpió levantándose de su silla — Aunque me cueste aceptarlo eres la mujer que Chrom eligió y no puedo dejar que te ensucies las manos con un trabajo como ese. Debes entenderlo, estás a pasos de convertirte en la Venerable de Ylisse, por lo tanto debes comportarte como tal.

Sus palabras no fueron groseras como esperaba que fueran. Esperaba algo más fuerte como contestación, pero parecía que ya se había hecho a la idea de mi persona siendo parte de su familia.

— Entonces solo déjala hacerse cargo de un jardín en específico — Chrom dijo y él le pegó la mirada con una de sus cejas levantadas — Para nosotros es muy importante porque fue ahí donde nos conocimos — le confesó nostálgico.

Fue ahí también donde conocí a Robin.

Ví al Venerable Alfonse negar levemente con la cabeza mientras nos quitaba la mirada de encima y suspiraba cansado.

— Entiendo. Está bien, puedes hacerte cargo de ese jardín, se a cuál se refieren, es pequeño y nadie lo visita. No habrá problema con que alguien te vea, pero, solo será ese — innesperadamemte accedió.

— Gracias, Venerable, de verdad se lo agradezco mucho.

Dejamos su despacho bastante contentos por haber obtenido por lo menos algo. También se lo agradecí a Chrom mil veces por ayudarme. Me comentó que cuando le dije que me llevará con él, tenía una idea de lo que iba a decir, más creyó que no me atrevería y por eso nuevamente había repetido que estaba orgulloso de mi.

Cuando menos lo pensé, los días comenzaban a concluir siempre con la cena y como había mencionado Emmeryn-sama, comenzaba a acostumbrando a llevar aquellos vestidos y zapatos incomodos diferentes cada día, pero todavía me costaba comer frente a ellos sin hacer algún tipo de vergüenza.

Pero no exageremos que apenas se cumplía la semana.

Los últimos tres días, Emmeryn-sama me había estado enseñando algunas cosas importantes de la Familia Real e incluso me daba clases para llegar a ser una buena Princesa. Las condiciones del Venerable me estaban matando lentamente.

Ese día, justo salí de su despacho por la tarde, ya que por la mañana me encargaba un poco del jardín "secreto" acompañada de Chrom y justo cuando terminaba iba a ponerme un bonito vestido para estar dentro del castillo y recibir esas clases mencionadas antes por la Venerable.

— Caroline, espera — me llamó cuando iba a medio pasillo.

— ¿Si? — pregunté cuando llegó hacia mi. Pensé que se le había olvidado decirme algo, pues justo salía de con ella.

— Podrías hacerme el favor de llevarle esto a Chrom.

Me entregó varias hojas que al parecer estaban escritas a mano por ella, pero solo ví eso para no entrometerme más de la cuenta.

— Claro, cuente conmigo — contesté amable.

— Muchas gracias de antemano.

Sin más, volvió a meterse a su despacho y yo avance por el lado contrario con dirección a la habitación del Príncipe.
Sabía dónde se encontraba está y no era mentira lo que Chrom había dicho sobre la distancia, más al toparme con varios pasillos similares me perdí completamente y me deje guíar por mí instinto.

Seguí avanzando con los papeles pegados al pecho ya que no sabía dónde me estaba metiendo, cuando de pronto, senti que alguien tomaba de mi mano y cuando menos me lo espere ya estaba dentro de una habitación, exactamemte acorralada contra la puerta por una persona a la que no había visto por días aun viviendo bajo el mismo techo. Aunque era de esperarse, pues el Castillo de Ylisstol era lo suficientemente grande como para perderse por días enteros.

— Finalmente te despegas de Chrom, ¿eh? — comentó sarcástico.

Apreté los labios al ver sus manos a los lados de mi cabeza simulando para mí una jaula de la que sería muy difícil escapar.

— Robin-sama, por favor... déjeme ir — me ví obligada a suplicar pues no supe que hacer. Mi mente había quedado estática; en blanco.

— ¡Oh, no, por favor! No necesitas llamarme con respeto. Te has convertido en la prometida de Chrom y futura Venerable. Él aspirante a Estratega Real se encuentra muy por debajo de usted, mi señora.

No faltaba decir que Robin se estaba burlando con esa sonrisa en la cara que nunca antes había visto, que por cierto, talvés era solo yo, pero daba mucho miedo. Necesitaba irme de ahí de inmediato, pero mi cuerpo no respondía.
Sólo me quedé temblando dentro de su jaula para conejos.

— Pensé que lo habías entendido — comenzó a hablar nuevamente — Pero estas aquí luciendo un vestido que no te queda nada bien mientras los Venerables y Chrom te están amando un poco más cada día que pasa, y todo esto no después de besarme al mismo tiempo que estabas con Chrom, sino después de haber dormido entre mis brazos toda una noche...

— Detengase, por favor, no quiero escuchar más — le interrumpí.

Pronto, algunas lágrimas escaparon de mis ojos, pero no quise aceptarlo y las limpie enseguida. No iba a llorar frente a él...

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