Capítulo 6: Ich weiß, wer du Idiot bist
Título en español: Se quien eres, idiota.
Disfruten la lectura <3
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—No te haremos daño.
—No, no, no, no.
Abro los ojos de par en par y no puedo evitar mirar a todos lados en busca del peligro y de una posible salvación.
—Ha despertado. —Escucho una voz que hace que gire mi cabeza en su dirección.
Suelto un grito de horror al ver de quien se trata.
—¿Estás bien? —Pregunta el chico que me había atendido cuando entré al súper.
—No puede ser. —Susurro negando con la cabeza mientras que me pongo de pie y doy pequeños pasos hacia atrás.
—Estás bien... al menos dentro de lo que cabe. Te desmayaste hace unos minutos. Decidimos no llevarte al hospital, ya que... queda algo lejos de acá. Pero tranquila, llámanos a una ambulancia. Llega en cualquier momento.
—No estás aquí. —Digo apuntándole con el dedo como si de un fantasma que se acabara de presentar en medio de la noche se tratara —Te vi. Los vi a los dos —señalo a la chica que está a su lado, la cual me mira con cara de confusión —Ambos... muertos.
—¿Qué? ¿De qué hablas? —dice él dando un paso hacia adelante.
—No, no te acerques. —Digo tensandome de pies a cabeza.
—Vale, vale —dice levantando las manos en señal de rendición. —Llamamos a una ambulancia, ya debe de estar de camino, ¿ok? Estarás bien, chica. Lo mejor es que vayas al hospital.
—No sabía que les hubiera pedido algún tipo de ayuda, sinceramente. Además... se supone que la enferma aquí soy yo, no ustedes. Así que yo decido si voy al hospital o no. —Digo agarrando mi bolso.
—Ok —Dice el chico, calmado y da un paso hacia adelante —¿Quieres la nutella...? —La señala a su lado en el piso. —Puedes cogerla si quieres. Es... es tuya.
Frunzo el ceño.
—No, no quiero. —Digo desconfiada.
No se lo que me está sucediendo, quizás es el hecho de no haber comido mucho en estos últimos días, porque no es normal que estés casual haciendo la compra y que minutos después veas a gente muerta solo porque... si. Solo porque tu cerebro juegue en tu contra y haga ver imágenes tan... raras.
—Vale, como quieras. —Dice haciéndole una seña a la chica, la cual ella capta rápidamente mientras que yo... yo solo me quedo mirándolos fijamente con los ojos entrecerrados y poniendo mi mejor cara de desconfianza.
—¿Qué haces? —Le pregunto a la chica al ver que se dirige a la puerta de la entrada. —No lo hagas —digo dando un paso hacia adelante al ver sus intenciones.
—No estás bien, chica. Necesitas ayuda profesional, lo siento pero no te podemos dejar ir así. Es... solo es moral —Dice el chico encogiendose de hombros.
—Ni moral ni una mierda, a mi me dejan salir ya mismo de aquí ¿Sabeis que esto es delito? Retención sin consentimiento me gusta llamarlo. Así que si la próxima vez que nos veamos no quieren que sea en los tribunales, abran esa puerta.
—Chica...
—¿Por las malas? Como gusten... —Suelto la bolsas de la compra, me doy la vuelta y me dirijo a la puerta trasera con calma. Son muy idiotas...
—Mierda. —Escucho decir a la chica. —¿Qué...?
—Ya déjala, si se muere en un callejón no será nuestro problema. Intentamos ayudarla. —Pongo los ojos en blanco y salgo del local.
Salgo al callejón que da al salir por la puerta trasera y siento como mis nervios vuelven al escuchar una ambulancia, por lo que saco el celular y me lo pongo en el oído, como si estuviera hablando con alguien. Cuando esta pasa por mi lado suelto todo el aire que estaba reteniendo y miro la hora. Son las 4:56 PM.
Mierda.
Camino a paso apresurado hacia mi casa, agarrando el bolso con fuerza, ya que a esta hora los robos aumentan. Como si de una invocación se tratara, al cruzar la calle veo a un grupo de pandilleros que ya había visto antes hablando tranquilamente en una esquina. Me paro en mi sitio, esperando que donde estoy en este momento no me vean. Bueno, se podría decir que la desconfianza es uno de mis fuertes así que...
—Hola. —Le digo a un chico que pasa justo por delante de mi y comienzo a caminar a su lado.
—¿Hola...? —Dice el chico, desconfiado, por lo que le sonrío amistosamente mientras finjo una confianza de años mientras él me mira como si estuviera loca.
—Y ejem... ¿Qué tal la universidad? —Pregunto y no puedo evitar la sonrisa divertida que se forma en mi rostro al ver como abre y cierra la boca varias veces, sin saber que decir. —Me imagino... que debe ser muy duro, ¿eh? —Al ver que estamos demasiado cerca de ellos opto por...
—¿Pedro? —Escucho decir a uno de los tipos y giro mi cabeza en dirección al dueño de la voz como si de la niña del exorcista se tratara. Casi se detiene mi corazón al ver de quien proviene... de uno de los pandilleros, y casualmente, el más fuerte y grande de todos —¿Eres tu, primo?
Vaya suerte la tuya, Ramona.
Ya ves...
Miro al chico el cual le sonríe nerviosamente al grandullón mientras que yo me escabullo por detrás de él y apresuro el paso hacia casa, entre miraditas hacia atrás y teorías sobre que pasaría después de que me fuera.
Al llegar, cierro la puerta y me tiro en el sofá, mirando el techo. Me quedo como 20 minutos en esa posición, pensando en mi (ahora) vida activa.
Si al menos fuera activa vida social, lo dejaría pasar.... Pero noo, la niña se tiene que meter en líos con la ley, con polis que la espían y con trabajadores que la retienen.
Venga ya, es que visto de esa forma...
Me pongo de pie y camino hacia mi habitación para arreglarme un poco antes del encuentro.
Me plancho el cabello hasta que queda completamente lacio. Decido cambiarme de ropa, ya que la que traigo puesta no está para nada aceptable. Me pongo un top cuello de tortuga de mangas largas negro, un Jean del mismo color y unos converse negros y blancos. Me coloco un poco de brillo labial rosa, el cual creo que está vencido y.... ¡Listo! Ya estoy preparada para... Bueno, no se lo que me espera, sinceramente.
Me doy una última miradita en el espejo y sonrío satisfecha ante el resultado. Voy hacia la cocina y me preparo un pan con salchichas y ketchup. Me sirvo un vaso de jugo de frutas que lleva algunos días al fondo del refri y comienzo a comer.
Al terminar de comer y de acomodar todo, me pongo a revisar mis redes sociales, las cuales no miro desde hace varios días. Empiezo por Instagram y resultado fue... Nada. Solo historias y publicaciones de las cuales no estoy de humor para ver. Paso para Twitter: Nada. Bueno, una persona le dio like a un comentario que puse en contra del maltrato animal hace una semana... solo eso. Voy para wattpad, donde me llegan varias notificaciones de historias actualizadas en estos días, aunque solo una hace que mi rostro se ilumine... "Entre el ego de ambos" ha sido actualizada... ¡Qué felicidad! Sonriendo voy para WhatsApp, sin esperarme mucho. Solo me llegan mensajes de Yoli, de Nolan (Antes del secuestro) y dos de un número desconocido. Curiosa por este último abro el chat.
Buenas tardes, Sydney.
Te ves demasiado hermosa hoy :)
Contengo la respiración al darme cuenta de un pequeño detalle: Los mensajes son de hace 4 minutos y yo no he salido de casa para que nadie me haya visto con esta ropa. Miro para todos lados y me detengo en la ventana que da para el techo de la casa del señor Hernan, el cual está a unos 3 metros de la nuestra. Corro hacia esta y veo a alguien con un abrigo negro que le cubre todo sentado en un murito del techo de espaldas a mi.
Paso saliva, nerviosa.
—¿Quién eres? —Pregunto tratando de que mi voz intimidante salga a luz, aunque sin mucho éxito —Te he preguntado que quien eres... —Repito al ver que no me responde y que tampoco se ha movido.
Segundos después, noto que gira la cabeza un poco, aunque aún no logro ver su rostro.
—¿Tú fuiste el que me escribió? —Sigue sin haber respuesta de su parte —¿Cómo conseguiste mi número? —Mi voz ya sonaba irritada —¡Responde!
Me giro y busco algo para tirarle. Lo primero que encuentro es una chancla, por lo que la agarro y me doy la vuelta para tirarsela en la cabeza. Aunque me quedo de pierda al ver que ya no hay nadie.
- ¡Joder!- Grito tirando la chancla con fuerza.- Soy una idiota- Susurro pasándomelas manos por la cara.
Me pongo de pie y cierro la ventana, con una frustración inmensa. Miro la hora y veo que son las... Oh mierda. Corriendo, cojo el bolso y hecho todas las cosas que necesito: El teléfono, el spray pimienta, las llaves de la casa y mi brillo labial vencido.
Cierro la puerta y me dirijo hacia la parte trasera de la casa.
Al llegar, lo único que veo es un carro azul oscuro costoso, demasiado costoso, y al ver que es el único que hay, caigo en razón que es el que me espera.
Estúpida pobreza.
Me encuentro a mi misma parada en el medio de la calle, mirando el carro boquiabierta. Al darme cuenta de ello me recompongo y comienzo a caminar a paso lento y desconfiado.
Un hombre sale del asiento del chófer y me abre la puerta sin tan siquiera echarme un vistazo.
—El señor la espera. —Dice serio entregandome el arma, la cual acepto mirándolo con los ojos entrecerrados.
Los entrecierro más cuando me mira por primera vez desde que llegué.
—No le gusta que le hagan esperar. —Dice al ver que no me muevo.
—Ah bueno... gracias por aclararme la duda. Algo nuevo que se de tu querido jefecito.
¿Es qué a caso nunca te puedes quedar con la boca cerrada? Gracias a Dios que pasó de ti, si no te hubiera dejado pegada al suelo de por vida del guantazo que podría darte.
Es que no se si debería confiar...
No, mejor quédate en tu casa donde un psicópata te estaba mirando desde el techo de tu vecino.
Entro al carro y el hombre me cierra la puerta, haciendo lo mismo al entrar en el asiento del conductor pero... sin menos delicadeza. Empieza a conducir mientras pone música en la radio. Si no estuviera en la situación en la que me encuentro, me sentiría hasta importante.
Abro la boca para romper este silencio incómodo, aunque decido no decir nada. Este hombre sinceramente da miedo. Parece sacado de una película de acción: Semblante serio, hombros anchos, cuerpo musculoso.... Se nota que está entrenado. De solo darme un empujoncito podría matarme.
Pasa más o menos una hora en la que me dedico a mirar a través de la ventanilla los árboles pasar.
Casi me quedo dormida cuando la voz de Hulk me devuelve a la realidad.
—Llegamos. —Dice en ese mismo tono de voz serio.
Cuando miro por la ventanilla me doy cuenta de que no estamos en Fuller Park.
—¿Dónde estamos? —Le pregunto a Hulk.
—Estamos en China Lamp Restaurant, en New City.
—Que lejos. —Murmuro.
Hulk se baja y me abre la puerta.
—El señor la espera dentro.
- Gracias Hu... —Me callo de golpe, sintiendo como mis mejillas de calientan. Él alza ambas cejas. —¿Humberto?
Niega con la cabeza y suelta una risa por lo bajo.
—Julián, mi nombre es Julián —abro la boca pero él no me deja hablar. —Bueno, pasa ya —Dice en tono cortante nuevamente.
Asiento con la cabeza y entro al lugar.
No es un lugar elegante, pero tampoco está nada mal. Al entrar, lo primero que me recibe es el olor a comida china. Tiene unas cuantas mesas y una barra donde un camarero sirve animadamente a las personas que están ahí. El lugar no está tan lleno. Miro a todos lados, en busca del tal señor.
—¿Sydney? —Me pregunta un camarero que se dirigía a una de las mesas que están detrás de mi.
—Mmmmh.... Depende. —El chico sonríe.
—Aquel hombre la está esperando.— Señala a una mesa detrás de mi.
—Oh, parece que si soy Sydney —Murmuro seria, aunque el chico se lo toma como un chiste. —Gracias.
Me planto delante de la mesa con expresión seria. No le puedo ver la cara debido a que tiene el menú frente a su rostro, pero eso si, se nota lo pijo que es. Tiene reloj caro, traje elegante...
Digamos "hola" desde la pobreza.
Planto las manos sobre la mesa y él aparta el menú de su cara, notando mi presencia.
Oh, no puede ser.
—Hola, Sydney. —Dice con voz ronca.
El tal "señor", al cual yo le echaba unos.... 60 años, es un tipo de unos vienitantos para nada.... Nada mal. Sus ojos son azules. Sus cejas son perfectas, ni anchas, ni finas. Su nariz es delgada. Sus labios son finos y su pelo es oscuro y desordenado. Tiene una ligera barba que le hace ver muy sexy y... ¿ya dije que tiene unos labios muy lindos?
Centrate, Syd.
—Hola señor... —lo dejo en el aire.
—Finn.
—Señor Finn.
—Toma asiento y llámamesolo Finn, por favor. —Dice señalando una silla frente a él. Asiento y me siento.
—No entiendo nada de lo que está pasando —Rompo el silencio.
—Directa. Me gusta —Dice con una media sonrisa, lo que me hizo (no se por qué) sonrojar —Pues aquí estamos —Se acomoda en la silla dejando a un lado el menú y uniendo ambas manos sobre la mesa- Pregunta lo que quieras.
—¿Quién es él? —Pregunto luego de unos segundos de silencio.
—Jason, su nombre es Jason.
—¿Qué hace ese tal Jason? ¿Y por qué es tan peligroso?
—En 2001 mataron a su mujer, Marie, frente a él y sus hijos. Ellos... tenían muchas deudas que pagar así que él prostituyó a su mujer para poder ganar dinero extra. Un día ella tuvo problemas con el dueño del local y la despidieron. Ella llegó a la casa y su esposo estaba hablando con unos señores, los de la deuda, para ser más exacto. Les dijeron algo así como que si no pagaba mataría a su esposa y a sus hijos. Para que le creyera le disparó a Marie en el estómago, causándole una muerte lenta y dolorosa. Y todo frente a él. Luego cogieron a su hija mayor, aprovechando el estado de shock en el que se encontraba Jason, y le dipararon a la pequeña, la cual no contaba con más de diez años. Jason no salía del estado de perplejidad en el que se encontraba. Su... su hijo sufrió el mismo destino que su madre y su hermana. Lo dejaron vivo a él para que cargara con el peso de la muerte de su familia y de que no haya podido hacer nada por salvarlos. Unos días después la policía se enteró de lo que sucedió y encarcelaron a los asesinos, aunque no hubo rastro de Jason para la declaración. Meses después, cuando los asesinos iban a ser transferidos a la prisión por cadena perpetua, alguien ponchó las gomas del camión donde eran transportados. Los policías bajaron de este a investigar, dejando el camión con los prisioneros a custodia de un aprendiz. Cuando los policías volvieron de investigar, vieron al chico al borde de la muerte. No les dio tiempo ni siquiera a llamar a una ambulancia, ya que falleció casi al instante. Cuando revisaron la parte de atrás (que cabe destacar que estaba aseguradísima) encontraron los cuerpos sin vida de los asesinos... Cada uno de ellos apuñalados en el estómago. Desde ese entonces él se quedó... loco, por así decirlo. Hace 10 años alguien secuestró a 6 chicas con parecidos similares a Marie. La policía las buscó por donde quiera, pero al parecer Jason había hecho todo lo posible para que eso no sucediera. Pasaron las semanas hasta que fueron encontradas.... Muertas. Todas... bueno, no todas. Hay una chica que sobrevivió, aunque está encerrada en un psiquiátrico, traumada por lo que vivió cuando era una joven. No ha hablado con nadie desde entonces —Hace una pausa en la que me dedica una mirada de preocupación— Sydney, hace unas semanas atrás hemos estado recibiendo llamadas de chicas con características similares a Marie. La última llamada fue hace cuatro días. De Liliana Josep, quien llamó asegurando haber visto a alguien en su casa. No le vio la cara, solo su sombra.
Ich weiß, wer du Idiot bist.
Ok pero... demasiada información y poco tiempo para procesarla.
—¿Por qué no lo han atrapado? —Pregunto confusa y aún sin entender qué tengo que ver yo con todo esto.
—Joder, porque es un puto amo de las trampas. He estado toda mi carrera investigando cada paso. Este es el momento de atraparlo y... Te tenemos a ti.
—¿Pero... Por qué... Saben que vendrá a por mi? ¿Qué tengo que ver yo con todo esto?
—¿No has notado nada raro en estos últimos días? —Desvio la mirada —Supongo que eso es un si.
—¿Pero por qué yo? —Digo levantando el tono.
—Es una larga historia no creo que...
—La quiero escuchar —Digo con firmeza.
—Vale, te la contaré. Que conste que fue petición tuya. En fin, como ya sabes, hemos estado varios meses investigandote. —Asiento de mala gana —Pero en verdad, todo empezó cuando tenías 8 años...
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¡Holaa!
¿Qué les está pareciendo el libro hasta ahora?
Os prometo que trataré de actualizar lo más rápido posible...
L@s quiero mucho,
Brenda <3
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