Perdónanos (Resubido)
Tuve que resubir este capítulo por problemas con Wattpad ;v; perdonen los inconvenientes
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Durante toda la noche estuvo cayendo una lluvia incesante en toda la tierra, el planeta mismo parecía estar sumido en un oscuro y húmedo luto.
Esa mañana Médico entró a la habitación donde se encontraba el cuerpo de Muerte y casi se desmaya al ver que cientos, miles de Mariposas de Alma llenaban la habitación y estaban posadas sobre el cadáver.
-Santo cielo- susurró, no podía simplemente ahuyentar a las Mariposas, eran almas, eran sagradas, pero tampoco podía dejarlas allí.
Las Mariposas movían lentamente las alas tal como si estuvieran posadas en una delicada flor y realmente las Mariposas no estaban del todo equivocadas.
-¿Qué quieren?- preguntó Médico intentando ser dulce.
Las mariposas parecieron agitar más fuertemente sus alas como respuesta; no planeaban irse de ahí, la pelinegra suspiró, el único que podía escuchar a las Mariposas era Vida, pero lo último que ella quería era torturar al pobre verde teniendo que escuchar las almas de sus creaciones.
Médico se sentó tranquilamente de forma que las Mariposas no la vieran como una amenaza, suspiró profundamente y decidió intentar ver por sí misma el porqué las mariposas estaban allí, notó que algunas ignoraban totalmente su presencia y sólo un pequeño grupo ponía atención en ella, como si ella fuese la razón de que algunas estuvieran allí.
-Si lo que quieren es escucharme decir algo al respecto... Yo... No quería que esto pasara- dijo hablándoles directamente a las Mariposas- Nunca deseé que algo malo le pasara a Muerte, es cierto que lo juzgué mal demasiado tiempo pero eso se debió a que sólo conocía la mitad de la historia.
Médico volteó la mirada, le dolía admitir que había cometido un gran error, ella había contribuido a que Muerte hubiese decidido extinguir su vida, todo porque ella no pudo calmarse y escuchar.
-Muerte solía siempre ser tan callado... Tan alejado, tan distante, ¿Cómo no iba a sospechar de él? Podía estar maquinando algo malo, con su poder hubiera podido hacer barbaridades... Pero no lo hizo, porque al fin y al cabo, la oscuridad no siempre significa maldad así como la luz no significa siempre algo bueno.
Se quitó algunos mechones de la cara, miró a las Mariposas, algunas seguían prestando atención a sus palabras mientras las otras la ignoraban.
-Muerte, dudo mucho que puedas escucharme, pero, sólo quiero que sepas que lo siento.
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Desde hacía unas ¿Horas, minutos, días, años? Había comenzado a escuchar sonidos, estaba totalmente seguro de que NO eran recuerdos, su mente no le estaba jugando una broma... Podía escuchar, pero bueno, real o no, escuchaba la voz de Médico hablar, al principio era distante pero poco a poco iba haciéndose más fuerte y clara.
-"Muerte, dudo mucho que puedas escucharme, pero, sólo quiero que sepas que lo siento."
"Está bien, Médico, está bien... No fue tu culpa, tú sólo estabas siendo una buena amiga, sólo intentabas proteger a Vida..."
Nunca escuchó a la pelinegra hablar así, si era su imaginación al parecer esta era muy creativa, pero aún así, dolía escucharla pedirle perdón y dolía más que él no pudiera decirle en persona que...
"Médico, te perdono."
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La diosa estuvo algunos minutos en silencio, de repente, un pequeño grupo de las Mariposas agitó sus alas y salió volando pacíficamente por la ventana.
Se habían ido.
-¿Qué rayos?- estaba confundida, de repente, se percató de que se habían ido luego de haberla escuchado disculparse.
¡Eso era! Las Mariposas estaban ahí para escuchar que estaban arrepentidos, para que todos aquellos que guardaban remordimiento por Muerte pudieran desahogarse.
-Gracias, Mariposas- susurró Médico para luego ponerse de pie y salir a buscar a los demás, pero no tuvo que ir demasiado lejos porque apenas abrió la puerta de topó de narices con Sabiduría y Locura.
-Médico, ¿Qué sucede?-el rubio miró con curiosidad dentro de la habitación y abrió la boca sorprendido al ver todas esas mariposas allí.
-Uh, bueno, verán...
-Med, ¿Porqué has traído todas esas Mariposas?- Locura miró curiosamente por encima del hombro de la pelinegra.
-¡Yo no las traje! Vinieron solas, algunas se fueron ya.
-Vimos esas Mariposas anoche volar como si migraran, pero no pensé que vendrían a parar aquí- el rubio se acomodó los lentes, sorprendido.
-¿Qué quieren esas almas?- el peliblanco entró a la habitación, las Mariposas no se asustaron al verlo.
-No lo sé, yo las encontré aquí, me...- tomó aliento- me sentía mal, me disculpé con Muerte por haber sido tan injusta con él y pues... Algunas Mariposas se fueron como si eso fuera lo que estaban esperando- la diosa señaló a las demás- creo que esas siguen ahí porque esperan una disculpa de cada uno.
Los dos dioses se miraron entre ellos y luego comenzaron a reír, Médico se cruzó de brazos notablemente disgustada, enojada y hasta algo avergonzada.
-Lo siento, no es propio que nos estemos riendo cuando estamos de luto, pero eso es algo muy ilógico, sin ánimos de ofender, Médico- Sab se encogió de hombros.
-Hasta para mí parece loco, y eso que yo estoy loco.
-¡Basta! ¡¿No me creen?! ¡Vengan a verlo ustedes mismos! ¿Quién va primero?
Al ver el semblante furioso de Médico el rubio y el peliblanco se miraron algo confusos, pero luego suspiraron y pensaron en que Médico no solía mentir y mucho menos decir tonterías.
-Yo primero- dijo Locura acercándose- el remordimiento es parte de la locura, pero no quiero "hacerme el loco" en este asunto.
Médico asintió y salió con Sab dejando a Locura solo en la habitación con el cuerpo inerte de Muerte y las Mariposas, curiosamente, algunas Mariposas ignoraban al Dios mientras que sólo un pequeño grupo parecía prestarle atención.
Locura se sentó en la silla donde antes había estado Médico.
-Escucha, realmente no sé si es posible que puedas escucharme- comenzó, de repente se sentía incómodo, como si fuese a llorar- pero quiero que sepas que lamento haberte tratado como un monstruo al inicio, tú, tú eras buena persona, bastante gracioso y la verdad me caías muy bien...
Las Mariposas seguían atentas, Locura se limpió con sus largas mangas las lágrimas que extrañamente habían aparecido en sus ojos sin que él comprendiera el porqué.
-Lo lamento, de haberlo sabido, habría pasado más tiempo contigo, de verdad lo siento.
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La voz de Médico se apagó poco a poco, escuchaba murmullos irreconocibles y de repente le pareció escuchar la voz de Locura, fue el doble de raro pues Locura no solía hablar con él y mucho menos en el tono que estaba usando.
¿Qué diablos pasaba?
-"Lo lamento, de haberlo sabido, habría pasado más tiempo contigo, de verdad lo siento."
"No, Locura, de haberlo sabido yo habría pasado más tiempo contigo."
Pensó en Locura, en cómo este actuaba a veces algo errático, pero tenía buen corazón, después de todo un corazón enloquecido suele ser el más frágil y amoroso.
"No preocupes por nada, Locura, te perdono."
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Locura escuchó un leve revoloteo, levantó la mirada y vió como un pequeño grupo de las Mariposas se elevó en el aire y se esfumaron por donde se habían ido las demás, Locura quedó boquiabierto, Médico no mentía, además en su corazón había anidado una gran calma, como si todo su dolor y su remordimiento hubiera desaparecido.
Se levantó y abrió la puerta, afuera Médico y Sabiduría esperaban impacientes.
-Es cierto lo que dice Médico- declaró el ojiplata- Mira, algunas se fueron.
El rubio miró dentro de la habitación y notó que en efecto habían menos Mariposas que hace unos minutos.
-Entonces es mi turno- Sabiduría entró a la habitación y cerró la puerta tras de sí.
Como ya había pasado las dos veces anteriores, sólo un pequeño grupo de Mariposas parecía notar la presencia del rubio, este no se andó con rodeos; se sentó junto a Muerte y miró largamente su fría posición cadavérica, suspiró, esto dolía.
-Lamento haber sido tan distante contigo, me comporté como un completo estúpido, de nada me sirve ser listo si no tengo sentimientos o comprensión- Se quitó los lentes- Sólo porque te vieras o actuaras diferente no significaba que abrigabas la maldad.
Las almas parecían emocionadas.
-Perdón, Muerte, porque aún cuando quisiste acercarte a mí, te ignoré, perdón por buscarte cuando ya era tarde.
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Escuchó entonces la disculpa de Sabiduría, si Muerte hubiera podido sentir algo en aquel momento, de seguro sería emoción y tristeza, Sabiduría finalmente había mostrado ese lado que sufría y que todos tenemos, había abierto su corazón.
"Sabiduría, no debes torturarte más, porque yo ya te he perdonado."
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Revoloteo y otro pequeño conjunto de Mariposas de Alma había partido alegremente por la ventana.
Sabiduría volvió con Médico y Locura, consideró que se sentía extrañamente aliviado y que parte de su tristeza se había esfumado.
-Debemos traer a los demás- concluyó- ellos deben hacer esto igual.
Así fue como hubo una auténtica reunión de Dioses, a Amor la trajeron los Cupidos, estaba toda llorosa, Médico la tomó levemente por las manos para darle apoyo.
Uno por uno los dioses hicieron acto de presencia para pedirle la redención y el perdón a su compañero caído, poco a poco la habitación se quedaba vacía de Mariposas y los dioses se veían más animados, cuando Amor salió de la habitación necesitó una caja entera de pañuelos.
-Enserio siento como si me escuchara- balbuceó entre sollozos.
Entre Sabiduría y Musa trajeron a rastras a Vanidad, esta amenazaba con eliminarlos a todos, era demasiado... Bueno, vanidosa y orgullosa para siquiera pensar en pedir perdón.
-¡No lo haré! ¿Porqué habría de hacerlo? Él debería pedirme perdón a mí- ella se cruzó de brazos, amenazante.
-Tú lo has tratado terriblemente, eres una de las principales culpables de que él esté así- Musa enrojeció de coraje.
-¿Están seguros de que yo soy la mayor culpable aquí? Pues no, sé de una personita que debería estar aquí y no lo veo en ninguna parte... ¿Una pista? Es verde.- añadió con sarcasmo.
Ella se abrió paso entre todos los demás y desapareció con sus Belladonna's caminando cabizbajas tras su ama.
-Chicos, creo que Vanidad tiene razón- dijo Sab en voz baja- creo que se deben una disculpa de ambas partes.
Todos asintieron, era prácticamente imposible sacarle a Vanidad una disculpa, más porque ella era igual una víctima de todo esto.
Médico entonces dió algunos pasos adelante y se colocó de rodillas frente a Muerte, quedaban pocas Mariposas.
-Muerte, te suplico por favor que perdones a Vanidad- habló en voz baja y pausada- comprende su corazón herido y concédele el perdón, porque ella también está sufriendo.
Todos la observaron en silencio, en el fondo todos estaban sorprendidos de que Médico lanzara su orgullo por la ventana y pidiera perdón en nombre de alguien más.
Pero no fue necesario hablar demasiado, porque pronto un gran número de Mariposas salió volando apaciblemente de la habitación; sólo una quedó.
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Todo era tan justo e injusto a la vez, ni siquiera comprendía qué era lo que pasaba.
Sabía que Vanidad no se presentaría, no se sorprendió.
Tampoco se sorprendió al pensar que realmente nunca había negado el perdonarla algún día por su trato.
En su estado actual, no perdía nada perdonando.
"Vanidad, tú no eres tan cruel y despiadada como quieres aparentar ser, tú sufres al igual que todos los demás a pesar de tu manera de actuar... Yo aún conservo en lo más profundo algo de perdón para tí, ahí va..."
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Todos estaban confundidos al ver una única Mariposa que seguía tercamente posada justo en un lugar específico de Muerte.
En el centro de su pecho, donde antes latía su dolorido corazón.
-¿Porqué no te vas, pequeña?- Amor se acercó a la Mariposa, era una muy pequeña y se veía tan firme allí a pesar de sus delgadas patas y sus alas tan aparentemente frágiles.
-Supongo que ella busca a alguien más- aclaró Fortuna, mientras miraba a la leve llovizna que aún crepitaba afuera.
Todos sabían a quién se refería Fortuna, faltaba un Dios, uno que aún no había hecho acto de presencia, ¡Oh, vamos! Incluso Tiempo estaba presente y silencioso, era muy obvio cuál era el faltante.
-Debemos encontrar a Vida.
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El aire frío chocaba insistente contra su rostro, sentía los ojos irritados y la nariz parecía querer renunciar a su estatus en el cuerpo por lo roja y dolorida que estaba.
Miró a un lado y la pequeña Macaria seguía allí, insistente, mirando al vacío, igual que él.
El Dios miró un pequeño charco que se había formado a su lado, miró su rostro y era el mismo que llevaba viendo miles de millones de años, con la excepción de que esta vez se notaba... Vacío.
Todo su universo había quedado totalmente vacío.
Pero no cualquier tipo de vacío, no era como su cama que podía llenar de almohadas para no sentir soledad.
Era el vacío de la muerte.
-Entonces, ¿Lo amabas?- preguntó la niña mientras jugaba con algunas flores cercanas.
-Más que a nada, nunca podría crear con mis manos algo que reflejara lo que siento... O sentía- susurró mientras restregaba por millonésima vez sus ojos.
-Si tanto lo querías, ¿Porqué te diste cuenta hasta ahora?
-No lo sé...- Admitió- pienso que a veces estamos ciegos, esa ceguera sólo se disipa cuando nos golpean en plena cara, en pocas palabras, no veía lo que sentía por él... Hasta que literal me topé con que no lo vería nunca más.
La pequeña pareció comprender, no quiso hacer más preguntas al ver que el verde hacía inmensos esfuerzos por no ponerse a llorar otra vez, de seguir así inundaría la tierra con un diluvio.
Se voltearon rápidamente al sentir pasos tras ellos, Vida vio a Médico, Sabiduría, Locura y Amor acercarse.
-Hola Vida- saludó Amor tímidamente, le parecía que a Vida se le habían hechos surcos en las mejillas de tanto llorar.
-¿Qué quieren?- preguntó volteando el rostro.
-Te necesitamos- aclaró Médico- cuanto antes, ven con nosotros.
-No iré.
-Pero Vida, Muerte...
-¡No lo menciones!- el ojiverde se incorporó rápidamente con los puños cerrados- ¿Quieren hacerme volver a mirar impotente su cadáver? ¡No puedo hacer nada, nada!
Sentía que iba a enloquecer, la ira que había tenido antes al sacudir a la Macaria se hacía presente de nuevo, Muerte, Muerte, Muerte estaba muerto, parecía un trabalenguas horrible que amenazaba con dejarlo sin ganas de respirar.
-Escucha, Vida- intervino Sabiduría- Mañana se llevarán a Muerte, nunca lo veremos otra vez, debes venir, comprenderás la situación.
Vida se sentía como un muñeco de trapo, simplemente se dejó tomar de las manos y se dejó llevar, la pequeña Macaria se levantó de las húmedas hierbas y corrió tras él, Amor miró con ternura a la pequeña y la tomó de la mano.
Se teletransportaron uno a uno hacia la mansión de Médico donde los demás aguardaban, Vida hizo caso omiso a todos los dioses allí reunidos, estos parecían aterrorizados al verlo en ese estado.
-Allí- señaló Sab soltando las manos de vida y dejándolo solo.
Vida pidió ser dejado en soledad, todos asintieron, el verde sintió opresión en su pecho al ver de nuevo el cuerpo sin vida de su compañero, de su amigo, del dueño de su corazón.
Entonces notó la Mariposa.
-¿Qué quieres?- preguntó con voz ronca, el nudo en su garganta había vuelto con más fuerza que nunca.
-"Háblale"- de la Mariposa brotaba una dulce voz que sólo Vida era capaz de percibir.
-¿Para qué?- interrogó al borde del llanto.
-"Háblale"
Era inútil, al parecer el alma no diría nada más que eso, el Dios suspiró quitando de sus mejillas algunas lágrimas, se acercó a la cama y con manos temblorosas tomó entre sus manos las heladas e inmóviles manos de Muerte, como si quisiera transmitirle algo de su propio calor.
-Te extraño- susurró- Por favor, regresa.
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Vida.
Su voz... Como una melodiosa y agradable melodía llegó hasta él, había ansiado tanto escucharlo, ansiaba tanto poder verlo y tocarlo...
"Vida, yo también te extraño"
Podía sentir la amargura en la voz del otro, cada vez lo escuchaba con mayor claridad y más cerca.
-"Por favor, por favor regresa... No podré seguir sin tí."
"Sí podrás, Vida, lo harás, yo confío en tí."
-"Me encantaría poder decirte de frente cuánto me duele tu ausencia, que nada será ya igual si no estás."
"Me encantaría poder decirte que acompañes a Amor en sus fiestas de té, la pobre estará tan sola... También que le devuelvas algunos libros a Sabiduría que están en mi casa..."
-"Si supieras... Todo el dolor que has dejado..."
"Lo sé, pero el dolor no puede durar para siempre..."
-"¡No quiero dejarte ir!"
"¡Y yo no quiero irme!"
-"Muerte, perdóname."
"Vida, perdóname."
-"Muerte... Te amo."
"Yo también te amo."
-"Siempre te he amado"
"Y yo siempre te amaré."
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Sentía lágrimas ardientes resbalar por la piel enrojecida de su rostro, refugió sus sollozos en las manos congeladas de aquella flor marchita, nunca habría otra flor como esa en ningún otro jardín.
Entonces la Mariposa levantó su vuelo y desapareció.
Fin capítulo 9
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Buenas a tod@s
Espero que hayan tenido una feliz Navidad y un feliz año nuevo, lamento haberme ausentado tanto tiempo.
Pero bueno, todo últimamente me parece una m*****
Espero que seguir escribiendo esto me saque parte de mi depresión XD ya sólo quedan dos capítulos más.
¡Gracias por leer!
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