La Muerte que Llora




Mi madre siempre me contó una leyenda, pero no era como las demás. No era un cuento para dormir, sino una advertencia.

Una historia que helaba la sangre y dejaba un vacío en el pecho.

Era la historia de el chico que veía la muerte, y cómo él mismo se convirtió en ella.













Hace mucho tiempo, en un pueblo olvidado por el tiempo, vivía un chico de vetas rojas que no era como los demás



Desde que tenía memoria, podía ver cosas que nadie más veía...

No eran visiones de ángeles o demonios, sino de muerte.

La muerte se le aparecía en sueños, en susurros, en sombras que se arrastraban por las paredes y lo peor de todo era que sus visiones siempre se cumplían...



La primera vez que supo de su don fue cuando predijo la muerte de su padre...


Lo vio claramente: un hombre colgando de una viga, con el rostro congestionado y los ojos salidos de sus órbitas...



Le advirtió a su padre, pero este solo se rió, creyendo que era el miedo de un niño

Una semana después, su padre fue encontrado ahorcado en el granero, exactamente como el chico lo había visto.








Luego vino su madre. Soñó con ella envuelta en llamas, gritando mientras su piel se derretía como cera...

Le suplicó que no fuera al mercado ese día, pero su madre no le hizo caso...


Esa noche, una turba enfurecida la acusó de brujería y la quemó viva en la plaza del pueblo. El chico la vio morir, exactamente como lo había predicho.







Después de la muerte de sus padres, el chico fue rechazado por el pueblo

Lo llamaban "el maldito", "el hijo de la muerte". Nadie quería acercarse a él, por miedo a que su don les arrebatara la vida...


Así que huyó al bosque, donde construyó una cabaña con sus propias manos...

Allí vivió durante cinco años, completamente solo, alejado del mundo y de su maldición....







Pero la soledad no lo salvó de sus visiones

Cada noche, la muerte lo visitaba en sueños, mostrándole rostros desconocidos, personas que morirían de formas horribles


Para escapar de esas imágenes, el chico se cosió los párpados con hilo grueso y oxidado...

Ya no quería ver más...

Ya no quería saber...






Un día, un joven azulado llegó a la cabaña

No había leído los letreros que el chico había colgado en los árboles, advirtiendo a los intrusos que se mantuvieran alejados

Tampoco le importó el esqueleto de madera que colgaba frente a la puerta, sus huesos tallados con runas antiguas y su boca abierta en un grito eterno...




El joven entró en la cabaña y lo encontró en un rincón, demacrado y cubierto de suciedad...

Sus ojos estaban cosidos, y su piel era pálida como la de un cadáver...


El sintió lástima por él y decidió ayudarlo. Le dio de comer, lo limpió y lo cuidó

Con el tiempo, el chico se recuperó, pero nunca le contó la verdad sobre su maldición...










El joven se quedó con él, y eventualmente se convirtió en su esposo...


Fueron felices por un tiempo, o al menos eso parecía


Pero el chico sabía que la felicidad no era para él. La muerte siempre lo seguía, como una sombra que no podía sacudirse...

Un día, el joven cayó enfermo...


El chico hizo todo lo posible por salvarlo, pero nada funcionaba...



Desesperado, decidió abrir sus ojos cosidos, arrancando los hilos con sus propias manos...










El dolor fue insoportable, pero lo soportó por su amado...

Cuando finalmente pudo ver, tuvo una visión que lo dejó paralizado: él mismo lo mataría con sus propias manos...











Aterrorizado, el chico se cortó las manos, pensando que así evitaría su destino...




Pero a la muerte no se puede engañar...




Esa noche, mientras la joven yacía en su lecho de muerte, el chico lo abrazó, sin darse cuenta de que su mero contacto era veneno...






Su amado murió en sus brazos, con una sonrisa en los labios.

-Lo sabía -susurró antes de cerrar los ojos para siempre-. Tú eres la muerte. Y yo elegí morir contigo... Shadow...
















Desde entonces, se dice que el chico camina por el mundo como la muerte misma...



Todo lo que toca muere, todo lo que mira se marchita



Y aunque intenta evitar a los vivos, a veces no puede resistirse...



Porque la muerte, al final, es solitaria...











Cuentan que cada vez que se lleva a alguien, llora...



No por la persona que acaba de morir, sino por aquel joven que lo amó tanto que prefirió morir en sus brazos que vivir sin él...






Y es por eso que, en las noches más oscuras...

Se puede escuchar un llanto en el viento...

Es la muerte, lamentando su eterna maldición.










Autor: Bryan Rodriguez

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top