Canek

Me quedé congelada. No podía procesar lo que aquel hombre me había dicho. ¡¿Unir mi vida a la muerte?!

Aquellas palabras resonaron en mi mente, como si se tratara de algo que no podía entender, algo confuso, que no tenía ningún sentido. Como si esas palabras hubieran sido en un idioma que mi cerebro no era capaz de entender. Jamás en mi vida había sentido tanto pánico. Tenía esa sensación de estar y no estar, el frío que recorre tu cuerpo y se queda en tu garganta, luego solo un zumbido en los oídos.

Sentí que alguien me jalaba, no tenia ni la mas mínima intención de oponerme a dejarme llevar. Todo se quedó en silencio dentro de mi cabeza.

Quería llorar pero no podía, quería gritar pero no tenía caso. ¿¡En qué demonios me había metido?! Mi vida estaba jodida, estaba algo peor que en el hoyo.

Tenía que hacerlo, tenía que hacerlo por mi familia, aquella familia que me había adoptado, que había aguantado mis extravagancias, que me había dado la oportunidad de tener una familia y no seguir en el orfanato.

Baje unos cuantos escalones y de pronto me desplome en frente de aquella vieja construcción grisácea, daba escalofríos de solo verla, pero entrar en ella era diferente, te ponía los pelos de punta.

Era mi vida o la de mi familia.

Caí de rodillas sobre el concreto frío y gastado. Seguramente muchas personas y almas habían pasado por ese mismo suelo en el que ahora estaba, tratando de pensar en otra cosa para que el ataque de pánico del que estaba siendo presa, no me tomará cautiva.

Sentí unas manos fuertes y varoniles sostener mi rostro. A lo lejos oí el eco de su voz, resonando como una onda que se desplaza lentamente.

Lo mire a los ojos, esos ojos achocolatados, y no pude hacer nada más que llorar. Al mirarlo simplemente esas lágrimas que deseaba apresar dentro de mí y que deseaba nunca vieran la luz, se escaparon de mi interior.

— Shhh, todo va a estar bien Angela. Todo estará bien—

Era lo que decía una y otra vez. No quería que fuera precisamente Leo quien me consolara, pero mi familia estaba secuestrada por algún ser malévolo, Adam estaba herido y... la muerte no estaba ahí, solo en mi mente, y el era la causa de todo.

Luche contra esos impulsos de arrojarme en sus brazos y encontrar consuelo, pero necesitaba que alguien me dijera que todo iba a estar bien, sentir que no estaba sola. De alguna manera entendía esa necesidad de la muerte, de aquel ser oculto en las sombras.

Y eso empeoraba todo, estaba luchando contra muchos sentimientos en ese instante. Me sentí a la deriva y sola, tan sola por primera vez.

Lo poco que era cierto en mi vida se estaba derrumbando. Quería ser como las heroínas de los cómics, ser valiente, ser más fuerte. Pero en cambio estaba sollozando como una chiquilla asustada, tratando de no romperse en cachitos en el momento menos oportuno.

Leo me atrajo hacia el y yo hundí mi rostro en su pecho. Aspiré su perfume, lo que me devolvió a la tierra.

¿Por que me había enamorado de Adam? Solo robé parte de su vida, a Leo casi lo mató de un susto por hacer que viera a Adam.

Y a la muerte...

Lo que el me hacía sentir era algo tan raro. Algo que no podía describir, era como una necesidad, una conexión extraña, y saber que se aferraba a mí y la razón por la que lo hace, era lo que más me estrujaba mi corazón.

¿En toda esta historia donde quedaba yo? ¿Estaba dispuesta a sacrificarme por todos? Por Adam, por mi familia... ¿y si era egoìsta por primera vez en mi vida?

¿Sería cobardía o sería pensar sólo en mí?

— Llévame a casa, por favor. — Le dije a Leo más como una suplica, con voz temblorosa y casi inaudible. Mientras secaba mis lágrimas. Leo solo asintió y me ayudó a pararme.

Me adelanté, Leo se quedó detrás de mí, creo que entendía que quería estar sola. Quería pensar y aclarar las cosas. Aclarar mis pensamientos. Y mis sentimientos difusos, era cuando odiaba tanto ser un maldito corazón de pollo, muchos lo consideran una virtud, yo más bien pensaba que eso apestaba... Y era mi más grande defecto.

Al llegar a la moto esperé a Leo. Él solo me dió el casco y yo lo tomé.

Sé que quería decirme algo. Pero no se atrevía, y no estaba seguro de escuchar un sermón, o algo. Estaba segura que me pondría de sentimental y me echaría a llorar en su hombro, y si algo odiaba era llorar en frente de los demás, simplemente lo detestaba.

En silencio Leo se subió a la moto y yo detrás de él. Por primera vez sin miedo me acurruque contra él y me sostuve fuerte. Quería recordar esos momentos en los que había sido tan feliz, extrañaba a la chiquilla inocente que había viajado hace años en esa moto, acurrucada a Adam. Así que por unos momentos decidí cerrar los ojos y viajar a ese pasado, a ese capítulo que había quedado inconcluso... Y que quizás tenía que cerrar.

Porque al traer a la muerte, de alguna manera estaría aceptando ser su dama... Su compañera. ¿Aunque no estaba segura que eso funcionara? Es decir... ¿Que había hecho la muerte por mí, además de perdonarme la vida? Un hecho que había alterado todo.

La muerte decía quererme, pero no estaba segura si la muerte pudiera aprender a amar, amar de esa forma desinteresada e incondicional, de esa forma en la que me enseñó Adam, y de la forma en la que me seguía amando aún después de saber que yo indirectamente era la culpable de lo que le había sucedido.

Adam, mi primer y único amor. Un amor trágico e inconcluso. Adam se merecía algo más que lo que le había tocado.

El viaje me permitió estar sola con mis pensamientos, y esperaba que la muerte respetara eso. Por que si había entendido bien... Tenía que aceptar incondicionalmente ser la Dama de los Muertos para poder ver de nuevo a mi familia.

Algo más en lo que debía de pensar es en qué pasaría con el mundo de los vivos y de los muertos. Si traía a la muerte físicamente a este mundo.

Y si era la culpable de que el mundo se fuera a derrumbar. Por que si quieren a la muerte, no ha de ser por mejores razones.

Sentí como el motor de la motocicleta se apagaba. Abrí los ojos y sentí los dedos y brazos entumidos, estaba estresada, nerviosa y temerosa.

—Ángela, hemos llegado. —

Con lentitud me fui despegando del cuerpo de Leo, luego caminé hacia la puerta... Y recordé que no había traído nada, así que me había quedado fuera de mi propia casa. Sin nadie que pudiera abrir.

Leo estaba junto a su moto mirándome.

—Yo... yo he olvidado las llaves adentro.— Dije mientras volteaba como una chiquilla avergonzada de su descuido.

Leo sonrió y empezó a caminar hacia mí.

—Y supongo que pretendes que me meta a tu casa, por tu cuarto. —

No me atrevía a mirarlo, su mirada me intimidaba y hacía que me pusiera nerviosa, no es que me gustara, simplemente él poseía una de esas miradas que parecían escudriñar en tu alma, era inevitable no poder quedar hipnotizada con esos ojos.

—La última vez no te costó tanto trabajo. —

—Cierto y terminé encontrándome también con Adam.—
Justo cuando Leo terminó de decir aquello... Una voz conocida nos interrumpió. Al escucharla me quedé congelada, por unos instantes mi corazón se detuvo.

— ¿Adam? ¡¿Qué es lo que acabas de decir de mi hermano?! —

Leo y yo nos quedamos sin habla. ¿Qué le podríamos contestar a Amelia? Leo acababa de decir que había visto a Adam en mi habitación.

¡Demonios! Ni siquiera nos habíamos dado cuenta de que estaba cerca. Debía de vivir menos en mis pensamientos.

Hubo segundos eternos de silencio, ni Leo ni yo sabíamos que contestarle, estaba en una encrucijada, porque si le decía la verdad Adam no me lo perdonaría.

—Estoy esperando a que me contesten.— Dijo Amelia impaciente.

—Nada. Es sólo que la otra noche, Ángela me enseñó una foto que aún guarda de Adam. — Contestó Leo antes que yo, ahora agradecí que estuviera ahí, para salvar mi pellejo. Aunque no sabía si lo había salvado del todo.

Amelia puso cara de pocos amigos, y de incredulidad, no la estamos convenciendo.

—Digamos que les creo... Hay una cosa que no entiendo... ¿Qué hacía Leo en tu habitación por la noche? —

Estamos jodidos. ¿Qué era preferible? ¿Qué Amelia creyera que estaba interesada en su tío que era tan parecido a su hermano? O ¿Decir la verdad, que Adam podría materializarse?

¡Demonios Adam! ¡¿En qué maldito dilema nos pones?!

—Yo... Leo...—

No podía decir nada. ¡Genial!¡Justo ahora te quedas sin palabras Ángela!

Su mirada intimidante de Amelia no me ayudaba en nada.

— ¡¿Sabes una cosa?! Por algo no quería que conocieras a Leo. Eres la única novia que Adam en serio, de verdad quiso y no sería justo que... Que terminarás con su propio tío... ¡¿Y por qué?! ¡Solo por el gran parecido! Por qué lo sé... Sé lo que es sentir que ves a Adam a través de Leonardo pero... Por más parecido que sea Ángela... ¡Él no es mi hermano!... — Dijo Amelia entre lágrimas.

—No es lo que tú crees Amelia...— Traté de defenderme pero Amelia no me lo permitió.

— ¿Ah no?... Entonces dime Ángela... ¿Qué pasa?...

Por qué yo lo sospechaba, desde la vez que lo viste, pude ver tu expresión... Y luego la forma en la que Leo se desesperaba por ti en el hospital a unas horas de haberte conocido... ¡Yo no lo entiendo!

Y ahora Leo despreocupadamente me dice que la otra noche en tu habitación le enseñaste una foto de mi hermano Ángela... ¡De mi hermano! —

Amelia estaba ignorando por completo a Leo, creo que sin querer lo que Leo le había contestado había terminado por quebrar su frágil relación con Amelia, y me sentía culpable. ¡Bravo una cosa más que agregar a la lista de cosas rotas por mi culpa!

—Amelia... Yo no... —

—No está bien... Quizás podía esperar eso del señor rompecorazones, pero no de ti. —

Amelia se fue sin que me dejara explicar nada... Y no es que tuviera que decirle, al menos no hasta que Adam me permitiera hacerlo, y creo que eso es algo que no iba a pasar.

Quizás era mejor que se alejará de mí... Ya que todos a mi alrededor, los que tenían la mala fortuna de toparse conmigo se veían envueltos en una oscuridad que lo arrasaba todo a su paso, los envolvía y cobijaba sin miramientos, y si algo le pasaba a Amelia, a la pequeña hermana de Adam. No podría perdonármelo nunca.

Así que quizás era mejor que volviera a ser la chica a la que odiaba, una bruja que quería quedarse con Leo.

Me quedé parada, mientras veía como atardecía a la vez que Amelia se marchaba con los ojos enrojecidos y yo me había quedado de igual manera. Me había encariñado con ella, y Amelia me había dicho que había sido la hermana que nunca tuvo.

—Lo siento... No debí contestar eso... Pero...—

—No es tu culpa... Además creo que es mejor que se aleje de mí... de todo esto, y lo mejor hubiera sido que tú tampoco estuvieras involucrado. Mucho menos Adam.—

— ¿Adam? Pero si ambos se querían... ¿Por qué lo amaste no? —

Me quedé callada ¿Cómo podría contestar eso? Cuando quizás la muerte a la distancia también podría escuchar y como la misma muerte había dicho: La verdad, y la sinceridad a veces herían.

—Hubo un tiempo en que pensé que amarlo era algo que había quedado en el pasado... Pero desde que lo volví a ver...— Sonreí tímidamente ante lo raro que sonaba eso.

—Lo sigues amando.— Contestó el por mí.

—No lo sé... Solo sé que es algo inconcluso... Es decir lo amo... Pero ¿podemos tener un futuro? Un fantasma y una mortal perseguida por la muerte.

¿Qué tengo de especial? Nada, solo soy yo... Sólo yo tratando de sobrevivir a lo que queda de la universidad, empezaba a trabajar en los cuadros de la iglesia con el Padre Gabriel y ahora...—

—Ahora le pides a un chico que irrumpa en tu casa...— Era la primera vez que sonreía en todo el día.

—No debí de preguntarte eso, lo siento.—

—Está bien. A veces contar todo lo que me pasa a alguien más... decir en voz alta lo que pasa por mi cabeza, me ayuda a no perder la cordura. —

—¿Puedo preguntar algo más antes de subir a tu habitación y abrir tu casa? —

Me quedé pensativa... ¿Qué era lo que me iba a preguntar?

— ¿También me odias? Es decir, Amelia lo hace de alguna forma ¿y tú? —

Esa pregunta me tomó por sorpresa, no lo odiaba, solo me desconcertaba su presencia, como bien lo había dicho la muerte... Adam y la muerte no eran humanos... Leo lo era.

—No... Solo me desconciertas. — Dije sin más, como un pensamiento en voz alta.

—Eso es mejor que odiarme.—

—Amelia no te odia, es sólo que... ¡Dios! Si tan sólo Adam me dejara contarle la verdad.—

—No lo hará. Aunque Amelia es más fuerte de lo que él cree, pero para él siempre era su hermana pequeña...—

El viento sopló y tirité a su paso. Leo se dio cuenta.

—Iré a abrir... La puerta... Antes de que empiece de nuevo con el interrogatorio...— Dijo a la vez que se alejaba y comenzaba a trepar por el árbol junto a la ventana.

Cuando llegó a la altura de mi ventana, se impulsó y brincó hasta alcanzar la pequeña terracita que había, un espacio lo necesariamente amplio para poder recargarse en el barandal, brincarlo y abrir la ventana.

Esperé unos minutos desde que Leo había desaparecido de mi vista.

Entonces sentí esa misma sensación de aquella mañana en la que mi familia había aparecido.

La corriente eléctrica recorriendo mi cuerpo e instalarse en mi cuello. Sabía que no debía de voltear, pero mi curiosidad siempre me metía en apuros.

Al voltear vi de nuevo esa mirada endemoniadamente sexy. ¿Los chicos malos siempre debían lucir así? ¿Sería tan sencillo portarse bien si no fueran tan... ¿como decirlo? ¿tentadores?

Esos ojos podían obligarme a hacer cualquier cosa, y esa mirada. ¡Era injusto que el lado oscuro estuviera representado por él!

Aquel ser sonrió de una manera que hizo que se me enchinara la piel.

— Veo que has hecho avances. Lo cual me alegra, el día de muertos se acerca y es la fecha en que estos mundos convergen... ¿sabes?

Aquellos que habitaban en esta parte de la Tierra, de este mundo de ustedes los humanos.—

Se acercó hacia mí, me quedé muy quieta, mi cuerpo se estremecía y ni siquiera era capaz de dejar que las palabras fluyeran... Tenía miedo.

Sus dedos largos y finos, se deslizaron por mi nuca hasta llegar a mi hombro.

—Si no tuvieras que conservar esa nobleza, si no la necesitarás para lo que quiero, gustoso tomaría tu alma.— Dijo en un tono que me hizo estremecer, y querer salir huyendo.

Pero lo único que pude hacer fue alejarme de él rápidamente.

— En un futuro tú misma te perderás. Elegirás la oscuridad Adara, de eso me encargaré yo. Pero ahora... Te necesito así.—

— ¿A qué has venido?— Le pregunté.

— A ver que todo estuviera en orden... Y a darte una pista... —

— ¿Una pista? —

— No eres la única interesada en esto, si no lo recuerdas este día ya terminó, y faltan dos más para que sea la madrugada del 2 de noviembre... Una fecha que seguramente se te hará conocida.

Los aztecas creían que este mundo, este plano era uno de los cielos e inframundo a la vez, este mundo humano es el único en el que podremos reinar... Los muertos, los demonios, como prefieran llamarnos, ellos me llamaban tzitzimitl.

En este mundo convergen ambos mundos, el de los muertos y el de los vivos, esta tierra tiene lo necesario para abrir las puertas de los muertos, incluyendo a una muerte dispuesta a dejar la única tarea que se la ha encomendado... Y todo por una mujer... Por amor. 

Un sentimiento humano que a veces usamos a nuestro beneficio. Como ahora.—

Aquel ser me miró y por unos instantes pude ver sus ojos oscuros, como si no hubiera nada en donde deberían de estar esos ojos que hipnotizan.

El amor era el talón de Aquiles de muchos humanos y ellos lo sabían, y se aprovechaban de ello.

  — Dile a la muerte que cooperé y nada te pasará...  Al menos por el momento, después.... No lo sé, tenerte como una de mis cortesanas... Siendo la futura dama de la muerte. Te daría absoluta libertad de todos esos sentimientos humanos que te hacen débil. Una vida sin límites.— 

Sus palabras hicieron que el terror me invadiera, ¿era posible que fuera real lo que se decía de los demonios? La idea de que aquel ser me llevará me hacía estremecer, eso si me daba terror.

— Eso pude haberlo visto en un calendario, así que no es nada nuevo, así que no sé por que te tomaste la molestia de aparecer... Sé lo que quieres y lo que pasará si yo no traigo a la muerte... Así que puedes irte.—  Le contesté con la mayor seguridad y tranquilidad que me fue posible, aunque en realidad  quería salir huyendo y tontamente encerrarme en mi casa, aunque sabía que eso sería inútil, una puerta no podía esconderme de fantasmas, almas, demonios y demás.

Aquel ser sonrió. 

— No quizás no, pero si el lugar tienes que encontrar el templo dedicado a tu señor, el dios del inframundo Mictlantecuhtli .

Ahora me iré antes de que tu novio salga por esa puerta... Por que veo no necesitas de la muerte... Parece estar en tu naturaleza coquetear con la vida y la muerte.—

Dijo aquel ser antes de desaparecer sin más.

Fue cuando escuché su voz en mi mente.

  — Su nombre es Canek— 

— ¿Canek?— 

— ¿Viste sus ojos?— 

— Si, a veces son oscuros, como si no hubiera nada en ellos... Solo la nada.— 

— Por eso se llama así, serpiente negra. Él es la cabeza de todo esto, me quiere a mí para que no haya nada que impida que los muertos crucen a este mundo, quiere traer la muerte a este plano.— 

— Y lo estoy ayudando...—  Dije en un susurro antes de que la puerta se abriera, y pudiera ver a Leo, aquello había sucedido tan rápido y no me lo había parecido.

— Adam está aquí.—  Dijo Leo.

—Adam—  Dije casi en un susurro y corrí hacia él, al entrar estaba recostado en mi sala y estaba acompañada de Aura. Lo cual me hizo sentir un pinchazo en mi corazón.

Tenía que aclarar mis sentimientos por Adam.



Hola chic@s la verdad andaba ocupada... fin de semestre, pero me di tiempo de actualizar! Ya se que muchos se mueren por saber que va a pasar!!! Y que todos quieren que llegue a la parte en que la muerte viene al mundo de los vivos!! Pero... Falta narrar los dos días restantes... Días en los que... vivos y muertes decidiran si traer o no a la muerte, en la que Adara deberá aclarar lo que siente y bueno... Hacerse a la idea de ser la dama de la muerte?

Y se acerca Navidad, estoy planeando darles una sorpresa, aún no se concreta del todo, pero algo tendré que hacer...

Gracias por tenerla en el top 10!!! Waaa!!!! Y espero la sigan leyendo.

Ya saben... comenten, recomiendenla, manden mensajes al buzón!!

Trato de contestar cada uno de sus mensajes, de verdad aunque ahora no he tenido tiempo...

Y de nuevo gracias!!! Gracias!! Por llevar esta historia tan lejos, nunca pensé verla en las primeras 10 y ya  hasta estuvo en el 2!!!

Los amo chicas y chicos!!! 



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