Capítulo 2: A veces lo cliché está bien y más si es una cenita "romántica"
La escena que tengo delante me hace sonreír. Cierro la puerta y me tiró sobre mi chico, dándole un fuerte abrazo.
-Gracias, me encanta ¿Por esto estabas tan raro antes? -Susurro contra su cuello.
-Si, no estaba listo aún -Dice dándome suaves golpecitos en la espalda. -Tuve que acelerar el paso. -Enderezo mi cabeza y le doy un corto beso en los labios.
-Vaya susto que me has dado. -Suelto una risita.
De camino a casa me imaginé un sin fin de cosas que podría haber estado haciendo Nolan, ya que él no se pone nervioso tan fácilmente. Tampoco es que yo sea una chica celosa y posesiva. Llevamos dos años saliendo y no me ha dado ningún motivo para serlo. No puedo negar que a veces a su lado me he sentido pequeña. Nolan es un chico guapísimo y a la vez cariñoso. Cualquier chica se fijaria en él.
-¿Por? -Pregunta, divertido.
-Eh... Por nada.
Miro nuevamente los alrededores, ha preparado una cena romántica a la luz de las velas en nuestro pequeño salón. Un tanto cliché, si, pero la intención es lo que cuenta y a veces lo cliché es tan lindo...
-Me alegro. Vamos, siéntate que hoy seré yo el que te complazca en todo -dice dándome un beso en el cuello (mi punto débil) y luego en la mejilla.
Luego de unos segundos coloca un plato de lo que me dijo que eran rollos de pollo rellenos de espinacas y tocino junto con una botella de vino que por poco hace que mi estómago salga a revelarse por haberlo tenido tantas horas sin alimento alguno.
-¡Wow! ¿Tu cocinaste todo esto? -Pregunto sorprendida, mirando la comida.
-Si. -Sonríe orgulloso.
-Nolaan, dime la verdad. Si lo hiciste o no aún así me parece un detallazo.
-Bueno vale, lo pedí en un restaurante -dice bajando la cabeza.
Me pongo de pie y coloco mi pulgar en su barbilla para que me mire a los ojos.
-Me encanta. Es un detalle precioso. Y aquí entre los dos, -le doy una mirada cómplice -sabemos que no eres el mejor cocinero. Ahora a comer, ha sido un día... bastante intenso.
-¿Pasó algo malo? -Pregunta mientras me sirve el vino en una copa.
No, claro que no. Solo que casi me vuelan la cabeza.
-No. Solo fue mucho trabajo.
-¿Segura? -Asiento -Vale pues, a comer.
Empezamos a comer y a bromear sobre cualquier cosa que se nos ocurriera. De vez en cuando mi mente viajaba a lo sucedido hace unas horas y se me formaba un nudo en la garganta, quitándome las ganas de comer. Intento disimular y seguir comiendo, pero llego a un punto en que la escena se recrea completa en mi mente, haciendo que me entren ganas de vomitar.
-Eh... Cariño, estoy llena. No... No quiero más. -Digo jugando con el tenedor.
-Syd, últimamente no estás comiendo lo necesario. Te conozco desde hace tiempo y sé que algo sucede. Sé que no te gusta que te presionen ni preocupar a los demás con tus problemas, pero soy tu novio y me preocupo muchísimo por ti. Tú... Sabes que puedes confiar en mi, ¿cierto? -Me agarra de la mano y antes de que pueda responder continúa -¿Qué sucedió hoy?
No hace nada que le contemos...
Lo preocuparía.
¡Pero estás bien!
-No pasó nada, Nolan. -Digo apartando mis manos de las suyas y poniéndome de pie. -Iré a fregar los platos.
-Hey -Se pone de pie y tira de mi cintura hasta quedar frente a él. -Te dije que hoy te iba a complacer en todo y eso haré. Yo fregaré todo. Ve al sillón. Haremos maratón de Harry Potter. -De repente mi cara cambia completamente a una de emoción.
Asiento y le hago caso.
Lo admito, amo Harry Potter.
Al llegar al sillón me acuesto y cierro los ojos con la intención de relajarme un rato. Nuevamente, como si de una película de terror que te traumó de pequeña llegase a tu mente, revivo la escena de antes. Trato de respirar hondo ya que mi respiración se dificulta al punto de no poder llenar mis pulmones de aire, aunque no lo consigo. Con dificultad me pongo de pie en busca de Nolan, aunque un mareo hace que caiga al suelo, quedando inconsciente.
***
-Estoy bien. -Me cruzo de brazos.
-¡No, no lo estás! -Espeta mirándome con mala cara. -Te has desmayado, Sydney. Eso no es estar bien.
-¡Deja de ser tan dramático!
-¿Ahora preocuparme por mi novia es ser dramático?
-No estoy diciendo eso, pero me acabo de despertar y ya estás estresándome.
-¿Pues si tanto te estreso por qué sigues conmigo? -Dice acercándose a la camilla en la que me encuentro a paso lento.
Cierro la boca y le doy una mirada fulminante.
Me da una sonrisa torcida y antes de que pueda decir algo más sale de la habitación, dejándome pasmada.
Segundos después entra un doctor y me da una mirada seria antes de encaminarse hacia mi.
-Buenas tardes, señorita Blake. -Saluda cordialmente.
-Buenas tardes. -Le devuelvo el saludo acomodándome en la camilla hasta que mi espalda queda apoyada en la almohada.
-Según lo que nos explicó el chico que la trajo se desmayó de repente.
-Pues... Si. Está en lo correcto -Afirmo incómoda.
-Bueno, no se si su novio le habrá dicho lo que tiene, así que... -Hace una pausa mirando un montón de papeles en sus manos. -Tiene anemia. -Me mira expectante. -Aunque con una buena alimentación y adecuados tratamientos mejorará.
Ese momento incómodo en el que te dicen que tienes una enfermedad y no sabes que hacer, pensar o decir.
-¿A-anemia? Oh... -Susurro desviando la vista -Pero yo me siento bien. Puedo irme a casa, ¿no? Aquí... No pinto nada.
-Debe estar en reposo, señorita Blake. Lo mejor es quedarse aquí hasta que estemos seguros de que esté completamente tranquila.
Tomo una bocanada de aire antes de volver la mirada hacia el doctor.
-Mire, doctor... -Leo la placa en su bata -Nelson. Yo... Me siento muy bien. No encuentro la necesidad de quedarme en este sitio por más tiempo... Siendo solo un estorbo, la verdad. Además, justo en este momento podría entrar alguien mucho peor que yo y usted bien sabe que no dudará ni un momento en echarme de aquí ¿No sería mejor ahorrar tiempo? -Le sonrío angelicalmente.
Suspira exageradamente antes de apuntar algo en su libretita.
-Muy bien, aquí tiene lo que debe de tomar para mejorar. Si siguen presentándose crisis como la de anoche, venga nuevamente conmigo y le cambiaremos el tratamiento -Dice entregándome el papel mientras me mira con una ceja enarcada por encima de sus gafas. -Antes su... Novio o lo que sea... -Dice eso seguido de una pequeña mueca haciendo que frunza el ceño -me ha intentado convencer para que le de el alta así que... Si usted ya no se siente mal y sus novios la cuidarán no veo por qué no puede volver a su casa...
¿Mis novios? ¿Estoy viviendo a lo Fleur y no me he enterado?
Psss... habré entendido mal, mejor no seguir con la conversación. Mientras más rápido salga de aquí mucho mejor.
-Muchísimas gracias. -Digo poniéndome de pie rápidamente y como consecuencia me llega un mareo el cual hace que casi me caiga hacia atrás, pero lo disimulo estirando mi cuerpo. -Yo creo que... Deberían cambiar los colchones, están un poco duros.
Me pongo de pie nuevamente, pero esta vez más lento para no arriesgarme a que me vuelva a dar el mareo y el doctor se de cuenta.
Al bajar la mirada veo que no traigo la misma ropa que llevaba al llegar a casa.
-Mi ropa...
-Oh... Su novio me dijo que le ha traído ropa en aquel bolso.
Giro la cabeza y encima de una silla hay un bolso. Me dirijo hacia este y lo abro. Saco unos vaqueros negros y un pulovert de rayas.
Oh cariño, tus gustos en la moda no mejoran...
Suspiro y me dirijo al baño no sin antes agradecer nuevamente al doctor Nelson.
Me pongo la ropa y suspiro pesadamente al ver mi rostro en el espejo. Estoy horrible, las ojeras no ayudan mucho y tampoco mi pelo tan mal acomodado. Me paso las manos por mi corto cabello tratando de que no se vea tan mal, aunque aborto la misión luego de unos minutos al ver que es imposible.
Salgo del baño y me sobresalto al ver a Nolan en la misma silla de antes.
-Sydney. -Se pone de pie al verme y camina hacia donde estoy para poner sus dos manos en mis mejillas y levantar mi cabeza ligeramente hasta mirarlo a los ojos -Joder lo siento, fui un idiota al marcharme así. Tú... No te lo mereces. No... No debí hacer eso. No debí dejarte sola -Parpadeo varias veces, sorprendida. -Di algo, por favor ¿Estás enfadada? Yo...
-No... -Susurro -No estoy enfadada, solo... -Me callo de repente.
-¿Solo? -Insiste tomando mi mano y sentándome sobre su regazo en la cama.
-Nada. Este... ¿Entonces hablaste con el doctor para que me dieran de alta? -Le digo con una sonrisa, aunque la borro cuando pone mala cara.
-¿Eh? Yo no... Yo no hice eso. Más bien quería que te quedaras otro rato aquí. Por si te ponías mal o algo.
-No estoy bromeando, Nolan. Si hablaste con el doctor mucho mejor. Sabes que odio los hospitales. El olor... Me fatiga.
-Estoy diciendo la verdad, Sydney. Si te dieron el alta será porque te encuentran bien o que se yo. Pero este ser sexy que está aquí no dijo nada. -Dice con una sonrisa coqueta.
-Bueno... Puede ser que el doctor se haya equivocado y la charla que le di para que me dejara ir funcio... ¡Nolan! ¿Qué haces? -Me remuevo mientras se pone de pie conmigo en brazos y me tumba sobre la cama.
-Venga ya, ¿Me vas a decir que nunca te has imaginado como sería hacerlo en un hospital? -Dice dejando suaves besos en mi cuello.
Abro los ojos exageradamente.
-¡Pues no! -Lo separo hasta que nuestros rostros quedan uno frente a otro. -Aquí no. -Le digo firme.
Resopla
-Vale. -Se pone de pie y me tiende la mano para que también lo haga. -Volvamos a casa.
***
Después de hacer todo el papeleo en el hospital me encuentro en el coche de Nolan, con él a mi lado tomándome de la mano y marcando el ritmo de la música que suena en la radio en esta misma. No puedo evitar girar mi rostro para ver su perfil y sonreír ligeramente. Se ve tan guapo...
Sus risos castaños caen por su frente, cubriendo gran parte de esta. Su boca se abre y se cierra debido a que está cantando. Sus ojos color miel tienen ese brillo tan característico suyo que cada vez que se fijan en mi hace que mi cuerpo se sienta raro y precisamente no de mala manera, justo como está pasando en este momento.
-¿Pasa algo? -Dice con una sonrisa de lado mientras da un breve apretón a mi mano.
-No, solo... Te... Nada yo, no pasa nada -Noto como se tensa ligeramente, aunque rápidamente se recompone y su sonrisa se acentúa.
-Yo también te quiero, Syd.
Lo miro por unos cortos segundos y dirijo la mirada a la carretera, con aire pensativo.
Luego de unos minutos llegamos a casa y con su ayuda (Aunque esta fuera un poco innecesaria, ya que no me encuentro mal) salgo del coche y nos adentramos en casa.
Frunzo el ceño al ver que todo está exactamente igual a como estaba cuando me desmayé.
-Cuando te marchaste del hospital... No viniste para casa, ¿cierto? Aunque bueno... La ropa que me llevaste tu... Viniste... -Digo torpemente, sin tan siquiera entender que digo.
-¿De qué hablas, nena? Estás haciendo preguntas muy raras últimamente. Sí, vine a casa a por tu ropa, pero rápidamente volví al hospital y luego me fui a caminar cuando peleamos... -Asiento sin ánimos de responder y me siento en el sofá -Bueno, ¿comenzamos con el maratón de Harry Potter que dejamos ayer?
Sonrío asintiendo felizmente como una niña pequeña. Nolan enciende el televisor y pone la primera parte, pasando una mano por encima de mi hombro para acercarme a él.
Luego de terminar la segunda parte escucho que Nolan suspira.
-¿Nunca te cansas de esta saga? -Resopla divertido. -Desde que estamos juntos la hemos visto como cuatro veces.
-¡Oye! Siéntete afortunado, yo solo veo Harry Potter con las personas que quiero y que me importan. -Digo ofendida llevándome una mano al pecho.
-Ya, claro. -Le da pausa a la peli y pongo los ojos en blanco, sabiendo lo que viene ahora. -Aunque se me ocurre algo mejor que podemos hacer ahora... -Dice besándome el cuello.
-Si, preparar la cena, por ejemplo. Tengo hambre. -Me pongo de pie, haciendo que Nolan casi caiga de boca contra el sofá.
-Sydney, tenemos que hablar. -Me detengo en seco a medio camino. -Oh no, no es lo que piensas yo... Ven, por favor.
Vuelvo a sentarme a su lado, desconfiada.
-¿Qué pasa? -Pregunto directamente.
-No si te has dado cuenta pero... Nuestra vida íntima está decayendo... ¿Cuándo fue la última vez que lo hicimos? ¿Hace un mes?
Parpadeo varias veces, sorprendida y un poco incómoda por el tema de conversación.
-Nolan, sabes que por el trabajo no tenemos tiempo. A penas tenemos para vernos y...
-¿Pero y ahora? ¿Ya no... Ya no me deseas o...?
-¿Qué? Claro que te deseo, Nolan. Pero, ¿no te has parado a pensar que estoy agotada porque hace unas horas salí de un hospital? -Veo como pone los ojos en blanco, abriendo la boca para contestar, pero lo interrumpo -Deja de pensar con la polla por un segundo.
Lo miro con mala cara antes de ponerme de pie y dirigirme hacia la cocina. Últimamente estaba haciendo mucho eso, evadiendo las discusiones, pasando de ellas. Se que no es la solución en todo momento, pero por ahora está bien. No hay por qué formar un numerito por algo idiota.
Saco el sobrecito de lentejas del armario y comienzo a prepararlas. Sinceramente lo menos que quiero ahora es ponerme a cocinar algo sofisticado, mientras alimente todo bien, y las lentejas alimantan bastante.
Escucho la puerta del cuarto cerrarse de un tirón y pongo los ojos en blanco. Exagerado...
Después de unos minutos que se me hicieron eternos (porque si, odio cocinar), pongo dos platos encima de la mesa y me dirijo a nuestra habitación para avisarle de que la cena ya está servida. Al llegar abro la puerta sin tan siquiera tocar.
-¿Qué? -Pregunta con tono cortante mientras teclea algo en la computadora.
-La cena está lista. -Respondo con el mismo tono.
-No tengo hambre.
-Pero la cena está lista y si no vas se enfriará. -Digo juzgándolo con la mirada.
-Ok. -Suspira. -Dentro de un momento voy, si quieres comienzar a comer tú, hazlo.
Me quedo mirándolo en el humbral de la puerta por unos segundos. Suelto una risa amarga y asintiendo vuelvo al comedor. Cojo su abrigo (el cual está tirado en el suelo) para acomodarlo cuando de este cae algo. Una cajita negra. Siento como mi corazón de un vuelco al imaginar que hay dentro. Lo abro lentamente y como si de una película de drama se tratara entra Nolan, el cual se queda pasmado cuando ve lo que traigo en la mano.
Aún así estiro mi mano en su dirección, enseñándole el anillo.
-¿Nolan qué... qué es esto? -Pregunto con la voz temblorosa.
-Syd....
-Nolan, no... -Niego varias veces con la cabeza.
-Nena escúchame. -Mi respiración se acelera demasiado cuando da unos pasos en mi dirección y agarra el anillo. -Te quiero tanto. Yo... No estaba seguro de esto, pero...
-¿No estabas seguro de que me querías? -Pregunto con una ceja enarcada, apoyándome en el respaldar del sillón.
-No, no es eso. -Aclara rápidamente -Lo que quiero decir es... -Da un paso en mi dirección -que quiero pasar el resto de mi vida contigo, Syd. Quiero que en un futuro tengamos una casa propia con dos pequeños corriendo por todos lados. Quiero que seas la mujer que me apoye en todo siempre, como lo haces ahora. Quiero que seas mi hoy, mi mañana y mi para siempre. Syd... ¿Te casarías conmigo?
Tan rápido como termina de decirlo siento mi mundo detenerse. A ver, que no soy idiota, sabía de que iba esto desde un principio, pero que saliera de su boca con tanta tranquilidad hace que me sienta horrible, sin saber bien el por qué. Debo aclarar que no soy de esas chicas que aman el matrimonio, que piensan que su función en la vida es casarse y tener una familia. Él lo sabe... Sabe que quiero vivir mi vida antes de que eso suceda. A pesar de que lo quiera... Algo que con todo el dolor de mi corazón debo admitir que estoy dudando si lo quiero de esa forma tan... Íntima, creo que esto... No lo sé, ¿No es mucho?
-Syd, por favor contesta o me va a dar algo... -Suelta una risa nerviosa haciendo que salga del estado de shock en el que me encontraba.
-No-Nolan yo... -Empiezo a abrir y cerrar la boca constantemente, sin saber que decir. Parece darse cuenta de lo que quiero decir, porque asiente y guarda el anillo -Nolan... -Intento acercarme pero él pone la mano, impidiéndolo.
-No pasa nada. Voy a... Tomar aire. -Dice dando la vuelta para dirigirse a la puerta.
-Es tarde, no creo que sea buena idea. -Digo aún en mi lugar.
-¿Por qué no? -Me mira por encima de su hombro con la mandíbula notablemente apretada.
-Te puedes enfermar con el frío de la noche.
-No hablo de eso... Lo que quiero saber es... Si hay otro ¿Por eso me dijiste que no? ¿Por eso ya no quieres hacerlo conmigo?
-¿Qué? -Lo miro incrédula.
-Entonces si hay otro tipo ¿Le quieres más que a mi? -Da la vuelta nuevamente hasta quedar frente a mi.
-¿Cómo puedes pensar eso? -Digo sintiendo como las lagrimas se acumulan en mis ojos.
-No respondas una pregunta con otra. -Da otro paso en mi dirección. La rabia en su mirada es evidente.
-Sabes bien que no hay nadie. -Aprieto con fuerza el respaldar del sillón, sintiendo como mis manos comienzan a doler.
-Yo no sé nada. A mi no me veas la cara de imbécil. He hecho todo por ti, Sydney ¡He dejado todo atrás por ti! -Espeta tan cerca de mi que no puedo evitar sobresaltarme. Al notar que tengo intenciones de separarme me agarra bruscamente por ambos brazos. Pero si hay algo que yo tengo, es no dejarme intimidar por nadie. O al menos no demostrarlo...
-Primero que nada, no tienes ningún derecho a gritarme de esa forma -Digo esta vez dando un paso en su dirección y quitando bruscamente una lagrima que comenzaba a rodar por mi mejilla. Él da un paso atrás, soltándome con el ceño fruncido -Segundo, tú fuiste el que me metió en la cabeza la idea de fugarnos de nuestras casas.
-Pero tu aceptaste.
-Era una cría.
-Tenías 18 años.
-No sabía lo que hacía.
-¿Me estás diciendo que si pudieras volver atrás en el tiempo dirías que no?
-Técnicamente, volver atrás en el tiempo es imposible. Así que siento desilucionarte, cariño, pero no sabría ahora mismo que decirte si estuviera en dicha situación.
-No estoy para tus jueguecitos, niñata -Espeta con furia.
-¿Qué me llamaste, imbécil?
-Imbécil -Repite con el ceño fruncido
Tomo una respiración profunda antes de hablar, no estoy para discusiones ahora mismo. Estoy tan agotada...
-¿Qué significa esto? Sabes bien que en estos momentos lo último que quiero es casarme y que no sería capaz de engañarte... ¿Cómo puedes dudar?
-Yo... Solo pensaba de que dirías que sí. De que dentro de unos meses nos casaríamos y nos mudaríamos lejos de aquí. Y... Sinceramente no se por qué dije eso yo...
Niego entre lágrimas.
-Quizá en un tiempo... -Digo intentado no sonar tan vulnerable.
Desde hace unas semanas atrás he notado que nuestra relación se ha enfriado mucho. Que por el trabajo prácticamente no nos veíamos y que cuando lo hacíamos estábamos cada uno en su mundo. Especialmente yo. Últimamente he estado sintiendo que nuestra relación no va para más, y ahora pasa esto y...
-Chao Syd. Yo... Luego vengo a por mis cosas. -Le dedico una ultima mirada antes de asentir, cabizbaja. -Lo mejor es eso... darnos un tiempo para pensar, no seguir juntos... al menos hasta que nos aclaremos.
Con el rabillo del ojo logro ver que sale de la casa, aunque suspiro al ver que se le ha quedado el abrigo y que ha salido con solo una camiseta puesta. Lo agarro y salgo tras él, esperando encontrarlo cerca para entregárselo y que no muera de hipotermia por mi culpa, aunque me detengo abruptamente al ver la escena que tengo delante: Nolan está de rodillas en el suelo, mientras que un tipo de al menos dos metros de alto que está de espaldas a mi le estampa un puño en la cara, haciendo que sangre brote por su nariz.
Justo en ese momento reacciono y salgo corriendo en su dirección.
-¡Sueltalo! -Grito y de un salto estoy encima del que lo estaba golpeando, tirando de su cuello hacia atrás torpemente para que lo deje en paz.
Antes de que pueda hacer algo más por salvarlo de este tipo alguien me agarra por la cintura y de un fuerte tirón me aleja de mi objetivo.
Desvío la mirada y veo que Nolan está mirando la escena con terror en el mismo lugar de antes.
-¡Sydney, joder! ¿A caso no puedes estar ni un minuto tranquila? -Me mira como si hubiera cometido el error más grande de mi vida -¡Dejenla ir! Ella... -Su voz se rompe cuando tose y un hilo de sangre sale de su boca -No tiene la culpa.
Forcejeo para liberarme del agarre del hombre que me retiene, el cual ejerce con demasiada fuerza.
No tengo palabras, solo miro a Nolan sin saber que hacer, pidiéndole ayuda con la mirada.
-¡Llevandlo dentro del coche! -Veo a un hombre un poco mayor saliendo de un auto que no había visto acercándose a mi con paso lento.
-Por favor, no le hagan daño. No a ella -Suplica Nolan mirando a todas partes en busca de ayuda mientras lo arrastran dentro del auto.
-¡No! Por favor, dejenlo ¿Qué quieren? ¿Dinero? ¡Respondan! -Digo eso último con un hilo de voz.
El que me retiene suelta una risita, ganándose una mirada fulminante por parte del que está justo delante de mi.
-Te imaginaba... Diferente. -Habla este último ganándose una mirada de desaprobación por mi parte.
-Pues mire que yo a usted no lo conozco de nada y si así es, que fácil ha de olvidarse la gente de su asqueroso rostro.
A pesar de la oscuridad logro ver como una sonrisa se forma en sus labios.
-No te merece, ¿Sabes? Ese tipo es un pendejo mientras tu... -Dirije una mano a mi rostro y no puedo evitar poner una mueca. -Eres muy hermosa y astuta. -Dice eso último casi con adoración.
-Gracias por el halago y el consejo. -Digo apartando la cara para que deje de tocarme -Pero como estamos hablando de mi vida, no creo que deba opinar o que en cualquier caso, me importe lo más mínimo lo que salga de su boca -Digo con mala cara. -¿Por qué se lo llevan? -Pregunto nuevamente.
-Él no es tan bueno como piensas... -Niega mientras me mira con esos ojos verdes tan parecidos a los míos. Supongo que en eso fue en lo que primero me fijé al verlo. -Deja de confiar en la gente que es tan obvia con sus intenciones.
No. Nolan es una buena persona. Este tipo está mintiendo. No le hagas caso, Syd.
-Déjala, no tenemos tiempo. -Dice alguien dentro del auto.
-Un gusto, So... Mhm... Espero volver a verte pronto -Dice esto último en un susurro confidencial solo para él y para mi.
-Que lástima que no pueda decir lo mismo -Pero antes de que pudiera decir algo más, siento como el que me estaba reteniendo me tira con brusquedad hacia el suelo, dejándome sin aire.
Con la poca fuerza que me queda gracias al impacto me pongo de pie. Pero ya era demasiado tarde... Ya el auto había arrancado.
Joder, se lo han llevado.
Siento como por fin las lágrimas comienzan a salir de mis ojos y me dejo caer en el frío pavimento, mientras tres preguntas pasan por mi cabeza:
¿Por qué se lo llevaron?
¿Qué harán con él?
Pero la más importante, ¿quiénes son esas personas?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top