Capítulo III: Destino.
Declaimer: Los personajes de Naruto NO son míos, pertenecen a Kshimoto, yo sólo los uso para crear esta historia, sin fines de lucro, con el único objetivo de hacer pasar un buen momento al lector.
Parte I.
Justo como había hecho Obito anteriormente, Kakashi Hatake también apareció cerca de ese callejón, oculto en las sombras y esperando ver qué es lo que hacía su amigo. Hinata Hyūga no le agradaba, porque sabía bien que estaba viendo a su nueva rival. No era tonto para no entender que Obito se sentía atraído por ella, pero Kakashi no estaba dispuesto a perder.
—Gracias por ayudarme, e-esto es muy vergonzoso— Hinata no se atrevía a verlo, no podía creer que el Uchiha presenció e incluso fue participe de una escena como esa. De ser avestruz, seguramente tendría la cabeza bajo tierra.
—¿Por qué?— Obito no sabía si acercarse a ella o no, ahora no existía el pretexto de estar protegiéndola de alguien.
—Apenas lo conozco, y es el padre de uno de mis alumnos... ¿Qué va a pensar de mí?— su voz se fue apagando hasta el punto de volverse un susurro, las lágrimas pronto hicieron aparición en los bellos ojos de la Hyūga. Ella volvía a estar triste, no igual a hace seis años, pero su recién encuentro con Naruto le afectó lo suficiente para quebrar sus defensas.
—Pienso que eres una mujer muy fuerte, también increíblemente amable— se decidió a dar los pasos que le faltaban para llegar a ella, y sin importarle lo nervioso que se sentía, la abrazó fuertemente. Sería mejor arriesgarse a ser rechazado que quedarse sin consolar a esa linda mujer.
—¿Incluso si ahora estoy llorando?— ella sollozó contra su pecho, llenando su abrigo con sus constantes lágrimas. Usaba sus manos para limpiar sus ojos, empero, el fuerte abrazo de Obito reducía sus movimientos.
—Incluso si ahora estas llorando, no dejas de ser una buena persona— no podía verlo, pero sentía una agradable calidez cada vez que él acariciaba su cabello o espalda. Era casi igual que aquel día, nuevamente estaba siendo consolada por Obito Uchiha.
—Obito-san...
—Aunque el cielo brille gracias al sol, también tiene momentos opacos debido a la lluvia, e incluso cuando la lluvia cae, el cielo no deja de ser perfecto— un sonrojo se apoderó de sus mejillas, ¿Quería decir que ella era perfecta?, Sin importar que en ese instante sus ojos estuvieran rojos e hinchados por su llanto.
—Gracias, gracias por ayudarme hoy al igual que antes— las palabras de Obito funcionaban para reconfortarla. Le gustó esa frase, Obito era una persona increíble. La ayudaba sin esperar obtener algo a cambio.
—Lo volvería a hacer— le prometió el Uchiha, sin apartarse de su lado, abrazándola todo el tiempo que era necesario.
—Lamento molestar, Obito-san— en contra de su voluntad, Hinata comenzó a separarse del Uchiha, le agradaba estar de esa manera con él, pero también se sentía demasiado avergonzada para continuar permaneciendo entre sus brazos. Técnicamente ellos solamente eran conocidos, en ocasiones se enviaban mensajes el uno al otro, pero todo siempre era con el pretexto de Hiro.
—Descuida, no me molestas. En realidad, ¿Qué te parece si regresamos?— Obito trató de sonreír, al igual que sucedía con la pequeña mujer de ojos perla, él se encontraba casi igual de apenado por la situación. La había defendido sin que ella lo pidiera, y ahora se preguntaba si Hinata estaría molesta por ello, más con el hecho de que se tomó el atrevimiento de abrazarla.
—Será un poco incómodo volver con mis amigos, creo que solamente iré a casa— la Hyūga bajó la mirada por un momento, intentando con ese gesto protegerse de los ojos analizadores del hombre frente a ella. No le parecía buena idea que el padre de uno de sus alumnos esté enterado de sus asuntos personales, después sería muy difícil continuar tratando con él en los días que pasaba a recoger a Hiro. Se avergonzaría cada que lo vea.
—Entonces yo te llevaré— se ofreció rápidamente Obito, por un motivo que conocía bien pero se negaba a aceptar, esperaba seguir con ella unos minutos más. Además de que no sería bueno que Hinata regrese sola a su casa, podría correr el riesgo de que vuelvan a molestarla.
—N-no es necesario, ya hizo demasiado por mí— Hinata se sonrojó fuertemente, al mismo tiempo que sus manos se movían de un lado a otro en un intento por rechazar su oferta. Claro que le gustaría seguir junto a Obito, pero estaba llegando a su límite de nerviosismo, la vergüenza de que el Uchiha le ayude todavía no desaparecía.
—No sería correcto permitir que estés sola si es de noche, es muy peligroso— insistió el Uchiha, de verdad le preocupaba la seguridad de Hinata, bien sabía que la delincuencia iba en aumento los últimos meses, y los asaltos nocturnos eran cada vez más frecuentes. A su padre ya le habían querido robar, no permitiría que Hinata se arriesgue a una situación como esa, menos que vuelva a encontrarse con el rubio de antes.
—Obito— las miradas de Obito y Hinata se apartaron el uno del otro para ver en dirección al hombre que recién hacía notar su presencia, Kakashi Hatake por fin aparecía ante ellos, observando con detenimiento a la mujer que se escondió detrás de Obito.
—¿Kakashi?, ¿Por qué estás aquí?— Obito se sonrojó al sentir que las manos de Hinata tomaban su brazo, ella se había escondido detrás de su espalda al ver a una persona desconocida, moviendo su cabeza un poco para poder ver de quien se trataba. Debido al susto de su repentina aparición, imaginaba que a ella no le provocaba confianza.
—Lo mismo puedo preguntar yo— Kakashi se cruzó de brazos, actuando justo como lo haría una persona celosa, y es que realmente lo estaba. Sí, admitía que la mujer era muy linda, tal vez más que la ex novia de Obito, y por la interacción que miró entre ambos, podía decir que a Hinata también le interesaba su amigo. Si algo detestaba de Obito, es que siempre se dejaba envolver por la sonrisa inocente y amable de una mujer, justo como le sucedió con la madre de Hiro.
—Ella es Hinata, la acompañaré a su casa— el Uchiha señaló con la mirada a la mujer que no se separaba de él, le parecía adorable ver como Hinata se escondía detrás de su espalda cada que recibía una mirada malhumorada de Kakashi —Hinata, él es Kakashi Hatake, mi mejor amigo— ella todavía se mantenía en la seguridad que le proporcionaba estar junto a Obito, aunque el peliplata parecía querer ignorarla, Hinata comenzaba a creer que no le agradaba.
—Es un placer, Hatake-san— Hinata hizo una corta reverencia para presentarse, aun sin alejarse de Obito, razón por la que Kakashi le miraba con cierto rencor.
—Igual, Hinata-san— respondió sin interés, provocando que la ojierla se sintiera más incómoda. Resultaba obvio para ella que a Kakashi no le agradaba, sin embargo, para Obito no, él ya estaba acostumbrado a la personalidad un tanto apática de su mejor amigo.
—No tengas miedo, Kakashi es una buena persona— Obito la animó a dejar de esconderse, dándole ligeras palmaditas en la espalda, de nuevo con esa sonrisa que enamoraba a Kakashi, y que Hinata admitía, también comenzaba a agradarle. El Uchiha no imaginó que Hinata era tan tímida.
—L-lo siento, estoy muy avergonzada con su amigo— habría querido decir cohibida, pero tampoco sentía demasiada confianza para hacerlo. Ahora que ya no estaba bajo la protección que le daba Obito al cubrirla, Hinata podía sentir la mirada de Kakashi sobre ella, es como si intentara de encontrarle algún defecto.
—No pasa nada, ¿Verdad, Kakashi?— Obito continuó intentando hacer que ella se sienta más cómoda, Kakashi era una buena persona, y Hinata no tenía por qué sentirse intimidada por él.
—Así es— respondió el peliplata, esforzándose por sonreír a Hinata para no levantar sospechas con su amigo —Obito, regresemos— ignorando deliberadamente a la mujer a lado del Uchiha, Kakashi se dirigió únicamente a Obito, que para su mala suerte, no dejaba de ver a la ojiperla.
—No puedo, llevaré a Hinata a su casa— le dijo Obito a su amigo, dispuesto a no dejar sola a la joven mujer. Con esas palabras, Hinata volvió a sentir la mirada oscura de Kakashi sobre ella, obviamente a él no le agradaba la decisión de Obito —Toma, puedes pagar mi cuenta y la de ella también— al ver que Kakashi no respondía, Obito comenzó a buscar su cartera para entregarle su parte de la cena de ese día. Seguramente Kakashi estaba molesto porque pensó que se iría sin pagar.
—¡No hace falta!— Hinata se apresuró a apartar la mano en que Obito sostenía algunos billetes, lo hizo incluso antes de que Kakashi intentara tomar el dinero —E-es decir, yo ya había pagado mi parte junto a mis amigos— explicó al notar que tanto Obito como Kakashi le veían confundidos pos su repentina acción.
—¿No quieres despedirte de tus amigos entonces?— indagó Obito mientras se quitaba su propio abrigo para cubrir a Hinata, ella llevaba una linda falda blanca y una blusa ligera de color lila, imaginaba que afuera del restaurante si debía tener frío, por eso no le pensó dos veces antes de cederle su gabardina. Se reprendió mentalmente por no haber notado antes que ella temblaba, erróneamente pensó que se debía a su llanto, ¿Por qué estaba tan perdido en los bonitos ojos de esa mujer?
—Sí, lo haré. Regreso en unos minutos— Hinata hizo una corta reverencia hacia ambos hombres, apartándose por fin de Obito, (para gran alivio de Kakashi), y caminando en dirección a la entrada del restaurante. Cuando ella daba sus cortos pasos, para Obito fue imposible apartar sus ojos de ella, esa mujer era demasiado adorable, con ese aire de ser completamente inocente, como si con su sola presencia te hiciera sentir que debías protegerla.
—Quita esa sonrisa— le ordenó Kakashi, nuevamente cruzando sus brazos sobre su pecho. Sería muy tonto negarlo, a Obito le atraía esa mujer, y estaba seguro de que ella se sentía de la misma manera.
—¿Qué?— el Uchiha llevó su mano a sus labios, fue consciente de que sonreía como un adolescente enamorado hasta que Kakashi lo mencionó. Avergonzado al verse descubierto, Obito se cubrió la boca y apartó la vista, sus mejillas pronto se cubrieron de un tono rojo.
—Creo que ella te gusta— fue directo con él, porque deseaba saber que tan lejos habían llegado los encantos de esa mujer en su amigo. De gustarle las mujeres, admitía que tal vez se habría sentido atraído por ella, así que comprendía a Obito, también estaba el hecho de que ella ya se había ganado el completo cariño de Hiro, el punto débil de Obito.
—¡N-no es cierto!, Sólo me da pena— quiso defenderse, y convencerse en el proceso de sus propias palabras. La verdad es que le resultaba imposible pasar por alto a Hinata, Siempre que podía la saludaba cuando estaba con Hiro, también le escribía ocasionalmente por mensajes de texto, como en la ocasión que debió disculparse con ella porque Hiro, estando en una videollamada con ella, quiso que Hinata lo salude. Todo habría salido bien, de no ser porque el pequeño Hiro no contó con que su padre apenas salía de bañarse y solamente llevaba una toalla que lo cubría de estar desnudo, Hinata casi se desmaya al verlo.
—Tú no crees eso— lo acusó Kakashi, conocía demasiado a Obito, y estaba actuando de la misma manera que con la madre de Hiro, a su mejor amigo comenzaba a gustarle esa maestra.
—No estés celoso, Kakashi. No busco reemplazarte con ella— se burló Obito de su amigo, golpeando levemente su brazo, simplemente buscando hacerlo enfadar. Kakashi se cruzó de brazos una vez más, y casi de inmediato, debió girar su rostro para que Obito no vea el sonrojo de sus mejillas.
—¿Por qué quieres ayudarle?— continuó el peliplata, sabía que su mejor amigo trataba de desviar la atención del tema de Hinata, pero él Kakashi estaba lejos de querer hablar sobre otra cosa.
—No lo sé, supongo que me agrada— terminó confesando la razón, porque evidentemente a Kakashi no podría mentirle, era su mejor amigo, como un hermano, Kakashi lo sabía todo sobre él. Sus ojos oscuros se posaron sobre el peliplata, ambos se miraban tan fijamente que sus mentes se quedaron en pausa, Kakashi Hatake veía al hombre que amaba, y Obito intentaba comprender la actitud de su gran amigo.
—Obito...
—Listo, lamento la demora— Hinata apareció entre el pequeño vapor que salía de uno de los conductos de la cocina del restaurante, algo que podían apreciar debido a que se encontraban en la parte trasera del local. Los ojos de Obito rápidamente dejaron a su amigo para centrar su total atención en la mujer de mejillas rojas, se encontraba tan entretenido viendo lo adorable que era llevando su abrigo puesto, resultaba muy tierno que su abrigo le quedaba muy grande.
—No te preocupes, no tardaste— el Uchiha le sonreía, y prácticamente en automático Hinata lo imitó, Kakashi rodó los ojos, fastidiado por la cercanía de esos dos. Obito estaba perdido en la mirada de esa chica, tanto que no notaba lo que Kakashi si, ella les llevaba café.
—Compré esto para ustedes, hace frío— Hinata les mostró los vasos de café que llevaba en ambas manos, del pequeño orificio especial para un popote se veía el vapor buscando salida, lo que indicaba que sería un café muy caliente. Los vasos no llevaban popote, algo que no le importó ni a Obito como a Kakashi —Gracias por todo— ella se esforzó por dar su mejor sonrisa, incluso a Kakashi, que sólo le respondió con un seco "Gracias por su detalle".
—Gracias a ti, Hinata— Obito tomó el vaso que la ojiperla le ofrecía tímidamente, acariciando sus manos a propósito y sosteniéndolas más tiempo del necesario. Hinata pasó por alto ese detalle, estaba más emocionada por sentir el tacto de Obito que por unos segundos olvidó que no estaban solos.
—Obito— lo llamó Kakashi, queriendo recuperar la atención de su mejor amigo.
—Nos vemos después, Kakashi— se despidió Obito mientras le entregaba el dinero de su cuenta, estaba tan desinteresado en él que ni siquiera esperó a que le regrese el cambio, Kakshi sabía que su mejor amigo ahora tenía algo más importante de que ocuparse.
Para gran y agradable sorpresa de Hinata, Obito tomó su mano, llevando el vaso de café en la otra y ayudándola a salir de ese lugar. Con sus zapatos era más difícil caminar, no eran tan cómodos como sus botas, aunque después dejó de impórtale, ese fue el pretexto que ambos tenían para poder tomarse de las manos. En silencio, escuchando lo que Obito comenzaba a decir para iniciar una conversación, Hinata se preguntó si el destino existía, si sólo quizá, su tiempo para el amor no había pasado, si continuaba teniendo una oportunidad de encontrar el amor. De existir esa posibilidad, le agradaba imaginar que podía tomarla junto a Obito Uchiha.
—Esto no me gusta— murmuró Kakashi al saberse solo, tanto su mejor amigo como la pequeña y amable mujer se habían marchado.
—¡Hinata-sensei!— el grito de Hiro le hizo mirar unos segundos en su dirección, el pequeño corría junto a su amiga para llegar hasta ella, el pequeño niño al que atendía se cubrió el rostro, pensando que sus amigos le caerían encima. Hinata admitía que también lo pensó, debido a la gran velocidad con que avanzaban —Alguien la está buscando— Hiro señaló hacia la puerta del salón, pero Hinata todavía no veía a nadie. Desde que Hiro escuchó que buscaban a su madre, dejó el sitio de juegos para correr a buscarla a su salón, su mejor amiga no tardó en seguirla.
—Le traen flores— chilló emocionada Azami mientras cubría sus mejillas, la pequeña mejor amiga de Hiro, una niña de peculiar cabello anaranjado y hermosos ojos ámbar. Hinata creía que ella se parecía demasiado a sus padres, incluso tenía la actitud amable de su madre.
—Estoy con ustedes en un minuto— les respondió Hinata sonriendo, la ojiperla estaba concentrada atendiendo a un niño que se había lastimado la rodilla mientras jugaba con sus amigos —No te preocupes, esta pequeña herida sanará cuando menos lo esperes— le consoló Hinata, aplicando una bendita después de limpiar la herida.
—No hace falta, Hinata. Ya estoy aquí— la voz de Naruto llenó por completo sus oídos, los pequeños alumnos de Hinata veían con gran curiosidad al recién llegado, la única en tener el valor de acercarse al extraño fue Azami, que tocaba su elegante ropa aunque Hiro le decía que no debía hacerlo.
El rostro de Hinata se volvió completamente rojo, cuando sus bonitos ojos perla se encontraron con los brillantes zafiros de Naruto, su mundo dio un giro completo. Ella quiso levantarse de su lugar, pero por culpa de su nerviosismo terminó tropezando con sus propios pies, cayendo al suelo sentada —¿Na-naruto-kun?
—¡Okâsan!— Hiro se acercó corriendo a Hinata, con el principal propósito de ayudarla. Ignoró a su amiga que también quería auxiliar a su maestra, Hiro creía que sólo con él sería suficiente —¿Se lastimó?— el Uchiha tomó las manos de su maestra, que tímidamente aceptaba su gesto de amabilidad.
—No, estoy bien. Gracias por preocuparte, Hiro— ella depositó un corto beso en la frente del niño, que feliz y con su rostro cubierto por un suave rubor, miraba ilusionado a su "madre".
Hinata sabía bien cuanto le gustaba a Hiro que le diera un abrazo o si quiera le dirigiera una mirada, el pequeño hijo de Obito la quería tanto que hace unas semanas se animó a pedirle permiso para darle un beso en la mejilla, también para que ella lo mime como veía que hacían las otras madres de sus amigos. Aunque para Hinata era un poco difícil saber si hacía lo correcto o no, le resultaba todavía más complicado romper la ilusión de un niño.
—Okâsan...— susurró el rubio, cada parte del cuerpo de Naruto se quedó inmóvil al ver al "hijo" de Hinata. Hace unos días apenas se había enterado de que su ex prometida tenía novio, ahora incluso existía un niño, que si lo miraba bien, poseía el tono de cabello de la ojiperla. Sonrió con cierta nostalgia, Hinata había construido una familia en ese tiempo que estuvieron separados, y verdaderamente se alegraba por ella.
—Hinata-sensei, ¿Él es un príncipe?— Azami llamó la atención de ambos adultos, Naruto se sonrojó por el pequeño cumplido de la niña —Su cabello es tan dorado y sus ojos son como el cielo— hablaba emocionada por la apariencia de ese hombre, es como si el príncipe de una de sus películas favoritas hubiera cobrado vida, ¡Ya no era un dibujo!
—¡Sí!, Parece el príncipe del cuento— Kaito, el niño al que había curado por su herida, también decidió intervenir en la conversación, apoyando completamente a su amiga.
—¡Y Hinata-sensei es su princesa!— gritó Azami feliz, señalando a los dos adultos con sus manos y después abrazando a su mejor amigo para contagiarlo de su propia alegría.
—¡No es cierto!— Hiro apartó a Azami de mala manera, estaba enfadado con ella por hacer ese tipo de insinuaciones sobre su madre. Claro que Hinata era una princesa de cuentos de hadas, pero ese hombre estaba lejos de ser su príncipe, su maestra no necesitaba de un hombre, ella estaba bien teniendo ojos sólo para él.
—Bueno...— Hinata trató de intervenir para mejorar el ambiente entre sus alumnos, era la primera vez que notaba a Hiro tan molesto, y no encontraba que decir para que los niños volvieran a sonreír.
—El príncipes de tu cuento le regalaría una flor a una niña tan linda— Naruto se hincó frente a la niña, quitando una de las flores del ramo que llevaba en las manos para entregarla a la niña de lindos ojos color ámbar. Ella aceptó sonrojada su regalo, mientras tanto Hiro se cruzaba de brazos con molestia.
—Azami, ¿Cómo se dice?— le recordó Hinata sonriendo, ver a su alumna tan contenta por recibir una flor era muy tierno, aunque el pequeño Uchiha no pensaba igual a su "madre".
—Arigato gozaimasu— Azami realizó una pequeña reverencia hacia el hombre que fácilmente rebasaba la estatura de su maestra, no entendía porque a su mejor amigo no le agradaba si parecía tan bueno, igual que los príncipes.
—Niños, ¿Podrían dejarme un momento a solas con mi amigo?— Hinata observó a los tres niños, que a su vez se miraban entre ellos para saber que harían. Sentían cierta curiosidad por saber que clase de relación mantenían ambos adultos, quizá era como en las películas.
—¡Sí!— contestó Kaito al pasar unos segundos, si algo le había enseñado su mamá es a no escuchar conversaciones de adultos. En vista de que sus compañeros no hacían lo mismo, el niño debió tratar de llevar a sus amigos a la fuerza.
—Sólo si el príncipe promete jugar con nosotros— Azami se resistió a salir del salón, y aprovechando ese instante de distracción de su amigo Kaito, Hiro se alejó de ellos y fue corriendo hacia Hinata.
—Lo prometo— Naruto desordenó un poco el cabello de la niña, que feliz por su respuesta sonreía, al igual que el propio Uzumaki. La alumna de Hinata le parecía familiar, pero todavía no lograba recordar de dónde.
—Lo estaremos esperando— Kaito volvió a hablar, tomando la mano de su compañera para llevarla a la salida del salón, con rumbo a la parte del jardín en que se encontraban sus juegos favoritos. Habría llevado a Hiro también, pero su amigo se escondía detrás de su maestra.
—Yo no quiero irme— Hiro estiró un poco la ropa de Hinata, quien de inmediato volteó a verlo, acariciando su cabello y sonriendo para hacerle ver que todo estaba bien. Al creer que su maestra no lo comprendía, Hiro se abrazó a ella, restregando su rostro en el suave suéter de Hinata.
—Hiro, lo correcto es que vayas con tus amigos. Estar aquí sería muy aburrido, hablaremos sobre adultos— habló la Hyūga sin dejar la amabilidad que le caracterizaba y que tanto le agradaba al niño, Hiro alzó su cabeza, fijando sus oscuros ojos en los lila de su maestra. Ella lo miraba y acomodaba su bufanda, esa que siempre intentaba quitarse, razón por la que su abuela Ino lo regañaba.
—Pero yo...—
—¿Quieres regalarle una flor a Hinata?— Naruto se acercó al niño, ofreciéndole una de sus flores, ante la idea de darle un obsequio a su madre, Hiro se emocionó en cuestión de segundos. Naruto se sintió aliviado al comprender que el pequeño no se pondría a llorar, probablemente incluso ganó su confianza, al menos un poco.
—¡Sí, sí!, ¡Mira Okâsan!— Hiro le mostraba la flor que Naruto le había entregado, la agitaba en el aire y daba pequeños saltos. Ambos adultos se conmovían por su genuina e inocente emoción, eran esos momentos en los que Hiro ganaba el completo cariño de Hinata.
—Los girasoles son mis favoritos, gracias Hiro— la ojiperla tomó la flor, extendiendo sus pétalos y sonriendo por el detalle tan lindo que tenía su alumno hacia ella. Tocando ligeramente su hombro derecho, Hinata se inclinó un poco para besar la frente del niño, que sonrió contento por haber conseguido el cariño de su "madre".
—Regresaré para comer el postre juntos— como el hombre de cabello rubio ya no le parecía una amenaza, Hiro decidió cumplir la petición de su maestra, ya le quedaba claro que él ya no quería robarle la atención de Hinata.
—Eso me hará muy feliz— le contestó de inmediato la Hyūga, que se alegraba por los lindos sentimientos que mostraba Hiro, él siempre le causaba una ternura de la que difícilmente se podría escapar.
Agitando sus manos en dirección a ambos adultos, Hiro comenzó a caminar en dirección a la salida, tanto Hinata como Naruto se despidieron del niño, felices de saber que se reuniría con sus amigos.
—No sabía que tenías un hijo. Siempre creí que serías una madre muy amorosa— murmuró el Uzumaki justo cuando observó que Hiro había abandonado por completo el lugar, no pensaba correr el riesgo de ser escuchado por el infante, sería muy extraño hablar con la mujer que amaba justo frente a su hijo.
—Hiro es...
—Lo sé, se parece mucho a él— Naruto interrumpió la explicación de Hinata, sonrió al comprender que su ex prometida era feliz a lado del hombre al que conoció antes, al menos uno de ellos si había encontrado el amor —Lamento haberte molestado la otra noche, no me expresé correctamente.
—Naruto-kun, no te preocupes por eso— le dijo Hinata restando importancia al incidente, tal vez ninguno de los dos actuó correctamente en su reencuentro, ella tampoco debió permitir que Obito fuera tan agresivo con Naruto, siendo que probablemente con algunas palabras podrían solucionar sus diferencias.
—Solamente quiero obtener tu perdón, Hinata. Tal vez, con el tiempo podríamos volver a ser amigos— Naruto le ofreció el ramo girasoles, habría querido hablar nuevamente con Hinata para decirle que esperaba poder recuperarla algún día, pero ahora que conocía que ella ya tenía una familia, no iba a interferir en la vida que ella ya había formado.
—Me gustaría, Naruto-kun. Puedo perdonarte, ya no debes sentirte mal por mi culpa— la ojiperla aceptó las flores, observando con cierta melancolía los ojos azules de Naruto, él era su primer amor, y hace tiempo había aprendido a dejarlo ir, quizá volver a ser amigos sería la manera correcta de que ambos sanen por completo sus heridas del pasado.
—Si algún día necesitas ayuda, para lo que sea, no dudes en llamarme. Yo siempre te apoyaré, por nuestra amistad— la gran y brillante sonrisa de Naruto hizo aparición nuevamente, Hinata sonreía pensando que sus girasoles podrían ser capaces de girar en dirección del rubio, Naruto siempre le pareció como un rayo de luz, él brillaba tanto como el sol.
—Gracias, Naruto-kun— armándose de valor, Hinata se acercó a Naruto y lo abrazó, el rubio apretó con más fuerza el pequeño cuerpo de su amiga, entendiendo que ese momento especial entre ellos se trataba de una despedida.
Al separarse, con sus manos todavía sostenidas, Naruto y Hinata decidieron que era el instante adecuado para ir a cumplir su promesa de jugar con los niños. Naruto fue feliz conviviendo con los pequeños que parecían verlo como todo un héroe, Hinata estaba encantada con el gran descanso que tenían sus alumnos gracias a su amigo.
La familia Uchiha estaba reunida en el comedor, Madara servía la comida y acomodaba un pañuelo en el cuello de su nieto, esto para impedir que se manche la ropa. Ino también le ayudaba a organizar, era ella quien fue corriendo a recibir a Obito y llevándolo hasta donde la familia le esperaba. Obito sonrió al ver a su hijo, quien se avergonzó al sentir los labios de su padre posándose sobre su mejilla.
—Hiro, hoy estás muy emocionado— Madara le habló mientras le pasaba un cuenco con Donburi, uno de sus platillos favoritos, mismo al que nadie se opuso. A Madara le agradaba cocinar, cuando lo hacía, podía preparar sus platillos favoritos sin que escuche alguna queja.
—¡Sí!, Hoy jugamos con un príncipe— confesó Hiro emocionado, Naruto al final le terminó agradando, los cargaba sobre sus hombros y les ayudaba a comprar un postre extra en la cafetería.
—¿Príncipe?— Obito lo miró con curiosidad, había tomado asiento después de Ino, también recibió uno de los platillos que su padre estaba repartiendo. Giró su rostro hacia su madrastra, pidiendo en silencio una explicación, Ino negó sin saber que decir.
—Sí, un señor que le llevó flores a Hinata-sensei— explicó el menor de los Uchiha, como siempre que su abuelo buscaba consentirlo, Madara se había sentado a su lado para enfriar un poco su comida y darle de comer directamente de la cuchara. A Hiro le hacía reír su actitud, su abuelo parecía olvidar a los demás.
—¿Quién?— Obito dejó caer los cubiertos de mala manera, estaba molesto por saber que alguien se acercó a dar un espectáculo frente a su hijo, sí, esa era la razón de su enojo. Para Ino no pasó desapercibida la actitud del Uchiha.
—Es rubio y tiene ojos azules, Azami dice que es muy lindo— Hiro habló antes de que su abuelo Madara le hiciera probar otro bocado, recitando las características que según su amiga llamaban más la atención. Y para que mentir, él estaba de acuerdo, se había acostumbrado a que en su familia todos tenían como físico principal el cabello y ojos negros, le sorprendía cuando conocía a personas con un aspecto diferente, tal como su abuela Ino, los exóticos ojos de su maestra Hinata o ese hombre nuevo que conoció.
—Debe serlo, me pregunto si tu maestra está saliendo con él— Ino tocó su mentón y miró hacia el techo, fingiendo que estaba pensando, cuando su único propósito era molestar a Obito. Había observado el ligero tic en el ojo derecho de su hijo, podría asegurar que faltaban sólo unos segundos para conseguir que se delate.
—¡No!— Obito y Hiro hablaron al mismo tiempo, golpeando la mesa con las dos manos. Madara no tardó en reprender a su nieto por su reacción, mientras que Ino reía encantada por los celos de Obito, esa tarde familiar estaba resultando ser muy entretenida.
—¿Saben algo que yo no?— la única mujer de la familia posó su mentón sobre su mano derecha, ladeando su cabeza y fijando su atención en padre e hijo. Obito evadió la intensa mirada de su madrastra, sin embargo, Hiro se mantuvo firme, los dos tenían motivos diferentes para enfrentar o no enfrentar a Ino.
—Okâsan no está saliendo con él, ella dijo que es un amigo— el menor de los Uchiha habló para defender a su maestra, no permitiría que inventen cosas de ella cundo no estaba presente. Además, no le gustaba cuando insinuaban que Hinata tenía otra persona a la cual prestar atención.
—Además, estoy seguro de que Hinata tiene mejor gusto— Obito saltó en apoyo de su hijo, enfadado con Ino por lo que trataba de decir. Era obvio que Hiro hablaba del hombre de la otra noche, y en opinión del Uchiha, ese tipo no era la gran cosa.
—¿La conoces?— Madara arqueó una ceja, observando con curiosidad a su hijo, que se sonrojó al creerse descubierto. Hiro quiso decir algo, pero su abuelo rápidamente le dio a probar otra cucharada llena de comida, eso con el propósito de que no intentara defender a su padre.
—Bueno, yo no...
—¿Por qué la llamas por su nombre sin un sufijo?— el Uchiha interrumpió la explicación de su hijo con otra pregunta, buscando que estuviera más nervioso, esos eran los momentos en que Obito mostraba sus verdadero sentimientos.
—Yo sólo...
—Creo que sé lo que está pasando aquí— dijo Ino sonriendo, su gran confianza hizo temer a Obito, imaginaba que su madrasta ya había descubierto su secreto, a ella nunca podía ocultarle algo.
Obito comenzó a comer nuevamente, queriendo pasar desapercibido de todos los miembros de su familia.
—¿Qué es?— preguntaron Madara y Hiro, mirando asombrados a la mujer de gran cabellera rubia.
—¡Nuestro pequeño Obito está enamorado!— confesó Ino contenta, juntando sus manos y colocándolas cerca de su rostro. Las reacciones de Madara y Hiro fueron muy similares, los dos con sus bocas formando una "o" y sus ojos bien abiertos.
—¡Otōsan está enamorado de Okâsan!— gritó Hiro emocionado, si la abuela Ino lo decía con esa actitud tan positiva, quería decir que se trataba de algo bueno. Él no sabía tanto de amor y esas cosas, pero según los cuentos que leían sus amigos, si los adultos se amaban eran felices y tenían hijos, eso significaba que tendría una familia como la de sus amigos.
—¡Por fin!, ¡Mi hijo está enamorado!— celebró Madara, dejando caer a la mesa la cuchara con que estaba alimentando a su nieto. Su hijo enamorado después de tantos años, eso sin duda era un milagro —Pensé que tu primo Sasuke te estaba contagiando sus costumbres raras— Ino cubrió su boca para reír por lo último que dijo su esposo, Hiro, al contrario de su abuela, no entendió cuáles eran las costumbres raras de su tío Sasuke.
—Es por eso que te veo más feliz, estás enamorado Obito— continuó riendo Ino del Uchiha, que se ruborizaba más con cada palabra. A la rubia no le sorprendería ver que el rostro de Obito le hacía competencia en color a las manzanas del frutero.
—¡Cierra la boca, Ino!— le exigió Obito en una mezcla de vergüenza y enojo, y como Ino lo conocía prácticamente a la perfección, sabía que su hijo estaba avergonzado debido a que sus suposiciones eran correctas —Y Sasuke no es contagioso— al final terminó regañando a su padre también por sus palabras, no creía correcto referirse de esa forma a Sasuke frente a su hijo.
—¡No le hables así a Ino!— Madara se levantó de la mesa para ir con su hijo y darle un golpe en la cabeza, no permitiría que su hijo se dirija a su esposa con ese tono, siendo que solamente lo estaban molestando un poco.
—¡Otōsan está enamorado de Hinata-sensei!, ¡Otōsan está enamorado de Hinata-sensei!— festejó Hiro agitando sus brazos, Madara debió dejar de lado a su hijo para ir con su nieto e impedir que se cayera de la silla. La escena que su familia le estaba regalando era tan adorable a vista de Ino.
—¡No es verdad!— se defendió Obito al instante, haciendo reír a Ino por su actitud. Era tan tierno ver a Obito sonrojado y buscando la manera de contradecirlos, fallando de gran manera en sus intentos. El Uchiha se pasó la mano por su cabello, desesperado y deseando ser avestruz para esconder su cabeza bajo la tierra.
—Mira cariño, Obito está avergonzado— le dijo Ino a Madara, que decidió ser participe entre las bromas de su esposa. Ver a Obito tan cohibido no tenía precio, ambos se lamentaban el no tener su celular a la mano para capturar el momento.
—Agh, ustedes... Te espero en la habitación, Hiro— Obito se levantó de su asiento, recogiendo su plato a medio comer y huyendo del comedor para encerrarse en la seguridad de su recámara. Detestaba ser tan evidente para su madrastra excepto para él mismo, porque hasta el momento, no lograba comprender por completo sus propios sentimientos.
—¿Pero estás enamorado de mi maestra?— inquirió Hiro antes de que su padre abandonara el comedor, recibiendo también la atención de su abuelo Madara, que volvía a su labor de alimentarlo.
—¡Dije que no!— gritó Obito con toda la intención de escucharan también su padre y su madrastra, puesto que todavía podía oír sus burlas hacia él.
—No le creas, Hiro. Está mintiendo— le consoló Ino al ver que su nieto se mostraba triste por la negativa de su padre, aprovechando que Obito ya no estaba cerca, ahora Ino sentía que podía darle un poco de esperanza al pequeño, que seguramente estaría muy alegre al ver a su padre siendo feliz.
—Mentir es malo— murmuró Hiro cabizbajo, no entendía porque su padre hacía lo que tanto le repetían era dañino.
—Lo que sucede es que le avergüenza decir la verdad— le explicó Madara amablemente, dando pequeñas palmadas en la espalda del niño que le veía con gran asombro.
—¡Oh!
—Abuela Ino, no encuentro mi pijama favorita— desde su habitación, Hiro llamaba a su abuela, que resultaba ser la única aparte de él en casa. Tanto su abuelo como su padre trabajaban a esas horas de día, y es por eso que en Ino recaía la responsabilidad de cuidarlo.
—¿La qué Obito te compró en Tokio?— Ino se acercó a la puerta de la recamara de su nieto, iba secando sus manos en el delantal que usaba para no manchar la ropa con los ingredientes del postre que preparaba para Hiro. Su nieto rápidamente caminó hacia ella y tomó su mano para hacerle ir a donde se encontraba su closet.
—¡Sí!, Quiero que Hinata-sensei vea mi mameluco— le dijo el Uchiha concierto toque de desesperación. Normalmente no le gustaba molestar a su familia, porque su padre decía que debían ser responsables de sus pertenencias, empero, llevaba buscando por más de una hora y no obtenía buenos resultados.
—¿Qué?, ¿Quieres llevarlo a la escuela?— preguntó Ino extrañada por su idea, los niños de la edad de Hiro siempre usaban el uniforme de la institución, excepto en ocasiones en que tenían días libres, como eran los festivales de primavera o los eventos para celebrar el día de las madres.
—Sí, Okâsan dijo que también llevaría uno— el pequeño le explicó feliz, y es que realmente su madre era muy amable, como no estaba seguro de si llevar esa pijama a pesar de ser su favorita, Hinata le prometió que utilizaría algo parecido para que no se sintiera incómodo.
—Creo que hay algo que no me has contado, Hiro— Ino se cruzó de brazos, no entendía de que hablaba su nieto, ¿Llevar pijama a la escuela?, ¿Por qué Obito no le comentó nada al respecto?, Ahora debía tratar de entender lo que el pequeño Hiro quería decir. Su nieto estaba tan emocionado que no daba una muy buena explicación.
—Hinata-sensei convenció al director Iruka de hacer una fiesta para nuestro amigo Kaito. Sus papás no podían hacerle una fiesta de cumpleaños, por eso entre todos los padres y Hinata-sensei reunieron dinero— Hiro se había dado la vuelta para dejar de buscar entre su ropa y ver directamente a su abuela, hasta ese instante fue que recordó que no le había contado sobre la fiesta que tendrían en su salón, era por eso que Ino no comprendía nada.
—Oh, que lindos. Eso me parece una idea muy buena— la rubia sonrió por ver a su nieto tan contento, le parecía muy bueno que en la escuela estuviera aprendiendo a ser amable y solidario con sus amigos.
—¡Nuestra fiesta será de pijamas!, Por eso debo encontrar mi mameluco— continuó hablando el menor, y al mismo tiempo reiniciaba con su labor de buscar su atuendo. No recordaba donde lo dejó su padre la última vez que lavaron ropa, y ahora incluso estaba preocupado al ver el gran desorden que tenía en su habitación.
—Ah, ya entiendo— murmuró Ino, que rápidamente comenzó a observar con gran detenimiento el lugar a su alrededor, buscando hasta por los rincones la pijama que tanto anhelaba encontrar Hiro. De ser Obito, ¿En dónde dejaría el mameluco favorito de su hijo?
—No puedo encontrarlo— el pequeño Uchiha sollozó desesperado, la abuela Ino era su única salvación, y así como siempre solucionaba los problemas de la familia, esperaba que le ayudara a recordar donde dejó su pijama.
—Cierra los ojos, es hora de un poco de magia de la abuela Ino— la rubia se acercó más a su nieto, colocando las manos del pequeño Uchiha justo frente a sus ojos. Hiro asentía con gran felicidad, su abuela Ino haría un truco de magia para encontrar su pijama.
—¿Listo?— preguntó inquieto, balanceándose de enfrente hacia atrás con tal de perder un poco de tiempo. Quería ver como realizaba el truco de magia su abuela Ino, pero obviamente no desobedecería a su petición, debía ser fuerte y resistir la curiosidad.
—Un momento... — Ino se había levantado de su asiento para dirigirse a una de las partes altas del closet de Hiro, ahora entendía porque el niño no encontraba su mameluco, éste estaba en uno de los sitios altos y por evidentes razones no lograría verlo o siquiera alcanzarlo —Aquí está— extendiendo la pijama frente a él, Ino mostró lo que tanto desorden había ocasionado.
—¡Lo encontraste, abuela Ino!, ¡Lo encontraste!— el Uchiha aplaudía contento, celebrando que Ino era la mejor, después de todo ella le había entregado su pijama favorita —La abuela Ino es maga— Hiro se lanzó hacia su abuela para abrazarla, Ino lo recibió con los brazos abiertos.
—Y un mago jamás revela sus secretos— Ino le dio un ligero golpe a su nariz, consiguiendo hacer sonreír más a Hiro. Ella lo sentó sobre sus piernas, ambos tomando asiento entre el poco espació que había en la cama gracias a los montones de ropa.
—¿Crees que a Okâsan le guste?— el Uchiha observó con detenimiento su mameluco de color naranja, sin duda era su favorito, pero ahora tenía miedo de que a Hinata no le parezca bonito. Lo único que más deseaba era poder agradarle a ella.
—Le encantará— aseguró Ino, ¿Quién se resistiría a ver a Hiro con esa pijama puesta?, su pequeño nieto se convertía en el niño más adorable del planeta. Hiro decidió creer ciegamente en su abuela, porque ella nunca le mentiría.
—¿Puedo llevar las galletas que preparó el abuelo Madara?— indagó el menor desviando la mirada, temía que Ino no acepte, puesto que su abuelo era muy estricto al decir que nadie más que Hiro podía comer las galletas que tanto se esforzaba en prepararle.
—Claro, ¿Quieres compartir con tus compañeros?— Ino frotó un poco el cabello de Hiro, si ambos se ponían de acuerdo, tal vez conseguirían engañar a Madara, o quizá su nieto podría pedirle permiso de llevarlas directamente al Uchiha. Madara jamás lograba decirle que no a Hiro.
—Sólo con Okâsan— contestó el pequeño mientras abrazaba más la pijama que no había soltado, las galletas de su abuelo Madara no las compartía con nadie que no fuera de la familia, y si Hinata aceptó ser su madre, eso quería decir que ya era parte de la familia Uchiha.
—Ella en verdad te agrada, igual que a Obito— el niño asintió repetidamente, causando que Ino comenzara a reflexionar un poco para sí misma —¿Te gustaría que tu maestra sea la novia de Obito?— preguntó Ino directamente, Obito siempre daba el pretexto de rechazar a sus pretendientes porque no quería que a Hiro no le agraden las mujeres que salieran con él, pero ahora que a Hiro le encantaba Hinata, no existirían más excusas.
—¿Qué son novios?— Hiro le miró confundido, él todavía no entendía demasiado de los términos de relaciones adultas, una vez su prima Sarada le dijo que escuchó a su madre decir que su padre tenía una amante, pero ninguno de los dos comprendía a que se refería. Si el tío Sasuke ya estaba con la madre de Sarada, ¿Qué era tener un amante?
—Hum— Ino lo meditó unos segundos antes de responder, no deseaba darle una explicación que no sea entendible para la edad de su nieto —Algo así como lo somos tu abuelo Madara y yo— terminó diciendo, creía que con ese ejemplo y debido a lo inteligente que era Hiro, él comprendería.
—¡Ah!, ¿Cómo los príncipes y princesas del cuento de Azami?— quiso saber el Uchiha, que ya consideraba que estaba entendiendo lo que significaría que su padre y su maestra sean novios. Sería como la tía Sakura era para su tío Sasuke y su prima Sarada.
—Sí, parecido a ellos— respondió Ino, Hiro ya tenía la idea esencial, con eso sería suficiente.
—¡Sí quiero!, ¡Si quiero!— Hiró tomó el brazo de su Ino para agitarlo en más de una ocasión, le encantaría que su maestra sea la novia de su padre —Si Hinata-sensei es novia de Otōsan, Hinata-sensei será mi mamá, ¿Verdad?
—Sí, eso está incluído— aceptó Ino, dudaba que la maestra de Hiro se negara a considerar a Hiro como hijo en caso de salir con Obito, es decir, ya le permitía a su nieto llamarla madre cuando entre ellos no existía otro vinculo que el de maestra y alumno —Bueno, escucha atentamente lo que haremos— le propuso la rubia, y al decir esas palabras, una sonrisa traviesa se dibujó en sus labios. Si Obito era demasiado lento para dar el primer paso, ella le daría un pequeño empujón.
—¿Será nuestro secreto?— susurró Hiro, aunque sabía que no había nadie más en la casa, no era buena idea hablar tan fuerte y correr el riesgo de ser descubiertos, su padre siempre llegaba a casa a esas horas.
—Lo será— Ino le siguió el juego, acercándose al rostro de Hiro para entre ambos murmurar su plan —No podemos decirle a Obito, ¿Entendido?— Ino fue muy específica en ese punto, si Obito se enteraba de lo que intentaban hacer, se enfadaría demasiado.
—Entendido— respondió el Uchiha, realizando hacia Ino un saludo al estilo militar. Aunque su abuelo lo amenace sin galletas o su padre le impida ver su película favorita, él no delataría a Ino. Ahora eran cómplices en la misión de conseguir que su padre y su maestra sean novios.
La sonrisa de Ino se volvió más grande, tenía una buena corazonada en su gran plan.
Porque en ocasiones, el destino tenías que crearlo tú mismo.
Notas de la autora:
• Puede contener errores ortográficos.
• Les dejo aquí un dibujo de Hiro, para que lo puedan ir imaginando. Ya saben que no es mucho, pero e trabajo honesto 🙇♀️
Si se fijan su cabello no es por completo negro, le tira un poco al azul marino para hacerlo más similar al de Hinata. Por eso Narutin se confunde >.<
• Escribir a un Kakashi celoso fue divertido para mí, espero que para ustedes también sea entretenido. Tenemos celos para rato, y recuerden que estos en ocasiones nos hacen actuar mal u.u
• En este capítulo Naruto y Hinata al fin pueden cerrar un episodio de su vida de buena manera y decidir ver hacia adelante, ellos se perdonan y deciden intentar retomar un poco la amistad que tenían antes :') ¿Les gustaría volver a ver a Naruto en la historia?
• Por si se les pasó o no quedó claro, la amiga de Hiro, Azami, es hija de Yahiko y Konan 😉
• Obito también se siente celoso/amenazado por Naruto respecto a Hinata, además de no aceptar sus sentimientos, lo convirtieron en el centro de burlas de su familia. A Ino nada se le escapa, es por eso que ideó un plan para juntar a Obito con Hinata, ¿Pueden adivinar de qué se trata? 😏
Dejen sus votos y comentarios 💖
Nos leemos en la próxima actualización 👀❣️
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