Unico
¿Existen las casualidades?
Quizá si o quizá no. Nadie es capaz de saber porque nunca se han llegado a pensar sobre la misma hasta que algo parecido es capaz de sucederles. Así de simples son las mentes humanas, así de sencillas podían llegar a ser sus conocimientos y las situaciones en las que viven al día.
Aunque en primera; ¿Qué es la casualidad?
Es algo que se puede expresar como: Causa o fuerza a la que supuestamente se deben los hechos o las circunstancias imprevistas.
Pero para poder mencionar de una manera más simple: Es aquello lo que ocurre sin que nos demos cuenta, cuando se presenta sin que se den señales o signos anticipados que puedan anunciarlo.
Suena complicado ¿No es así? Bueno, así de misterioso podía llegar a ser el mundo. Pero de eso no es de lo que hablaremos por el momento, esta vez, será algo diferente. Algo que pondrá el mundo de cabeza.
¿Están listos para ello?
Bien.
La casualidad es aquello que ocurre sin que exista señal divina y que solo pasa porque tal vez, estaba escrito en tu destino o porque hay un dios arriba que se quiere reír de las malditas desgracias por las que pasas. Si, puede llegar a ser algo molesto como también, puede llegar a ser algo bueno. Tiene sus malos ratos como también, tiene sus beneficios, es balanceado a su forma. Solo hay que tener cuidado con la misma, uno nunca sabe en qué situaciones se puede involucrar, quizá sea difícil salir de ahí, quizá pueda ser fácil. Se pueden llegar a presentar aquellos escenarios que nunca se imaginaron o aquellos a los que desearon con todas sus fuerzas que no pueden evitar emocionarse al sentirse completamente aliviados. Solo hay una cosa que uno nunca puede olvidar, uno nunca se debe burlar o aprovechar del mismo por que las cosas podrían salir como menos esperaron.
Nunca olviden esa regla, al final del día, puede ser aquella la que salve la vida de muchos.
En fin.
¿Por qué es que estamos hablando de esto?
Porque es aquí cuando la historia está por empezar.
No se pierdan ningún detalle del mismo.
Estamos hablando de esto porque tal vez, Hiro Ryugasaki estaba acostumbrado a que le pasen las cosas más extrañas que las personas pueden llegar a imaginar que al final, no pueden evitar soltar alguna pequeña risita y comentar que era una persona completamente rara. Estaba acostumbrado a siempre desviarse de su camino porque era aquella curiosidad la que siempre le ganaba y era en ese momento que decía con una pequeña sonrisa en su rostro mientras rasca su nuca, de que estaba acostumbrado a que cosas como esas siempre le pasaban. Se podía decir que tenía buena suerte porque la mayoría de ellas podían salir bien aunque también podía ser todo lo contrario cuando existían algunas situaciones un tanto desesperantes que le provocaba revolver un poco su cabello como quejarse un poco de la situación aunque eso no era nada para él.
Pero siendo sinceros, no le importaba porque era capaz de encontrar la forma de salir del mismo, nunca se rendía, siempre se esforzaba por sacar lo mejor de sí y demostrar al destino que por más situación difícil que se pueda presentar frente a él, estaba dispuesto a salir victorioso de la misma. No había difíciles para él, solo tenía que pensar en una manera correcta, con la cabeza fría y sentía que todo lo podía. Estaba dispuesto a enfrentarlo con aquella gran sonrisa, con aquella buena actitud que es tan propia de él, era lo único que tenía que hacer. No importaba si se presentaban algunos pequeños rasguños en sus brazos, alguna mancha de lodo o una pequeña mueca en su rostro, al final del día, es que podía sonreír, es que podía respirar un poco, sacar todas esas angustias, soltar aquellas carcajadas que es capaz de animar su corazón y así esperando al día siguiente. Eran aquellos pequeños trofeos los que se llevaba al final del día que después de un merecido baño, es que se podía sentir bien.
Así era Hiro.
Nada podía detenerlo. Era joven con un futuro brillante por delante.
Pero.
¿Recuerdan cuando les mencione que no tenían que burlarse de aquella casualidad tan misteriosa como hermosa y malvada?
Nunca hay que burlarse de la misma porque al final, es cuando uno tiene que pagar aquellas oscuras intenciones.
Y a pesar de que Hiro estaba acostumbrado a las situaciones extrañas en su vida, nunca llego a imaginar que podía vivir una situación como esta. Una situación donde por más que quería alejar su mirada, era imposible por aquella increíble electricidad que era capaz de recorrer todo su cuerpo, volver su corazón aun más loco e idiota de lo que ya es, sentir como sus mejillas se calentaban y que de su garganta, salieran algunos extraños sonidos que al parecer, eran los únicos que le aliviaba aquel acumulo de emociones. Sentía sus ojos llorosos, quería quitarse aquellas lágrimas pero tampoco era como si pudiera porque sus manos se encargaban de atender otro asunto. Una vez que bajo la mirada, no pudo evitar fijarse en su compañero de Shadowverse de cabellos blancos que se encargaba de hacer algo que él nunca llego a imaginar, sus manos trataban de alejarlo pero era imposible porque se sentía tan nervioso, se sentía tan débil.
-Lucia -Susurraba Hiro con nerviosismo.- Por favor, detente -Suplicaba.- Ya no más...
No termino de hablar porque una vez más, saco aquel pequeño grito que sentía atorado en su garganta y que no dudo en cubrir porque sentía que alguien podía escucharlo y moriría de la vergüenza si algo como eso pasa. Pero era demasiado obvio que Lucia Yonazuki no le prestaba atención a sus suplicas ¿En algún punto lo iba a escuchar? Creo que no. Sus manos como su pequeña lengua se encargaban de saborear algo más, estaba demasiado concentrado en su tarea que ni siquiera se daba cuenta de la vista que le estaba dedicando a Hiro, el de cabellos rojos lo observo con atención, su cabello blanco se veía más desordenado, sus mejillas rojas, sus ojos brillaban con aun más intensidad y su ropa un tanto desarreglada que ni sabía en qué momento había abierto la chaqueta de su escuela ante el visible calor que ambos estaban sintiendo.
¿Qué era lo que estaba pasando?
Ni siquiera Hiro sabía.
¿Cómo es que estaba pasando algo como esto?
No lo podía recordar, no ahora que su mente estaba en blanco como también, estaba pendiente de lo que pasara afuera para evitar ser descubiertos con las manos en la masa.
Solo se había quedado atrapado con Lucia en uno de los dormitorios de la escuela del de cabello blanco porque el sistema de energía se había interrumpido así que su salida era imposible. Solo estaban esperando a que regresara la energía, nunca lo iba admitir pero se sentía un poco nervioso estar en la oscuridad, así que simplemente se acercaba a Lucia para poder sentirse un poco más tranquilo y seguro. Claro que en ese momento, solo se le ocurrió tomar su mano con un poco de fuerza y hablar sobre algunas cosas para distraerse, incluso su compañero de cabellos blancos le siguió el ritmo, hablando sobre cosas absurdas que incluso, eran capaces de soltar una pequeña risita pero hubo un tiempo donde se quedaron en silencio, donde sintió a su compañero recargarse en su hombro con cierto cariño y ternura que no dudo en soltar una risita y subir su mano para poder acariciar aquel cabello blanco. Ambos sintiendo aquella tranquilidad que siempre se transmiten como también, sintiendo como su corazón golpeaba con nerviosismo su pecho y al final, fue que sus miradas se conectaron en aquella oscuridad.
Sonrisas traviesas, momentos que eran únicos para los dos.
Sus ojos se apreciaron como si fueran lo más importante y bello para uno al igual que sus pequeñas sonrisas que se conectaron ante aquella pequeña travesura que habían leído de sus mentes. Fue en ese momento cuando se pegaron sus labios en aquellos tiernos y curiosos besos que eran capaces de robarse el aliento, uno tras otro que no podían evitar soltar alguna que otra risita por lo nerviosos que se encontraban aunque era bueno porque ayudaban a distraerse un poco. Incluso aquellos pequeños suspiros que provocaba que su corazón golpeara con más fuerza su pecho, no sabían que estaba pasando pero de alguna manera, se sentía realmente bien. Más sin embargo, nunca llegaron a creer que esto no era suficiente. Al menos, no para sus manos, no se podían quedar quietas, ellos querían más pero era Hiro el que estaba temeroso de todo. Una vez que sus labios se separaron, después de aquel pequeño hilo de saliva que conectaba sus labios como sentir aquel cálido aliento que golpeaba sus rostros, no logro imaginar lo que Lucia haría a continuación.
Fue el más inteligente de los dos, quien con aquella sonrisa traviesa, no pudo evitar llevar la situación a otro punto.
Aquellos traviesos besos en el cuello del deck Dragonico, provoco que Hiro soltara algunas pequeñas risitas pero fueron aquellas mordidas lo que provoco que esas risitas se convirtieran en aquellos extraños sonidos que salían de su garganta y que en el momento que los escucho, no dudo en cubrirse la boca. Fue aquella traviesa sonrisa del usuario de deck Vampiro la que llamo su atención y en cuestión de segundos, lo lanzo contra el colchón de aquel cuarto de dormitorio.
-¿Lucia? -Hiro pregunto un tanto nervioso al sentirse nervioso.- ¿Qué es lo que haces?
-Relájate Hiro -Sonrió Lucia con malicia mientras aquellas manos blancas recorrían su cuerpo hasta bajar los pantalones junto con su ropa interior del de cabellos rojos y acercarse a esa sensible parte de su cuerpo que se alzaba en ese momento.- Déjamelo todo a mí, yo me encargare de mantenerte bien
-¡Espera!
Pero Hiro no pudo quejarse más cuando sintió aquella pequeña lengua en aquella parte sensible. Una increíble electricidad que recorrió todo su cuerpo. Provoco otra risita traviesa en Lucia para poder tocarlo con suavidad y seguir atendiéndolo.
Era de esta manera en la que regresamos al presente.
Hiro no soportaba más aquella atención, quería cubrir sus oídos porque estaba demasiado avergonzado en aquellos sonidos que hacia Lucia entre sus piernas pero también, estaba cubriendo su boca porque era demasiado para él.
Fue aquel último grito que salió de él para sentir como se liberaba, para escuchar como Lucia tosía un poco al verse en aquella situación donde la blanquecina semilla cayó en parte de su cara como en su lengua. Hiro cayó derrotado en la cama, tratando de respirar, cubriendo sus llorosos ojos como su rostro que se encontraba caliente. Sintiendo como la parte de la cama al lado de él, se hundió un poco. Fue en ese momento que abrió los ojos un tanto perezoso para fijarse en aquellos ojos rojos que le seguían mirando con aquel cierto brillo, con aquellas mejillas rojas y la parte inferior desnuda que era capaz de apreciar aquellas delgadas y blancas piernas y algo más que provoco un gran sonrojo en su rostro.
Trago un poco grueso ante aquella escena tan linda, tan hermoso que solo dejo de pensar. Dio una vuelta para poder pegar sus frentes, poder enlazar sus manos con aquella timidez y sonreírse con ese cariño que se han tenido desde el momento que se conocieron para que así sus labios volvieran a unirse en un tímido beso ante ambos no pudieron evitar soltar un pequeño grito en el momento que sus cuerpos se unían, que sus cuerpos se rozaban ante aquella intima necesidad que estaban sintiendo por satisfacer. En el momento que Hiro abrió sus ojos, se fijo en aquella pequeña sonrisa de Lucia mientras abría aun más sus brazos.
-Ven aquí Hiro -Susurro con suavidad.- Te quiero, te necesito
Todo su rostro se sentía tan caliente pero no es como si quisiera separar su mirada de Lucia, mucho menos, quería que alguien más lo viera, ese momento era único, solo para él. Aun con sus piernas como gelatina, gateo para poder llegar a él y abrazarlo. Soltando aun más aquel jadeo al sentir como se rozaban, como aquellas partes sensibles necesitaban aquella atención que solo sería calmada en el momento que bajo sus manos y empezó a mover su mano de arriba y abajo. Lucia cerraba con fuerza sus ojos, abrazaba a Hiro no solo con sus brazos, también con sus piernas que se cerraron a la delgada figura del contrario. Sus manos se movían por instinto de arriba y abajo, sus besos silenciaban un poco al contrario, sus cuerpos se pegaban aun más, queriendo satisfacer todas sus necesidades. Aunque aún estaban nerviosos de querer dar un paso más, preferían terminar de la manera normal. Recordaron en ese momento que aun eran jóvenes que estaban experimentando por primera vez, después tendrían su tiempo en el futuro para poder hacer el siguiente paso.
Fue aquel fuerte gruñido que Hiro saco de lo más profundo de su garganta como aquel pequeño grito que Lucia saco en el momento de sentir que ambos se liberaban. En el momento que Hiro se dejo caer en su cuerpo y que le provocaba pequeñas risitas en su nariz por su desordenado cabello rojo que solo subió su mano para poder acariciar su espalda como sus cabellos. El usuario Dragonico soltó una suave risita aunque prefirió cerrar sus ojos al escuchar aquel suave palpitar. Poco a poco y con bastante fuerza en sus brazos, es que Hiro se levanto para fijarse en aquella gran sonrisa de Lucia antes de pegar sus labios rojos e hinchados en otro beso.
-¿Qué fue todo eso? -Hablo Hiro.
-Quería hacerte sentir bien -Murmuro Lucia un tanto avergonzado que hasta ese momento rasco su cabello nervioso.- Creo que me pase un poco pero fue algo diferente que con los besos
-Si, fue diferente -Hiro soltó una pequeña risita.- Me sorprendiste pero -Se sonrojo.- Creo que me gusto
-A mi también -Lucia le sonrió.- Pero por el momento, creo que será mejor continuando con los besos
-Estoy seguro de ello pero -Subió su mano para poder acariciar aquella blanca mejilla.- Hacer esto de vez en cuando, no está mal
-Te quiero Lucia -Beso su mejilla.- Te quiero tanto
-Lo se
Volvieron a soltar una suave risita, sus labios estuvieron a punto de unirse hasta que escucharon un golpe en la puerta. Provoco que recordaran el lugar donde se encontraban y que no estaban solos. Ambos tuvieron que levantarse un poco apresurados, buscando sus respectivas ropas y tratando de arreglar sus cabellos. Limpiando todo lo que pueden de lo que hicieron y en el momento que abrieron la puerta, era aquel nuevo amigo de Hiro que lo había llevado a que conociera a Lucia pero que este se quedo afuera cuando ocurrió el apagón.
-¿Están bien?
Claro, su compañero nunca podría llegar a comprender el porqué las ropas de ambos se encontraban un tanto desarregladas como que las mejillas de Lucia se pintaron de aquel rojo intenso que podía hacer competencia con el color de sus ojos o el porqué Hiro estaba demasiado nervioso y se puso frente a su compañero de Shadowverse.
Una vez que el amigo de Hiro salió de la habitación, fueron aquellas miradas cómplices que ambos se dirigieron. Soltar una suave risita y una vez que su ropa se encontraba acomodada aunque sus piernas se encontraban como gelatinas, ambos se tomaron de las manos, enlazando sus dedos y salir de aquel lugar con aquel pequeño secreto detrás de ellos. Sintiendo aquella necesidad de volver a repetirlo, que cubrir con aquella necesidad pero con todo ese amor que siempre se han tenido para ello.
¿Crees en los eventos extraños?
¿Ahora si crees en la casualidad?
Lucia y Hiro creyeron en ese momento aunque no podía ser nada malo si ellos dos se encontraban solos. Porque a pesar de ser una desgracia para ellos era algo bueno porque se demostrarían una y otra vez que tan grande es su amor y como sus cuerpos a partir de este momento, es que se necesitarían con más fuerza.
Al final, no era tan mala como creyeron cuando se puede sacar su provecho.
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