Capítulo 5.

— Estás demente, no voy a ver esa película, ¡es horrible!— reclamé alterada al ver la cara del títere maligno.

Javier soltó una carcajada por mi reacción y comenzó a buscar otra.

Tan rápido habían pasado dos meses, yo pronto cumpliría 17 años y eso me agradaba, me gustaba el mes de mi cumpleaños. 21 de Diciembre.

Miré a Javier que había dejado de buscar y ahora tenía una en la mano.
Estábamos en su casa, se suponía que fui a ver una película con él, pero las únicas que me estaba mostrando eran de terror.

Las odio.

— ¿Qué te parece si vemos algo de Tim Burton?

— Claro, todo sea por no ver a ese asqueroso títere.

El sonrió divertido.

— A ver, Alicia en el país de las maravillas o El joven manos de tijera, también está Charlie en la fábrica de chocolate...

— ¿Tienes la de la Bella y la Bestia en HD?— pregunté, recordando que no la había visto en mucho tiempo.

— No, pero podemos verla en el portátil.

Asentí.

— ¿Por que la Bella y la Bestia?— preguntó el con tono curioso.

— Me gusta, es una de mis favoritas de Disney, aunque Piratas del Caribe en sin duda una de las mejores, mi extra favorita.

— Interesante.

Buscó la película en el portátil y después de un rato me di cuenta de que estaba recargada en él, aunque eso no parecía molestarle en absoluto.

Era increíble como nuestra amistad había evolucionado en tan corto tiempo.

Y me sentía cada vez más confundida.

— Elsa, despierta— escuché que me susurraron al oído.

Abrí los ojos con dificultad.

¿En qué momento me quedé dormida?

Terminé de abrir mis ojos y me encontré con los ojos marrones de Javier.

— Creo que debes volver a casa, ya son las seis y media— me informó.

— ¿Qué? ¿A caso...?— intenté decir, sorprendida— ¿cuánto he dormido?

— Te dormiste a mitad de la película.

¡Había dormido tres horas!

Cielos

— Debería irme.— anuncié.

— ¿Quieres que vaya contigo?

Asentí.

— Bien.

Media hora más tarde llegamos a mi casa en su auto.

— ¿Quieres pasar?— le pregunté

— ¿Y tus padres?

— Tranquilo, no están.

— Ok.

¡No sé que estaba pensando!

¡Invitarlo a pasar a mi casa cuando mis padres no están!

Aunque viéndolo bien, sería peor si estuvieran.

Mi papá aún no aceptaba que Javier fuera mi amigo, pero sólo somos eso:

Amigos.

¿Solo eso verdad?

Entramos a mi casa y subimos a mi cuarto.

— Tienes muchos libros— comentó, observando la pequeña biblioteca que adorna mi habitación.

— Si, me gusta leer.

— ¿Y has leído todos estos libros?

— Por supuesto.

Sacó uno al azar y comienza a revisarlo.

— Te odio con todo mi amor— leyó

— Si, es la historia de una chica que no se lleva para nada bien con el hermano de su mejor amiga, Andrew, pero en el fondo saben que sienten algo por el otro.

— ¿Escribes?— preguntó interesado.

¿Qué si escribo? Claro que sí, aunque no estaba muy segura de que si quería que lo supiera.

— Sí.

Odio no poder ocultarle nada.

— ¿Puedo ver?— cuestionó

— Claro que no, lo siento. Es una historia...Eh... demasiado endulzada.

— Ok, algún día me enseñarás esa historia.

No lo creo.

— Lo dudo mucho— digo.

— ¿Al menos puedes decirme cómo se llama?

— Te lo diré algún día, por ahora te dejaré con la curiosidad.

Negó con la cabeza mientras sonreía.
No sé que tenía, pero cada vez que lo veía sonreír sentía que mi mundo se detenía y lo único que podía hacer era verlo a él.
Eso me asustaba, y me emocionaba a partes iguales. No había sentido eso con nadie, tampoco es que hubiera tenido mucha suerte con los chicos, pero me asustaba el modo en el que me hacía sentir cuando me miraba, cuando me sonreía o cuando hablaba.
Estar con Javier era como leer un libro. Porque me olvidaba de mis problemas y por un momento, todo mi mundo era él y eso me aterraba, porque aunque mi lado orgulloso no quiera admitirlo, sabía que me estaba enamorando de él.

— ¡Elsa!— escuché la voz de mi padre.

Ya han llegado.

— Tienes que esconderte— le dije a Javier en voz baja.

— ¿Porqué?

— Porque no tengo idea de lo que mi papá te hará si te ve aquí.¡Escondete!

—De acuerdo. ¿En dónde quieres que me esconda?

Buen punto. Mi armario era demasiado pequeño, y tampoco tenía un baño en mi habitación. Tal vez debería esconderse debajo de mi cama.

— Debajo de la cama— dije sonriendo

Él miró mi cama y dio un paso atrás.

— No voy a esconderme debajo de tu cama.— negó

— ¿Porqué no?

— No lo haré.

— Debes hacerlo— insistí

— Bien, pero debes decirme cómo se titula tú libro.

¿Qué?

¿Por qué quieres saber eso?

— No creas que vas a dejarme con la curiosidad.

No creí que fuera a tener tanto interés por mi historia. Nadie la tenía,
Pero mi padre podría subir en cualquier momento...

— ¡Elsa, ¿estás arriba?!

Pude oír los pasos de mi papá en las escaleras. Venía hacia acá.

Miré a Javier, quien seguía parado viendo mi estantería de libros.

— Está bien, te diré como se llama mi historia, pero métete debajo de la cama ¡por favor!

Por fin aceptó y se escondió.

Papá llegó segundos después y tocó la puerta.

— Hija, queremos que bajes, tu madre tiene una sorpresa. Abre la puerta.

La abrí, casi me caí del susto al ver a mis dos hermanos detrás de él.

— Alex, Oliver. — susurré

— Hola Elsa.— dicen al unísono

— Bajaré en un momento papá, solo déjame...eh...terminar de...eh...ordenar...¡mis libros!

La cara de mi padre se mostró confundida.

— Okey— dijo

Cerré la puerta de un portazo sin darle tiempo de nada.
Me di la vuelta y dejé salir un suspiro.
Después me acerqué a mi cama y me agaché, Javier estaba tendido en el suelo. Tenía los ojos abiertos, y al percatarse de mi presencia, volteó

— ¿Vas a decir algo, o solo te quedarás ahí mirándome?— me preguntó

Sonreí divertida.

— Ya puedes salir— le informé

Salió de ahí y comenzó a sacudir su ropa.

— ¿Y bien?— Javier me miró fijamente.

— ¿Qué cosa?

Se acercó más a mi.

— ¿Cómo se llama tu historia?

Oh, eso

— No vas a dejar de insistir, ¿cierto?— intenté alejarme un poco, pero él se acercó más.

— No, prometiste decírmelo.

Supuse que no tenía opción.

— Se llama...— no pude terminar la frase, él estaba demasiado cerca de mi.

— ¿Cómo se llama?

— Se llama...— me era imposible seguir hablando.

Estaba tan cerca de mi y eso me puso nerviosa.
Me dije que debería alejarme un poco pero no lo logré, lo miré a los ojos y tragué saliva, volví a bajar la mirada hacia sus labios. Quería besarlo.

¡Por dios Elsa! ¿Besarlo?

¿Me podrían decir como se respira? Creo que lo he olvidado.

Recuperándome un poco, decidí hablar:

— Mi historia se llama...la...la curva del amor.

— La curva del amor— repitió y se alejó de mí.
Lo agradecí y lamenté a mismo tiempo. Me sentí morir.

— Lo recordaré— dice.

Sería mejor si no

— ¿En dónde la escribiste?— pregunta.

— En Wattpad, es una aplicación en donde puedes escribir tu propia historia y publicarla, igual sirve para leer. Me encanta esa aplicación, realmente es asombrosa.

Javier sonríe.

Amo su sonrisa

Cada vez que sonríe es como si aliviara una parte de mi alma, así pueda estar teniendo un mal día.
No sé cómo se le puede llamar a esto, casualidad o destino, no lo sé. Solo sé que me gané la lotería el día en el que lo encontré en aquella calle. Cuando lo conocí lo primero que vi fueron sus ojos marrones, y eso me agrada.
Dicen que los ojos son el reflejo del alma, y los ojos de Javier reflejan bondad, sinceridad y todo tipo de sentimiento positivo. Él es puro.

— Creo que debería irme— su voz me saca de mis pensamientos.

— Tal vez, pero mi padre está allá abajo. No puedes salir por ahí.

— ¿Vas a decirme que salga por la ventana?

— Pues...no sería tan mala idea— le digo con inocencia.

— No, ni de broma.

— No puedes salir por la puerta principal, te verán.

— Eso debiste pensarlo antes.

— No te preocupes, encontraré la forma de que salgas de aquí sin que te vean pero primero debo bajar antes de que ellos decidan subir.

— ¿Me harás esperar aquí?— pregunta.

— Lo siento.

— Bien, esperaré aquí.

Después de agradecerle varias veces, por fin decido bajar con mi familia.
Mis padres y mis hermanos están reunidos en la sala, parecen estar hablando de algo importante.

— Elsa querida, te estábamos esperando— argumenta mi madre cuando me ve.— tenemos que decirte algo, es acerca de tu cumpleaños.

— Tu madre ya pensó en todos los preparativos para la fiesta.— dice mi padre.

Vaya, no creí que se fueran a tomar tan enserio mi cumpleaños.

— ¿Y que quieres hacer exactamente?— pregunto, dirigiéndome a mi mamá.

— No te preocupes por eso, ya lo verás cuando llegue el día. Por ahora solo quiero darte esto.

Me tiende una caja y me hace señas para que la abra.

— Quiero que lo uses ese día.

Abro la caja y me encuentro con un vestido color azul celeste perfectamente doblado.

— ¿Quieres que use esto?— pregunto no muy contenta.

— Claro, me aseguré de que sea del color que te guste.

— Pero mamá, no se si pueda usar esto...es...no suelo usar vestidos.— digo.

Mi madre me mira con gesto de decepción.

Ok, eso no es lo que quería.
No me gusta ver a mi mamá triste por cosas tan insignificantes como esta.

— Bien, lo usaré— acepto.

Ella sonríe felizmente y yo la imito.

Se que mandó a hacer este vestido con la ilusión de que yo lo usara el día de mi cumpleaños, no quiero romper esa ilusión. No lo hizo con malas intenciones, al contrario, lo hizo como un gesto de amor hacia mí.

Soy demasiado afortunada.

Después de resolver ese asunto Jessica propuso ver una película en familia. Todos estuvieron de acuerdo menos yo, que seguía pensando en Javier que seguía en mi habitación, posiblemente más aburrido que nunca y arrepintiendose de haber venido conmigo.

— Oye Elsa— susurra Oliver en mi oído— ¿podrías explicarme porqué hay un auto negro afuera?

Mierda

— No se de que hablas— digo.

— No mientas, dime la verdad. ¿Hay alguien escondido en la casa que no pertenezca a la familia?

Piensa rápido.

— Cualquiera puede dejar su auto justo ahí, la calle es pública.

Debería buscar mejores excusas.

Mi hermano me mira fijamente, después suspira y dice:

— Elsa, sabes que te quiero mucho pero si papá se entera de esto estarás...

— Pero no sé lo dirás ¿cierto?— lo interrumpo.

— ¿Entonces admites que si estuvo o está el aquí?

Creo que no tiene caso mentir, así que asiento dándole la razón.

— Tienes que ayudarme— le digo.

— ¿A qué?

— Pues a que pueda salir sin que nadie lo vea.

Oliver parece pensárselo bien pero al final acepta y minutos nos encontramos los tres en mi habitación planeando como salir. Según mi hermano deberíamos salir por la ventana de mi cuarto y esa sería una gran idea si mi habitación no estuviera en el segundo piso, así que, hemos descartado esa idea.
Al final optamos por salir por la ventana de la cocina.
Oliver distrajo a mis padres en su habitación diciendo que había una rata. Fue divertido oírlo gritar pareciendo asustado por ese roedor inexistente.

Realmente tuve miedo de que mis padres nos descubrieran pero todo salió bien.

Divertido.

                                 —♪♪♪—
Lunes.

Otra vez.

¿Quién quiere levantarse en lunes?
Pues yo no. No tengo ni la mínima intención de levantarme hoy.

Faltar un día a la escuela por primera vez en 16 años no daña a nadie.

— ¡Elsa es hora de levantarse!

Plan arruinado.

¡Ya voy mamá!

Gruño al levantarme, mi mañana ha sido arruinada dos veces. Primero por el despertador y luego por mi mamá.
Bajo al baño todavía con sueño y me doy una ducha.
Después voy a la cocina para desayunar.
Mis tres hermanos ya están allí.

¿Por qué siempre se levantan antes que yo?

Tal vez no debería leer hasta las tres de la madrugada. ¡Pero es imposible!

— ¿Desvelada?— me pregunta Jess

— Tú que crees—le contesto.

— ¿Que cosas haces que tienes que quedarte despierta hasta la madrugada?— vuelve a preguntar.

— Ya he terminado de escribir el epílogo de mi historia.

— Bueno, pues para la próxima no elijas un domingo por la noche— dice— Tus ojeras son muy notorias.

—  Eso se arregla con maquillaje.

Jessica pone los ojos en blanco.

Desayunamos todos juntos con mucha normalidad como todos los día, hablando de cualquier cosa.
Después de eso mis hermanos y yo nos dirigimos a la escuela. Algunas veces tomamos el autobús escolar, pero la mayoría del tiempo elegimos caminar. Disfrutamos más el camino, charlamos de las cosas que a nosotros nos interesan y escuchamos música que a nosotros nos gusta y no la que otros chicos prefieren.
Sin duda es mejor caminar, aunque nos lleve más tiempo y nos tengamos que levantar más temprano.

Para mi mala suerte

Llegamos a la escuela y mis hermanos se han ido a su salón. Hemos dejado  Jessica hace una cuadra.
Así que solo me corresponde a mi ir a mi salón y llegar antes que el profesor para que no me castiguen.
Por suerte aún no ha llegado, así que aprovecho el tiempo para revisar mi celular.

Javier me a enviado un mensaje:

Los chicos quieren que vengas con nosotros al estudio de grabación hoy en la tarde.

Sonrío como tonta al leer su mensaje.

Lo veo en línea así que le respondo:

— Me encantaría, dime a que hora

Él responde casi al instante.

— ¿Te parece bien a las 4:00 p.m?

— Claro, estaré lista.

— Bien, te veo luego. Tengo cosas que hacer.

— Igual yo, ya casi llega el profesor. Adiós.

— Adiós.

Suspiro con ilusión, nunca me había sentido tan bien al hablar con un chico.

— Parece que cupido te ha flechado— me doy la vuelta al escuchar el comentario.

No puede ser, es Blanca.
Se ha sentado atrás de mi para poder molestarme a su antojo.

— Ese no es tu problema Blanca.— de digo un tanto molesta.

— Dime, ¿es ese chico español que estaba contigo el otro día?.

— Eso no te importa— mascullo.

— Oye, no entiendo como un chico como el de ha fijado en alguien como tú, no eres tan impresionante. Para mi que solo está jugando contigo. Yo no me sorprendería.

¡Auch!

— Creo que lo mejor sería que dejaras de opinar sobre mi vida personal— mascullo con molestia.

Ella solo ríe y centra su atención en su celular, ignorándome.

El profesor llega y la clase transcurre con mucha normalidad, sin incidentes y sin notas de burla por parte de Blanca.
Aunque la verdad no presté mucha atención al maestro, el sueño me estaba matando y lo único que quería era regresar a mi casa a dormir todo el día.
Además de que la clase era de Informática.

¡Odio la Informática!

No entiendo como es que hay personas a las que les gusta perder el tiempo aprendiendo todo sobre una computadora y memorisando todas sus funciones. A mí me da dolor de cabeza. Para mí es simplemente aburrido.
Prefiero la clase de química, amo los experimentos, además de que el profesor siempre nos mantiene activos en cada clase. En cambio el profesor Pablo es extremadamente aburrido.

Para matar mi aburrimiento me dedico a hacer garabatos en mi libreta. Ya después pediré los apuntes.
A ver, no es que sea irresponsable, pero es que no puedo con tanto sueño,  en cualquier momento podría quedarme dormida.

Mi humor mejora cuando escucho la campana sonar, anunciando el cambio de clase.
Guardo mi libreta y saco la de inglés que es la siguiente clase y es un poco menos aburrido que la anterior.

Mientras espero a que la profesora llegue decido revisar mi teléfono.
Entro a Wattpad para revisar mi historia. Me doy cuenta de que mi epílogo ya tiene más de doscientos vistos al igual que votos.

Eso es bueno.

Decido no revisar los comentarios.

La clase transcurre igual sin incidentes, y cuando termina ya es la hora del almuerzo así que voy en busca de mis hermanos para almorzar juntos.
Los encuentro en la misma mesa de siempre pero no están solos. Están con otro chico.
Debo decir que eso me incomoda un poco.

Me acerco y los saludo.

— Hola chicos

— Hola Elsa— responden mis hermanos al unísono.

Me doy cuenta de que el chico que está con ellos es el mismo chico que el del parque del otro día, al que mis hermanos le entregaron el balón.
Si no mal recuerdo, se llama Aron.

La suerte no parece estar de mí lado porque el único asiento disponible es al lado de ese chico.
Me siento, a una distancia adecuada. Mi comida ya ha sido pedida por alguno de mis hermanos. Seguramente por Alex, Oliver hasta haría a que yo le lleve la suya.

Los chicos conversan cosas que a mí no me interesan, así que lo único que yo hago es comer y aburrirme.

Pienso en Javier y me pregunto que estará haciendo. Reviso su chat, ha cambiado su foto de perfil.
Ahora es una en donde está él con un micrófono en la mano, parece que está cantando.

Me muerdo el labio inferior inconscientemente. Después capturo la foto.

Nadie se dará cuenta de eso.

Reviso si está en línea pero no.  Al parecer no se ha conectado desde que me mandó ese último mensaje.

— ¿Algo nuevo que contar Elsa?— la voz de Oliver me hace volver a la realidad

— No, mis días son aburridos.

— Exepto cuando estamos nosotros— dice Alex.

— ¿Te gusta el fútbol?— pregunta el otro chico, dirigiéndose a mí.

Supongo que solo quiere conversar.

— No — le contesto— prefiero el voleibol.

— Que mal, tus hermanos y yo vamos a tener un partido el domingo. ¿No quisieras ir a verlos?

— Si Elsa, porque no.— interviene Alex.

— Lo pensaré

La hora de almorzar termina y todos debemos regresar a nuestros salones.

Eso es espantoso, porque significa que debo lidiar con Blanca de nuevo.

Al menos tendremos Química.

                                   —♪♪♪—

Después de clase he vuelto a casa, ahora mismo estoy en mi habitación buscando algo adecuado para ponerme. Javier vendrá en media hora y aún no estoy lista.

— Solo ponte algo cómodo y ya— Jessica mira el montón de ropa con aburrimiento.

— ¿Crees que debería ponerme un jersey, o una blusa?

— Ya te dije, ponte algo con lo que te sientas cómoda.

Al final he optado por ponerme unos vaqueros azules, una blusa verde militar y mis botas negras.

¡TANTO PARA NADA!

Escucho que tocan el timbre minutos después. No dudo que sea Javier.

— Tienes suerte que no estén nuestros padres— Argumenta Jess a mi lado.

— Lo sé, ya me tengo que ir. Adiós.

Bajo las escaleras alcanzando a oír un cuídate por parte de Jess.
Abro la puerta y veo a Javier parado frente a mi, vestido con esa ropa de rockero que tanto lo caracteriza.

— Hola— lo saludo.

— Hola, ¿estás lista?

Muevo la cabeza a modo de afirmación, después me despido de Socooby y nos dirigimos a su coche.
Nos dedicamos a charlar durante todo el camino, hablando de esto y aquello, ríendo y haciendo bromas.

Me he podido dar cuenta de que me gusta pasar tiempo con él, más del que yo querría admitir. Es el primer chico fuera de mi familia con el que he sentido una gran confianza.
El simple hecho de verlo frente a mi hace que mis latidos de aceleren y me olvide de todo lo que me rodea.

Javier me gusta, lo sé, pero no quiero decírselo.

¿Y si él no siente lo mismo por mi? ¿Y si solo me ve como una amiga?

No podría soportarlo.

Pasé todo un año buscando el amor y ahora que lo he encontrado, me da miedo, nadie me habló sobre eso.

— ¿Estás bien?— me pregunta Javier ante mi silencio.

— Si, estoy bien. Estaba pensando que nunca te he escuchado cantar.

El sonríe al escucharme.

— Pues ya lo harás.

Llegamos al estudio de grabación del que Javier me habló. Nunca había estado en uno, tampoco me imaginé alguna vez estar aquí, de hecho nunca me había pasado por la cabeza.

Veo a los demás chicos de la banda todos vestidos con esas prendas de rock y sus instrumentos.

Patricia se acerca a mi sonriendo.

— Hola Elsa, qué gusto volver a verte. ¿Vienes a ver cómo grabamos el videoclip?

— Hola, eh...supongo que sí, me quedaré.

Ella ríe.

— ¡Elsa, hola!— miro por detrás de Patricia, Jesús me está mirando con una sonrisa.

Le hago un gesto de saludo con la mano.

Saludo a los demás chicos y después se reúnen para empezar a grabar.
El director es un hombre de unos treinta años, es quién hace las grabaciones y se encarga de grabar, editar y hacer un millón de cosas que yo no entiendo.
Jesús comienza a tocar su batería y de pronto todo es una mezcla de instrumentos y sonidos creando una melodía exquisita.
Javier comienza a cantar y todo mi mundo se reduce a él. No puse atención a la letra de la canción solo se que decía algo como:

Déjame quererte
quédate a mi lado
Déjame amarte
de ti me he enamorado.

Me concentré en el, en su voz, esa voz tan varonil y melódica que tiene, no solo cuando canta, si no también cuando habla.
Si existe alguna chica capaz de enamorarse de un chico con solo oír su voz, sin duda esa chica soy yo.

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