Cara a cara
No entendía que era lo que pasaba por la cabeza de Adara. Lo que sucedía conmigo, con ella. Esas sensaciones desconocidas, esos impulsos que esta forma humana me hacia sentir, descubrir. Una parte de mí teme, esa es la palabra que emplean los humanos para definir esto que siento ¿siento? , esa es una palabra extraña para emplear en mí. No quiero dañar a Adara, no quiero lastimarla en ninguna forma posible.
Eso de los sentimientos no es como lo pintan en los libros, vivirlos en propia carne y de primera mano es muy diferente a solo leer sobre ellos.
Pero ella me correspondió, ella me exigía más cercanía, mayor entrega. Y esas sensaciones vividas con solo un beso fueron indescriptibles, hay tantas cosas que puedes decir con sólo un beso. Aunque esa manera abrupta de separarse de mí, me perturbó, pensé que había hecho mal, que la había herido.
¿Acaso no era lo que ella esperaba? ¿No era eso lo que llaman amor? O simplemente era un ser tan despreciable que no conseguiría amar, que alguien pudiera amarme. O entender lo que significaba el amor. Desde un principio todo lo había hecho mal, desde un principio sabía que ella me temía más que a nada. Y aun así, no escuché razones, la quería a ella, la quiero a ella.
Era un ser destinado a no conocer el amor, la bondad. Pero luego ella misma se lanzó a mis brazos, besándome, llenándome de su cariño. Llenándome de sensaciones desconocidas, por primera vez olvide mi soledad, las sombras, el temor y desprecio que infundía en los demás.
¿Acaso no era suficiente para ella? Yo que había puesto todo lo que poseía aunque no fuera lo más bello de la existencia, aunque sólo fuera un mundo de sombras, se lo había ofrecido, le había ofrecido mi reino despreciado y sombrío, aunque ella fuera luz. Una luz que había hecho posible mi existencia entre los humanos.
Quizás pedía mucho, tal vez lo que había vivido con ella hasta ahora era lo máximo que podía obtener de amor, de cariño.
Sé que mi reino es el menos bello, el menos anhelado, el más temido. Pero aun así podía ser suyo si lo quería. Yo podía protegerla toda la eternidad si ella me lo pedía. Y si lo que se interponía entre nosotros era este mundo, lo dejaría arder, consumirse para que ella pudiera estar conmigo. Para que no me la arrebatara. Para que no me arrebatara lo único bello y luminoso en mi existencia.
Había desaparecido en cuanto la deje. Sus miradas y curiosidad de todos los presentes me era incómodo. Sus caras de miedo, de sorpresa, de desprecio, eran algo hiriente, más para alguien que había sido visto contadas veces. Para alguien que sólo anhelaba un poco de cariño, de comprensión. Era visto como una aterradora quimera.
Regresé a ese pedazo de cielo , al menos para mí era lo más cerca que iba a estar, para mí siempre me iba a ser negado el placer de alguna vez ascender a esa tierra prometida, a esa luz que todos esperan al final de su existencia.
Miraba las luces que tiritaban. Extendí mis dedos para sentir el aire chocando contra mí, esas sensaciones eran extrañas para mí, pero agradables. De alguna manera sentía esa necesidad de pertenecer a ese mundo de luz. Instintivamente deslice mis dedos por el anillo oscuro que tenía en la mano derecha. Justo donde Adara lo había colocado, aquel anillo me mantenía en este plano, me permitía estar aquí. Era una extraña sensación tenerlo puesto entre los dedos.
Ese anillo era un símbolo más, de mi lazo con Adara, un lazo único. Aunque también significaba un lazo fuerte con Adam y Leo. Esos dos tenían un papel importante en su vida, eran sus guardianes. Aunque ahora que estaba aquí para ella, quizás ya no los necesitaría, a pesar de ello la idea que se trataba de la seguridad de Adara, su cercanía con ella se me hacía más soportable , era un mal que necesitaba tolerar.
Fue cuando sentí de nuevo esa presencia. Al voltear a verlo recordé esa imagen, sus ojos viéndome con desesperación, suplicando ayuda. Yo mismo había terminado con su existencia, y era tarde cuando quise enmendar mi error.
Era aquel ser que había tenido a Adara en sus brazos. Y sólo recordar sus pensamientos por él me hacía rabiar. Era irónico que ahora fuera él, el primer humano que me veía, aunque no lo deseará. Me miraba expectante, no me tenía miedo, era cauto pero no había miedo. De hecho era él, él único que sin saberlo me había desafiado abiertamente, él era el único que deseaba desaparecer de mi mundo, aunque sabía que si lo mandaba lejos a eso que llaman infierno, Adara se enfurecería conmigo, no me lo perdonaría. No me perdonaría un segundo atentado contra la existencia de aquella alma.
-¿Por qué no te quedaste en tu mundo?- Preguntó aquella presencia. Adara lo llamaba Adam.
Si hubiera sido cualquier otro lo hubiera mandado directo a uno de los submundos era lo más parecido a una cárcel del mundo de los muertos, un lugar dónde estaba la escoria de la humanidad, que no tenía cabida en mi mundo. Porque a pesar de los sombrío del mundo de los muertos, había existencias que no toleraba. Y eran mandados a planos mucho más bajos.
Y él podía jactarse de poder hablarle así a alguien que alguna vez fue considerado Dios, sólo porque temía el desprecio de Adara y por qué se lo había ganado, al menos una vez le toleraría su descaro, ya que le debía tiempo de su existencia. Había terminado con su vida más pronto de lo que tenía destinado, tenía una deuda con él, aunque no quisiera admitirlo, me obligaba a recordármelo a mí mismo, cada vez que tenía ese impulso de mandarlo muy lejos.
- ¿No crees que eres demasiado irreverente para hablarle así a la muerte?- Le contesté con una sonrisa desafiante.
-Lo dice, él que pretende que lo amen, cuando ese no fue nunca su destino.
¿Quién es más osado? ¿Yo por preocuparme por una mujer que amo o tú que a costa de este mundo quieres sólo jugar a ser humano cuando no lo eres?-
Sus palabras me tomaron por sorpresa, creo que el desprecio era mutuo, aunque no era como que yo, no hubiera contribuido a ello. Él tenía más razones para detestarme que yo a él. Aunque la mía era una muy poderosa, aquel ser tenía un lugar especial en el corazón de Adara.
-Puedo hacer lo que me plazca, más si de Adara se trata, ella es mía, me ha pertenecido desde que le perdoné la vida, ella me pertenece desde ese instante. - Dije con exaltación y enojo. Sentimientos de los cuales sabía el nombre pero sólo hasta conocer a Adara fui capaz de experimentar.
- Eso es lo que no entiendes, amar no es lo mismo que poseer, amar es libertad. Y Ángela es una mujer que ama la libertad.-
En algo podía darle crédito, él tenía más experiencia en el amor, que yo.
-Tú has sido el osado al pretender poseer a una mujer que nunca fue destinada para ti. - Le contesté a aquella presencia.
- ¿Y no es lo mismo para ti? Ángela no es para ti, ni para mí. Ambos sabemos eso, no eres el único que sabe cosas de Ángela.
Al nacer se nos otorga un alma que nos complementa, solo que no siempre se encuentran, no siempre germina ese amor, a pesar de conocerse. A veces simplemente llega tarde, o termina antes de comenzar. Y creo que tú estás apostando a que ese amor nunca germine entre ambos.
Y es que... ¿Qué podemos ofrecerle a Ángela? Dos muertos que pretenden vivir, que solo son sombras. A pesar de que tengas ahora un cuerpo humano, las sombras te persiguen, pretendes ser algo que no eres.
Pero la realidad es que no estamos vivos, ni damos vida. Hay cosas que jamás le podre dar y tú tampoco... Una familia, una vida normal, hijos... Ni si quiera comprendes el amor. El amor no es una imposición o poseer, ella no es un objeto, es una mujer, con sus propias decisiones. Con sus propios deseos y ella deseaba una familia, una familia que nunca tuvo. Ese hueco ni tú, ni yo podremos llenarlo.
Si de verdad la amaras la hubieras dejado vivir su vida mortal, y hubieras esperado a que terminara su vida para pedirle una oportunidad.
Pero ahora la has puesto en riesgo. ¡Fuiste un egoísta! Ahora irán tras de ella, mi intención era cuidar de ella y tú no lo haces nada fácil. Sobre todo por que debo alejarme de ella. ¡Suficiente tiene con lidiar contigo!
-¿Y tú que hubieras hecho? Si no pudieras tenerla cerca. Si la desearas más que cualquier cosa. -
- ¿Acaso sufres de amnesia? ¡Se bien lo que es eso, gracias a ti! Tengo más razones yo para odiarte, me arrebataste tiempo con ella, y eso es lo único que lamento.
Y sin embargo estoy aquí tragándome mi orgullo, mi odio para que ella pueda ser feliz. -
Su rostro estaba enrojecido y sus músculos rígidos. Con mucho trabajo me extendió su mano izquierda, al abrirla en su palma sostenía un dije. Era una esfera del mismo material que mi anillo, de un negro brillante, era de obsidiana.
-Para completarlo necesitas que ella use esto, eso los unirá.
Bien pude omitir esta parte, pero esto- Se hizo un silencio, creo que se le había hecho un nudo en la garganta. Sonrió débilmente y casi con dolor podría decirse. Sí que le estaba costando trabajo.
-Esto querida muerte es amor. Amor es tragarte tu ego, tu enojo, tus miedos y ser lo que debes ser en cada momento. Aunque ella no lo sepa nunca.
Eso es el verdadero amor, incluso renunciar a ella si es lo mejor. Y eso es lo que hago.
¡Más vale que la cuides! ¡Que todo esto valga la pena! Porque no puedo sacrificar todo un ejército dispuesto a luchar por mantener el equilibrio para que decidas que ya no te gusta más jugar al amor. -
Los humanos tenían su carácter, estaba enojado ¿Cómo se atrevía a enfrentarme?
Sin embargo tenía razón. Ya no había nada que les detuviera a los demonios, a esos seres encerrados en los planos más alejados de mi mundo a entrar, tenía poderes sobre ellos, era verdad. Pero no contra cientos, miles a la vez.
Y todas esas personas que habíamos visto en el templo, no era más que el ejército dispuesto a luchar por una guerra inminente por la Tierra.
Canek estaba al mando de todos ellos, los unificaría para armar su propio ejército y apoderarse de la Tierra de los vivos.
Adam me entregó la pequeña esfera que colgaba de una cadena de plata.
-Sabrás que el lazo está completo cuando tu anillo y la esfera de obsidiana sean rojas. Eso significará que su lazo está intacto, y latente.
Otra cosa... ¡Más te vale que le des un buen discurso! Ángela lo merece, además aunque le cueste trabajo decir te amo, y demostrar sus sentimientos, demostrar lo sentimental que es, cada intento fallido, cada enojo o mohín de su parte, vale la pena, todo por escuchar esas dos palabras de sus labios.
Y aunque no lo acepte adora las cursilerías, ella vive enamorada del amor. Eso la hace fuerte y vulnerable, porque da todo por quien ama, y una vez que decide que vales la pena para que ella te entregue su corazón, es como si te confiará su propia vida. -
-Gracias- Fue lo único que pude decirle. Sus palabras me habían dejado atónito. Me habían dado en que pensar, de alguna manera Adam, un simple humano me estaba dando una lección importante.
- ¡No lo estropees! - Dijo con seriedad.
-Sabes, creo que en otras condiciones hubiéramos sido amigos ¿es así como se llaman ustedes no? - Le dije con seriedad. Era verdad, no me caía tan mal como Leo. En Leo algo me sacaba tanto de quicio a pesar de que sabía que Ángela no tenía interés en él, era un chico guapo y Adara era humana eso lo entendía, pero simplemente su presencia me crispaba aún más que la de Adam.
Quizás solo era mi culpa. ¡Si culpa! Esto de los sentimientos era indescifrable para mí.
Quería preguntarle de Adara pero no me atreví, se hizo un silencio incómodo.
-No la presiones con eso de decir te amo, esas dos palabras significan tanto para ella, que cuando te las diga, no será sólo por que sí. Será porque en realidad lo dice desde el alma. Con todo su ser y no hay marcha atrás, te has ganado su corazón. -
Me dijo Adam, lo cual me sorprendió.
- Entiendo. - Dije con sinceridad, eso le estaba costando seguramente.
-Creo que al menos mereces una disculpa, lamento haberte alejado de ella, fue un arrebato, aún no sabía de lo que era capaz, con todos esos sentimientos desconocidos. Lo lamento, y creo que es una deuda que algún día te pagaré. - Le dije con sinceridad. ¡Definitivamente los sentimientos me afectaban!
Adam sólo asintió.
-Cuando vayas a decirle tus votos, hazlo personal, sólo los dos. Nadie más, también por eso te traje en persona el dije, creo que a ti y a ella les hubiera gustado hacerse esa promesa de manera privada.
Cuídala por mí, Mortis. - Dijo al final para desaparecer.
Ahora entendía mejor lo que era el amor, y lo que eso conllevaba.
Apreté en mi puño el dije y lo guardé como un tesoro.
Tenía que preparar lo que le iba a decir. Pero también tenía que decirle que había una guerra entre ambos mundos, y que Adam iba a liderarla, todo para alejarse de ella.
Por unos minutos me quedé ahí solo, pensando, tratando de acomodar mis ideas.
Finalmente decidí ir con Adara. En unos instantes me aparecí en aquella casa, donde la había visto crecer, dónde la había cuidado desde las sombras.
Ahora era todo una mujer. Una mujer a la que amaba. Adam tenía razón, la había puesto a ella en riesgo y a todo en esta tierra.
Estaba dormida, se había quedado sollozando. Escuché que Amelia y Leo discutían fuera de su habitación.
Me acerque con cuidado y me senté a su lado.
Su rostro estaba enrojecido, de tanto llorar.
Unos instantes después ella se giró y se acurrucó hacía mí. Me sentía aunque estaba dormida.
No pude evitar acariciarla, tocar su pelo suave y platinado como él mío.
Era tan bella, tan perfecta. Tenía que hacer todo lo posible por mantenerla a salvo.
-Sabes que la quieren realmente a ella, ¿no es así? - Escuché una voz femenina.
Aún no me acostumbraba a eso de que me vieran.
Al voltear a ver, vi a aquella figura con el rostro medio descarnado, vestida con un vestido blanco, una figura etérea.
- ¿Quién eres? - Le pregunté.
- Al igual que tú, tengo varios nombres. Prefiero el nombre de Tonalcihuatl. ¿Sabes? no eres el único admirador de aquella bella cultura mexica. -
-¿Qué es lo que quieres? -
-Protegerla, soy Ziel, Fatos, Hado. Soy el destino querido. Y el destino que ustedes han elegido me compete, no dejaré que este mundo sea destruido, estoy de su lado.
Y vengo a ver como esta ella, la mujer de la que depende este mundo, ¿sabes porque esta apariencia dividida entre la muerte y la vida? -
Sacudí la cabeza.
-Hay varios caminos y depende de cual tomes te lleva a la vida o a la muerte, hay libre albedrío, yo sólo vigilo que sus decisiones sean respetadas, pero cada decisión conlleva una responsabilidad.
Y aunque no lo creas no eres el único que debe afrontar las consecuencias, es verdad que Adara estaba destinada para ti, pero también a ella le pertenece un futuro en el que tú no aprecias sino hasta su muerte. Esperábamos a que fueras paciente, y esta guerra no se librará en la Tierra.
Ahora llegado el momento deberás dejar que esos dos caminos converjan, Leo será el único que pueda ayudarla.
Sabes muy en tu interior que él es al que designé para ser su alma gemela, así lo llaman los humanos. Es por ello que será un estupendo guardián en este mundo, un mundo en el que, ni tú ni yo tenemos injerencia.
Ella pagará un precio alto por enamorarse de ti Nahek, ella deberá arrebatar una vida y eso... Es algo que no sé si pueda hacer. -
-¿De que estas hablando? ¡Yo no dejaré que aquel se enamoré de Adara! ¡Ella es mía! ¡Ella me ama a mí! ¡Lo sé! - Dije enojado.
-Por eso vengo a advertirte, para que llegado el momento dejes a Leo cumplir con su misión, él es su guardián, y aunque a Adara y a ti no les parezca, quizás sea el único que pueda volver a traer de nuevo a Adara. Tiempos difíciles se acercan Nahek, y una guerra que ha estado en pausa, que detuvimos, nos acecha de nuevo.
Sólo espero que ese amor dormido en Leonardo despierte, o en dado caso estaremos en problemas. Porque Canek se ha enterado de todo, y ha tomado una decisión. Él tomará la vida de la familia de Adara. Y eso la perderá en la oscuridad, al menos que puedas ser capaz de mantenerla contigo. La pregunta es...
¿Es suficiente lo que ya siente por ti? -
-Tú lucharas, contra su soledad, contra su dolor, contra ella misma, no con Canek, o Leo.
Y de eso depende que ella no se vuelva oscuridad Nahek, así que espero que hayas aprendido algo del amor, algo de Adam. Porque lo necesitarás. -
Sus palabras se clavaron en mi mente, antes de que ella se esfumara.
Llevaba tanto tiempo esperando a que ella aceptara que me ama, pero ¿yo había aprendido algo del amor?
Hola! Después de tanto un nuevo cap... Espero les guste! Muchas gracias por todo!!! Por su apoyo! Por leer!!! Por tantas cosas, por darme la oportunidad de escribir y llegar a ustedes.
Espero les haya gustado el cap, viene sangre!!!! Mucha!!!! Y Adara bueno... Adara les tiene una gran sorpresa, no odien a Leo, creo que el Destino solo les hace una mala jugada, además pronto se enteraran del origen de Nahek!
De lo que sucederá con la familia de Adara, no se esperan quien es el culpable de todo eso! Adara sufrirá bastante! ¿Nahek podrá evitar que Adara se una a la oscuridad?
¿Leo que? Jajajaj No sé, ame a Nahek y Adam.
Los amo! Y espero seguir escribiéndoles más historias.
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