PRÓLOGO

"Dicen que cuando las estrellas se alinean lo hacen para describir un momento de gran fortuna. Pero las estrellas no se van a alinear, todo lo contrario, siempre siguen sus órbitas indiferentes, distantes, y más bien se mantienen alejados cuanto más pueden para así evitar un cataclismo".

No me gustan los aeropuertos, suelen estar demasiado llenos y ruidosos. Todos van muy deprisa o se detienen en cada esquina. Parece que no existe el término medio o algo de equilibrio en estos lugares. A diestra y siniestra, hay caras sonrientes llenas de felicidad por la llegada de alguien y también rostros llenos de tristeza por ver a alguien partir.

Está la alegría de la llegada y también está la nostalgia y tristeza de decir adiós.

No hay un equilibrio y eso me resulta un poco desesperante.

—Creo que aquí es donde nos decimos adiós —me dice el hombre parado delante de mí mientras pasa una mano por su cabello castaño antes de pasar sus dedos por su barba de tres días.

No debería ser así. Se supone que las parejas se despiden cuando el amor se ha acabado, cuando las cosas no van bien. Pero nosotros estamos al final de la línea de nuestra relación, aún con amor en nuestros corazones y sin ganas de decir adiós.

—Sí, a menos que quieras ir conmigo —bromeo, porque sé que él no se irá. Él tiene un trabajo que ama aquí. A su familia y sus sueños.

Yo sabía desde el principio que no había final feliz para nosotros, Harry—le dije esa noche cuando terminamos

¿Entonces por qué, Nicole? —preguntó y sonó tan roto y cansado, la pregunta salió de sus labios con dolor y un toque amargo.

Porque hay personas por las que vale la pena perder la cabeza, aunque sea solo por un momento y al menos tenemos esto, mi querido Harry al cuadrado —respondí.

Harry sabe que lo amo y muchos piensan que no lo amo lo suficiente como para quedarme, pero ¿cómo puedo dejar ir la oportunidad de alcanzar mis sueños? Y por eso lo dejé, pero entonces él vino en medio de la madrugada y dio un hermoso discurso sobre que ese no podría ser nuestro final y me dijo que podríamos intentar tener una relación a larga distancia.

¿Qué perdemos con intentarlo, Nicole? —me preguntó esa noche— Si de todas formas ya tenemos el corazón roto.

No soy buena en sí con las relaciones y mucho menos creo que lo soy con las relaciones a larga distancia, y lo poco que sé sobre ellas es que no duran. Pero al verlo ahí, de pie en mi puerta, me hizo querer intentarlo, porque tal y como él dijo, ¿qué tenemos que perder?

—Mírame, Nicole. Necesito que me mires cuando te diga esto —me pide Harry después de depositar un suave beso en mi frente—. Te amo. Ahora, mañana y siempre. Por favor, no lo olvides.

Hay tanta determinación brillando en sus ojos y unas cuantas lágrimas traicioneras se acumulan en los míos.

—¿Prometes llamarme, Harry?

Mis manos sujetan con fuerza las solapas de su abrigo negro.

—Todos los jodidos días.

Irme es la elección correcta.

Esto es solo un adiós. Él y yo nos volveremos a ver.

Pero entonces, ¿por qué se siente como un adiós definitivo?

—Te amo.

La burbuja en la que nos habíamos sumergido se rompe cuando escucho el último llamado de mi vuelo.

Debo tomar ese avión, debo seguir mi sueño, si me quedo... Lo amo, no voy a negar eso, pero esto, es el sueño que he tenido desde que era una niña. Mi propio laboratorio y equipo de investigación, es un gran logro y debo perseguirlo. Sé que si me quedo podría ser feliz con él, pero una parte de mí estaría resentida y cualquier felicidad no estaría completa.

—¿No hay una última broma sobre ciencia antes de irme, Harry Hessel?

Las bromas sobre ciencia fueron como todo empezó. Bueno, en realidad empezó con una apuesta algo inofensiva en las Vegas, en la fiesta de despedida de soltera de mi prima y el primo de él. Las bromas y las apuestas se volvieron algo nuestro desde ese momento.

Nuestro, fue algo nuestro y duele el saber que podríamos dejar de ser un nosotros.

—¿Por qué el electrón se despidió del protón? Porque se enteró de que el protón era positivo, y él siempre fue un poco negativo. ¡Adiós, positivamente!

—¿De dónde sacas esos chistes tan malos?

Él se ríe. Una risa algo acuosa.

—Aun así, me amas.

Harry me jala para un último abrazo y me pregunto, ¿cuándo nos volveremos a ver? ¿Me seguirá amando como hasta ahora? ¿Me olvidará? No hay respuestas, solo más preguntas.

Ninguno de los dos puede decir cuánto tiempo nos quedamos así abrazados, pero a ambos nos sirve de algo. El abrazo se siente como anestesia para el dolor del corazón. Me alejo de él y sus ojos se encuentran con los míos, tan intensos como la primera vez que me dijo te amo y me pregunto, ¿qué está pasando por esa brillante mente suya?

—Casi lo teníamos todo mientras estábamos atrapados en órbita —me dice él antes de besar mi frente.

—Lo sé.

Él pone un dedo en mis labios y no me deja decir nada más, mueve su cabeza y veo cómo algunas lágrimas se desbordan de sus ojos grises.

—Está bien, Nicole Sullivan, no importa. Solo quiero que sepas, antes de que subas a ese avión, que mis sentimientos hacia ti no van cambiaran solo porque estemos a cuatro mil novecientas treinta millas de distancia,

—Si me pides que me quede...

—No amor mío, no dejaré que nuestros sentimientos se interpongan y te impidan alcanzar tus sueños. Te amo demasiado como para permitirlo.

—Yo también te amo, Harry.

—Lo sé, ¿recuerdas lo que te dije? Las estrellas se alinearon cuando nos conocimos.

Las estrellas no se alinean, Harry y mucho menos por nosotros.

—Adiós, Harry Hessel.

—Adiós, Nicole Sullivan.

Tomo mi maleta y empiezo a caminar lejos de él. Sabía que me iba a doler el tener que decir adiós, pero no esperaba sentirme así, realmente no había pensado mucho en este momento, en el adiós, en irme y tampoco tengo nada con que comparar este dolor, nada que comparar la manera como me siento con cada paso que doy y me alejo de él.

Me siento algo hueca y duele de una forma amarga y cruda, un dolor latente que no parece que va a desaparecer pronto. Todo esto es más emocional de lo que imaginé que sería.

—Te llamaré todos los días —grita él detrás de mí, pero yo no me giro—. Lo prometo.

Él tiene razón. Casi lo teníamos todo mientras estábamos atrapados en órbita, pero ahora se siente como si no tuviéramos nada, así que voy a intentar reconstruir el escenario más probable de lo que sucedió. Para poder entender en qué momento todo colapsó. En qué momento las estrellas empezaron a dejar de centellear, hasta dejar solo sombras de la vida que hubiéramos querido forjar.

Ese debería ser el final de nuestra historia

Pero no lo es, en realidad

Este es solo el comienzo de todo...


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