Capítulo 12: No juegues con fuego (+18)
Advertencia:
OJO. Este capítulo contiene escenas +18... ok ya, pueden leer :)
♡♡♡
Me meto a la habitación con un pote de nutella que me ha traído Eleanor hace una semana atrás. No voy a decir que no tuve tiempo para comerlo porque... ¡he estado una semana encerrada en una casa sin hacer nada más a parte de comerme la cabeza y vaguear!
Y todo por él... John. Entrecierro los ojos y clavo la cuchara fuertemente dentro del potecito, imaginando que es su perfecto rostro.
No tengo noticias de él. Tampoco Eleanor sabe nada, ya que era la que me decía los primeros días que tal estaba. No se como explicarlo pero.... Me siento tan impotente en esta situación. No tengo noticias tampoco de Nolan, lo cual hace que mis nervios incrementen cada día un poco más.
Sin mucho que hacer salgo de la habitación con el pote ya vacío hacia el cuarto de baño. Estaba a punto de cepillarme los dientes cuando escucho que la puerta se abre. Salgo, esperando a ver a una Eleanor con comida.... Y... Eh... bueno, quiero verla, claro...
... Pero cuando entro al salón veo que no es ella, es él.... John.
Abro la boca en sorpresa.
-Hey -Dice sin mirarme.
-H-hey -Tartamudeo.
Sin decir más, se dirige a su habitación. Mientras, yo me quedo en mi lugar, mirando un cuadro como idiota ¿Ha pasado de mi?
¿Qué va a hacer? Te quedaste mirándolo como una psicópata.
Yo no...
Escucho la puerta de su cuarto cerrarse y giro la cabeza como el exorcista hacia su dirección.
-¿Qué? -Pregunta con su habitual tono frío.
-Yo... Eh... Nada. -Digo incómoda, evitando su mirada la cual está sobre mi.
-¿Ha venido Eleanor estos días?
-Si -Miento, sinceramente no quiero causar problemas. Levanto la cabeza y veo como asiente lentamente sin quitar sus ojos de mi.
-¿Qué tal has estado?
-Bien -Vuelvo a mentir y noto como sus labios forman una fina línea -¿Saben algo de... Jason?
-No -Dice en un susurro.
-¿Cuándo podré salir, John?
-Pronto.... Te lo prometo. Debes confiar en mi, Sydney.
-Ese es el problema. -Suspiro cerrando los ojos -Confío demasiado en las personas y.... Por eso mira donde acabé- Me acerco a él a pasos lentos -¡Mira en la situación en la que me encuentro! Por.... Por idiota, por pensar que podría hacer algo cuando.... Sinceramente, no puedo.
-No es tu culpa -Dice mientras se sienta en el sofá principal. Yo lo imito.
-Claro. Nunca es mi culpa. Pero yo siento que es todo lo contrario -Digo con una sonrisa triste. Sinceramente no quiero seguir con esta conversación -Y tu... ¿Estás bien?
-¿Por qué no lo estaría?
-Yo... No lo se, solo preguntaba -Digo arrugado mi entrecejo, incómoda.
-Estoy bien y... No hagas eso.
-¿El qué? -Alzo una ceja, curiosa.
-Eso de... Hundir tus cejas. Se ve raro.
Y ahí.... Pues ahí comienzo a reírme por primera vez desde que llegué a esta casa.
-¿Hablas de esto? -Frunzo exageradamente el ceño nuevamente, entre risas. Escucho como él refunfuña por lo bajo.
-Deja de hacerlo, lo digo en serio, Sydney
-Uy que miedito me das- Canturreo poniéndome de pie para ir a la cocina.
-Deberías -Me rio en su cara descaradamente y sigo mi camino. -¿Qué hacías cuando he llegado? -Dice acomodándose en el sillón.
Dejo el potecito en el fregadero y vuelvo con él.
-Comía. -Digo sin más sentándome a su lado.
-Vas a terminar engordando estando encerrada en una casa. Usualmente es lo contrario -Dice, divertido.
-¡No voy a engordar!
-Si, claro, serás como una croqueta con piernas y brazos. -Y comienza a reírse en mi cara.
-¡Pues... tú si que estás engordando! Mira -Le tomo por la cintura intentando cojer algún que otro michelín, sin éxito. El muy estúpido tiene el cuerpo trabajado por el gimnasio.
-¿En serio, Sydney? -Enarca una ceja, sin inmutarse. Yo me separo de él, mirándolo con los ojos entrecerrados. -Aunque engordara, me vería muy sexy. Admitelo.
-No, te verías como un globo recién inflado.
-¿En serio ese es tu mejor ejemplo, Sydney? Me esperaba más de ti.
Le saco el dedo corazón, divertida.
-Hey... ese dedito. -Dice, pero como tengo un don para llevar la contraria lo vuelvo a sacar. En ese momento John lo agarra y lo baja, con una sonrisa. Mientras yo le miro con mala cara.
-¡Es mi dedo, puedo hacer con él lo que quiera! Como si es... cortarlo.
-Te verías como una chica mala.
-Soy una chica mala.
-No, chica mala es Kate. Es... nunca te metas con ella si no quieres sufrir un terrible destino. Esa chica es sorprendente. -Dice con una pizca de admiración en su voz -Pero es una pesada. Y más después de... nada, olvídalo
Inconscientemente aprieto los labios, asintiendo con la cabeza lentamente. ¿Es normal que de alguna forma esto me... afecte?
Creo que John nota la tensión, ya que se aclara la garganta, aunque no dice nada, el muy...
-Yo... creo que no me vería tan mal siendo una croqueta con piernas y brazos . -Digo sin saber por qué y soltando una risita idiota.
-¿Quieres que te diga la verdad, Sydney? -Asiento, esperando que me diga que, sinceramente, me vería horrible. Pero me sorprendo al recibir la respuesta-: Tú no te verías mal ni aunque quisieras ¿Es que a caso no te has dado cuenta de que eres jodidamente perfecta?
Detengo lo que estaba haciendo y me dedico a mirarlo, con una ceja enarcada.
-¿Amaneciste de buen humor, poli engreído? -Digo fingiendo que eso que me ha dicho no me ha afectado lo más mínimo y me pongo de pié, huyendo de esta situación como la gran valiente que soy.
Siento como su mano agarra mi muñeca, haciendo que me gire y que mi pecho choque con el suyo. ¿En qué momento se puso de pie...?
-¿Qué... Qué haces? -Digo al notar que acerca su cara a la mía -J-John....
-Syd...
-¿John, que ha...?
Cuando está a pocos centímetros de mi cuello, susurra:
-No juegues con fuego, nena, podrías quemarte en cualquier momento.... Y créeme, ahí si que nadie te podrá salvar. Ni siquiera yo... -No puedo evitar cerrar los ojos cuando pone una mano en mi cintura, acercándome a él.
-John, no deberíamos... -Digo intentando sonar creíble, pero mi voz sonó tan baja que ni siquiera creo que me haya escuchado.
Tampoco es que está situación te moleste tanto, ¿eh?
-Eres tan hermosa... -Dice esta vez contra mi cuello, haciendo que mis pensamientos se nublen. Suelto un suspiro de deseo cuando comienza a dejar varios besos en este. -Tan perfecta. -Me agarro de sus hombros cuando baja sus manos hasta llegar al borde de mi camiseta. Pasa una de sus manos por mi cintura que en estos momentos está descubierta, ya que con su otra mano levantó la tela para tener más acceso. Aprieto los labios con fuerza cuando siento que comienza a desabrochar mi sostén lentamente. Al hacerlo, lo deja caer al piso y me deja la camiseta como antes, aunque eso no fue problema, ya que antes de que pudiera pensar en algo mete sus manos por debajo de la fina tela y sin abandonar los besos y las mordidas en el cuello, comienza a masajear mis pechos. Primero lo hizo lento, luego aceleró el ritmo de tal manera que no podía hacer otra cosa que jadear su nombre en voz baja.
De repente se detiene, haciendo que lo mire con una ligera molestia en mi rostro, pero él, con una sonrisa de lado y sin abandonar en ningún momento mi mirada, baja una mano y la detiene en el tiro de mi pantalón.
-¿Puedo, Sydney? -Su voz sonaba casi a un ruego- ¿Puedo por fin hacerte mía?
Una sonrisa pícara de forma en mi rostro cuando une más su cuerpo al mío, haciéndome sentir su notable erección. A pesar de todo, quería que esto fuera a mi manera. Quería que si esto ocurriera fuera diferente, así que en contra de mi cuerpo sediento de tenerlo cerca, me separé de él.
John me miró con curiosidad, pero aún de lejos podía sentir ese deseo y ese anhelo por tenerme en sus brazos, lo cual me hizo sentirme como una jodida diosa.
-¿Qué haces, Sydney? ¿Intentas volverme loco? O... ¿a caso quieres quemarte con este fuego incontrolable? -Dice en voz baja, sin moverse.
Yo suelto una risita y me dirijo a la isla, subiendome encima de ella. Le hago una seña para que se acerque y sin dudarlo lo hace. Abro mis piernas hasta que el queda entre ellas.
-¿No era más fácil decir que querías que te follara así? -Dice en mi oído y siento como el calor sube por mi vientre hasta llegar a mis mejillas. Antes de poder responderle, él une nuestros labios, los cuales los míos reconocen casi a la perfección. Sonrío sobre estos cuando pone sus manos suavemente sobre mis mejillas y se pega más a mi cuerpo, por lo que sin poder controlarme pongo mis brazos en sus hombros, atrayéndolo a mi.
Siento como baja sus manos para ponerlas en cintura, apretandola ligeramente. Nos separamos un poco, lo que él aprovechó para cargarme y ponerme de pie, presionandome contra la isla.
Echo la cabeza hacia atrás ligeramente al sentir una presión por encima de mi pijama.
-John -Suelto un pequeño jadeo involuntario cuando mete una de sus manos por el pantalón y llega a ese punto que me hace enloquecer. Hundo mi cara en su cuello cuando empieza a hacer lentos movimientos por encima de las bragas que, justo en este momento, odio con todas mis fuerzas.
Inconscientemente comienzo a mover mis caderas para que aumente el ritmo, pero con su mano libre me detiene.
-Cálmate, Nena, solo... disfruta. -Y sigue con sus movimientos lentos y dolorosos, los cuales me hacen enloquecer de la mejor manera posible.
Ya no soporto más. Mis rodillas tiemblan demasiado y mi cuerpo pide el suyo con una intensidad impropia de mi.
Él parece notarlo porque lleva su otra mano a mi cintura hasta guiarme al sillón, sin dejar de tocar ese punto. Me acuesto en el sofá y él se pone encima de mi, acelerando el movimiento de sus dedos.
Suelto un último jadeo cuando llego al clímax, mientras que mis piernas no dejan de temblar y mi estómago se retuerce con fuerza. Mi respiración está demasiado acelerada así que cierro los ojos un segundo, intentado controlarla. Al abrirlos, noto que John me mira fijamente, con los ojos aún más negros que de costumbre. Siento como se relaja y se acerca hacia mi cuello. Pero... no hace nada, y lo peor es que claramente puedo sentir el bulto en su entrepierna contra mis muslos, lo cual no ayuda a que se me baje la calentura.
-John, ¿qué...? -Antes de que pueda completar la frase acerca su rostro al mío y me da un corto beso en los labios, cosa que nunca habría esperado de su parte y menos después de haber pasado esto.
-Que duermas bien, Sydney. -Dice poniéndose de pie y yendo hacia su habitación, dejándome boquiabierta y más caliente que una...
Ok no, tranquilidad, Sydney.
Has dejado que daddy John te manosee.
¿Qué diablos acabo de hacer? ¿Por qué no me separé cuándo se acercó?
Quizá porque... Daddy John está demasiado bueno y te hechizó con sus encantos de poli engreído.
Pongo una mueca, recordando lo que pasó no hace ni un minutos atrás. ¡Me ha dejado a medias! ¡Y se fue, tan tranquilo!
Me pongo de pie y me dirijo a mi habitación, con mi dignidad por el suelo y un malhumor que no me cabe en el cuerpo. Paso por delante de su habitacion y me detengo un segundo, mirando la puerta fijamente como si así pudiera hacer que esta le explotara en su estúpida cara. Respiro profundamente y sigo mi camino hasta que llego a mi cuarto. Cierro la puerta de un portazo y me encamino al baño a darme una ducha de agua fría.
Lo necesitamos, cariño. No sabes cuanto.
Cuando termino, salgo del baño aún enfadada con el mundo sin saber por qué. Me dejo caer en mi cama, con las piernas cruzadas y mirando los árboles de fuera a través de la ventana.
No pasa ni media hora después en la que el sueño se empieza a apoderar de mi, y pensando en el idiota del poli engreído, me quedo dormida.
****
Escucho unos leves toques en la puerta de la habitación. Me pongo de pie a paso zombie y la abro, bostezando. Cuando me acostumbro a la luz me sorprendo al ver a John frente a la puerta, con el pelo desordenado y sin camisa. Dato muy importante ese último, ¿eh?
-John... ¿que pasa? -Susurro al ver que no dice nada.
-Yo... no podía dormir y... en fin, yo...
Espera un segundo, ¿John titubeante? ¿Qué barbaridad es esta?
Justo cuando iba a preguntarle que sucedía, noto como él da un paso en mi dirección.
-Sydney... no sabes como me has dejado antes. -Dice tomándome por la cintura y acercándome hasta que nuestros pechos chocan.
Por algún motivo no puedo moverme, es como si, en el fondo, mi cuerpo pidiera a gritos terminar con esta agonía tan grande, pero mi cerebro me diga que es un completo error.
-John, no... -Digo cuando comienza a acercar su rostro al mío.
-Nena -Susurra -¿me vas a decir que no deseas que esto suceda? ¿Qué no sientes nada cada vez que me acerco a ti? Porque créeme que yo si lo siento, y demasiado -Toma mi mano hasta dejarla encima de su entrepierna, donde el bulto hace evidencia de lo que acaba de decir.
Por algún motivo el hecho de que me desee de esta forma me pone a mil, haciendo que olvide por un momento que me ha dejado plantada hace unas horas atrás.
Pero no se asusten, queridos, he dicho por un momento, no se me ha olvidado para nada.
Aunque... no estaría mal aprovechar esta situación.
-Te deseo, Sydney, no sabes cuanto. -Dice soltando mi mano y pasando las suyas por mis mejillas.
-John, yo... -Pero me calla dándome un beso. Y no uno tierno, al contrario. Es un beso cargado de pasión y deseo. Sus labios carnosos danzan sobre los míos mientras que gira ligeramente la cabeza para profundizar el beso, y como si fuera posible, acercarse más a mi, o al menos eso me ha dado a entender cuando me ha apretado con fuerza la cintura, subiendo y bajando las manos, haciendo una perfecta fricción entre estas y la piel caliente de mi cadera y cintura.
De repente el ambiente se pone demasiado caliente para pensar mucho en lo que hago, así que me separo de él, mirándole directamente a los ojos. Mi respiración ya se ha acelerado al punto de que él lo note, ya que al recorrer con su mirada mi cuerpo jadeante sonríe de lado. Antes de poder pensarlo mucho más, tomo una de sus manos y tiro de ella hasta tumbarlo sobre la cama. Noto como su sonrisa se amplía cuando me siento a horcajadas sobre él, doblandome hasta que llego a su boca, la cual beso delicadamente como ha hecho él hace un rato. Siento como lleva sus manos hacia mi cadera cuando comienzo a dejar besos por su cuello.
-Me tienes mal, John -Susurro inconscientemente al notar como aprieta el agarre en mi cadera y comienza a moverla.
-No, Syd, tú me tienes mal a mi, no sabes lo difícil que es pensarte todo el tiempo. El querer tocarte y tenerte justo así, pero no poder hacerlo todo el tiempo que quiera. -Dice y con un rápido movimiento está encima de mi.
Suelto una pequeña risita antes de negar socarrona con la cabeza.
-No, poli engreído, esta vez mando yo. -Al ver que la idea no le disgusta para nada, tiro de su brazo hasta que vuelvo a quedar encima de él. Siento como el bulto en su entrepierna crece cuando me quito la camiseta. De repente un frío recorre mi espalda, pero lo ignoro. Inmediatamente su mirada va directo a mis pechos, los cuales están completamente al descubierto.
Veo como hace un ademán de acercar una mano a uno de ellos pero le doy un manotazo, sonriendo al saber que por fin tengo controlada la situación. Me pongo de pie lentamente bajo la mirada atenta de John sobre mi cuerpo, el cual sólo está cubierto por el pantalón del pijama. Justo ahora, este pica por ser arrancado por sus manos.
-Quítate la camisa -Digo con una voz sorprendentemente segura.
A pesar de la oscuridad y de las distancias noto que el enarca una ceja, divertido.
-¿Por qué no lo haces tú misma?
-A pesar de que es una propuesta... interesante, prefiero que lo hagas tú.
Suelta una pequeña risita pero lo hace sin rechistar, y más bien sin yo pedírselo se quita el pantalón de dormir. Dato importante: no tiene nada debajo. Sonrío para mis adentros, orgullosa, y vuelvo a la cama, sentándome encima suyo, donde su miembro tiene acceso casi directo a mi entrepierna a no ser por el pantalón y por las bragas.
Comienzo a mover las caderas y sonrío al ver como me mira.
-Te ves como una diosa -Dice soltando un jadeo, el primero que le he podido sacar desde que nos conocemos.
No lo aguanto más, me pongo de rodillas y comienzo a bajar mi pantalón lenta y dolorosamente. Cuando está hecho, me pongo de rodillas justo cuando su miembro está casi en mi entrada. Apoyo mis manos en su pecho para comenzar a bajar y escucho que suelta otro jadeo cuando estoy a punto de entrar.
Vamos avanzando...
Hasta que por fin apareces.
Estaba concentrada en que no te despertaras
Espera, ¿que?
Mierda.
Abro los ojos exageradamente, sintiéndome demasiado acalorada y agitada. Miro hacia todas partes. Si, estoy en mi habitación. Sola...
Que feo todo...
Que feo sueño.
Claro, feísimo.
Me paso una mano por la cara, la cual está llena de sudor y me paro de la cama.
Salgo de la habitación para tomar agua y como la vida me ama, justo en ese instante John sale de su habitación. Nuestras miradas se cruzan por un momento, aunque yo retiro la mía rápidamente, roja de la vergüenza.
-¿Estás bien?
-¿Por qué no tendría que estarlo? -Pregunto enarcando una ceja.
-No lo sé, Sydney. No soy adivino. Puede que hayas entrado en el baño y te hayas resbalado en la ducha. Sólo preguntaba por curiosidad.
-Ya, pues para tu suerte o desgracia no me he resbalado en la ducha. Estoy perfectamente bien.
Noto como frunce el ceño.
-¿Tienes calor?
Vaya que tengo...
-Yo...
-Si quieres puedo bajar la calefacción, aunque pienso que la noche esté fresquita.
-Mhm... no es eso es... -Trago saliva, nerviosa y sin saber qué decir -Si tengo... Algo de calor. Es que soy muy calurosa y este clima no ayuda. Em... el tiempo frío es mi religión.
Y tú también daddy John.
-Ya... O tal vez es que esa sudadera y ese pantalón te dan calor. Existe la opción de quitártelos y ponerte ropa... más fresca, Syd.
Ok, debo admitirlo. La forma en la que lo ha dicho ha hecho que se me secara la garganta.
-Esto... iba a ir a tomar agua. Quizá eso... me refresque.
-Ya... también podrías darte una ducha.
-¿Eh? -Digo sin tan siquiera pensarlo.
-¿Sabes? De esas que se da la gente cuando tiene mucha calor para, precisamente, refrescarse.
-Ya... ¿en serio? Te juro que no sabía lo que era ducharse. Nunca lo he hecho ni lo habría descubierto por mi misma. Me has alegrado la vida con tu aclaración, John. -Digo con mala cara -Ahora, con tu permiso.
Me doy la vuelta para ir a la cocina y tomar agua cuando él me agarra por el brazo, haciéndome girar un poco. Mi respiración se acelera cuando sonríe y ladea la cabeza.
-Buenas noches, Sydney.
Me separo bruscamente de su agarre.
-Buenas noches, John -Mascullo de mala gana, siguiendo mi camino.
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Nota:
Fuah, estoy sin palabras 😶
Desaten su amodio hacia mi en este párrafo:
Besooos <3
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