Momentos
Tomé un instante para quebrarme. Sólo quería un instante para sentirme vulnerable sin que nadie me viera. Necesitaba romperme unos instantes, sólo unos instantes. Había pasado por un momento estresante. ¿Había logrado engañar a Canek? ¿Canek podría sospechar algo? De pronto las dudas me apresaron y sentí como mi corazón se aceleraba y un hueco me carcomía por dentro. Mis lágrimas apenas salían silenciosas, no podía emitir ningún sonido a pesar de quererlo. Hasta que llegó, llegó ese momento en que me eche a llorar como una chiquilla.
Estaba tomando las riendas pero era también cierto que al hacerlo iba a tener la responsabilidad de lo que sucedería. De ahora en adelante iba a ser mi responsabilidad lo que sucedería con las vidas de todos. Había tomado una gran responsabilidad al actuar por mi cuenta. Pero necesitaba medidas desesperadas. Nahek quería protegerme pero sólo estaba logrando que me sintiera desesperada, comprendía que no quería perderme, sentía lo mismo por él. Pero Nahek estaba cayendo en el extremo.
Limpié mis lágrimas y suspiré. Tomé una gran bocanada de aire, y arranqué el auto. Trataba de calmarme y esperaba que pronto se fuera el color rojizo de mis mejillas y ojos.
Ahora sólo tenía esa necesidad urgente de estar entre los brazos de mi ángel oscuro. Quería saber que era real, necesitaba saberlo. Estaba en una etapa en la que pensaba que todo lo sucedido era un sueño, con cosas buenas y malas. Pero un sueño al fin. Nahek parecía irreal. ¿Cómo podía haberme topado con él, con ese alguien que necesitaba son aun saberlo? Quizás desde el principio detrás de esas inseguridades, de ese rechazo a él. Estaba ese miedo a amarlo como lo hago. Ese amor que te cambia y lo transforma todo. Nahek, mi ángel oscuro era lo que más valía la pena de está historia. Nuestra loca historia lo valía. ¿Quién iba a imaginar que Nahek significaría tanto para mí? Lo que sentía por él me había hecho cambiar, había despertado un lado oscuro en mí dispuesto a luchar por él, a mantenerlo a salvo.
Pronto vi que mi casa estaba cerca, podía verla a lo lejos. Esa casa de madera con un pequeño jardín en la parte delantera. Estacioné el auto y bajé.
— Nahek... Nahek...¿estás aquí?— Pregunté con ansiedad. Pero solo hubo un silencio. Me sentí desolada por no poder saciar esa necesidad de refugiarme en él. Regresé a cerrar la puerta, que había dejado abierta.
— Como si pudiera protegerte de fantasmas y almas— Dije pensando en voz alta.
Al darme la vuelta me topé con una figura conocida. No lo pensé más y me abalancé sobre él. Mis brazos rodearon su cuello. No quería dejarlo ir, no quería separarme de él.
— Nahek.— Le susurré, mientras me abrazaba a él. Tenía que pararme de puntitas para poder alcanzarlo. Al principio no me correspondió el abrazo, creo que la muestras de cariño aunque las deseaba, no sabía como interpretarlas o responderlas. Para mí bastaba con que sintiera que lo necesitaba, que lo quería, que necesitaba de él.
Sentí sus manos deslizándose por mi espalda. Primero no sentí esa presión contra él, estaba dudoso, luego pude sentir como me atraía hacia él, a la vez que besaba mi mejilla.
— Te amo Nahek, te amo tanto.— Esas palabras me salieron de lo más profundo. Sentí como su cuerpo se relajaba inmediatamente. Mis palabras lo habían desarmado.
— Yo también te amo Adara— Se hizo un momento de silencio, después de esas simples palabras que habían acelerado mi corazón. Lamento haberte tratado así, es sólo que me vuelve loco...— Mi ángel oscuro iba a romper el momento mágico, creo que lo había aprendido muy bien de mi. Así que me apresuré a callar sus labios con un beso, al que estaba correspondiendo.
—Nunca dudes que te amo Nahek. No importa lo que los demás digan. Lo que el destino diga. Yo te amo. Y sé que a veces no parezca, que no sepa como demostrarlo o me equivoque al hacerlo... Pero esa es mi única verdad ahora. Así que por favor no dudes de ella mi ángel oscuro. No lo hagas.— Le dije con toda la sinceridad, con el corazón en la manos. Nahek me miró unos instantes, luego atrajo mi mano que portaba el singular y ostentoso anillo azul. Comenzó a besar delicadamente mi mano.
— Prometo aprender a controlar estas emociones Adara. Sin embargo debo confesar que perderte. Perder todo lo que tengo contigo y volver a mi soledad es algo que me aterra. No quiero perderte. Ya no puedo perderte. Eres mía, mi dama. Y debes saber que soy celoso con lo mío. Nadie debe osar querer llevarte de mi lado. Por que yo soy tu señor.— Dijo Nahek serio mientras ahora acariciaba con sus dedos mi mano.
— Eso suena bastante posesivo Nahek.— Dije con una sonrisa pícara. Sabía que no lo decía con mala intensión, y una parte de mí sentía un cosquilleo al oírlo hablar así. Nahek tenía esa mezcla extraña que te hacía querer someterte a su voluntad. Aunque sabías que no te haría daño, sólo cuidaría de ti.
—Soy posesivo Adara, lo acepto. Pero también debes considerar que puse a tus pies todo un reino. Quizás no el que soñaste, ni parecido a esos cuentos de hadas que tu madre te contaba, pero es un reino al fin. Y con él también pongo a tus pies este corazón que me diste.—
Eso último me había dejado sin palabras, sólo sentía esa emoción desbordándose ansiosa por salir en forma de pequeños gritos y saltos de felicidad. Nahek era tan transparente con sus palabras. Y no se daba cuenta que eso me enloquecía. Me enloquecía su inocencia, no tan inocente.
—No es necesario eso Mi Señor — bromeé. —Sólo te quiero a mi lado. Sólo eso quiero de ti. Que me dejes amarte, yo tampoco soy dada al afecto, así que tendremos que aprender ambos.
Nahek sonrió al escuchar como lo había llamado. Creo que no le había desagradado del todo que lo llamará así. Nahek había podido escudriñar mi cabeza, pero ahora mismo deseaba poder echar un vistazo en la suya. Deseaba verme a través de sus ojos para descubrir que era lo que veía en mí.
—Nahek lo he pensado, y creo que lo más conveniente sería que te dejará cumplir con tus deberes. Creo que debería de pasar una temporada en el templo de las Calaveras.— Le dije. Nahek se sorprendió.
—¿No te gusta nuestro... hogar?— Nahek titubeo un instante en como llamar a aquel lugar que nos pertenecía. Y hogar era justo lo que iba a ser.
— No me malinterpretes Nahek, claro que me gusta nuestro hogar.— Dije acentuando la última palabra. — Es sólo que te distraigo de tus obligaciones, y no quiero hacer eso. Adam te necesita y no puede andarse topando por ahí conmigo. Te tolera a ti, pero no vernos juntos y menos a mí. Tienes obligaciones como el señor de los muertos.— Le dije con seriedad. Mi ángel oscuro se quedó pensativo.
— No tiene que ser hoy o mañana. Es decir tu y yo... ¿Estamos de luna de miel?— Dije tratando de no reír, es que ese concepto se me hacía demasiado cursi. Y nunca lo había entendido. Cada vez que decíane so me imaginaba a la luna atrapada en un pote de miel. Como si pudieras enfrascar a la luna.
— No quiero que nos separemos, menos ahora. Si supieras las ganas que tengo de estirar cada momento a tu lado. Ahora es que comprendo que el futuro es incierto. Aunque también es cierto que indudablemente que al final de mi existencia estarás ahí. Sé que tú estarás ahí para mí, mi ángel.— Esas palabras confundieron a Nahek, pude verlo en sus ojos. Esos ojos azulados, intensos que parecían desnudarme el alma. Y yo no ponía resistencia a que lo hiciera.
— ¿Entonces no es que quieras evitar estar a solas conmigo?— Preguntó Nahek. Me acerqué un poco a él. Pusé mis manos en su pecho, sentí su calor, y su corazón palpitando bajo mis manos. Para no ser humano era demasiado calor emanando de su piel y olía de una manera exquisita. Deslice mis manos por su pecho hasta terminar con mis dedos sobre su rostro, para acercarlo hacía mí. —Por supuesto que no.—Le dije muy cerca de él, mientras nuestros labios se rozaban. Nahek sonrió y sentí como se estremecía bajo mi tacto, a la vez que cerraba los ojos.
—¿Que haré contigo Adara?— Dijo con un tono de rendición.
— Amarme para construir más momentos de nosotros. Quiero más momentos de nosotros dos, y atesorarlos. Quiero que despejes mis dudas de que esto no es un sueño. Ámame, mi ángel.—
Lo besé y Nahek me correspondió, me llevó contra la pared. Al poner más atención ya no estábamos en mi casa. Si no en ese hogar que estaba construyendo con Nahek.
Me miró de una forma indescifrable, sus ojos azules eran más intensos. Deslizó su pulgar por mi boca, sus ojos me miraban con detenimiento, cómo si estuviera librando una batalla con él mismo, decidiendo en que haría.
—Yo también quiero más momentos contigo. Con mi esposa.— Su sonrisa dejaba entre ver sus oscuras intenciones. Y yo sólo me deje llevar.
Awwww es algo corto, pero ahhhhhh quiero más momentos así amorosos. Y ahhhh Quiero un Nahek por favor!!!!!
JAjajja Alguien? Alguien????
Estos dos ya son esposos así que...
Espero les haya gustado es corto cap. Antes de todo lo que se viene, quiero que disfruten de su amor. JAjaj además no podían seguir peleados estos dos.
Siganme en instagram (arumavaleria_momd) , para que les de detalles de la historia y spoilers de Así muere un Ángel
Y comenten.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top