37. Buena suerte
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Dos horas. Sólo quedaban dos horas para que amaneciera y aún tardarían mucho más antes de poder decir que habían terminado.
TaeHyung se frotó la frente cansado. Era increíble que pudiera sudar con el frío que hacía allí fuera. No. Lo increíble era que se encontrara allí afuera llenando cubos de agua prácticamente congelada que después se encargarían de vaciar sin ninguna utilidad.
Claro que él era el único que parecía molesto por encontrarse ahí. Miró de reojo a HoSeok tras dejar uno de los cubos al lado del último que había llenado. También él era el único que parecía cansarse
HoSeok se movía de un lado a otro con la misma energía que al comenzar e, increíblemente, aún seguía tarareando la misma canción. No parecía importarle el frío, ni el esfuerzo que hacía al levantar los cubos llenos de agua. Incluso soltaba alguna risita como si algo en lo que pensaba le resultase divertido.
Seguramente para él eso era un juego y no un castigo al que TaeHyung ya había saboreado en otras ocasiones junto a JiMin, años atrás.
¿Es que ni eso era capaz de tomárselo en serio? Enfadado caminó hasta el pozo con otro de los cubos y comenzó a sacar agua, maldiciendo en voz baja.
– ¿Estás cansado? –TaeHyung se sobresaltó al oír la voz de HoSeok a su espalda y se giró bruscamente, soltando el cubo. El pelirrojo lo miró dos segundos, muy serio antes de sonreír ampliamente– ¡Waaa! Pero si hasta el huraño de TaeHyung se distrae. ¡Qué notición! Ya verás cuando le cuente a los demás.
Y se echó a reír. TaeHyung enrojeció débilmente, azorado.
– ¡No estoy distraído! –gruñó furioso– ¡Y tampoco cansado!
– Ñe, ñe, ñe –se burló HoSeok – Lo estás. Admítelo –insistió–. ¿Ves? ¡Tanto trabajo para nada! Si en definitiva ya no estás capacitado para quedarte a solas con SeokJin –De pronto HoSeok agrandó los ojos, exageradamente y TaeHyung entornó los ojos, controlando mal la rabia y vergüenza– ¡No! Esto es serio –Y como si al nombrarlo se diera cuenta de ello, borró la sonrisa completamente y adquirió una expresión grave, taciturna y reflexiva–. Te esfuerzas tanto porque ya no sirves para proteger a SeokJin y por eso tienes que disimular ese fallo mostrándote tan persistente ¡Ya decía yo que había algo raro en ti! ¡Tendrás que abandonarnos! –HoSeok se llevó una mano teatralmente a la cara, mostrando agonía– ¡Te echaré de menos! ¡Mi vida ya no será lo mismo sin ti...! –TaeHyung enarcó una ceja, en silencio hasta que HoSeok volvió a sonreír y se apartó la mano de la cara– Sin ti, claro, sin tus incesantes quejas, sin tu malhumor, sin tus protestas, dudas, actitud sabelotodo... ¡No te imaginas lo que voy a sufrir!
Se echó a reír y TaeHyung cerró los puños molesto, pero consiguió girarse y darle la espalda. ¡Ahora por su culpa tendría que volver a llenar de nuevo el cubo!
– Madura de una vez –soltó finalmente, agachándose para recoger el cubo–. Y deberías darte prisa. No creo que te guste averiguar qué sucede si no terminamos para el amanecer.
A ese ritmo sería imposible terminar la tarea antes de la hora acordada.
– ¡Ohhh! ¿Así que sí estás cansado?
– ¡Dije que no estoy cansado!
Se giró furioso, dejando el cubo sobre el pozo.
– Ya, ya –dijo indiferente– ¿Quieres saber el motivo?
– Dije que...
– Que sí, que sí –continuó– Es por culpa de tu mal humor.
– ¿No escuchas, HoSeok?
– ¿Ves? Pierdes demasiada energía siempre poniendo ese ceño extraño entre la frente –se llevó una mano a su frente y comenzó a hacer muecas raras– ¿Te gustaría saber cuánta energía gastas al día por minuto que lleva eso ahí? – los dos se quedaron observándose. TaeHyung comenzaba a perder la paciencia y HoSeok seguía con su eterna y segura sonrisa–. Veo que no. Bueno, no importa. Y siempre gritando, siempre enfadado. ¡Debe ser agotador! No sé como consigues mantenerte en pie cada día. ¡Yo no podría! –TaeHyung siguió en silencio– ¿Quieres que te diga mi secreto?
– No me interesa.
– Pues ya que insistes te lo diré. Es la sonrisa. Sí, sí, no me pongas esa cara. ¡La sonrisa! Son- ri -sa. ¡Dale! ¡Repite conmigo! ¡Sonrisa! ¡Sonrisa!
– Te lo repetiré sólo una vez, HoSeok. Así que escucha atentamente. ¡Sigue sacando agua!
– ¿Ves? ¡A eso me refiero! – HoSeok hizo pucheritos y TaeHyung se llevó una mano a los ojos, cansado y desesperado– Si en cambio... tratarás de hacer esto...
Los dedos de HoSeok rozaron con cuidado su rostro y TaeHyung apartó la mano de los ojos para poder mirar la expresión decidida y seria de HoSeok. Por un instante se sorprendió, pero el pelirrojo se limitó a estirar la piel cerca de los labios, dibujándole una sonrisa.
– ¡Así! ¡Perfecto!
TaeHyung lo apartó de un manotazo y HoSeok comenzó a reírse. ¡Ese era el problema! ¡Nunca sabía cuando ese chico hablaba en serio o bromeaba! Posiblemente nada de lo que decía tenía fundamento.
– No te soporto –gruñó, volviendo a darle la espalda– Haz lo que se te dé la reverenda gana, pero hazlo lejos de mí. El único motivo por el que aún me obligo a verte la cara cada día es por SeokJin.
Era demasiado difícil lidiar con una personalidad como la de HoSeok. No sólo trastocaba todo su ordenado mundo, sino que en ocasiones parecía que lo invadía. Y era una sensación que no le agradaba.
De todos sus compañeros HoSeok era con quien más le incomodaba estar. Estaba seguro de que era por su forma de ser que simplemente chocaba con la suya como si fuera un muro. Sí, eso debía ser.
Siguió sacando agua y llenando cubos en silencio. Se había puesto en el lugar más alejado del patio, al otro extremo donde el único motivo que tendría para ver a HoSeok sería si quería mirarlo, algo que no deseaba hacer, y oírlo si se acercaba, algo que no pretendía hacer. Pronto amanecería y no veía la forma de que terminaran a tiempo.
¿En qué había estado pensando para abstraerse hasta el punto de no darse cuenta de nada? Suspiró. ¿Había sido demasiado cruel con él?
Levantó la cabeza para mirarlo. HoSeok llenaba otro cubo cerca del pozo, meneando la cabeza mientras escuchaba una canción silenciosa que sólo se encontraba en su cabeza.
– No parece que le haya importado en lo más mínimo –murmuró apartando la cabeza con una sensación extraña– ¿Cansado? él único que me agota eres tú, maldita sea.
…
JungKook abrió los ojos despacio, acostumbrándose a la pálida luz que entraba impasible por la ventana. Se movió despacio entre las sabanas, desperezándose mientras trataba de ubicarse y recordar donde se encontraba.
No necesitó demasiado tiempo.
El recuerdo de la noche anterior le sacudió con fuerza y se quedó completamente inmóvil, avergonzado de lo sucedido y temiendo que SeokJin aún estuviera en la habitación. No quería que SeokJin estropeara tan pronto sus escasos momentos de felicidad.
Lo buscó con la mirada, sintiendo un cúmulo de emociones al verlo tranquilamente recostado sobre el viejo sillón, con los ojos cerrados y la cabeza ladeada. JungKook se incorporó un poco.
¿Estaba dormido?
Lo observó en silencio. Su expresión estaba relajada y su pecho subía y bajaba con tranquilidad, pero JungKook se fijó en las manchas profundas que cubrían algunas partes de las vendas que seguían rodeando la parte superior del cuerpo de SeokJin. Se mordió el labio y apartó la cabeza.
– ¿Ya estás despierto?
Sobresaltado JungKook giró la cabeza para mirar a SeokJin. El rubio había abierto los ojos pero no había cambiado la postura. Definitivamente no estaba dormido.
JungKook se preguntó si SeokJin necesitaría dormir o era capaz de saltarse esa parte esencial de una persona humana normal.
– ¿Qué tal estás? –murmuró, improvisando una conversación. SeokJin alzó una ceja sin decir nada y se acomodó en el sillón, moviendo la cabeza como si tratase de desentumecerse el cuello– ¿No...? ¿No te duelen las heridas? –JungKook bajó la mirada nervioso y observó incómodo las vendas empapadas en sangre.
– No más que ayer –soltó SeokJin, no muy dispuesto a seguir hablando del tema.
JungKook levantó la cabeza para volver a mirarlo y se turbó al coincidir con la oscura mirada de SeokJin aún sobre su rostro.
– Ah... –musitó desesperado. Había esperado que SeokJin rompiese su burbuja de felicidad de la manera más brusca, pero su tranquilidad e indiferencia lo hacía más lentamente, más profundo y le angustiaba.
– Ve a ducharte y vístete –soltó, levantándose–. Ya amaneció. Es hora de averiguar si TaeHyung y HoSeok terminaron su tarea. Nos vamos a reunir todos en el patio de atrás.
JungKook vio la sonrisa gatuna en sus labios y dio un respingo. ¡Se había olvidado completamente de HoSeok! ¿Qué pensaba hacer si no les había dado tiempo?
Buscó su ropa por el suelo de la habitación, levantándose sin quitar la sabana de su cuerpo y cuando se dio cuenta de que SeokJin seguía en la habitación, se incorporó bruscamente, haciendo una mueca de dolor que borró instantáneamente y notó como sus mejillas ardían.
– Iba a...
– Date prisa –le cortó SeokJin fríamente.
JungKook sintió una punzada de dolor y contuvo la respiración unos segundos, antes de asentir con la cabeza y moverse con la ropa echa un puño, apretada contra su pecho y la sabana aún rodeando su cuerpo y arrastrando por el suelo.
– Lo de anoche... –farfulló al pasar por su lado, cerca de la puerta, deteniéndose un momento, notando como todo el valor que acababa de reunir se evaporaba.
– Lo de anoche –repitió SeokJin haciendo que JungKook se estremeciera– fue la peor cogida de mi vida... –JungKook agrandó los ojos y aferró con más fuerza la ropa sobre su pecho– Fue como hacérselo a un muerto.
JungKook sintió un nudo en el estómago y tardó unos instantes en recobrarse. SeokJin no había roto su burbuja de felicidad, la había destrozado.
– Wao... –notó un ligero temblor en los labios y apretó la ropa hasta el punto de sentir un dolor más físico.– Parece que lo dices como si hubieras tenido experiencia de ese tipo con los muertos –farfulló dolido, encogiendo el cuerpo a la espera de que SeokJin lo golpease.
El roce de los fríos dedos de SeokJin sobre la piel de su cuello le arrancó un escalofrío e hizo ademán de apartarse asustado, pero el rubio se limitó a inclinar la cabeza y a mordisquearle el lóbulo de la oreja.
– Muy hábil... princesita.
JungKook observó sorprendido como SeokJin salía de la habitación tranquilamente. Confuso se tocó el lóbulo de la oreja sin dejar de mirar la puerta fijamente. ¿Por qué no lo había golpeado?
– No soy una princesita –susurró muy despacio, saliendo de la habitación aún arrastrando la sabana por el suelo.
No se demoró en la ducha. Se vistió rápidamente y trató de recordar donde se encontraba la habitación de SeokJin para ubicarse y poder encontrar los pasillos que conducían al patio.
Cuando finalmente salió al frío exterior, todos ya se encontraban allí, sin encogerse tal y como estaba haciendo él por culpa de la baja temperatura, como si sus cuerpos estuvieran adaptados al viento helado y no lo sintieran.
JungKook cruzó los brazos sobre el pecho para darse calor y buscó un punto donde poder ver algo tras la barrera que habían formado SeokJin y el resto de los compañeros de éste a excepción de HoSeok y TaeHyung.
– ¿Setenta cubos?
La voz de SeokJin tenía una nota divertida y cuando JungKook consiguió abrirse paso entre los cuerpos de NamJoon y YoonGi se sorprendió de encontrar a HoSeok y TaeHyung al lado, muy firmes; el pelirrojo con un brillo socarrón en los ojos y TaeHyung rígido y taciturno tras unas largas hileras de cubos llenos de agua.
– ¿Sólo setenta?
– ¿Sólo? –susurró JiMin conteniendo mal la risa.
– Setenta y dos para ser más exactos –corrigió HoSeok algo ronco.
JungKook se planteó la posibilidad de que los compañeros de SeokJin no fueran tan inmunes como parecían a simple vista y la larga noche allí afuera con el frío también los hubiera afectado a ellos. Eso, o HoSeok estaba en su límite de contener la risa.
– ¿Setenta y dos?
– Sólo había esos –se defendió HoSeok sin disimular la risa esta vez.
Había sido la segunda opción.
– ¿En serio? No sabía que HimChan comenzara a flaquear.
– Con la edad se habrá vuelto más sensible –continuó HoSeok en un intento por parecer inocente, algo que contrastaba con su sonrisa.
– ¿Y tú qué opinas, TaeHyung? ¿Se ha vuelto más débil?
El chico alzó un poco más la cabeza, levantando la barbilla sin decir nada. Se veía nervioso e incómodo y SeokJin debía saber algo que se escapaba para JungKook. El rubio se adelantó y se acercó a ellos, observándolos con una expresión divertida antes de continuar paseándose entre los cubos que se repartían por el patio.
JungKook lo siguió con la mirada, recorriendo los pasos de SeokJin hasta llegar a una de las casetas de que encontraban adheridas al patio, tal vez allí donde guardaban herramientas o cualquier otra cosa. SeokJin se detuvo en la puerta y la abrió de un empujón, apartándose a tiempo antes de que una gran pila de cubos de distintos tamaños cayera sobre él.
Cuando el estruendo se detuvo, SeokJin levantó la cabeza y fijó una mirada incalificable a los dos chicos que se apartaban del grupo.
– ¿Qué significa esto?
– Tú sólo dijiste que llenáramos los cubos que había en el patio. Pero si los cubos no estaban en el patio, no teníamos porqué llenarlos, ¿no? No es culpa nuestra que no especificaras.
SeokJin se tomó su tiempo para mirarlos antes de volver a caminar hacia ellos con los ojos entornados. Ninguno de los dos se movió, pero TaeHyung parecía aún más tenso y HoSeok rápidamente la sonrisa. JungKook contuvo la respiración asustado.
– SeokJin... –susurró muy bajo, dando un paso al frente.
SeokJin no lo oyó. Se detuvo frente a sus amigos y empezó a reír, haciendo que todos se relajaran de golpe, menos JungKook, que miró al rubio descolocado.
– Felicidades. Ganaron.
HoSeok volvió a sonreír y comenzó a revolverle el pelo a TaeHyung, quien se apartó y lo miró furioso antes de volver a peinarse. JungKook oyó a medias, entre los aplausos de mofa y las risas, un comentario burlón de HoSeok a TaeHyung, quien se limitó a asesinarlo con la mirada, sin decir nada.
– ¿Qué...? –farfulló JungKook, sin comprender qué pasaba.
– ¿Qué pasa? No pensabas de verdad que SeokJin iba a matarlos, ¿verdad? –JungKook se puso alerta al notar la presencia de MinHyun a su lado y se apartó bruscamente– Dime, gatito, ¿lamiste correctamente las heridas de tu amo?
JungKook abrió los ojos exageradamente y notó como enrojecía. MinHyun rió y se adelantó hasta donde se encontraba SeokJin dando palmadas.
– Muy bien, muy bien –felicitó burlón–. Has hecho un buen trabajo con tus mascotas, SeokJin. ¿Qué tipo de comida para perros les das? ¡Hace milagros!
Todos dejaron de reír. JungKook observó las expresiones de hostilidad por parte de los amigos de SeokJin, especialmente la de HoSeok, que había entrecerrado los ojos y lo miraba como si pretendiese saltar sobre él en cualquier momento.
Kai era el más sereno, sin demostrar ese odio hacia el chico norcoreano, pero tampoco relajándose hasta el punto de demostrar simpatía hacia él.
– Me preguntaba dónde estarías.
JungKook levantó la cabeza para mirar a la cara a SeokJin. Éste había endurecido la expresión.
– Tanto interés por mí me halaga.
– ¿Qué quieres, MinHyun?
– ¡Qué cruel! –MinHyun se llevó una mano al rostro con la idea de parecer afligido– ¿Intentas decir que debo tener un motivo para querer estar a tu lado?
– Déjame matarlo –se ofreció HoSeok, dando un paso hacia él.
– Ninguna muerte, de ser posible –lo interrumpió SeokJin, deteniendo a HoSeok –. Y menos aquí.
El último comentario arrancó una sonrisa maliciosa a MinHyun y TaeHyung se adelantó a la defensiva, poniéndose al lado de SeokJin.
– Paz, chicos –. MinHyun levantó las manos–. Soy de la manada, ¿recuerdan? Y hablando de jauría... –ladeó la cabeza hasta toparse con la mirada de Kai. Éste se la devolvió sin vacilar–. Esta mañana eché de menos a mi perrito faldero.
– ¿A qué viniste, MinHyun? Dilo de una vez –insistió SeokJin.
MinHyun volvió a apartar la mirada y volvió a concentrarse en SeokJin.
– HimChan ha organizado una reunión. Para dentro de... uy... ya sólo faltan cinco minutos. Ya sabes que a nuestro tío no le gusta que le hagan esperar. Aunque le molesta menos que a Alexander –los dos primos se miraron sin apartar la cabeza durante unos instantes–. Ya sabes a lo que me refiero –añadió entrecerrando los ojos–. Te esperaré en el salón principal –. MinHyun hizo una mueca provocativa a HoSeok y se giró para marcharse, pero antes de comenzar a caminar, ladeó la cabeza, girándola para volver a mirar a SeokJin–. Y dime, SeokJin –Sus expresión había perdido todo indicio de burla o diversión– ¿Qué harás esta vez? ¿Volverás a huir como un cobarde o te quedarás y plantarás cara junto a nosotros? Decídete.
No esperó a que SeokJin le diera una respuesta. JungKook lo siguió con la mirada hasta que desapareció de su vista y se alejó al interior del edificio.
….
JungKook suspiró dos veces más sin dejar de mirar a HoSeok mientras éste se terminaba de arreglar. Se había duchado y vestido en unos minutos, y JungKook no había tenido tiempo ni de acomodarse en la sombría habitación que el pelirrojo compartía con otro de sus compañeros.
Se preguntó sin demasiado interés si la otra cama la ocuparía TaeHyung ya que estaba impecable como la de su amigo, como si ninguna de las dos hubiera sido usada la noche anterior.
– ¿Por qué no quieres contármelo? –Protestó una vez más HoSeok con una voz lamentable y dedicándole miradas vidriosas.
JungKook siguió paseándose de un lado a otro de la puerta, preguntándose si había sido más sensato dejarse arrastrar por HoSeok mientras se cambiaba o caminar junto a SeokJin hacia el salón con la tensión de la noche pasada en la mente.
– ¡Fue muy cruel que SeokJin nos privara de esa diversión!
– No soy una diversión –protestó JungKook sin fuerza.
– ¿Pero qué decís? –JungKook caminó hasta él y le rodeó los hombros con un brazo–. Eres la persona más divertida que he conocido.
¿Por qué sería que la forma en que lo decía no le ayudaba a sentirse mejor?
– ¿Qué hay entre tú y TaeHyung? –soltó con la idea de desviar la conversación.
HoSeok dejó de sonreír con malicia y lo miró distraído.
– Eso es aún más complicado que lo tuyo con SeokJin –Reflexionó unos segundos y volvió a sonreír–. No. Imposible. Tú situación sigue llevando la delantera.
JungKook decidió ignorarlo.
– ¿Alguna vez se lo dijiste?
Durante el tiempo que llevaban juntos había comprobado que ninguno de los amigos de SeokJin eran tan insensibles como el rubio e, incluso, estaban a su lado por sentimientos, una lealtad mayor que la que podía comprar el dinero.
Sabía, y eso lo estaba experimentando, que no ser correspondido por la persona que se quería podía ser muy doloroso y la extraña personalidad de HoSeok no ayudaba a averiguar si éste sufría o lo que pasaba por su cabeza.
– Eso sería una pérdida de tiempo –aseguró, apartándose de su lado–. Y yo no tengo la misma predisposición que tú para humillarme.
– ¿Qué? A mí no me gusta...
– ¿En serio? –JungKook no lo miró. Estaba distraído mientras terminaba de arreglarse la cazadora–. Cualquiera diría lo contrario –Se dio unas palmaditas satisfecho por el resultado y desvió la cabeza para mirarlo, encontrándose con la expresión descolocada de JungKook–. Si realmente no te gusta humillarte como lo haces, entonces dilo, pero hazlo claro. Es difícil saberlo –. Lo examinó con ojo critico y asintió efusivamente con la cabeza–. Demasiado difícil.
– ¿Qué?
– Díselo a SeokJin.
– ¿Qué?
– Será mejor que nos vayamos. SeokJin no se pondrá muy feliz si llegamos tarde.
– Yo no fui invitado –razonó JungKook, sin dejar de mirar al pelirrojo, quien abrió la puerta y le invitó a pasar primero.
– Un detalle sin importancia.
Y lo empujó al pasillo.
JungKook caminó a su lado reflexionando en las palabras de su amigo. Hablar con SeokJin era una locura. No es que no lo hubiera intentado. Más o menos. Pero hacerlo le producía una ansiedad que terminaba en desastre y sólo lamentaba haber abierto la boca.
Sacudió la cabeza mientras se distraía con la cancioncilla que HoSeok iba tarareando distraído.
– HoSeok –llamó al volver a recordar la situación en la que se encontraban.
– ¿Qué?
– ¿Estamos a salvo aquí?
HoSeok tardó en responder.
– SeokJin no lo está en ninguna parte, así que nosotros tampoco. Al igual que tú, mientras insistas en estar a su lado. Pero creo que éste es uno de los pocos lugares en los que SeokJin puede permitirse relajarse.
JungKook miró a su amigo. HoSeok no parecía estar bromeando. Era una de las pocas veces que lo había visto hablar tan serio.
– ¿Y qué hay de MinHyun? ¿Se puede confiar en él?
JungKook se enfurruñó al recordar el beso que MinHyun le había dado a SeokJin y la ferocidad con la que SeokJin se lo había aceptado y devuelto. ¿Qué relación real había entre esos dos?
– No voy a repetir esto dos veces. Y, por supuesto, no quiero oír hablar de ello nunca más –La expresión de HoSeok se volvió indescifrable y no dejó de mirar al frente, sin girarse a mirarlo. JungKook observó su perfil extrañado–. No soporto a ese tipo. Ni imaginas las veces que he imaginado matándolo, lenta y cuidadosamente. Puedo verlo, sentirlo y disfruto con ello –JungKook escuchó con un escalofrío la descripción detallada de las formas que había ideado HoSeok para torturar y matar a MinHyun y cuanto más hablaba de ello más parecía disfrutarlo–. Pero –El rostro de HoSeok se ensombreció–, también lo admiro.
JungKook estuvo a punto de chocar contra una de las macetas de decoración que había por los pasillos.
– ¿Cómo? ¿Lo admiras?
La pregunta pareció fastidiarle.
– No has estado ni un día en casa de Alexander, dime, ¿volverías?
JungKook apartó rápidamente la cabeza, lívido y se tapó el pecho con los brazos. De pronto tenía mucho frío.
– No –admitió.
– Él ha permanecido allí soportándolo todo para conseguir una vía, una oportunidad para destruir a Alexander y, pese a todo, no dudó en sacrificar todo por SeokJin. Ni yo hubiera tenido valor de permanecer allí. Ni SeokJin lo tuvo.
HoSeok dejó de hablar y JungKook guardó silencio, incapaz de decir nada. Había mucho más en aquellas pocas palabras de lo que se leía directamente, pero lo que más le impactó fue averiguar que, pese a lo que HoSeok decía normalmente, MinHyun era quien más parecía querer a SeokJin.
¿Podía luchar contra un sentimiento tan fuerte como había demostrado MinHyun al sacrificarse por ayudar a SeokJin?
– Si tú lo admiras, supongo que todos lo harán –murmuró, sin poder evitar sentirse celoso–. Incluso SeokJin.
– ¿Hm?
JungKook giró la cabeza. JungKook lo miraba extrañado.
– Sí, no creo que seas el único que piense así, ¿no?
– ¿De qué estás hablando?
JungKook dudó.
– Ah... Sólo decía que si tú admirabas a MinHyun, entonces...
– ¿Qué decís? – HoSeok se echó a reír– ¿Admirar a MinHyun?
– ¿Qué? Pero si dijiste que... –¿No había utilizado exactamente esa misma palabra?
– ¡Imposible!
– Pero si acabamos de hablar de eso.
HoSeok detuvo de golpe y agarró a JungKook de los hombros. Lo miraba con los ojos muy abiertos y JungKook se asustó.
– ¡Es terrible!
– ¿Qué pasa? –JungKook miró alarmado a su alrededor.
– Wao, JungKook, ¡chocheas!
JungKook no tuvo tiempo de decir nada. HoSeok se deslizó a su lado y abrió la puerta de enfrente, arrastrándolo del brazo a su interior.
Todos se callaron y se giraron para mirarlos. Llegaban tarde. JungKook notó un sudor frío por la espalda y las mejillas comenzaron a arder. HimChan que se encontraba de pie tras un sillón de respaldo alto los miró casi sin parpadear.
Varios de los amigos de SeokJin lanzaron unas risitas que no llegaron a oídos de todos. JungKook buscó con la mirada a SeokJin, encontrándolo a un lado, de pie también y para su agonía, al lado de MinHyun.
Apartó la cabeza, pero no se soltó a tiempo, viéndose arrastrado una vez más por HoSeok, que se detuvo bruscamente frente a SeokJin y se puso a su espalda.
– Buena suerte –susurró cerca de su nuca.
– ¿Eh?
HoSeok lo empujó hacia delante, sin fuerza pero no consiguió mantener el equilibrio, cayendo torpemente al suelo, bajo los pies de SeokJin.
– ¿Pero qué...? Idiota –oyó que murmuraba HoSeok divertido.
– ¿Sucede algo? –preguntó HimChan sin moverse.
JungKook cerró los ojos con fuerza, negándose a levantarse y enfrentarse a todas las caras conocidas y desconocidas después de lo sucedido. Prefería que se abriera el suelo y lo tragase de una vez. ¡SeokJin iba a matarlo!
– Él quiere decirle algo a SeokJin, sólo será un momento, señor –aseguró HoSeok con voz cantarina.
Si antes había deseado desaparecer ahora ya no era capaz de sentir nada. JungKook creyó que el corazón había dejado de latir y posiblemente lo hubiera jurado si no lo sintiese palpitando dolorosamente en las sienes. JungKook se humedeció los labios, o al menos lo intentó, ya que tenía la boca reseca, algo que no ayudó que SeokJin se moviera. JungKook notó una punzada de miedo y se preparó para retroceder lamentablemente por el suelo, pero SeokJin sólo se acuclilló frente a él, mirándolo intensamente con sus ojos negros.
– ¿Y bien? –JungKook no se movió ni dijo nada. Aún seguía en shock– ¿No ibas a decir algo?
SeokJin no levantó la voz pero enarcó una ceja impaciente. JungKook abrió la boca pero no consiguió que saliera ningún sonido. Volvió a humedecerse los labios y tragó con dificultad.
– Yo... después –consiguió decir con voz ronca y apenas audible.
SeokJin no cambió la expresión. Permaneció en la misma postura unos segundos más, antes de agarrarlo del brazo y levantarlo suavemente y dejarlo a su lado. MinHyun lo miró con desprecio y burla, JungKook bajó la cabeza agotado.
¿De verdad iba a mantener después una conversación con SeokJin? Parecía que sólo buscaba la manera de que SeokJin terminara matándolo. Miró a JungKook, pero éste comenzó a hacer muecas de ánimo.
– Estúpidos perros –masculló MinHyun con la intención de que lo oyese.
JungKook lo miró de reojo y el chico le lanzó una sonrisa diabólica. Abochornado apartó la cabeza, intentando calmarse y tratar de buscar una vía de escape a la situación que JungKook le había metido.
💮💮💮
Tengo un sueñazo😪😪
Amenace mi cara varias veces, pero por fin ya esta listo!😆
Ahí falta uno para estar al día 😅 pero ya casi cuasi tamos al margen😙
Ojalá les haya gustado!
Esta minina se va a echa un ojo 😴😴
Les deseo buenas noches preciosuras🥰😘
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