Realidades Olvidadas
Nahek y yo deambulábamos entre la gente, estaba distraída delirando en mi mente. No podía creer que estuviera ahora de tomada de la mano de Nahek caminando a su lado.
Sabía que no era una historia usual y tal vez debía estar loca si sentía amor por aquel ser. Pero esas estúpidas mariposas revoltosas en mi estómago lo confirmaban.
Había sido una primera cita fantástica y eso me aterraba. Alguna vez escuché a alguien asegurar que la felicidad completa no existía. Eran palabras sueltas pero me negaba a creerla, o así lo hice durante mucho tiempo, hasta que me di cuenta que no era del todo feliz, algo me faltaba, me sentía incompleta. Adam pudo hacerme olvidar de esa soledad por mucho tiempo.
Después de que el ya no estaba en mi vida, recordé que esa sensación seguía dentro de mí.
Al principio pensé que era por la falta de mis padres biológicos, sentía que una parte de mí faltaba. Pero ahora al estar ahora con Nahek esa sensación tenía algo de lógica, no sólo Nahek necesitaba de mí, yo lo necesitaba a él. De alguna forma bizarra , singular había encontrado lo que me faltaba. ¿Eso tenía sentido? De cualquier forma los sentimientos muchas veces no tienen sentido, es inútil tratar de encontrar una explicación lógica o razones para entender lo que es el amor. Pero si debemos distinguir si ese amor puede tener consecuencias catastróficas.
Sentí de pronto una sensación extraña recorriendo mi espalda, y había llegado a mi cuello. Me hizo estremecer y me dio miedo.
Volteé a mi alrededor temiendo ver algo que no decía. De nuevo se encendían todas mis alarmas. ¿Ahora que iba a suceder? Eso fue lo primero que vino a mi mente.
— ¿Te sucede algo Adara?— Escuché la voz lejana de Nahek.
— ¿Que?— Dije involuntariamente, mi intención estaba centrada en mi alrededor buscando de donde provenía esa sensación que me atemorizaba.
— ¿Estas bien? Pusiste esa cara de... —
— Un fantasma— Dije en voz baja.
— Ustedes dicen algo como...—
— Acabo de ver un fantasma.—
— ¡Exacto!—
— ¡No Nahek! Es un fantasma.— Lo último lo dije más bajo.
Caminábamos de nuevo cerca de la iglesia, y en la esquina del lado izquierdo vi a una mujer. Una sombra violácea se movía rápidamente.
Nahek dirigió su mirada hacia esa sombra femenina, era traslúcida, moviéndose como si tuviera un objetivo fijo.
Se movía como si corriera de un lado a otro de la iglesia, hasta que cerca de las puerta de la iglesia, junto al puesto de algodones de azúcar se acercó a una pareja. Un veintenar de sombras semejantes a esa empezaron a salir más del suelo. No comprendía lo que estaba pasando.
— ¿Nahek, estas viendo lo mismo que yo?—
No dejé de ver lo que pasaba, pero de reojo vi que Nahek asentía.
— ¿Que es lo que esta pasando?—
— Creo que las líneas entre ambos mundos estás difusos, ahora que soy humano.— Escuché su voz con cierta preocupación.
Entonces me di cuenta que esa pareja que estaba formada en la fila eran Leo e Isabella.
— ¡Quieren a Leo!—
Dije mientras corría a través de la gente para advertirle.
Fue cuando lo vi, al mismo tiempo iban a empezar a quemar el castillo de fuegos pirotécnicos, toda la gente empezó a juntarse frente a la puerta de la iglesia para ver el espectáculo. Fue cuando vi que Isabella y Leo eran arrastrados entre la multitud, sin que nadie se percatará. Era un caos, y si gritaban seguramente nada se oía entre la música y el espectáculo de fuegos artificiales.
Traté de abrirme paso pero era imposible pasar entre la marea de gente y los demás estaban parados y eran más una pared humana.
Lo último que vi era a Isabella ser arrastrada por abajo de la gente hasta la parte más oscura de los jardines de la iglesia.
Me abrí paso como pude, y justo antes de la entrada sentí que alguien jalo de mi mano.
— ¡Espera Adara!— Nahek gritaba para hacerse oir entre la multitud.
— Tengo que ir por Isabella y Leo.—
Nahek no me soltaba. No me dejaba ir.
— ¡Debo ir!— Le grité. No quería que nada le pasará a Isabella o a Leo. Quizá pensaban que me llevaban a mí en su lugar.
— Si entras, no podré seguirte Adara, si entras no podré protegerte.—
— No necesito que lo hagas Nahek. No soy la damisela en apuros. Soy la dama de los Muertos Nahek.—
Nahek me miró con mirada suplicante, sabía lo que era quedarte ahí sin poder hacer nada. Pero era mi turno de ser valiente. Y para mí era mejor que Nahek quedará fuera de esto, quería protegerlo a él también.
Me acerqué y lo besé fugazmente. Me zafé de su manos y corrí hacía dentro de la iglesia. Corrí hasta la parte trasera de la iglesia. En los jardines del lado izquierdo.
Ahí donde recordaba que estaba una entrada que había sido llenada con piedras y cemento, ahora estaba abierta. Seguro ahí los habían llevado.
Entré tratando de hacer el menos ruido posible. Aquella puerta era la entrada a uno de los salones contiguos a la nave de la iglesia. No había más que un par de velas y los santos que ahora me daban más temor que tranquilidad. De hecho siempre había pensado que lejos de ser conciliadores sus miradas demostraban ser acusadores.
Hacia la parte derecha del altar había otro cuarto. La puerta estaba abierta. Caminé con cuidado de no hacer ruido, pero los botines rechinaban un poco con el piso perfectamente pulido.
Al acercarme más hacia el pórtico de la iglesia, vi que Isabella estaba recostada sobre el piso. Leo no estaba pero ella sí.
No había nadie. Me acerqué a ella y traté de despertarla.
— Isa...— Murmuré unas tres veces. Ella no reaccionó.
Medité un momento lo que debí hacer. Solo me quedaba intentar sacarla de aqui, no iba a ser posible cargarla... Pero tal vez podría...—
Una idea cruzó por mi mente, quiza era mala, pero huir no era una opción. Y de todas formas me iba a quedar atorada.
Decidí quitarle los zaptos para que cuando la arrastrará no hiciera ruido.
Así después me veías arrastrando a esa mujer castaña por la nave de la iglesia, hasta llegar al punto por donde había entrado. Lo malo iba a ser como la iba a sacar.
Al llegar ahí, con mucho esfuerzo y entre empujones la senté.
Volví a llamarla.
— Isa, Isa...— Dije en voz baja. Esta vez medio reaccionó.
No tenía sentido que los fantasmas, o sombras, almas, lo que quiera que fueran los hubieran secuestrado. Y menos que tuvieran la fuerza para hacerlo. Creo que el hacer humano a Nahek empezaba a dejar secuelas.
— Escúchame bien, tienes que ponerte de pie. No puedo arrastrarte escaleras arriba.—
Isa reaccionó, un poco, ahora estaba más despierta.
— Escúchame, te voy a sacar de aquí, en cuanto subas, corre a la entrada, ahí verás a Nahek. Confía en él.—
No estaba aún en sus cinco sentidos, pero creo que había entendido, asintió débilmente.
Isabella tropezó en el primer intentó. Sentí esa sensación de nuevo en mi cuello. Estaban cerca.
Al voltear los vi a todos parados, todas esas sombras que eran traslucidas, no eran más que sombras, sin rostro ni nada. Solo sombras de mujeres y hombres. Sentía que me miraban.
— Isa. ¡Corre! —
Le di un empujón a Isabella y ella terminó en el segundo escalón. Volteó a ver que estaba viendo, y al verlo como pudo se arrastro escaleras arriba.
En seguida sentí como esas sombras se iban sobre mí. Apresandome, algo me arrastraba hacia el interior del cuarto que antes había visto e iba a entrar.
Aunque trataba de zafarme no lo lograba, estaba sujeta de pies y manos. Sentía como entre todas esas sombras me sujetaban.
Me llevaron hasta el interior, ahí había una figura, parecía más sólida.
De pronto se encendieron las velas que estaban alrededor.
Pude ver a Leo recargado junto a una de las paredes, estaba inconsciente.
Aquella figura estaba dándome la espalda. De pronto habló.
— ¿Sabes? Hay una vieja leyenda. Se dice que detrás de estos retablos, de estas pinturas que ahora están aquí existe una puerta al infierno. Otros que es al mundo de los muertos.
Varios bajaron estas escaleras para encontrarse con sus seres queridos, pero todos. Absolutamente todos morían al tercer día.—
No estaba entendiendo de que iba todo esto. Aquella figura tomó un mazo recargado en la pared y empezó a destruir los retablos.
Eran invaluables, ¿quien podría destruir semejante obra?, o el tallado de madera de aquellos querubines de mejillas esponjosas.
Pero para mí sorpresa al destruir esa parte, había dejado al descubierto una gran puerta de madera negra. Parecía muy antigua.
— A veces las leyendas, no son más que las realidades olvidadas.—
Nuevo cap!!! Disculpen si hay errores! No hubo tiempo de corregirlos!
Okey solo para aclarar unas cosas!
Cuando la muerte se enamora aun no termina!!! AUN NO!!!!
Creo que no leen mis comentarios u.u Jajaj como sea.
Le falta a esta novela, que esta en la recta final, es cierto. Pero aun falta. Por lo que AUN NO publico la segunda parte.
Gracias por todos sus comentarios. Por sus felicitaciones!!!
Y otra cosa. Es cierto que Leo es la alma gemela de Adara, que Adam debía morir para que se conocieran. Esa fue la propuesta del destino pero... ¿Adara seguirá al destino?
Creo que es la dama de los muertos y puedo hacer lo que se le de la gana. Solo les digo que no se adelanten, esta historia aun va para largo, pues le falta a esta primera parte y aun queda la segunda.
Espero les haya gustado la portada de la siguiente parte. ¿El titulo sugiera muchas cosas? Pero no podrán saberlo hasta más o menos la mitad de esa segunda parte. Muajajaaja
¿Les gustó el título?
OTRA COSA!!! JAja Aviso Parroquial :P
En vista de tantos comentarios acerca de Goblin, pues me decidí a verla!!!
Aunque ¿parecido tienen?
En fin, he estado encantado con Goblin y he descubierto gracias a ustedes una buena historia, hasta mi mamá ha quedado encantada. Así que ahora puedo decir que sé, que es Goblin XD
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