Reina vs Reina

Esos momentos habían pasado tan rápido. No quería regresar, no quería enfrentarme a todas la miradas, estaba hecha un desastre. Apenas acababa de regresar del maldito infierno y sólo quería estar a solas con mi ángel. ¿Era demasiado pedir? ¿Era demasiado pedir estar solo con Nahek?

En el templo aparecimos dónde había estado durmiendo. Me di cuenta del extraño aspecto que ese lugar tenía. ¿Cuánto tiempo había estado fuera?

Aún estábamos solos los dos, las luces estaban a media luz, en la parte del fondo se erigía una entrelazada ramificación, llena de flores, poseía una belleza singular. Todas esas flores de un color anaranjado muy intenso, impregnando ese habitación con el aroma de la flor de los muertos. El olor del incienso emanaba de las vasijas de barro que parecían copas grandes de un color marrón, estaban al pie de aquella que había sido mi cama durante este tiempo.

—¿Hiciste esto por mí?— Dije preguntando en voz alta. No era algo en lo que había puesto atención al despertar. 

— Lo hice, quería que tú... Quería cuidarte— Dijo Nahek con voz suave. Había tantas preguntas que teníamos uno al otro y no sabíamos por dónde empezar. Y honestamente sólo pensaba en quedarme dormida junto a él, escuchando su respiración. Sabía que no iba a ser tan sencillo ¿Y por qué no lo era? ¿Por qué no simplemente podía desaparecer con él? Quería secuestrarlo y no dejarlo salir de ese lugar en medio de la vida y la muerte, de aquel lugar que Nahek llamaba Mitla.

—Sé que nunca debí dejarte así, pero... Entré en pánico, no quería perderte Nahek. Y ahora en todo lo que puedo pensar es que...—

¿En qué estaba pensando en realidad? Me había olvidado de todo. De todo incluso de ...

—Tienes razón, no fue la forma. Y mucho tiempo estuve enojado contigo, y un día simplemente no pude estarlo más, comprendí que aunque era la cosa más tonta, arriesgada y estúpida que pudieras haber hecho... Yo lo habría hecho también Adara. Supongo que ahora comprendo porque los humanos pueden ser tan estúpidos, el amor nos hace hacer cosas irracionales, cosas impensables, y eso es lo que tu me haces hacer mi dama.—  Me dijo mientras se acercaba a mí y me abrazaba por detrás mientras admiraba el pequeño espacio que había creado solamente para mí. Nahek era sorprendente, lo era, y había cambiado tanto, los dos lo habíamos hecho. Uno al otro nos habíamos cambiado, y quería creer que todo lo que había pasado era para bien, tenía que serlo. Mi ángel era lo que me hacía mantenerme firme. Lo que me había impulsado a seguir luchando en ese lugar tan terrible. Se acercó a mí y recargo su barbilla en mi hombro, lo sentí tan cerca, era más consciente de lo que su cercanía me provocaba, no sabía si era el infierno, la felicidad de estar fuera, pero  me sentía rara, sentía que mis emociones me gobernaban.

—Lo que más me molestó es que no me dejarás seguirte Adara. Yo debía de cuidarte no ponerte en peligro.

Sus palabras hicieron que recordara todo lo que había vivido ahí en ese lugar, y la frase de Leo.

<< Sé que no me amas. Pero al menos dame tu infierno, dame este infierno.>>

Mi mente por unos instantes regresó a ese lugar, regresó con Leo. Nahek iba a besarme y en lugar de eso, recordaba sus palabras. ¿Había salido? ¿Estaba bien? Esas sensaciones regresaron de un solo golpe, todo lo vivido, y la forma en la que había salido de ahí. 

— Nahek... Tienes derecho de estar molesto. Y yo...— No me dio tiempo de decirle nada, sólo sentí de nuevo sus labios sobre los míos. No era el momento, no lo era, quería decirle todo. Pero una parte de mí que estaba tratando de dominar la lógica, esa parte sólo quería aferrarse a esta pequeña felicidad, a él. Lo extrañaba tanto, y lo quería. Quería olvidarlo todo, quería...

—Nahek...—  Sólo eso pude decir, antes de que desapareciéramos de aquel lugar. Ahora estábamos en casa, en eso que habíamos llamado hogar. Sonreí pensé que el nos había traído pero más bien parecía sorprendido.

— Nahek, no deberíamos estar aquí...— Le contesté. 

— No fui yo Adara, fuiste tú quién nos trajo aquí. 

Estaba en casa, nos había traído a ambos a casa. Era tan bello, lo quería. ¡Diablos! Lo extrañaba tanto, no podía pensar, sólo lo... ¿Deseaba? 

¿Esa era yo? Me abalancé sobre él. No importaba lo demás. El mundo podía derrumbarse, si eso era lo que iba a pasar, estaba de acuerdo con ello. Estaba cansada de luchar.

Yo misma me deshice del vestido, y lo atraje hacia mí. Lo besé con desesperación, pero no me importó, lo quería a él. Lo amaba y si seguía luchando, si me iba a enfrentar a Lilith, a todas esas responsabilidades sería por amor. 

Amor a mi familia, amor a Nahek.

Así que nos hice tiempo, la vida nos debía este tiempo. Y si no iba a robarlo, prefería eso a dejar de sentir, a dejar de vivir esto con él.

Terminamos en aquella cama suave, mientras a través de los cristales de la cúpula de cristal se veía el infinito, siempre me parecía que era el universo, que estábamos en alguna estrella lejana.

— No deberíamos estar aquí mi dama.—  Escuché que dijo Nahek en un susurro, para después besar mi frente, me abracé a él.

— Hay muchas cosas que no deberían de ser... Una larga lista de hecho, no debería de haber ido a ese infierno, no debí de huir de ti en un principio. No debería de olvidarme de mi familia, no debería de querer que el mundo arda con tal de que estemos aquí, ahora. No debería amarte, y lo hago, no debería haberte secuestrado y lo hice Nahek.

Nahek me sujetó el mentón e hizo que lo mirara.

—Estoy asustada Nahek.—  Fue lo que le confesé mientras miraba sus ojos grises, sentía que esta era la calma antes de una tormenta, una devastadora tormenta.

—Cambiaste Adara, no digo que este mal. Pero ya no estás ahí, ya no estas sola. Ahora te protegeré.

— No hagas promesas que no puedes cumplir.—  Fue un pensamiento en voz alta, pero no lo decía por él, más bien por todos los errores que cometí. Uno tras otro. 

—Adara no te abandonaré.—  Me contestó.

—Es precisamente por eso que lo digo. Nahek... Tengo este presentimiento, esta sensación de que en cuanto regresemos todo acabará. Que esto se termina aquí y no quiero que acabe aquí. Quiero esa eternidad a tu lado, quiero todo lo que tu me ofreces, nada más.—  Le contesté con sinceridad. Pero había algo que no le estaba diciendo, sentía que ese no era mi destino.

Mi destino no era el que todos imaginaban. Mi destino era incierto, y pronto me enfrentaría a él. Lo enfrentaría y lo vería a la cara, cuando viera a Lilith.

—Prométeme que pasé lo que pasé, no dejarás que te cambie. Que seguirás siendo el mismo Nahek que amo. 

— Adara ...—  Trató de protestar. Pero puse mis dedos sobre sus labios.

— Prometelo, sólo dilo por favor. Dilo para mí, mi ángel.

— Está bien, yo lo prometo Adara.

—Gracias, ahora creo que es hora de volver.

Sentí como la cama volvía a su forma original cuando Nahek se levantó.

Quería una ducha, pero no aquí, quería ir a mi cuarto, aquel en el que había crecido.

— Nahek quiero ir a la casa de mis padres.

— Adara... No creo que eso sea posible.—  Escuché que Nahek  contestaba con seriedad, mientras me vestía.

— ¿Por qué? Sé que debemos volver pero...

— Adara... Lilth tomó la ciudad. La ciudad esta desapareciendo.

 Sus palabras se clavaron como agujas en mi corazón. ¿Cuánto tiempo había pasado ahí adentro?

Creo que era el momento de regresar a la realidad. Debíamos hacerlo, teníamos que hacerlo. Y era el momento de enfrentar la realidad.

— ¿Qué es lo que ha sucedido mientras me fui? ¿Yo causé esto Nahek? ¿Fui yo? 

Me paré de una sola vez y me fui a encerrar al baño. Era inmaduro pero no quería que Nahek me viera llorar, no quería que pensara que era una inmadura a la que debía proteger. Pero imaginarme que la ciudad estaba desapareciendo, me hacia rabiar. Me hacia culparme, era un montón de sentimientos contradictorios. Y lloraba de rabia e impotencia.

Abrí la ducha, necesitaba el agua tibia. No tenía idea de cómo es que había un ducha aquí y agua tibia ni quería pensar en ello. Solo necesitaba volver a ser la dama de lo muertos. 

Iba a salir e iba enfrentarme a Lilith, la iba a hacer pagar por todo lo que estaba haciendo.

Después de un largo rato, salí. Y suspiré ¿que más me faltaba saber?

— Estoy lista, podemos irnos al templo Nahek. 

— Adara...— 

— ¡Basta! Estoy lista, estoy bien. Necesito enfrentarme a esta realidad. Tenemos trabajo que hacer Nahek.

Me tomó de las manos, no dijo más, después aparecimos en el templo. Está vez era un lugar diferente, una que no conocía. En la parte central había unos planos de la ciudad, pero estos parecían flotar encima de aquella piedra tallada en forma de mesa, flotaban los hilos de humo que salían de los incensarios, para formar los edificios que iban transformándose. La ciudad parecía que había sido mordida por algo, estaba desmoronándose.

Iba a acercarme cuando lo ví, su mirada seria sobre mí. Tenía ese aire de superioridad. Aunque ahora lo veía de forma distinta. Comprendía todo el odio que sentía por Nahek.

Tenía que encontrar a su hermana. ¿Había podido salir? Lo mejor era que no le contara a Nahek o Canek de Xilonen. No hasta que pudiera averiguar que había pasado con ella. ¿Y sí se había quedado ahí? Solo saltamos Leo y yo. 

— Bienvenida de regreso—  Dijo con algo de ironía, me había ayudado a ir, era cierto y seguía sin entender la razón para que lo hubiera hecho, desconfiaba de él. 

— Eres la reina al final, y no podíamos mover la caballería sin ti.—  Continúo.

Ahí estaba el mismo Canek de siempre. ¿Qué había sucedido? ¿Nahek y Canek estaban trabajando juntos? 

— Sigues siendo el mismo de siempre.—  Dije sin saber que más decir. Mientras trataba de ver el parecido de Canek con su hermana. Era casi imposible que esa mujer que había conocido en ese lugar fuera hija de Lilith o tuviera algún parentesco con  la serpiente de Canek. HAbía otra cosa que no me quedaba clara... ¿Si Xilonen era una diosa? Entonces... ¿Canek era un Dios? La sola idea hizo que hiciera una mueca rara.

—Y tú sigues siendo la misma chica que hace caras extrañas cada vez que me ve.— Contestó con ese tono tan propio de él que era algo que no extrañaba.

Nahek lo miraba de mala gana, aunque no pasaba de eso.

— ¿Qué está pasando?—  Dije sin más, era un pensamiento que debía de escupir.

—¿Acaso Nahek no te ha contado del maravilloso árbol familiar del que soy parte?—  Sus palabras eran lo más parecidas a que clavara sus colmillos con veneno en nosotros. Decía verdades, pero siempre en pos de lastimarme o a Nahek.

—¿Hablas de que Lilith es tu madre? Bueno el infierno es pequeño, hay muchas cosas que aprendes y ya que Lilith fue una de las huéspedes de honor, no podrías esperar que no me enterara que ella es tu mami.—  Lo último lo dije esperando que pudiera hacerlo rabiar. Su expresión cambio un instante pero luego esa sonrisa con intenciones de seguir hiriendo volvió.

— ¿Y sabes que tu amor, es lo más parecido a un hermano de mí? 

— ¡Basta! Ni siquiera puedo creer que tú y yo seamos parientes. No tiene sentido, ni siquiera sé la razón para odiarme...

— Y mucho menos tiene sentido que los tres fuéramos lo más parecido a los tres mosqueteros la última semana.

Apareció Adam, ahora estaban los tres ahí, antes de irme eso parecía imposible, pero ahora estaban coexistiendo en el mismo espacio, quizás aún querían asesinarse el uno al otro pero no lo demostraban. ¿Acaso había dicho una semana? Pensé que no habían sido más de un par de días.  

Le sonreí, y quería ir a abrazarlo pero no sabía si era correcto, lo quería, y él sabía eso, solo que no lo quería de la forma en lo que había hecho cuando eramos unos adolescentes, unos chiquillos que jamás se imaginaron que iban a terminar ahora hablando de como salvar una ciudad. La ciudad en la que crecimos.

 —Hola—  Fue lo único que dijo, mientras Nahek y Canek nos miraban. 

— Hola—  Le respondí de vuelta, tenía que hablar con él. Debía de pedirle su ayuda para buscar a Xilonen. Pero no podían enterarse aun ambos, no sabía como iba a reaccionar Canek, al parecer él pensaba que ella estaba muerta.

— Bien, Adara hay muchas cosas que no sabes.—  Continúo Adam.

— Además de saber que Canek es hijo de Lilith, que la ciudad dónde crecí es casi un mazapán. ¿Que otra cosa hay que saber?

— Bueno... Lilith es lo más parecido a tu suegra.—  Soltó Canek con una gran sonrisa.

— ¿Acaso él dijo suegra—  Dije en un tono que no conocía. Era algo que necesitaba digerir. ¿Era posible que los dos...? No podía serlo, porque de serlo, no sólo había dejado a la hermana de Canek ahí, sino más bien a la hermana del hombre que amaba. Eso explicaba un detalle del que ahora era consciente... ¿Cómo era que Xilonen conocía el nombre de Nahek? ¿Y si ese había sido siempre su nombre? ¿Cómo lo conocía yo? 

Vi que Nahek y Adam casi mataban con la mirada a Canek. 

—¿Me estas diciendo que la mujer loca aterradora que quizo matar a Leo, que está destruyendo mi ciudad, y que además me quiere matar es...?— Ni siquiera me atreví a decir en voz alta la conclusión a la que estaba llegando.

— ¡Vamos! Ni siquiera sabemos si es verdad lo que dice Canek.

— Es verdad.—  Dije sin más, aunque lo decía más por la parte de ser hijo de Lilith.

— Adara hay otra cosa que debes saber, una parte de la historia que tiene que ver contigo.

Nahek me estaba hablando en un tono diferente, lo hacía cada vez que quería hablarme de algo que en realidad no quería hacerlo.

— Hay un detalle pequeño de a historia Adara, a mamá  le quitaron sus poderes, al menos los que ejercía sobre la muerte. Y se supone que esos poderes pasarían a manos de la dama de los muertos. Y eso querida te convierte en el objetivo de ella, quiere recuperar lo que es suyo. Pero bueno que suegra no quiere matar a la chica que quiere robarle su trono y tú tienes parte de sus poderes. —  Canek lo dijo como si se tratara de un chiste.

—Así que además de todo ella tiene varias razones para quererme muerta. ¡Claro! 

—Adara no vamos a dejar que nada pase.— Intervino Nahek. Pero era demasiado. ¿Estaban seguros que no seguía en el infierno? Podía parecerse a uno, Nahek no podía ser hermano de Canek, no tenía sentido que su propio hermano enviara a su propia hermana a una trampa para Lilith. No tenía sentido, había algo que faltaba, porque de ser cierto entonces...

—¿Que nada pase? ¡La ciudad esta desapareciendo!

—Es verdad, pero no podíamos hacer nada mientras estabas ahí atrapada. Ahora que regresaste podemos sellar la entrada, necesitamos ir a destruir la entrada que esta en la iglesia. Salvar a todos del hospital. Y encerrar de nuevo a Lilith.— Enumeró Adam lo que se debía hacer cómo si se tratara de una lista de supermercado.

— Claro, y dónde queda la parte en que quiero escapar con mi esposo. Y además muero por un café con almendra, canela y caramelo. ¡Adam! No es una lista de supermercado.—  Dije algo malhumorada, estaba reaccionando a la defensiva. Esto era demasiado, y era preferible sacar mi frustración de esa forma a salir corriendo y llevarme a Nahek conmigo, ahora que podía hacerlo.

— El infierno te sentó bien—  Canek me dijo con un brillo en los ojos, quizás disfrutaba que mi peor parte saliera a flote.

— No tienes idea de lo que viví allá, así que no puedes juzgarme. Ustedes me necesitan y podría haber desaparecido, en lugar de estar aquí podría haberme encerrado en el baño, o mejor dicho seguir encerrada ahí, porque lo que viví ahí no fue fácil, pero en lugar de eso estoy aquí enterándome de que mi mundo está siendo amenazado por tu madre, que además puede... Puede que sea mi suegra. Así que no me provoques Canek, porque estoy luchando mucho, mucho por contenerme y no golpearte.—  Le dije en un arranque mientras me acercaba a él.

— Definitivamente me gusta más está versión de la dama de los muertos.— Dijo en voz baja, casi solo para que yo pudiera escucharlo. Lo cuál me hizo enfurecer más.

— Adara, a pesar de todo sabes que lo necesitamos.— La voz de Nahek me tranquilizó.

— Sugiero que primero saquemos a todos del hospital. Necesito asegurarme de que Leo esta bien.

—Propongo que mientras tratamos de cerrar la puerta de la iglesia, Adara puede ir al hospital.

— ¿A esa iglesia? La iglesia está prácticamente en el centro de la ciudad. No puedes ir... Es demasiado arriesgado y podría apostar a que eso espera Lilith. Eso es lo que ella quiere.

— Pero mientras más tiempo la dejemos... La ciudad desaparecerá y ya no podremos contenerlo, seguirá con la ciudad más próxima.

—Debe de haber otra forma.—  Protesté.

— Adara hemos pasado estos días rompiéndonos la cabeza para averiguar la forma de resolver esto...

—Pero la mejor es usarme como plan de ataque.

— Adara, eres la única que puede enfrentarse a ella. Esto es una jugada reina a reina. Sólo tú eres lo suficientemente poderosa para enfrentarla.— Canek hablaba con seriedad ahora.

—¿Yo? ¡Ustedes han perdido la razón! Yo no soy poderosa, ni nada de eso. Es más, la última vez que traté de enfrentarme a ella ilusamente. Casi mata a Leo.

—Yo no tengo habilidades, yo no soy la dama de los muertos, no en ese sentido.

—Adara, aunque no nos guste, esta partida debe ser reina contra reina. Y tú eres la reina del Mictlán Adara. Es algo que aceptaste cuando decidiste amar a Nahek, cuando lo trajiste a este mundo y eso también incluía las responsabilidades. 

Adam me habló con tranquilidad y franqueza, sabía que lo habían meditado mucho y que iban a evitar que luchara con ella, pero si me estaba advirtiendo de lo que iba a suceder, era porque en realidad no había otra salida.

—Yo no sé que más hacer... Yo no puedo enfrentarme a ella. Ni siquiera sé que es lo que puedo hacer, más que secuestrar a Nahek.

— Reconstruiste el hospital, lo hiciste tú.— Dijo Nahek, y lo miré. 

— Eres más fuerte de lo que piensas mi dama.

— No, no lo soy.

—Pelearé a tu lado mi dama, lo haremos juntos.

Me aterraba esa idea, no por el hecho de enfrentarme a Lilith, sino de perderlo. Lilith no iba a dejar pasar la oportunidad de vengarse de quién lo había encerrado y ese era mi esposo. ¿Esposo? Era tan raro referirme a él de esa forma.

— Está bien, pero primero traeremos a Amelia, a Isa y a Leo a casa. 

— Concuerdo con eso.—  Contestó Adam. 

— Adara... Es un riesgo.

— Leo acaba de salir de ese infierno como yo, y si yo apenas puedo lidiar con esto. Leo necesita nuestro apoyo, y necesitamos sacarlos de ahí.—  Les grité. Me di cuenta que lo había hecho cuando miré sus expresiones, yo misma estaba sorprendida con lo que salía de mi boca.

—Iremos por Leo y Amelia. Ahora prácticamente el hospital esta abandonado, están concentrados en la gran torre en el centro de la ciudad. Bastara con un grupo de guerreros y podremos sacarlos de ahí.

Adam estaba hablando, estaba buscando mi apoyo, seguramente Nahek se lo había prohibido, además de que sacar a Leo mientras estaba inconsciente sería todo un reto.

—Iré contigo.—  Le contesté a Adam

— Bien entonces antes de que puedan acomodar las reglas del juego y de enfrentarme a la loca aterradora, podremos ir a ese hospital a sacarlos.

— Adara, acabas de regresar.— Nahek me tomó e la mano para que lo mirara.

— Lo sé, pero esta claro que no vamos a hacer que el mundo se detenga. Así que debemos poner manos a la obra. Adam alista al grupo. 

Mi voz sonó más como una orden, no quería que sonará así pero fue así como salió.

Adam desapareció, y yo mientras volví a esa miniatura de mi ciudad, se estaba desmoronando como si hubiese sido construida con arena. 

—¿Qué pasa con todos los que estaban en la ciudad?—  Le pregunté en voz baja a Nahek.

— Adara no es necesario hacer esto. 

— Lo es Nahek, porque necesito, de verdad necesito encontrar el coraje para no desmoronarme. Así que por favor dime.

— Ella los consume, los transforma en algo oscuro, la llaman la devoradora.

— Título imponente, como si no bastara todo esa maldad. 

— Adara, sé que no es el momento, pero es claro que no estas bien. Acabas de regresar.

— Lo estoy Nahek, y aunque no lo este no es el momento para esto, no podemos dejar que Lilith este un minuto más aquí. Tendrás toda una eternidad para compensarme por esto.—  Le dije para quitarle la seriedad al momento. Y era verdad, teníamos toda una eternidad.

— Soy tu esposa y no creas que te desharás tan fácil de mí.—  Besé a Nahek , Adam apareció y tomé aire.

— Nahek, necesito hablar con Adam. ¿Puedes dejarme un momento con él?

Mi ángel asintió, besó mi frente. Y desapareció.

— Adam, yo necesito pedirte algo. 

—¿Qué vas a pedirme? ¿Un abrazo? 

— Adam, eres el único que puede ayudarme y en él que puedo confiar. Necesito que me ayudes a encontrar a alguien, al menos que tratemos de encontrar a alguien, Xilonen. Ella estaba con nosotros en ese lugar, y no tengo idea si es que salió. Pero necesitamos encontrarla.

—¿Y ella es?—  Preguntó Adam con curiosidad.

— Ella es la causa de que Canek quiera vengarse de Nahek. Ella puede ayudarnos con Lilith, y es hermana de Canek.

Adam se quedó mirándome, como si no pudiera digerir la noticia.

  — ¿Qué fue lo que te pasó en ese lugar Adara— 

Fue lo único que pudo decir. Y yo no quería contestar, no quería revivir lo que había pasado.







Ya! Es de lo último! Los últimos caps, que creo serán más largos, todos los anteriores son más cortos, espero les guste, espero quieran seguir leyendo!!!!!  

Pongan estrellitas y dejenme saber si les ha gustado la historia, se que falta corregir pero, lo haré con calma cuando este terminada, para que sepan cual es el cap final he pensado en poner el titulo y entre parentésis cap final









Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top